lunes, 4 de enero de 2021

NOVENA A SAN GIL ABAD


NOVENA A SAN GIL ABAD

ESPECIALÍSIMO ABOGADO CONTRA LAS FIEBRES

 

OFRECELA A LOS FIELES UN ESPECIAL DEVOTO DEL SANTO

Burgos, 1831

 

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Dios mío y Señor mío, en quien creo, como en verdad infalible, en quien espero, como en misericordia infinita; a quien amo, como á bondad suma, por ser Vos quien sois, me pesa de lo más íntimo de mi corazón de haber pecado y ofendido a vuestra Soberana Magostad; y pues sois Dios de amor, de piedad y misericordia para el pecador verdaderamente arrepentido, perdonadme, Señor , mis muchas culpas, que detesto y aborrezco sobre lodos los males, por ser ofensas vuestras, proponiendo con todas veras enmendarme y serviros fielmente mediante vuestra gracia. Así lo espero. Señor, por los méritos infinitos do vuestro Hijo Santísimo y Redentor mío Jesucristo, y por la intercesión poderosa del Glorioso San Gil, a quien dirijo esta Novena para mayor gloria vuestra v bien de mi alma. Amén.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dulcísimo Jesús, Dios y Señor de mi alma, admirable en vuestro siervo San Gil, retrato vuestro: atended, Señor, a las súplicas que ahora os hago, para lo cual os presento los méritos é intercesión de este glorioso Santo, esperando conseguir de vuestra misericordia tal pureza de corazón y cuerpo, que con ella logre la santidad de que estuvo lleno y el favor especial que os pido en esta Novena. Admitid Señor, mi rendimiento ante vuestra soberana presencia, y alentad las fuerzas de mi espíritu, para que, purificado de todo lo terreno, solo busque la pureza de mi alma, y que todo sea para mayor honra y gloria vuestra. Amén.

 

 

DÍA PRIMERO

ORACIÓN

Glorioso San Gil, que desengañado de las celadas, tentaciones y peligros que a cada paso ofrece el mundo a los que quieren consagrarse al servicio de su Dios, abandonasteis con generoso desprendimiento la Ciudad de Atenas, vuestra patria, la casa de vuestros Padres y todas las comodidades y placeres con que os brindaba vuestro regio nacimiento, estimando mucho más la pobreza y humillaciones de Jesucristo que todas las riquezas y distinciones de tan elevada cuna: haced, Santo mío, que por medio de vuestra intercesión, huya yo también de los continuos peligros y asechanzas con que me quiere perder el mundo: que únicamente viva en Dios, por Dios y para Dios: que, desnudándome de todo afecto a las cosas mundanas, solo reine en mí su divina gracia, que dirija y gobierne todas mis acciones, todas mis obras, todas mis palabras y todos mis pensamientos; y que finalmente consiga la vida eterna prometida por el mismo Dios a los que dejan el mando por su nombre. Amén.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Glorioso San Gil, dechado perfecto de virtudes, que fuisteis sacado por Dios de la masa de los demás hombres, y durante muchos años os ocultó por una gracia especial en el secreto de su rostro para salvaros de la malicia del siglo y dejar a la posteridad el ejemplo de una inocencia penitente: que, cual casta paloma sostenida en alas de una fe viva y de una caridad ardiente, huisteis del mundo para ir a buscar una tierra nueva y otros nuevos Cielos, anduvisteis por los ásperos caminos del desierto, y gemisteis delante de Dios en la soledad: que protegisteis los Imperios con vuestras oraciones, ilustrasteis la Iglesia con la pureza de vuestra fe, confesasteis el nombre de Jesucristo con las austeridades y trabajos de vuestra vida, confundisteis la prudencia y orgullo de los Grandes con vuestra simplicidad y modestia, hicisteis callar a los demonios y conseguisteis domar el ímpetu de los elementos: alcanzadme del  Todopoderoso que yo os siga por las sendas de la virtud, y al presente obtenga por vuestra intercesión la gracia particular que deseo alcanzar en este día consagrado a vuestro culto, si es para mayor gloria suya, honra vuestra y bien de mi alma; y si no, tal resignación con su divina voluntad, que por medio de ella logre las felicidades de la Gloria. Amen.

 

 

GOZOS

Pues que tanto con Dios puede

Tu mediación eficaz,

Ruega al Cielo por nosotros,

Glorioso San Gil, Abad.

 

De Atenas, tu patria, sales

Inspirado por el Cielo,

No hallando paz ni consuelo

En los goces terrenales.

Buscas término á tus males

En lejana soledad:

 

A tu Dios todo te ofreces

En un fragoso desierto;

Y al mundo y sus pompas muerto,

Ángel, más que hombre, pareces

Allí solitario crecerá

En virtud y santidad.

