NOVENA
AL BEATO FRANCISCO DE POSADAS
DEL
ORDEN DE PREDICADORES
Según
se hace anualmente en el
Real
Convento de San Pablo De la Ciudad de Córdoba,
En
Málaga. 1821
ACTO
DE CONTRICIÓN
Dios
y Señor mío, Padre, Criador y Redentor de mi alma, pésame de haberte ofendido
por ser quién eres única bondad infinita. No me pesa por la gloria de que el
pecado me priva, ni por la pena terrible a que me condena: pésame por ser la
culpa tan grave mal, y el mayor de todos los males por ser ofensa tuya: pésame
de que por ella sea agraviado tol o un Dios, que es el sumo bien, y el mayor de
todos los bienes. Compadécete, Dios Clementísimo, de esta oveja perdida, que
llena de vergonzosa confusión, postrada a tus sagrados pies te pide perdón y
misericordia. Recibe las lágrimas amargas de mis ojos, los vehementes suspiros
de mi alma atribulada, y el arrepentimiento de mi corazón contrito y humillado.
Perdóname, Dios de infinita bondad, que yo propongo, mediante los auxilios de
tu divina gracia, no ofenderte jamás, y cumplir las promesas que ofrece mi alma
en sacrificio de sus delitos, ante tu adorable majestad. Oye los gemidos de mi
verdadera contrición con los que clamo a las puertas de tu piedad inmensa, para
reconciliarme contigo en esta vida y después gozarte en la eterna. Amen.
DÍA
PRIMERO
CONSIDERACIÓN
Considera
que sin la fe nadie puede salvarse; que esta es la puerta por donde entramos al
gremio de la Santa Iglesia, y la que nos adquiere el imponderable honor de ser
hijos de Dios. La fe es aquella virtud elevada por la que los padres,
patriarcas y profetas creyeron y se salvaron en la cierta esperanza de nuestra
redención y ella es por la que los escogidos,
y grandes amigos de Dios obraron milagros, prodigios y maravillas para
confirmar la verdadera religión en las leyes natural, escrita y evangélica, y
la que después de reunimos en el rebaño del buen Pastor Jesucristo nuestro
Redentor, nos proporciona los medios espirituales para hacernos felices en tiempo
y eternidad. Contempla cuantos fueron los portentos que obró el Beato Francisco
de Posadas, poseído de esta sublime virtud, resucitando muertos, sanando
enfermos, profetizando las cosas venideras, y revelando los más profundos
secretos del corazón de los hombres para la conversión de sus almas. Empeñare
en sostener y conservar con firmeza la fe que profesaste en el santo bautismo,
separándote con celosa vigilancia de los riesgos y ocasiones de perderla, a que
nos exponen la infidelidad y libertinaje de los impíos de nuestro siglo.
ORACIÓN
Dios
adorable, cuya religión única, santa y verdadera quiero sostener aun a cosca de
mil vidas, si posible fuera siendo tan eficaz ejemplo la fe viva con que te
adoro y sirvió tu siervo Francisco: concédenos por su singular protección, que,
creyendo en ti, y en todos los artículos que cree y confiesa nuestra madre la
Santa Iglesia Católica, viva y muera creyendo y confesando tu adorable y
sacrosanta religión, para gracia de tu nombre santísimo, y bien de mi alma. Amén.
Ahora
se rezan tres Padres nuestros. Pida cada uno la gracia que deseare conseguir
por la intercesión de nuestro Santo en esta Novena.
GOZOS
De
privar con el Señor
Muchas
pruebas cenéis dadas:
Sed
Francisco de Posadas
Nuestro
amante Protector.
Una
luz resplandeciente
Fué
del nacer precursora,
No
es extraño que la aurora
Preceda
al Sol en su oriente:
Santo
os aclama la gente
Al
ver aquel resplandor.
Infante
en cuna ayunáis
Mamando
una vez al día,
Rompéis
el Ave María
Apenas
articuláis:
Hijo
estimado os mostráis
De
la madre del Señor.
Entre
prodigios nacisteis,
Niño
a niños predicasteis,
Niño
milagros obrasteis,
Y
a muchos Santos hicisteis:
Si
niño tanto pudisteis,
¿Cuánto
más siendo mayor?
Dominico
queréis ser,
El
Demonio no lo quiere,
Dos
mil intrigas sugieren,
Pero
burláis su poder:
Porque
el que busca el querer
De
Dios, siempre es vencedor.
Fervoroso
en predicar,
En
la oración arrobado,
En
el altar abrasado,
Incansable
en confesar;
Lucir,
arder, inflamar
Forman
todo tu esplendor.
