VISITA AL PATRIARCA SAN JOSE
La visita se hará en la iglesia, oratorio y aun en casa, según el tiempo, lugar, circunstancias del. devoto; y puesto de rodillas en presencia de una imagen del Santo, echa la señal de la cruz, y diciendo el acto de contrición, se dirá en lugar del padre nuestro:
+Os suplico, Castísimo José, te dignéis ampararme ahora y en el tiempo de mi agonía, y de asistirme con Jesús y María en aquel tremendo día. Amen.
Eh lugar de Ace Marías se dice el siguiente decenario y así sucesivamente, como está escrito:
l. Por tu santo nacimiento: R/: acuérdate de mí, o castísimo José, en la hora de mi muerte.
2.. Por el voto de perpetua castidad que hiciste a Dios:
3. Por tu santísima vida que tuviste todo aquel tiempo, hasta el día, en que concurriste al templo con los demás varones del linaje de David:
4. Por la dichosa elección que hizo de ti el mismo Dios, entre todos los varones para tan alta dignidad de Esposo de la Virgen María:
5. Por el colmo de virtudes y gracias, que recibiste del Altísimo, para hacerte digno Es oso de la Santísima Virgen:
6. Por aquel felicísimo día de vuestro desposorio con la Virgen María:
7. Por el gozo con que acompañaste a vuestra Esposa María, del templo de Jerusalén, hasta vuestro lugar de Nazareth:
8. Por el viaje que hiciste con vuestra amada Esposa, de Nazareth a la ciudad
de Judá, a casa de Zacarias, a visitar a Santa Isabel:
9. Por la pena que te causó la ausencia de vuestra carísima Esposa en aquellos casi tres meses que estuvo asistiendo a su prima Santa Isabel:
10. Por aquella alegría con que acompañaste a tu Esposa María, a la vuelta, de la casa de Santa Isabel, para Nazareth:
-Gloria a Jesús, José y María, a quienes encomiendo el alma mía.
SAN JOSE Y LA VIRGEN MARIA
+Os suplico, castísimo José, te dignes ampararme ahora y en el tiempo de mi agonía, y asistirme con Jesús y María, en aquel tremendo día. Amen.
1.Por el gozo y alegría con que te ocupabas en tu oficio de carpintero, para sustentar á la Reina del cielo:
2. Por el dolor que tuviste viendo preñada a vuestra purísima Esposa:
3. Por el gozo y alegría que tuviste cuando el ángel te dijo, que había concebido por obra del Espíritu-Santo:
4. Por aquella aflicción y. tristeza que tuviste al oír la noticia del edicto, que publicó el Emperador César Augusto, para que todas las cabezas de familia se empadronasen:
5. Por aquella prontitud con que emprendisteis el viaje con vuestra Esposa María, de Nazareth a Belén, para ar cumplimiento al edicto del Emperador:
6. Por las penalidades y molestias que padeciste en este viaje, viendo el desprecio con que os trataban en las posadas y que en algunas os despedían como a gente inútil y despreciable:
7. Por el dolor y amargura que padeciste en la ciudad de Belén, viendo que era ya de noche (y en el rigor del invierno) no podías encontrar posada para vuestra amada Esposa:
8. Por el consuelo y lágrimas de alegría que derramaste al ver que estaba desocupada y sola la cueva, o portal de Belén, para recibir algún amparo del cielo, ya que. os faltaba de la tierra:
9. Por el gozo y alegría que tuviste al ver ya nacido al Niño Dios en los brazos de la Madre Virgen:
10. Por el dolor que tuviste, viendo al Niño Dios recién nacido en tanta desnudez y pobreza:
-Gloria á Jesús, José y María, a quienes encomiendo el alma mía.
ADORACION DE LOS PASTORES
+Os suplico castísimo José, te dignes ampararme ahora y en el tiempo de mi agonía, y asistirme con Jesús y María, en aquel tremendo día. Amen.