 

Allí ¡sorpresa inaudita!

De tu abnegación en prendo,

Encuentras á Veredemio,

Que contigo el yermo habita:

Su gran virtud ejercita

Nuevamente tu humildad.

 

En tu vida penitente

Dios te depara una Cierva,

Que la vida te conserva

Con su néctar inocente:

Prodigio tan sorprendente

Redobla tu austeridad.

 

Sepultado entre las ropas

En amarga penitencia.

No naufraga tu inocencia,

Por más que á Satán provocas:

Pues el Dios a quien invocas

Vela en tu seguridad.

 

Por el Rey de Francia orando,

Un Ángel le se aparece,

Y escrito el perdón te ofrece

De su delito nefando:

Tal prodigio contemplando

Llora aquel su iniquidad.

 

De los pobres siempre amigo,

A quien tu largueza ampara,

Nadie de ti se separa

Sin sustento y sin abrigo:

Toda la Grecia es testigo

De tu liberalidad.

 

La muerte deja su horror

De tu vida en el confín:

Como al casto Serafín

Te abrasa el divino amor;

Y duermes en el Señor

Con el sueño de la paz.

 

Peregrino en este suelo,

Que un momento atravesaste,

Solo con Dios conversaste,

Haciendo del mundo un Cielo:

Tu virtud será el modelo

Que aliente nuestra piedad.

 

Antífona: San Gil, despreciando el mundo y todo lo terreno, triunfante, atesoró en el Cielo muchas riquezas con la predicación y la limosna.

 

L/: El Señor condujo a San Gil por los caminos rectos.

R/: Y le manifestó el Reino de Dios.

 

ORACIÓN: Os suplicarnos, Señor, que la intercesión del Bienaventurado San Gil, Abad, nos haga gratos a vuestra Majestad, para conseguir por su patrocinio lo que no podemos alcanzar por nuestros merecimientos. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

 

DÍA SEGUNDO

ORACIÓN

Glorioso San Gil, que llamado por Dios a la vida solitaria, corristeis alegre y presuroso a las márgenes del Ródano a buscar un desierto, donde, lejos de los hombres, no tuvieseis otra recreación ni otra vista que la del Cielo, otro ejercicio que la penitencia, otro consuelo que la fe, otra conversación que la oración , otra esperanza que la salvación, ni otro testigo de vuestras acciones que a Dios, que era vuestro objeto, vuestro fin, y quien algún día debía ser también vuestra recompensa: alcanzadme, Santo mío, que yo también huya gustoso y veloz de todos los placeres de los sentidos que me encantan y seducen, y que son incapaces de tranquilizar mi corazón, criado solo para el goce de una sólida y eterna bienaventuranza. Amén.

 

 

DÍA TERCERO

ORACIÓN

Glorioso San Gil, que tanto os complacisteis de haber encontrado en el Desierto la compañía de otro ermitaño, llamado Veredemio, no solo por tener en él un maestro tan hábil como experimentado en la vida contemplativa, sino mucho más por haber hallado un seguro defensivo a vuestra heroica humildad, atribuyendo los milagros que obrabais á aquel venerable Solitario, dotado por Dios del mismo don, alcanzadme, Santo mió, que por vuestra intercesión me conceda el Señor la virtud de la humildad, teniéndome siempre por el más indigno de sus divinos dones, por la más vil de todas sus criaturas, y por el más acreedor a ser abatido y despreciado: que conozca mi miseria, y cuan insuficiente soy sin su gracia para todo lo bueno; y que penetrado de mi propia bajeza me humille en mí mismo y delante de mí Dios, para que mi corazón jamás se ensalce, sino que viva sujeto a él y a su santa ley. Amén.

 

 

DÍA CUARTO

ORACIÓN

Glorioso San Gil, que sepultado vivo entre los matorrales de un espantoso y árido desierto, que apenas producía amargas raíces con que poderos alimentar, encerrado en lo profundo de una cueva y oculto aun a los mismos rayos del Sol, merecisteis por vuestras virtudes que el Señor alimentase vuestra exánime vida con la leche de una inocente Cierva, que todos los días y a una misma hora venia á postrarse a vuestros pies, y que, reconocido a tan amoroso cuidado de la Divina Providencia, no cesabais día y noche de rendir fervientes gracias al dador de tanto bien: haced, Santo mío, que por vuestra intercesión merezca yo ser alimentado a menudo con el precioso Cuerpo y adorable Sangre de mi Señor Jesucristo en el augusto Sacramento del Altar: que no me atreva a llegar a él sin una fe viva, sin una esperanza firme y sin una caridad ardiente; y que después de haberle recibido dignamente, me postre ante sus aras y me emplee todo en repetidos actos del más puro amor y del más vivo reconocimiento. Amén.