Predicando
enamoráis,
Contemplando
enternecéis,
Celebrando
enardecéis,
Confesando
acaloráis,
Conversando
mejoráis,
Admira
vuestro fervor.
Anunciáis
lo que vendrá,
Penetráis
los corazones.
La
gracia todos sus dones
En
Vos desplegando está:
El
que a Vos a encontrar va
Siempre
se encuentra mejor.
A
Córdoba sorprendisteis,
El
teatro le cerrasteis,
Los
escándalos quitasteis,
Las
virtudes promovisteis:
Hijo
amante engrandecisteis
De
vuestra Patria el honor.
Si
dos mitras renunciáis,
La
cruz solo apetecéis,
A
los pobres socorréis
Y
de serlo os gloriáis:
A
ser máximo llegáis
Creyendo
ser el menor.
Francisco
sois, y en verdad
El
de Sales en dulzura,
El
de Borja en la cordura,
El
de Axis en la humildad,
El
de Paula tu caridad,
U
n Xavier predicador.
Jesucristo
el corazón
Regala
a vuestro cariño,
La
Virgen su leche y niño
Os
dona en otra ocasión:
Tan
grandes finezas son
Incentivo
a vuestro amor.
Desde
entonces noche y día
N
o cesasteis un momento
A
que tomase incremento
El
Rosario de María:
Esta
devoción hervía
Donde
erais su promotor.
Curáis
pechos cancerosos,
Dais
leche con abundancia,
Asistís
en la lactancia,
Y
en los pircos peligrosos:
Muchos
casos portentosos
Por
Vos ha obrado et Señor.
De
Catalina en el día
Nacisteis
y profesasteis,
Cuando
de ella celebrasteis
A
vuestro lado asistía:
Oh
cuanto os abrasaría
En
vuestro santo fervor.
Y
a que estáis con el Señor
En
las celestes moradas:
Sed
Francisco de Posadas
Nuestro
Amante protector.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Señor
Dios Omnipotente, que en el Cielo y en la tierra eres glorificado en tus
santos, a quienes te dignas dispensar gracias tan singulares, distinguiéndolos
con las augustas señales de santidad, y dándolos a conocer entre los hombres
por tus íntimos y familiares amigos ; habiéndote manifestado tan admirable en
tu siervo francisco, concediéndole las dispensaciones más generosas de tu
gracia infinita, enriqueciendo su bendita alma con los más preciosos dones,
apareciendo en el mundo como varón de prodigios, y brillando en el firmamento
de la Iglesia como astro luminoso y varón singular en virtudes y maravillas,
siendo en su pueblo Apóstol, Reconciliador, Profeta y Ángel de paz,
sobresaliendo en el celo por la conversión de las almas, y en la devoción
fervorosa a tu Santísima Madre: concédenos por su poderosa intercesión la fiel
observancia de tu santa c inmaculada ley; la penitencia y contrición de
nuestras culpas; la extensión y prosperidad de nuestra Madre la Iglesia, y la
felicidad de nuestro Católico Reino, con los bienes espirituales y temporales
que más nos convengan, y sean conformes a tu santísima voluntad. Amén.
DÍA
SEGUNDO
CONSIDERACIÓN
Considera,
que, así como por la te conocemos a Dios, por la esperanza ros conducimos a su
posesión. Esta virtud consoladora es la que nos hace aspirar con fortaleza al
único y arduo negocio de nuestra salvación eterna, y ella es la que vence todos
los obstáculos, contradicciones y adversidades que se nos pueden oponer en el
camino de la cruz para conseguirla. Con esta virtud se mantuvo el Beato
Francisco de Posadas siempre constante, tranquilo y resignado en las, más
violentas persecuciones que experimentó desde su niñez, permitiéndolo Dios así
para acrisolar más y más su virtud acendrada y mérito extraordinario, y esta
esperanza que al Santo le ofrecía tantos bienes y consuelos que la virtud que
con eficaz y ardiente celo recomendaba a todos, aconsejando a los atribulados,
enfermos y perseguidos a que confiasen en Dios, correspondiendo en ellos los
prometidos efectos de su caritativa persuasión. Aprende de este heroico Santo a
esperar en el Señor en todo tiempo, especialmente en el de la adversidad y a
entregarse confiado en los amorosos brazos de Padre Celestial, que cuida de
todos los que tenemos la gloria de ser y llamarnos hijos suyos.
