CINCO
MINUTOS EN COMPAÑÍA DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN
¡Oh
María! A tu Corazón de Madre vengo a buscar luz, fuerza, sostén y paz.
Me
entrego a tu Poder.
Confío
en tu Sabiduría.
Me
abandono a tu Misericordia.
-
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, Madre de Dios, puedes socorrerme.
Ave
María…
-
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, Madre mía, sabes cuánto lo necesito.
Ave
María…
-
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, descanso en la ternura de tu amor.
Ave
María…
ACORDAOS,
¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, del inefable poder que vuestro Hijo
divino os ha dado sobre su Corazón adorable. Llenos de confianza en vuestros
merecimientos, acudimos a implorar vuestra protección. ¡Oh celeste Tesorera del
Corazón de Jesús, de ese Corazón que es el manantial inagotable de todas las
gracias, y el que podéis abrir a vuestro gusto para derramar sobre los hombres
todos los tesoros de amor y de misericordia, de luz y de salvación que
encierra! Concedednos, os lo suplicamos, los favores que solicitamos. (Se pide
la gracia que se desea alcanzar) No, no podemos recibir de Vos desaire alguno,
y puesto que sois nuestra Madre, ¡oh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!,
acoged favorablemente nuestros ruegos y dignaos atenderlos. ¡Así sea!
ORACIÓN
¡Oh
Madre muy amada! Acordaos de que somos vuestros hijos, que estamos bajo vuestra
protección, y que queremos permanecer con Vos en el Reino del Eterno Amor,
vednos hoy humildemente postrados a vuestros pies, para pediros una prueba de
vuestra maternal y augusta liberalidad. ¡Oh Celestial Tesorera del Corazón de
Jesús! Vos sois rica, y nosotros pobres, Vos todo lo tenéis y nosotros no tenemos
nada. Viéndonos posternadas ante Vos, ¿permaneceréis insensible a nuestros
gemidos? ¿será útil que permanezcamos cerca de Vos y llamemos a la puerta del
Corazón de vuestro Divino Hijo? ¿por ventura no sois la Madre de Misericordia?
No tengáis de menos socorrer a sus hijos que gimen bajo el peso de tantas
tribulaciones, libradnos de tantos males que les afligen, y apartad de ellos
los ataques de su infernal enemigo. ¡Oh nuestra Señora del Sagrado Corazón! Que
vuestro virginal manto cubra siempre a vuestros hijos, guardadlos, son vuestros
para siempre. Amén.
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