NOVENA
PARA LOS NUEVE DÍAS DE POSADAS
Puestos
de rodillas ante las imágenes de la Santísima Virgen y del Señor S. José, se
dirá el Acto de Contrición y la Jaculatoria, se rezarán nueve avemarías, que se
ofrecerán con la oración siguiente:
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DIAS
¡Oh
Virgen Santísima! yo humildemente os ofrezco estas nueve avemarías y os suplico
que para obedecer las leyes divinas haga yo un camino recto hacia el Cielo y
mientras peregrine por este valle de lágrimas, sea mi corazón una digna posada
de Jesús, María y José. Amén.
PRIMERA
JORNADA
Considera, humildísima Reina de los Ángeles,
la gran obediencia con que habiendo oído que el César ordenaba que todos los
que viviesen en su imperio se empadronasen para pagar el tributo, dispusisteis
en compañía de vuestro Esposo Sr. S. José, dejar vuestra santa casa de Nazaret
y tomar camino a Belén, a pie y con mil incomodidades, para que os empadronasen
como tributarios; llevando en vuestro seno virginal el Rey de Reyes, siendo
éste el motivo porque os expusisteis a los rigores del frío y a otros muchos padecimientos. Yo os ruego,
madre amorosísima, nos enseñéis a obedecer a vuestro soberano Hijo, que sirva a
Dios y aprenda de Jesucristo Nuestro Señor el camino de la gloria eterna. Amén.
Humildes peregrinos Jesús, María y José, mi
alma os doy con ella, mi corazón también.
¡Oh! Peregrina agraciada, oh bellísima
criatura, yo te ofrezco el alma mía para que me deis posada.
(Se
canta después de cada jornada).
LETANIA
DEL NIÑO DIOS
Señor
ten piedad
Cristo
ten piedad
Señor
ten piedad
Dios
Padre Celestial
Dios
Hijo Redentor
Dios
Espíritu Santo
Santísima
Trinidad un Solo Dios
Santa
María
Madre
del Redentor
Esposa
de José
Reina
de los Ángeles
Santísimo
José
Padre
del Salvador
Modelo
de castidad
Niño
recién nacido
Niño
poderoso
Niño
glorificador
Niño
laudable
Niño
misericordioso
Niño
consolador
Verbo
hecho carne
Hijo
de María
Luz
de la Redención
Alivio
del pecador
Maná
de consuelo
Tesoro
de la gracia
Estrella
del alma
Faro
de consolación
Bálsamo
de salud
Terror
del Infierno
Alegría
de los justos
Lampo
de pureza
Templo
de verdad
Padre
de Israel
Niño
amable
Niño
humilde
Niño
venerable, fiel
Niño
Creador
Príncipe
de patriarcas
Luz
de los profetas
Maestro
apóstoles
árbol
de la vida
Vertiente
de virtudes
Divino
Emanuel
Deseado
del Mundo
Antorcha
de pureza
Modelo
de perfección
Inspiración
celestial
Sol
de verdad
Patriarca
de justicia
Depósito
de bondad
Lucero
de la fe
Arca
de felicidad
Dios
humanado todo
Principio
y fin de todas las cosas
ORACION
FINAL: Oh Divino Señor, que, llenando cielo y tierra con tu
gloria, quisiste caminar desconocido y esconder tu grandeza en un establo
humilde. Haz que mis sentidos y potencias te alaben y que viva agradecido a tu
amor con que te dignaste hacerte hombre para salvarme a mí, miserable criatura.
aviva, Madre mía, en mí los efectos hacia tu divino Hijo, para que hospede
siempre en mi corazón a mi buen Jesús. Amén.
SEGUNDA
JORNADA
Considero, Virgen santa como salisteis en
compañía de vuestro castísimo Esposo, de Nazaret para Belén, con aquella
cortedad y pobreza que tanto amabais y para un camino tan largo no llevasteis
sino un hatillo insignificante cargado en un jumento, estampando vuestras
humildes plantas en el áspero camino (tan quebrado como dichoso): cuyas piedras
os lastimaron horriblemente. Pero qué os importaban si llevabais en vuestro
virginal vientre al Divino Jesús hecho hombre. Yo os adoro y alabo, rogándoos
que me enseñéis a sufrir las incomodidades de la vida y que amando la pobreza
siga yo vuestras huellas para gozar la bienaventuranza eterna. Amén.