ORACIÓN
Clementísimo
Dios y Redentor mío, que nos dejaste encargado en tú santo evangelio,
que, en todas las necesidades de esta mortal Vidal, clamásemos y seriamos
oídos, llamásemos a las puertas de tu misericordia, y se nos abrirían: yo
el más necesitado de los pecadores clamo con los ciemos clamores
de un hijo a la clemencia de un padre amante y verdadero, para que,
a imitación de tu siervo Francisco, me des conformidad en todos
mis trabajos, contradicciones y adversidades, y la más firme
esperanza de merecer por ellos, los que unidos a los que
padeciste muriendo por mi amor en una cruz, me alcancen la
promesa que tienes ofrecida a todos los que lloran, y padecen
persecuciones por la justicia en esta miserable vida, y son después
consolados en las delicias gloriosas de la eterna. Amén.
DÍA
TERCERO
CONSIDERACIÓN
Considera
que, aunque nuestra fe fuese tanta que resucitásemos los muertos, y mudásemos de
un lugar a otro los montes, si no tuviésemos la virtud eminentísima de la
caridad, de nada nos aprovecharía: seriarnos como campanas sonoras sin alma, yertos
cadáveres sin vida. La caridad es la que le da el espíritu a todas las virtudes
y buenas obras, la que anima nuestros merecimientos, la que hace que Dios more
en nosotros y nosotros en Dios, y sin la que es imposible justificarse, ni
merecer la salvación eterna. Abrasado el corazón del Beato Francisco de Posadas
en la llama de este Divino Amor, se sentían muchas veces exteriormente los
latidos de su amante corazón, haciéndose sensible a los hombres los efectos
admirables de su ardiente caridad. En todas partes, en todo lugar y tiempo,
vivía poseído de ese don celestial, pero era en el púlpito, en el confesionario
y en el altar, era tan grande la inflamación ardorosa de su bendita alma, que
aparecía encendido su semblante con el esplendor de ese fuego celestial y
divino. Empéñate mediante los auxilios divinos, en adquirir esta nobilísima virtud,
para que separado tu corazón de todos los objetos del siglo y sus vanidades,
ames á solo Dios, único bien verdadero en tiempo y eternidad.
ORACIÓN
Amorosísimo
Señor, que, viniendo a este mundo a encender el fuego de tu divina caridad,
manifestaste tantas veces el deseo de qué prendiese su llama en los corazones
de tus hijos los hombres, a quienes redimías por amor, y que tan complacido
morabas en el corazón de tu amante siervo Francisco, comunicándole las suaves delicias
de tu calidad infinita; concédenos por su intercesión, que enamorados
únicamente de tu bondad inmensa, a ti solo amemos con todo nuestro corazón, y
con todas nuestras fuerzas, pida que tu caridad nos haga dignes de ti en esta
vida, y felices en tu gloria. Amén.
DÍA
CUARTO
CONSIDERACIÓN
Considera, que ninguno puede decir que ama verdaderamente a Dios, si no ama verdaderamente a su próximo como a sí mismo: que Dios no quiere ser amado, sin que amemos a nuestros hermanos y semejantes, a quienes crió con una misma omnipotencia, salvó con una misma redención, y les promete una misma gloria. El Beato Francisco de Posadas, en el ejercicio de la caridad fraternal, fue un sacrificio perpetuo de amor a sus próximos, por quienes diariamente ofrecía a su crucificado dueño, sus trabajos, ejercicios de penitencia y obras meritorias: consolaba al triste, visitaba al enfermo, socorría al menesteroso, vestía al desnudo, convertía a los pecadores, dirigía a los justos, oraba incesantemente por las necesidades de su pueblo, y fue bienhechor y amador heroico de sus más declarados enemigos. Aprende de este sublime ejemplar a amar con caridad evangélica a tus hermanos, prescindiendo de sus agravios y ofensas, y deseándoles todo su bien espiritual, temporal y eterno,
ORACIÓN
Dios
beneficentísimo, que habiéndote dignado encarnar en las entraña purísimas de
una virgen humilde para redimirnos, humillándote hasta el extremo de morir en
una afrentosa cruz por los que llamabas hijos, hermanos y amigos, y que
expirando en ella, olvidado de sus agravios y delitos, orabas al Eterno Padre
por los mismos que te crucificaban, haz que yo abra las puertas de mi corazón,
y extienda mis brazos para recibir en ellos a mis prójimos, amigos y enemigos,
y que a semejanza de tu amoroso siervo Francisco, me dedique a su bien, para que
mi voluntad siempre unida a la tuya, solo entienda en amarte y amaros en esta
vida, y después en unión de tus escogidos, a gozarte en la eterna. Amén.
