LOS
CORDEROS DE CRISTO
NOVENA
DE LOS SANTOS NIÑOS INOCENTES
Compuesta
por el Br. D. José Manuel del Valle y Araujo, Presbítero.
Comienza
el día veinte de diciembre para finalizar el mismo día de los Inocentes, y se
puede hacer en cualquier tiempo del año.
Reimpresa
por segunda vez con las licencias necesarias, en la Imprenta de el Sr. D. José
Antonio de Hogal, en la calle de Tiburcio.
Año
de 1767
MOTIVOS
DE LA NOVENA
El
lamentable olvido, alma devota, de la numerosa multitud de los Inocentes Mártires,
que, hasta ahora, por tantos siglos ha sido borrado de nuestras memorias, creo
será la ignorancia de su soberano patrocinio, y siendo nuestras necesidades
tantas, y los peligros de esta vida innumerables, mayormente los imponderables
de la terrible hora de la muerte, en la que han visto algunos Santos, como
enjambres de abejas las legiones de demonios contra una sola pobrecita alma, de
necesidad hemos de buscar dilatados ejércitos de defensores para tanta batalla.
Buenos Padrinos ofrezco, agradables intercesores te prometo, de quienes te
ruego seas cordial devoto, que el buen éxito de tus peticiones, será el testigo
de la verdad, que te aseguro.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Altísimo
Dios, de cuyas misericordias es incapaz el guarismo, y de vuestra infinita bondad
son inagotables los tesoros, prestad benigno vuestros clementísimos oídos a las
súplicas de este vuestro humilde siervo, que, atado a la cadena de tantas desdichas
arrepentido, clama por su amada libertad. Ya conozco, que el más atroz verdugo
que me atormenta, es mi temerosa conciencia, que, hostigada ya de tantas
culpas, sacude el yugo, que el común enemigo había cargado sobre mi ignorante
cerviz. Siento, Dios mío, sobre todo, el dolor de haberos ofendido, pagando tan
mal las infinitas finezas, de que me reconozco deudor, y quisiera para pagarlas
(cosa imposible) ser yo solo de todos los penitentes, ser yo solo de todos los
mártires, pues yo solo en mi crecida maldad he sido y soy todos los pecadores,
y si como es cierto hay un infierno, perpetua cárcel para vuestros enemigos,
fueran los átomos del sol, las estrellas del cielo, las gotas del mar, los
granos de la tierra, y todos los demonios, fuera cada uno un infierno, y yo,
indivisible para todos, y en cada uno padeciera nuevos tormentos, aun sobrara
malicia en este pecador de pecadores para satisfacer vuestra justicia y debida
cólera, pero con todo, conociendo vuestra indecible clemencia, en ella confío
el perdón de tantas culpas, y me aseguro en vuestras manos la fortaleza para no
caer. Y si mis labios por manchados os ofenden, misericordia os pido por
aquellas cinco bocas (que más que el odio) abrió vuestro amor en el leño de la
Cruz, y siendo mis lágrimas congelada nieve, incapaz de apagar el inmenso fuego
de mis culpas, sírvanme de ojos vuestras innumerables heridas, y de lluvia por
lágrimas las infinitas gotas de vuestra derramada Sangre, y prestadme por
lienzo para enjugarlas el Alma Santísima y Purísimo Corazón de vuestra Dolorida
Madre, por cuyas benditas manos parte este mi arrepentimiento, para que merezca
ser de vuestra complacencia. Amén.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Pastor Divino, enamorado Jesús, Hijo de María, Verbo del Padre, y uno con el y el Divino Espíritu, adoro vuestros infinitos atributos, en especial el de vuestra Ciencia infinita, para la cual no hay pretérito ni futuro, pues todo a ella está presente: os doy infinitas gracias por aquel gozo que eternamente tuvisteis en la numerosa turba de los Santísimos Inocentes Niños, aceptando por apacible víctima su temprana muerte, y os pido, por vuestra esposa la Iglesia Santa, y sus necesidades, y que, nos libréis de repentinas muertes, dándonos por abogados, mientras somos pasajeros de aquesta triste vida, y en especial en el tenebroso barranco de la muerte, en que tantos han peligrado, a vuestros Inocentes validos, en cuyo socorro libro mis esperanzas, y el gozaros eternamente en la gloria. Amén.