TERCERA
JORNADA
Con qué admiración considero, oh Reina de los
Ángeles, vuestra penosa caminata, acompañada de los ángeles que os guardaban y
que alababan con cantos dulcísimos al Hijo de vuestras purísimas entrañas. Aquí
pondero, madre mía, en medio de lo áspero y dilatado del camino; el consuelo
que vuestra noble alma recibiría mirando a los ángeles vuestros compañeros,
festejando con himnos al Rey de la Gloria. Haz, madre Santísima, que tu Hijo
Santísimo me conceda la gracia de que siempre alabe a Jesús, María y José, en
esta vida y después en compañía de los querubes eternamente os adore. Amén.
CUARTA
JORNADA
Considero,
Paloma inocentísima, como por la afluencia de gentes que caminaban a Belén a
empadronarse, se llenaban todas las posadas del camino y os desechaban cuando
llegabais con vuestro Castísimo Esposo a pedir hospedaje, mirándoos tan
pobrecito; yo, madre mía, os doy mi corazón para que en él os aposentéis.
Pondero vuestra humildad cuando os señalaban para descansar el sitio donde se
recogían los animales. Allí comíais vuestras pobres viandas con la resignación
y tranquilidad con que veíais las cosas terrenas. Yo os ruego, Virgen
admirable, hagáis que no se preocupe mi alma con las vanidades del mundo, para
que mi corazón albergue sencillo, sea de amor hacia la Santa Familia.
QUINTA
JORNADA
Os
considero. Peregrina Reina de los Ángeles y Madre de Dios, entrando a la ciudad
de Belén, en compañía de tu santo Esposo y solicitando albergue en donde
descansar; lo primero que hicisteis fue buscar la casa de empadronamiento y
cumplisteis con humildad los mandatos del César. Qué ejemplo de obediencia me
dais, Vos, la Emperatriz del Cielo, sujetándoos a las leyes terrenas.
Concededme, Reina mía, que os sirva a Vos y a vuestro Hijo Jesús, conforme a su
voluntad y me sujete al estado y esfera en que me ha puesto, para ejercitar las
enseñanzas de Nuestro Señor. Amén.
SEXTA
JORNADA
Cómo
te compadezco, Reina y Señora mía al verte recorrer de puerta en puerta la
ciudad de Belén, en busca de un albergue en donde ser acogida; y en ninguna
parte se compadecieron de vuestra delicada situación, alegando que por la
afluencia de forasteros no había ni un lugar desocupado. Aquí admiro vuestra
paciencia y me conduelo de vuestro dolor y del de Sr. S. José al tener que
salir fuera de la ciudad y dormir al pie de un árbol. Tú, la Emperatriz del
Cielo, sin tener un abrigo que te defendiera de la escarcha y de los vientos. Ruegos,
Señora mía, que me alancéis de Jesucristo, Ntro. Señor, gracia para que siga el
camino de la virtud y consiga el miraros eternamente en la Gloria. Amén.
SEPTIMA
JORNADA
En este día, Señora y madre mía, acordóse
vuestro Santo Esposo de una gruta en donde algunas veces los pastores y
animales se defendían de las inclemencias del tiempo y con tierna solicitud os
condujo a ese sitio, en donde pasasteis menos mal la séptima noche de vuestra
peregrinación. Suplícoos, Señora, que por vuestra eficacísima intervención
merezca que mi corazón se ablande y abrazado en amor purísimo sea digna
habitación donde se alberguen siempre Jesús, María y José. Amén.
OCTAVA
POSADA
¡Cuánto sufro, oh! Santísima Virgen al
considerar que a pesar de tus sufrimientos pues el alumbramiento se acercaba,
tuvisteis que ayudar a vuestro amante Esposo a limpiar ese lugar inmundo, que
ni para bestias era digno. Concededme Señora que mi conciencia se vea limpia de
iniquidades, que me conforme en todo con la voluntad de Dios para estar con Él
en el cielo. Amén.
NOVENA
JORNADA
¡Ha llegado la hora dichosísima del Nacimiento
del Mesías! ¡Arrebatada en éxtasis divino y elevados los ojos al Cielo diste a
luz al Niño más hermoso, más sabio, más apacible, que hubo nunca en este mundo!
Su presencia en la gruta embelleció instantáneamente el lugar con el esplendor
de su gloria y en tu virginal regazo, reverenciado por el Castísimo Patriarca
que a sus pies se halla, rodeado de arcángeles, ángeles y serafines que lo
adoran y cantan: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los
hombres de buena voluntad. Y aún las bestias que pausadamente se acercan a
calendar con s aliento al tierno infante, forman el cuadro más imponderable y
majestuoso que se puede concebir. Es la aurora del cristianismo, la religión
divina que ensalza al débil y al oprimido e iguala al magnate con el mendigo,
pues sois buena y clemente, Virgen amorosa. Amén.
Noche
buena, Noche hermosa,
Noche
de dulces placeres,
No
hay Noche más venturosa
para
los humanos seres.
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