 

 

DÍA QUINTO

ORACIÓN

Glorioso San Gil, que conociendo la necesidad de mortificar vuestra inocente carne para conservar mejor y más fácilmente el don precioso de la inocencia, practicasteis sin descanso en el desierto las más crueles austeridades, no permitiéndoos otro lecho qué el duro suelo, otro reposo que las continuas vigilias, ni otro vestido que un áspero cilicio: haced, Santo mío, que yo por vuestra intercesión me postre humillado en la presencia de Dios, a quien tantas veces y de tantos modos he ofendido: que reconozca la enormidad de todos los desórdenes de mi vida: que los deteste de buena fe a sus pies: que aflija y mortifique mi carne con todo género de privaciones, y que lleve con resignación cristiana las penalidades, afrentas y trabajos de esta vida, para que crucificado con él en la tierra merezca resucitar con él en su Gloria. Amén.

 

 

DÍA SEXTO

ORACIÓN

Glorioso San Gil, que instado vivamente por el Rey de Francia para que con vuestras oraciones le alcanzaseis del Padre de las misericordias el perdón de un pecado grave que no se atrevía a confesar, lograsteis tener la visión de un Ángel que se os apareció con un billete en la mano y le dejó sobre el Altar, en el que estaba escrito el pecado del Rey, y se decía que por vuestras oraciones le sería perdonado, con tal que arrepentido le confesase: haced, ¡Santo mío, que por vuestra intercesión! jamás deje yo de confesar mis pecados, por muchos y enormes que sean: que incesantemente pida de veras al Señor la remisión de todos ellos; y que como Vos oísteis del Ángel la sentencia de: absolución para el Rey, oiga yo también del Ministro del Sacramento de la Penitencia igual sentencia que asegure en este mundo la tranquilidad y alegría de mi corazón, y en el otro el placer de veros y alabaros por toda la eternidad. Amén.

 

 

SÉPTIMO

ORACIÓN

Glorioso San Gil, que desde vuestra niñez os complacisteis en ejercer la más tierna caridad con los pobres, distribuyendo con mano liberal y corazón compasivo entre ellos vuestros bienes, y desnudándoos hasta de vuestros propios vestidos para cubrir su desnudez: haced, Santo mío, que por vuestra intercesión alcance yo del Señor la gracia de imitaros en la práctica de tan hermosa virtud: que esta me inspire tal desasimiento y desapego de los bienes de la tierra, que buscando primeramente el reino de Dios y su justicia en todos mis pensamientos, acciones y palabras, resplandezca en ellas la liberalidad y misericordia para con los desvalidos y menesterosos; y que en la persona de estos miro solo al mismo Jesucristo, que quiso nacer en un pesebre, de quien lie recibido cuanto tengo, a quien debo cuanto soy, y a quien no puedo negar cuanto poseo. Amén.

 

 

DÍA OCTAVO

ORACIÓN

Glorioso San Gil, que próximo a la muerte, y reflexionando sobre tan terrible momento, lleno de un santo temor os encomendasteis confiadamente a las oraciones de vuestros Monjes y os preparasteis con los Santos Sacramentos para hacerla preciosa a los ojos de Dios y de los hombres: haced, Santo mío, que por vuestra intercesión alcance yo de la bondad de mi Dios el especial favor de practicar fielmente vuestras excelsas virtudes, viviendo en justicia y santidad todos los días de mi vida, y que fortalecido con los Santos Sacramentos y auxiliado con la gracia de la final perseverancia muera con la muerte envidiable de los justos, para que después de haberos imitado en esta vida logre la felicidad de verle, amarle y gozarle por eternidades en la otra. Amén.

 

 

DÍA NOVENO

ORACIÓN

Glorioso San Gil, que por una serie bien ordenada de virtudes llegasteis a tal perfección, que teniéndoos por extranjero en la tierra siempre anhelasteis la posesión de la Patria celestial: por los méritos de vuestras sublimes virtudes, que yo he considerado en estos días, alcanzadme que aspire a conseguirlas, para que, imitándolas, adorne mi alma con tantas estrellas como son las que se admiran en vuestra vida. ¿En dónde podré ¡oh Santo mío! aprender mejor el modo de santificar mi alma que en el claro espejo de vuestra vida ejemplarísima? A vos recurro, Glorioso San Gil, para que con vuestro ejemplo me animéis y esforcéis a conseguir esta gracia, y en premio de ella la inmarcesible corona de los justos: haced con vuestra intercesión que mi entendimiento pueda penetral; las máximas más seguras de santidad y el camino recto de la perfección, para que, siendo ahora vuestro verdadero imitador, os acompañe después en la posesión feliz del sumo bien, que es Dios. Amén.


 

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