Aquí
se reza la estación mayor del Santísimo Sacramento y dos Salves a la Santísima
Virgen, y se termina con la siguiente:
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Olorosas
Rosas, encendidos Claveles, lúcidas Azucenas del Jardín de la Iglesia, a
quienes como desmandado torbellino, deshojó la cruel cuchilla del tirano Herodes,
os doy mil parabienes, de que entre vosotros, como preciosas perlas, se buscase
la eterna margarita de mi dulce Jesús, y dieces la vida, anticipando la paga de
la mejor vida, que por vosotros se había de dar en una Cruz, y pagasteis de contado
la fresquecita Sangre, que había derramado en su Circuncisión vuestro amoroso
Pastor como corderitos sin mancha, vertiendo la inocente vuestra, sirviendo
ella de precursora, a la que en su dolorosa Pasión había de derramar nuestro
Santísimo Redentor Jesús. Gozaos eternamente, y admitid benigno nuestros
humildes obsequios, ayudándonos en todas nuestras calamidades, socorriéndonos en
nuestras miserias, mayormente en la miseria de miserias del transe de la muerte.
Desde ahora, para entonces, os pedimos vuestro patrocinio, nos valemos de
vuestra sangre, nos fiamos de vuestros méritos, para que, nos ayudéis en tan
formidable trance, y os suplicamos, desterréis en esa hora las infernales
bestias, para morir en paz, y lo que os pedimos en esta novena, si fuere gusto
de Dios, a quien sea la honra, gloria, honor y alabanza por eternos siglos. Amén.
SEGUNDO
DÍA
ORACIÓN
Maestro
Soberano, que hecho Hombre, cuantos pasos en esta vida diste, palabras dijiste,
y obras ejecutaste, todas fueron una celestial doctrina. Adorote como Dios, y
tus infinitos atributos, singularmente el de tu Incomprensibilidad, pues no
pueden por toda la eternidad ser comprendidas todas tus perfecciones, porque,
para siempre restaran infinitas cosas, y una infinidad de infinidades de
atributos y perfecciones, en que se deleiten nuevamente los bienaventurados, doite
gracias por ser incomprensible, y ofrezco estas primicias de tu Sangre en los
Santísimos Niños, que te gozan y gozarán eternamente, y por ellos te pido, me
prestes tu infinito amor para amarte, y nunca más ofenderte. Amén.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Bienhechor
mío, tu, que eres fuente de todo bien, y derramas la luz de tus misericordias
sobre nuestros pobres entendimientos, postrado en tierra, adoro el soberano
atributo de tu Inefabilidad, pues son tantas las maravillas de tu Divino Ser, que,
aunque toda la eternidad se escribiesen infinitos libros por infinitos autores,
aunque fueran los mismos Serafines, nada se dijera de ti, dueño mío, vida mía,
luz y dulzura mía, porque eres sobre toda lengua y sobre toda habla Divinamente
inefable, yo te ofrezco las alabanzas y agradecimientos que te dan, y te darán
eternamente los Santísimos Inocentes Niños, y pido merezca este pequeñito
gusano alabarte en su compañía en la gloria. Amén.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Médico
Soberano, que, para mi remedio, instituiste los siete sacramentos, yo adoro tu
altísima alteza, pues solo por naturaleza eres Altísimo sobre toda alteza y
sublimidad, más alto por esencia y dignidad, que todos los Pontífices, Príncipes
y Reyes, que todos los Santos y todos los Ángeles, porque toda la grandeza que
hay en el cielo y en la tierra (si hay grandeza que no seas tú, bien mío) tu la
das, la ordenas, la distribuyes con hermosísimo y divino orden. Te suplico me
lleves a ti. Hiere lo superior de mí alma con un rayo de tu luz, como lo
hiciste con esta dilatada grey de tus Inocentes Niños, para que nada quiera que
no seas tú, en nada descanse si no en tu Santísimo Corazón, hasta gozarte cara
a cara en tu Gloria. Amén.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
Esposo
Dulcísimo de nuestras Almas, que bajaste del cielo a dar tu Divina mano a la
manchada naturaleza, para ser digna de ti, la que lo era justamente de suplicio
eterno: adoro Dios mío, tu eterna bondad, pues eres bueno por tu naturaleza
Divina, y no hay bien ni bondad alguna, que no dimane de la plenitud, origen y
manantial de todo bien, que eres tu mismo. Tu posees toda excelencia,
perfección y grandeza sin necesitar fuera de ti de alguna cosa, y todos, Dios
mío, de ti necesitamos. Haznos por tu bondad, buenos, como hiciste a tus Santos
Niños en un punto de inocentes e incapaces, iluminados Mártires de tu Iglesia,
hasta celebrarte en la triunfante de tu Gloria. Amén.