DÍA
QUINTO
CONSIDERACIÓN
Considera, que la divina providencia ha conducido siempre a los justos por el camino seguro de la humildad, y que los escogidos de Dios, para aspirar a la perfección, no han ido por otra senda que por la de la humillación y abatimiento. Los Santos se han conformado con el ejemplo de nuestro Redentor Jesucristo, que obediente a su Eterno Padre, se humilló voluntariamente hasta la muerte, y muerte de cruz. Contempla cuan repetidas fueron las oraciones, en las que el Beato Francisco de Posadas ejercitó esta virtud, basa y fundamento de todas las demás él nació en los brazos de esta cristiana virtud, ejerció oficios humildes, y buscaba con ansia y con estudio las ocasiones de humillarse y obscurecerse; tenía su mayor complacencia en verse menospreciado, injuriado y abatido, humillándose él mismo por obra y por palabra en los sitios más públicos, para desviar de si, la vanidad que-pudieran sugerirle las honras y distinciones que te tributaban las gentes de todas clases, que tanto le veneraban. Imitaba en esta conducta a su Padre Santo Domingo y a su amado San Felipe Neri, como cambien los siguió en las constantes renuncias que hizo de los Obispados, juzgándose el más indigno é inmerecedor de las distenciones y dignidades de la tierra. Ten siempre presente este altísimo modelo de la humildad evangélica y que, condenando a nuestra ambición y soberbia, reprime los fatales impulsos y tentaciones de la vanagloria, haciéndole ver al hombre su nada y miseria y qué el honor es debido a solo Dios por su alteza y majestad infinita, y solo por participación, a sus criaturas. Ama y practica esta excelente y evangélica virtud, y experimentarás los infinitos beneficios con que la mano poderosa del Eterno enriquece, honra y glorifica a los que por agradarle y servirle con mansos y humildes dé corazón.
ORACIÓN
Omnipotente
Dios y Señor que re complaces en derramar tus profusos bienes en el corazón de
los humildes, dejando llenos de abatimiento y confusión a los soberbios del
siglo: concédeme, que imitando a tu siervo Francisco, que tanto se humilló
voluntariamente por ti, no desee ni aspire a otro bien en esta vida, que, al
inestimable de tu gracia, y a la dignidad de ser glorificado entre tus escogidos
en la patria celestial. Amén.
DÍA
SEXTO
CONSIDERACIÓN
Considera,
que la castidad es de tanta recomendación para con Dios, que como dice el Espíritu
Santo, no hay ponderación capaz para encarecer el mérito de un alma casta. No
merecemos por las buenas obras, si a ellas no se le acompaña la castidad; ni el
Señor habitará jamás en el alma de los deshonestos é impuros de corazón.
Nuestro Santo fue vigilantísimo en conservar sin mancha esta celestial virtud;
y combatiendo con las más fuertes y poderosas tentaciones, sostuvo una guerra perpetua
contra la impureza, mereciendo por premio de sus heroicas virtudes, que la
Santísima Virgen le regalase con su necear virginal, y su bendito Hijo con las más
preciosas finezas de su amor, especialmente en el Santo Sacrificio de la Misa.
Imita este cuidado y esmero, huyendo las ocasiones de perder esta angélica
virtud, evitando la vista de todos los objetos que puedan perjudicar a tu arma,
para que por su pureza merezca ser digna morada del Espíritu Santo, y
enriquecida con sus divinos dones.
ORACIÓN
Dios y Señor, amador de la pureza y autor de la santidad, que pata redimirnos te dignaste ornar nuestra humana naturaleza en las, puras entrañas de una Virgen Santísima, y que a tu siervo Francisco le asististe con especiales auxilios, para que triunfase en las más peligrosas tentaciones, premiándole por su fortaleza y angélica castidad con el galardón prometido por tu indefectible palabra a todos los limpios y puros de corazón; concédeme, que yo igualmente agrade en el ejercicio de esta virtud celestial, para servirte en esta vida, y gozar de tu presencia en la eterna. Amén.
DÍA
SÉPTIMO
CONSIDERACIÓN
Considera, que la virtud de la penitencia es el eficaz antídoto que preserva al alma de las enfermedades de la culpa la que cierra fuertemente las puertas del corazón para no dar entrada al pecado; triunfa gloriosamente de las tentaciones, y nos conduce con acierto, por el camino de la cruz a la verdadera felicidad. El Beato Francisco de Posadas fue toda su vida vigilantísimo en mantener el espíritu penitente de la más rigorosa austeridad; mortificando su vista y sus sentidos, domando sus pasiones con cruentas disciplinas, cilicios, ayunos y otros ejercicios penitenciales; dejando así libre a su bendita alma, para que más fácilmente volase al cielo por su contemplación y oración continua y fervorosa. El mereció por estos petos de rigor y mortificación verse confortado por los Ángeles, y por Jesucristo y su Madre Santísima; y experimentó por ellos, aquellas delicias y regalos, que solo son concedidos a las almas entregadas absolutamente al servicio de su Dios. Empéñate con un santo esfuerzo en imitar este espíritu de penitencia y austeridad saludable, para que sana la tuya de las dolencias de la culpa, se haga digna de participar de las mismas gracias y favores.
