NOVENA
BREVE A SANTA BERNARDITA SOUBIROUS
Tipografía
Sánchez y de Guise
Año
de 1938
ACTO
DE CONTRICIÓN
¡Oh
Jesús mío! vuestra Madre la Virgen María dijo a Santa Bernardita estas palabras:
“Penitencia, penitencia, penitencia.” En otra aparición la encargó besara la
tierra por los pecadores. Yo soy ese pecador indigno y miserable. Por el amor
que tenéis a vuestra Inmaculada Madre, os pido perdón de mis pecados, y por los
méritos de Santa Bernardita, os suplico me concedáis la gracia de una verdadera
penitencia. Amén.
DÍA
PRIMERO
¡Oh
Santa Bernardita! ¡Que inefable alegría sintió tu alma al contemplar por vez
primera la celestial visión de la Virgen Inmaculada! ¡Con cuanta devoción harías
sobre tu frente pura, la señal de la Cruz! ¡Que fervorosas serían las aves
Marías del Rosario que en su presencia rezaste! ¡Como se elevaría tu alma al
verte acompañada de la Madre de Dios en la recitación de los Gloria Patri! ¡Oh
Santa Bernardita! Nuestro corazón se complace en recordar aquella primera
aparición y por ella te pedimos la gracia de amar a Jesús y a María con todas
las fuerzas de nuestra alma, y el favor especial por que te hacemos esta
novena. Amén.
Se
rezarán cinco Aves Marías con Glorias Patris, y las Invocaciones siguientes:
INVOCACIONES
¡Oh
Santa Bernardita! R/: Ruega por nosotros
Lirio
escogido por María
Imitadora
de Jesús Crucificado
Amante
de la vida oculta
Abandonada
a la voluntad de Dios
Mensajera
fiel de María
Favorecida
particularmente por María
Amante
enamorada de María
Modelo
admirable de humildad
Poderosa
intercesora ante Jesús y María
Espejo
de toda virtud
Testigo
confidencial de María
Hija
escogida de María
Enamorada
de la Eucaristía
Imitadora
de la pobreza de Jesús
Compasiva
con los pecadores
L/:
Ruega por nosotros Santa Bernardita.
R/:
Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.
ORACIÓN
¡Oh
Corazón de nuestro Padre Jesús, que favoreciste a Santa Bernardita con tan
especiales virtudes y gracias! Te suplicamos por la sencillez de nuestra fe y
por su valiosa intercesión, tengamos la dicha de gozar de tu presencia en el
cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DÍA
SEGUNDO
¡Oh
Sana Bernardita! ¡Cuanta fue la tristeza! ¡Cuánto el pesar de tu corazón, al verte
por dos días consecutivos, privada de la dicha de contemplar a María! ¡Con que
ardor, le pedirías te dejara ver su adorado Rostro! Y ¡Oh prodigio! Al tercer día
tu sencilla y amante alma se llena de consuelo y de dulzura ¡La Madre de Jesús vuelve
a aparecer! Por aquella gran tristeza, y también por aquella grande alegría,
ten compasión de nosotros, consuélanos durante nuestra vida, y por el amor que
tuviste a la Virgen Inmaculada, oye nuestra oración y alcánzanos la gracia que
humildemente te pedimos. Amén.
DÍA
TERCERO
¡Oh
Santa Bernardita! Llena nuestra alma de gratitud a nuestra Madre Santísima de Lourdes
por la promesa que te hizo de hacerte feliz, no en esta vida sino en la otra,
te saludamos en este día de tu novena, complaciéndonos en recordar la tercera visión
que de la Inmaculada Virgen tuviste. ¡Oh Santa Bernardita! Desde ese día tuviste
segura tu salvación eterna. Compadécete de nosotros que en tanto riesgo estamos
de perderla ¡Ruega tú, privilegiada criatura, por nuestra salvación! Alcánzanos
que podamos compartir contigo la dicha que ahora poseéis y la gracia particular
que en esta novena te pedimos. Amén.
