DÍA
CATORCE DEL MES EN HONRA DEL GLORIOSO MÁRTIR SAN BONIFACIO
Para
alcanzar de Dios, por su intercesión un verdadero arrepentimiento de nuestras
culpas.
Por
D. Pablo Muñoz de Castro, deseoso de extender la devoción del Santo para la
mayor honra y gloria de Dios.
Reimpresa
en México: en la Imprenta de Doña María Fernández de Jauregui, calle de Santo
Domingo, año de 1805.
ACTO
DE CONTRICION
Dios
mío, pésame de todo corazón de haberte ofendido, no por temor de la muerte, ni
por miedo del Infierno, sí porque eres digno de ser amado, y no ofendido,
propongo ayudado de tu Divina gracia no volverte a ofender más. Amén.
PROTESTACION
YO
N. N. delante de la Virgen MARIA Madre de Dios, del Santo Ángel de mi Guarda,
de toda la Corte Celestial, y del Glorioso SAN Bonifacio, me presento a Ti, mi
Dios de mi corazón, en quien creo, y venero presente en todas partes; y
protesto que no quiero cometer jamás pecado mortal: venga sobre mi todas las
miserias y tormentos de esta vida, nunca lo cometeré, siempre estará gravada en
mi corazón de día y de noche la resolución firme de no pecar; conozco cuan
grave sea aquella culpa que desprecia la Majestad Poder y Bondad de Dios; conozco
que con ella se pierde la gracia, se incurre en el odio de Dios, se derrama de
nuevo la Sangre de Jesús: se merece espantosa muerte, terrible juicio, y eterno
Infierno: conozco el concepto que hacen del pecado mortal, Dios, Jesucristo,
María Santísima, los Ángeles, los Santos, y aun el mismo Demonio: conozco
cuanto han padecido los Siervos de Dios por estorbar en sí y en otros un pecado
mortal, por lo cual concluyo, que no hay en el mundo, ni en el Infierno cosa
más fatal y dañosa al hombre que el pecado mortal, y con todo mi corazón
detesto, aborrezco, abomino el pecado mortal, ábrase la tierra y trágueme
antes, que consienta ni por un instante en un pecado mortal: Asistidme, o Madre
de pecadores arrepentidos, María Santísima, Ángel de mi Guarda, Glorioso San
BONIFACIO, y todos los Bienaventurados: Y Tú, oh buen Jesús, por tu
Preciosísima Sangre, confirma y conserva firme para siempre está mi voluntad.
Amen.
Se
reza un Padre nuestro Ave María gloriado.
ORACION
Glorioso SAN BONIFACIO, perfecto imitador de
los Santos Mártires, aquí tienes en tu presencia a la miseria, a la nada, a mí,
pobre pecador: por la prontitud con que obedeciste las Divinas inspiraciones de
Dios; óyeme, Santo mío, ya tú sabes la necesidad que me aflige, te pido, si es
voluntad de Dios, me la remedies.
Se
hace la petición.
También
te pido tapes las bocas de tantos escandalosos que en los pleitos continuados y
en los cantares indecentes hablan palabras impuras y obscenas: Ábreles la boca
para que hagan una confesión verdadera, dales a conocer el pecado del escándalo
que cometen: te pido la corrección de los Padres a los Hijos; la obediencia que
deben tener los Hijos a los Padres. Te pido, Santo mío, la Paz, la unión, la
quietud en los casados; la buena elección en los Estados; la separación de los
que se hallen en mal vivir; la salud de los Enfermos; el buen pasaje à los
Navegantes; y por último el acierto de los que gobiernan, para que todos
sirviendo y amando a Dios en esta vida, le gocemos en tu compañía en la gloria,
así sea. Amén.
Aquí
se rezan tres Ave Marías, y al fin de cada una la Jaculatoria siguiente.
Virgen
Madre de dolor,
por
tus tres necesidades,
verdadera
contrición
te
pedimos los mortales.
ORACION
Purísima
María, Mar amargo de penas, ¿Cómo Señora, siendo tú tan Poderosa y la misma
riqueza, te veo en tan extrema necesidad, hecha un mar de Lágrimas al pie de la
Cruz? ¡Tú, Señora llorando y yo pecando! ¡Oh desdicha la mía! ¡Oh Pecado y
у lo que has hecho con mi Madre!; pero
como te llamaré Madre, cuando yo con mis pecados he sido la causa de tus
amarguras: si Señora, Madre de pecadores sois; aquí tienes a tus pies à este
pecador arrepentido, detesto, aborrezco y abomino todos mis pecados: te doy,
Señora, palabra, ayudado de tu Divina gracia, de no volver a pecar más.
Consérvame en estos propósitos: Yo te lo pido, Señora, por aquella honra que
recibisteis de los Santos Varones, cuando bajaron con tanta reverencia el
Difunto Cuerpo de tu Hijo Santísimo de la Santa Cruz: Por la caridad con que
cubrieron sus Virginales Carnes: por la honra con que lo sepultaron te pido,
Señora, que le reciba dignamente por Viático en mi última enfermedad, y que me
acompañes en la hora terribilísima de mi muerte; por el amor con que te sirvieron
estos escogidos de Dios en tu mayor necesidad; te pido, Madre mía, socorras las
necesidades de nuestra Santa Madre la Iglesia; por la salud de nuestro Santo
Padre el Romano Pontífice; por la salud de nuestro Católico Monarca; por la
exaltación de nuestra Santa Fe Católica; por los que están en pecado, los
saques de tan miserable estado; por los que este día murieren sin el socorro de
los Santos Sacramentos, compadécete, Señora, de sus Almas: por el descanso de
las Benditas Almas del Purgatorio, les alivies sus penas; y todos tus Devotos
te sirvamos y te amemos y gocemos en la Patria Celestial de la Gloria. Amén.
De
tu Divina Justicia
suspende
el justo rigor,
y
por tu Sangre Preciosa
misericordia,
Señor.
Esta
Jaculatoria se encarga se diga diaria.
El
Illmo. Sr. Dr. D. Francisco Xavier de Lizana y Beaumont, del Consejo de S.M.
Arzobispo de México, concedió cuarenta días de Indulgencia a todas las personas
de ambos sexos, que rezaren un Padre nuestro, delante de la Imagen de Señor San
Bonifacio el día 14 dedicado a su culto. Como consta por su Decreto de 8 de enero
de 1805.
Colaboración de Carlos Villaman
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