DÍA
SEXTO
ORACIÓN
Protector amabilísimo, debajo de cuya sombra
nos favorecemos de todo peligro, de lo íntimo de mi corazón adoro tu imponderable
clemencia a cuya vista no hay humana clemencia que se iguale, pues a un solo
gemido de un verdadero pequé, no solo una vez, sino es muchas y muchas perdonas
los pecados, y en este mismo instante le haces dueño, y heredero de tus méritos
infinitos, de tu hambre, sed y frío, tu atrocísimas Pasión, tus acerva muerte,
y derramada Sangre ¡Oh bien mío, que inmerecida conmiseración! ¡Cuan gratuito y
bien aprobado amor! ¡Que estupenda dulzura! ¿Quién, considerándolo bien, no te
amará eternamente? ¿Qué tiene que ver nuestros pobres obsequios con tus eternos
beneficios? Aquí me abismo, porque todas siendo una migaja las aceptas como si
fueran paga. Con las tibias mías te ofrezco los fervorosos actos, que al
padecer martirio practicaron tus Santísimos Inocentes, a quienes pido me ayuden
a bendecirte hasta continuar con ellos tus alabanzas en la Gloria. Amén.
DÍA
SÉPTIMO
ORACIÓN
Santificador
Benignísimo, de quien depende como fontal origen toda virtud y santidad. Infinitas
veces te alabo en tus incomprensibles atributos, especialmente en tu eterna Omnipotencia,
la cual están gritando y predicando todas las obras de tus manos, unas en el
Cielo a Alabanzas, otras en la tierra con sus virtudes, otras en el Purgatorio con
su paciencia, y otras en los infiernos con su castigo. Entrome, Dios mío, con
tu favor en los abismos de tu potencia, y allí pasmado y mudo me pierdo y
anego, y faltándome voces para bendecirte, convido a todas las criaturas, y en
particular a el Sagrado Coro de los Santísimos Inocentes Mártires, que, si no
macularon sus dichosos labios en vida, desplegaron sus gargantas en el rigor
del cuchillo, para empezar a bendecirte en la tierra, y proseguir eternamente
en el cielo. Amén.
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
Refugio
Sacrosanto, a quien recurro perseguido de tantos enemigos, engañado de la
miseria y la falsedad de este siglo: adoro mi Dios tus eternos atributos,
mayormente el indecible de tu Hermosura, en donde se pasma todo entendimiento
humano y los Angélicos, pues siendo tu como eres la fuente de toda hermosura,
la primera estampa de toda belleza, el único molde de toda suavidad, eres
hermoso en todas tus obras, bellísimo en todas tus criaturas. Bendita sea tu
belleza, bendita sea tu hermosura, ¡Y que tarde la conozco! ¡Y que temprano,
Dios mío, que amanecí a ofenderla! Gózate en ti mismo, y gózate también en este
Jardín de flores de tus Inocentes Mártires, a quienes doy mil parabienes, no
solo de la vida, que por ti dieron, sino de que no fueron capaces de ofender
con pecado actual tanta belleza, tal hermosura y suavidad infinita, la que
gozan eternamente en la Gloria. Amén.