DÍA
CUARTO
¡Oh
Santa Bernardita! En este día, con gran consuelo de nuestras almas, te
recordamos la cariñosa recomendación que, nuestra Madre, la Inmaculada Virgen
de Lourdes te hizo: “Orad por los pecadores.” Seguros de que rogaste durante tu
vida mortal y de que ahora también ruegas por nosotros, confiadamente nos
acogemos a ti. ¡No desoigáis nuestras súplicas, Santa Bernardita bendita! Mira que,
con el alma llena de fe depositamos en ti nuestras penas y necesidades, y esperamos
que por tu intercesión lograremos la gracia que en esta novena te pedimos. Amén.
DÍA
QUINTO
¡Oh
Santa Bernardita! Ahora estamos en tu presencia para rogarte por aquellas tres
confidencias que te hizo nuestra Madre la Inmaculada Virgen de Lourdes, que
fortalezcas nuestras almas con la singular virtud de la prudencia. Alcánzanos también
la conformidad con la Voluntad Divina. ¡Que sea nuestra vida espejo fiel de
nuestras creencias! Y así como tu supiste guardar esos secretos, así guardemos nosotros
con gran celo nuestra fé, nuestra esperanza y una encendida caridad con
nuestros prójimos. Y por favor la gracia que en esta novena te pedimos. Amén.
DÍA
SEXTO
¡Oh
Santa Bernardita! Al contacto de tus manos y por la voluntad de la Inmaculada
Madre de Dios, brotó de la tierra la maravillosa fuente de agua milagrosa para
salud de tantísimos enfermos de cuerpo y alma. Te rogamos, Santa Amada, que
nuestras almas se mantengan limpias de toda culpa, que implores a Jesús por el
Corazón de tu Santísima Madre, que restituya la paz del mundo, y que su mandato
divino de amarse los unos a los otros no sea olvidado por los hombres. Además de
la gracia que en esta novena te pedimos. Amén.
DÍA
SÉPTIMO
¡Oh
Santa Bernardita! Por la pena que afligió tu alma al verte rechazada, cuando
pediste en nombre de la Augusta Virgen la edificación de una capilla en la
gruta de las apariciones, y por el regocijo que sentiste al celebrarse por
primera vez el Sacrificio de la Misa en ese bendito lugar, te encomendamos de
manera especial las intenciones de N. S. P. el Papa, te pedimos el aumento del
clero y la educación religiosa de los niños, para que crezcan en el santo amor
y temor de Dios. Y con gran confianza la gracia que en esta novena te pedimos. Amén.
DÍA
OCTAVO
¡Oh
Santa Bernardita! ¿Qué sentimientos conmovieron tu alma al oír de labios de la
Santísima Virgen María esta grandiosa frase? Socórrenos, dichosa santa, con un
poco del amor que en esos momentos incendió tu bienaventurada alma, inspíranos
tu devoción tierna y constante a María nuestra Madre. Ayúdanos a invocarla en
todos los instantes de nuestra vida y muy particularmente en la hora de la
muerte. Y consuela nuestra alma, alcanzándonos la gracia que en esta novena te
pedimos. Amén.
DÍA
NOVENO
¡Oh Santa Bernardita! Te alabamos y damos gracias a Dios por haberte elevado a los altares para ser nuestro modelo y nuestra intercesora ¡A ti nos acogemos! Y en este último día de tu novena te rogamos con toda el alma, des gracias a la Inmaculada Virgen de Lourdes por todos los favores que se ha servido dispensarnos. Pídele que nuestro amor al Divino Corazón de su Hijo y a Ella, que es nuestro Refugio, nuestro consuelo y nuestra gran Intercesora, aumente cada día, para que al fin de nuestra ida podamos gozar en tu compañía, de su Divina Presencia por los siglos de los siglos. Oye nuestra súplica y alcánzanos la gracia que en esta novena te hemos pedido. Amén.
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