ORACIÓN
Clementísimo Dios, que para redimir al mundo mandaste a él a tu Unigénito, que abrazando la cruz y muriendo en ella, nos diese el más consumado ejemplo de penitencia, ennobleciendo en sí mismo a esta saludable virtud: concédenos por sus méritos infinitos, y por los de Santo Francisco, que no nos dediquemos jamás del áspero y estrecho camino de la mortificación, para que renunciando los deleites temporales, aspiremos solamente a los que pío metes a aquellos que te sirven eh la mansión eterna de los justos. Amén.
DÍA
OCTAVO
CONSIDERACIÓN
Considera, que Dios ha querido siempre purificar la virtud de los Santos en el crisol de las persecuciones y adversidades, permitiéndoles contratiempos y tribulaciones, para probarlos más y más en el ejercicio de su fidelidad y amor, y en la caridad para con sus enemigos. En todas estas ocasiones se ha mostrado como padre verdadero, y su amorosa y tierna mano los ha confortado y consolado, para que no pierdan el mérito de la paciencia, y perseveren constantes en el camino de la justificación. Con el Beato Francisco de Posadas, puede decirse, que nacieron para atribularle las persecuciones más obstinadas, y los contratiempos más adversos; en los que ejercitó su heroica paciencia hasta la muerte. Contra todos luchó armado con el escudo de la asistencia de Dios, y los auxilios de su divina gracia; mereciendo en esta batalla, la corona que el Señor tiene prometida a los que legítimamente pelearon por su causa. Conserva a tu corazón y a tu alma siempre firmes en las borrascas de las persecuciones, sostenido en el áncora de la paciencia, para que, no perdiendo el mérito de las buenas obras, te hagas digno de las recompensas prometidas por el Señor a los que por su amor sufren pacientes las injurias y contratiempos, y hacen bien y ruegan por sus perseguidores.
ORACIÓN
Incomprensible
Dios y Señor, que por tus altos juicios permites que los tuyos sean probados en
esta miserable vida en el sacrificio de la adversidad, para mérito de su virtud
y paciencia: concédenos por la intercesión de tu Siervo Francisco, que imitando
esta necesaria virtud en los trabajos y tribulaciones que nos ofrece esta
miserable vida, aspiremos resignados en tu santísima voluntad a gozar la paz y
gloria de la eterna. Amén.
DÍA
NOVENO
CONSIDERACIÓN
Considera,
que como dice el Espíritu Santo, al varón que teme a
Dios, todas las cosas le suceden con prosperidad; porque el
temor reverencial que se tributa a su altísima e incomprensible Majestad,
el filial, como á Padre, y el de respeto y
humillación, como y eterno Juez, hacen que el alma temerosa
de perder el precioso tesoro de las virtudes, viva
vigilante en su conservación, y trabaje incansablemente
en su perfección y aumento. El Beato Francisco de
Posadas no separo jamás de su corazón este necesario
y saludable temor, considerándose en todo lugar y tiempo como
un reo ante el tribunal rectísimo de la Divina justicia, y
como un hijo reverente, que se sujeta con amor y temor a las
leyes y preceptos de su padre verdadero. No desvíes de
los ojos de tu alma esta presencia divina, que este importante
y debido reconocimiento a su omnipotencia y soberanía te
justificará, no extraviándote de los seguros caminos de la
ley, hasta conducirte al término feliz de una vida donde con
plenitud se goza su adorable y gloriosa majestad.
ORACIÓN
Dios y Señor de infinita majestad y grandeza, ante quien se postran humilladas todas las criaturas del cielo y de la tierra, siendo tanta tu bondad, que a una miserable nada la has elevado a la dignidad de ser y llamar a los hombres hijos tuyos: concédenos; que, imitando el ejemplo de tu Siervo Francisco, jamás se separe de nuestra alma el conocimiento de lo que somos, y de lo que te debemos, para que amándote y temiéndote se una nuestra voluntad con la tuya, para gozarte temporal y eternamente. Amén.
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