DÍA
NOVENO
ORACIÓN
Señor
de los Señores, en quien esta por naturaleza todo señorío, todo mando, y todo
imperio, a cuyo brazo están sujetos los Cielos, la tierra, el mar y los
abismos, abatido en el polvo de mi nada reverencio, adoro y alabo tus inmensos
atributos, en especial el suavísimo de tu dulzura, de donde dimana toda dulzura,
suavidad, delectación y amabilidad, en tus dulzuras, Dios mío, se anega tu
dulcísima Madre, los nueve Coros de los Ángeles, y la innumerable multitud de
los bienaventurados, sin hartarse jamás de tanta suavidad. ¡Oh Dios mío, si en
estas tinieblas es dulce esperanza! Si en esta cárcel de miserias del mundo es
dulcísimo tu nombre solo ¿Cuál será la dulzura de tu presencia en la Gloria! Acá,
toda dulzura es soñada, toda suavidad es amarga, pues serán de acibaradas sus
penas cuando son absintios sus dulzuras. Quita, Dios mío, las cataratas de
estos ojos, y las ignorancias de este entendimiento, para que de una vez
conozca, que en ti solo hay dulzura, y de mano a los caducos deseos de esta
vida, sirviéndome de protectores aquellos esforzados Niños, que por tu amor
derramaros su sangre, y nunca gustaron la dulzura falsa de este mentiroso
mundo, antes amanecieron a la hermosura de la Gracia, y te alaban ahora en el
día sin noche de la Gloria. Amén.
GOZOS
A LOS SANTOS NIÑOS INOCENTES
Santos
Niños que al Señor
Muriendo
habéis confesado:
R/:
Del devoto atribulado
Escuchad
siempre el clamor.
Jesús
en Belén nacido,
Por
los Magos adorado,
Infundió
tanto cuidado
A
Herodes, rey fementido
Que
acabar quiso atrevido,
Con
el mismo Salvador.
Ciego
en su temeridad
Los
soldados reunió
Y
matar les ordenó,
A
los niños ¡Que crueldad!
Hasta
dos años de edad
De
Belén y alrededor.
Mientras
la inicua sentencia
Para
cumplir, caminaba
Aquella
turba, salvaba
A
Jesús la providencia,
Mas
debió vuestra inocencia
Sufrir
tan grande rigor.
Así
que a Belén llegaron,
Todos
los niños pidieron,
Las
madres os escondieron
Y
salvaros procuraron,
Mas
vuestros lloros lograron
Que
os hallase el buscador.
Ni
vuestros gritos de infante
Ni
las súplicas de un padre,
Ni
el llanto de triste madre
Pudieron
un solo instante,
Mas
duro que el diamante,
Ablandar
al matador.
En
el materno regazo,
De
aquellas que os ocultaban
Crueles
os destrozaban,
Asiéndoos
con fuerte brazo,
¡felices
que en tal ocaso
Hallasteis
vida mejor!
Sin
saber lo que es morir,
Por
vuestro Dios dais la vida,
Palma
y corona debida
Lográis
así recibir,
Y
al cielo después subir
Con
Jesús vuestro Señor.
Las
victimas sois primeras
Por
Cristo Dios ofrecidas,
Y
vuestra sangre, vertida
De
la fé en la primavera,
Es
la preciosa venera
Que
más os llena de honor.
Desde
el trono de la gloria,
Do
vuestras benditas almas
Juguetean
con las palmas,
Tenednos
en la memoria
Rogad
logremos victoria
Del
infernal tentador.
Haced,
podamos un día,
Nuestra
vida ya acabada,
En
la celeste morada
Gozar
vuestra compañía,
Y
cantar con alegría
Alabanzas
al Señor.
Ya
que por el Redentor
La
sangre habéis derramado:
R/:
Del devoto atribulado
Escuchad
siempre el clamor.
ORACIÓN: Señor
Dios, cuya gloria pregonaron en este día los Inocentes mártires, no con
palabras, sino dando su vida por ti, haz que nuestra conducta testifique con hechos
la fe que proclamamos con los labios. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Nota:
Los gozos son obra anónima, impresos en Barcelona, España, en la imprenta de Luis
Tasso, año de 1873, y no forman parte de la novena, son opcionales a la
devoción de los fieles.
Novena y Gozos compilados por el Prof. Nelson Rodolfo Sandoval, en colaboración con la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa de Oaxaca, México.
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