sábado, 3 de octubre de 2020

EJERCICIO DE LAS LLAGAS DE SAN FRANCISCO


DEVOTO EJERCICIO

QUE EN HONOR DE LAS SAGRADAS LLAGAS IMPRESAS EN LOS PIES, MANOS Y COSTADO DEL HUMILDÍSIMO PATRIARCA DE POBRES EL SERÁFICO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS

 

Dedica con filial amor y reverencia un presbítero de la Venerable Orden Tercera.

 

Con Licencia del Ordinario

Murcia, 1877

 

 

El Excmo. e Ilmo. Sr. Dr. D.  Diego Mariano Alguacil y Rodríguez, dignísimo Obispo de esta Diócesis, se ha dignado otorgar 40 días de indulgencias por rezar devotamente cada una de las oraciones de este piadoso ejercicio.

 

 

A LA LLAGA DEL PIÉ IZQUIERDO

El que no renuncia de todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. S. Lucas 14, 33.

Salúdote, oh Sagrada llaga impresa en el pie izquierdo del humildísimo Padre San Francisco, y os suplico por ella, Santo mío, que, así como renunciando a todo lo temporal, os hicisteis pobre por Jesucristo, me alcancéis del Señor, imite vuestro generoso desprendimiento, viviendo hasta la muerte en pobreza. Amén.

Padre nuestro, Gloria Patri.

 

 

A LA LLAGA DEL PIÉ DERECHO

¡Cuan hermosos son los pasos de los que evangelizan la paz! S. Pablo a los Romanos. 10, 15.

Salúdote, oh Sagrada Llaga impresa ene el pie derecho del celosísimo Padre San Francisco, y yo os suplico por ella, Santo mío, que, así como predicasteis por el mundo las verdades eternas, me alcancéis del Señor, procure en todo y por todo la mayor honra y gloria de Dios. Amén.

Padre nuestro, Gloria Patri.

 

 

A LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA

Ninguno tiene mayor caridad que aquel que da la vida por sus amigos. S. Juan. 15, 13.

Salúdote, oh sagrada llaga impresa en la mano izquierda del clementísimo Padre San Francisco, y os suplico por ella, Santo mío, que, así como lograsteis del cielo eficaces auxilios para los pecadores, me alcancéis del Señor, me abrase en verdadera caridad, sacrificándome en beneficio de las almas. Amén.

Padre nuestro, Gloria Patri.

 

 

A LA LLAGA DE MANO DERECHA

Sed perfectos, como es perfecto el Padre celestial. S. Mateo. 5, 48.

Salúdote, oh sagrada llaga impresa en la mano derecha del purísimo Padre San Francisco, y os suplico por ella, santo mío, que, así como sois modelo de virtud para los justos, me alcancéis del Señor, siga fielmente vuestros pasos por el hermoso camino de la perfección. Amén.

Padre nuestro, Gloria Patri.

 

 

A LA LLAGA DEL COSTADO

Lejos de mi gloriarme en otra cosa que en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo. S. Pablo a los Gálatas. 6, 14.

Salúdote, oh sagrada llaga impresa en el Costado del Seráfico Padre San Francisco, y os suplico por ella, Santo mío, que, así como transformado en Jesucristo, sentisteis vivos e intensos afectos de amor y de dolor, me alcancéis del Señor que muera yo desde ahora a todo lo terreno, y que busque lo eterno, llorando y gozando al pie de la Cruz. Amén.

Padre nuestro, Gloria Patri.

 

 

A LAS CINCO LLAGAS

Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os será concedido. S. Juan. 16, 23.

Yo os reverencio, Sagradas Llagas, impresas en el glorioso Padre San Francisco, imagen viva del Redentor crucificado, y os suplico por ellas, Santo mío, que intercedáis ante el Padre celestial por medio de los purísimos corazones de Jesús y de María, para que, acordándose de sus grandes misericordias, inflame la tierra en santa caridad, logrando vuestros hijos, siervos y devotos, paz, gracia y virtudes que nos aseguren gozar para siempre en el cielo con Vos. Amén.

Padre nuestro, Gloria Patri.

 

 

ANTÍFONA

Oh Francisco, Mártir de deseo, que, inflamado en vivas ansias de padecer, estudiaste en el precioso libro de Jesús crucificado, hasta imitarle con la mayor perfección. Tú, que, mirando en el aire en un Serafín en Cruz, ostentas desde entonces llagas impresas en tus pies, manos, y costado. Protege a tu grey, tu, que después de tu dichoso tránsito, muestras tu carne beatísima, antes cárdena y atormentada, participando de la hermosura que tu alma felicísima en el cielo ya disfruta.

 

L/: Signaste Señor, a tu siervo Francisco.

R/: Con los signos de nuestra Redención.

 

ORACIÓN: Señor mío Jesucristo, que, resfriada la caridad en el mundo, renovaste las sagradas llagas de tu pasión en la carne de nuestro Beatísimo Padre San Francisco, para inflamar nuestros corazones en el fuego de tu amor, concédenos misericordioso, que, por los ruegos y méritos de este, llevemos constantemente la Cruz, y hagamos frutos dignos de penitencia. Que vives y Reinas, por los siglos de los siglos. Amén.

 

 Colaboración de Miguel Morales


 

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