DÍA
DIEZ Y SEIS.
MEDITACIÓN
Modo
de sufragar a las almas del Purgatorio por vía de gracia
De
dos maneras se puede procurar alivio a las almas de los difuntos, por vía de
gracia, cuando la Iglesia, con intercesión pública o privada, implora del
Altísimo que sean libradas del Purgatorio, y entre las públicas intercesiones, es
la más eficaz, cuando Nuestro Señor Jesucristo, cabeza de la Iglesia, se pone por
medianero en el Santo sacrificio de la misa, pues entonces se renueva el
sacrificio del Calvario, y se ofrece la sangre, la carne, la humanidad, y la
divinidad del Salvador, como precio de su rescate. Y siendo este sacrificio, por
razón de la víctima, de un valor infinito, una sola misa sería suficiente por
sí misma para librar a todas las almas del Purgatorio; más porque el fruto se
aplica a medida de la intención del oferente, de la aceptación del Señor, y de
la disposición de las mismas almas, por eso debemos apresurarnos lo más que nos
sea posible en su sufragio, en lo que experimentarán un gran alivio. El otro
modo de intercesión pública, es cuando la Iglesia congregada en reuniones o
cuerpo, implora en las solemnidades sagradas, piedad para con los difuntos. ¡Oh
cuan eficaces son para el Purgatorio las oraciones hechas en común! Rogó la
Iglesia por la libertad del apóstol San Pedro, y un ángel resplandeciente de
viva luz bajó del cielo a la tenebrosa prisión, y rompiendo las cadenas y los
grillos de que estaba cargado, le salvó de las manos de Herodes. Semejantes
milagros se renuevan frecuentemente en el Purgatorio, cuándo la Iglesia ruega
por las almas de los difuntos, para que sean libres de los vínculos de sus
culpas. A la eficacia de la oración pública desciende el ángel de paz y de luz a
aquella profunda cárcel, para romper las cadenas que las oprimen y conducirlas
a la gloria bienaventurada. Protesta el Señor por boca de David, que, si el
pueblo fiel le invoca a favor de aquellas infelices, no podrá dejar de escuchar
sus oraciones. Levantemos, pues, todos reunidos las manos ¿Dios para obtenerles
la libertad, porque tan ardorosamente suspiran? También
las oraciones privadas de los fieles obtienen para aquellas almas desoladas
refrigerio y salud. Nosotros ofrecemos a Dios fervorosas súplicas; y subiendo a
lo alto nuestra oración, hace descender la Divina misericordia al Purgatorio.
La oración es la llave del cielo, el medio más eficaz para mover el corazón de Dios;
a la oración de Elías se abrieron las cataratas del firmamento, y cayó tan
abundante lluvia, que refrigeró a la desolada Samaría; y por las oraciones de
los vivos, se conmueven de tal modo las entrañas misericordiosas del Señor, que
derrama ¿manos llenas sobre las almas de los difuntos las gracias, el perdón,
la libertad y la gloria. ¡Oh cuán fácil es socorrer al Purgatorio! ¡Podrá
alguno escusarse con decir que no le es dado hacer limosnas, o que su
complexión es tal que no puede practicar ásperas penitencias! mas ¿quién podrá
alegar sinceramente que no puede orar? Roguemos. pues, ya en lo privado, ya en
las Iglesias públicas con asiduidad al Señor, para que se mueva á piedad de
nuestros difuntos.
ORACIÓN
Piedad,
piedad, ¡oh Señor! de tantas almas que gimen en medio de tan crueles tormentos;
piedad invoca vuestro pueblo postrado a vuestros pies; piedad pide la Iglesia
con devotas oraciones; piedad implorar para ellas el Verbo Encarnado, que en el
augusto altar renueva el sacrificio de sí mismo; vos habéis prometido escuchar
la voz de vuestro pueblo, oír las plegarias de la Iglesia: no podéis dejar de
oír y escuchar las súplicas y las voces de la sangre de Jesucristo. ¡Ah! todos
a una voz os ruegan por la libertad de las almas del Purgatorio. ¡Oh! no se
niegue la gracia a tanto intercesor, y triunfe sobre las miserias de aquellas,
vuestra misericordia y vuestra piedad. Amén.
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