DÍA
ONCE
Desprendimiento
de San Francisco
En
el principio de su entrega a Dios, oyó San Francisco las palabras del Divino
Maestro: “Si quieres ser perfecto, ve, vende cuanto tienes, dalo a los pobres,
ven y sígueme.” Fiel a este consejo, abandonó todo. Comprendió los peligros de
las riquezas, despójese de cuanto podía ser un lazo de atracción a la tierra y,
descalzo, desnudo, despreciado, desposase con la santa dama pobreza para
consagrarle su vida entera, en sacrificios y privaciones, con fidelidad
inquebrantable hasta la muerte… vivió pobre y humilde, y en brazos de la
pobreza expiro, desnudo en la Porciúncula… ¡Que triste contraste entre mi afán
de comodidades y el espíritu franciscano de pobreza!
Máxima:
Vive pobre por amor de aquel, que nació pobre, vivió pobre y murió pobre.
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