1. Por el gozo y alegría que tuviste viendo al Niño Dios festejado de los ángeles y venerado de los pastores:
2-. Por el dolor que tuviste en la circuncisión del Niño, viendo tan parvulito derramar su sangre, pequeña muestra de la mucha que había de derramar sobre la Cruz:
3. Por el gozo y alegría que tuviste, al oír que al Niño Dios se le puso el dulce
nombre Jesús, que significa Salvador, sabiendo que había de salvar al mundo:
4. Por el gozo y alegría que tuviste al ver entrar en el portal a los tres Santos
Reyes, y adorar al Niño Dios, y ofrecer los dones, oro, incienso mirra:
5. Por los misterios que se obraron en el Portal Santo del Nacimiento, los días
que en él permaneciste:
6. Por aquella jornada que hiciste con vuestra Esposa Mana y el Divino Infante, a Jerusalén, para cumplir con la ley de la purificación y presentación del Niño Dios en el templo:
7.- Por aquella caridad y benevolencia con que te recibieron y ofrecieron posada en Jerusalén, y en la que estuviste con vuestra Esposa María y el Niño Dios, hasta la huida de Egipto:
8. Por el gozo y gran consuelo que tuviste, cuando fuiste con vuestra amada
Esposa a presentar al Niño Dios en el templo:
9. Por el dolor que sentiste al oír profetizar a Simeón los trabajos del Hijo, y el
cuchillo de dolor que había de atravesar el corazón de la Madre:
10. Por el gozo y alegría que tuviste al oír cuando añadió Simeón, que aquel
Niño sería el remedio y resurrección de muchos:
-Gloria a Jesús, José y María, a quienes encomiendo el alma mía.
LA HUIDA A EGIPTO
+Os suplico castísimo José, te dignes ampararme ahora y en el tiempo de mi agonía, y asistirme con Jesús y María, en aquel tremendo día. Amen.
1. Por aquella aflicción y pena con que te levantaste del sueño, cuando el ángel te dijo que huyeses con el Niño a Egipto, porque Herodes había de buscar al Niño, para quitarle la vida:
2. Por aquel compasivo dolor que atravesó vuestra alma al partir con tanta prisa para Egipto, con vuestra Esposa María y el Niño Dios, encubiertos con el silencio y oscuridad de la noche:
3. Por los trabajos que padeciste, cuando entraste con el Niño Dios y su Santísima Madre en aquellos desiertos arenosos y despoblados pasando las noches al sereno (y en tiempo de invierno)
4. Por el gozo y alegría que tuviste, cuando al entrar el Niño Dios y su Santísima Madre en Egipto se caían los ídolos, los templos y los altares de la idolatría:
5. Por el dolor que padeciste al saber la crueldad que Herodes usó con los Niños
inocentes de Belén, y de toda la comarca, viendo con los ojos de tu alma la matanza que en ellos se hizo:
6. Por aquella estrenada pobreza que tuviste en Egipto los primeros días después que tomaste asiento en la ciudad de Heliópolis, pues que no tuviste que dar a la
Reina el Cielo y a su Unigénito, más alimentos que los que recogías de limosna:
7. Por el gozo y gran consuelo que sentías, cuando tomabas en tus brazos al
Niño Dios, para alivio de tu trabajo y cansancio:
8. Por el gozo y alegría que tuviste al oír las primeras palabras, que pronunció el Niño Dios:
9. Por el gozo alegría que te causaba el Niño Dios a verle andar en pie por sí mismo, y de tan rara hermosura:
10. Por las maravillas que se obraron en todo el Egipto, por las almas que se salvaron, y los enfermos que se curaron el tiempo que viviste en Heliópolis:
-Gloria a Jesús, José y María. a quienes encomiendo el alma mía.
EL REGRESO DE EGIPTO
+Os suplico, castísimo José, te dignos am pararme ahora y en el tiempo de mi agonía, y asistirme con Jesús y María en aquel tremendo día. Amen.
1. Por aquella santa conformidad, que tuviste a la voluntad Divina al oír, cuando el ángel te dijo, que tomases al Niño y a la Madre, y volvieses a la tierra de Israel, porque ya era muerto Herodes, y los demás que perseguían al Niño:
2. Por los trabajos que padeciste en este viaje tan penoso y dilatado, desde Egipto a la tierra de Israel, caminando con el Niño Dios y su Santísima Madre por desiertos y arenales:
3. Por el dolor que tuviste al oír, que en Israel reinaba Arquelao, por si este habría heredado con el cetro la crueldad de su padre Herodes:
4. Por el gozo y alegría que tuviste, cuando el ángel te dijo que fueses á Nazareth de Galilea y vivieses seguro:
5. Por el gozo y gran consuelo que tuviste, viéndote ya en tu casa de Nazareth con vuestra Esposa María, y con el Niño Dios, que venía tan crecido y lleno de gracia y virtud:
6. Por aquella peregrinación y jornada que hacías todos los años al templo de Jerusalén en el tiempo de la Pascua de los Ázimos en compañía de Jesús y María, a cumplir el recepto de la ley de Moisés;
7. Por el dolor y amargura que padeciste en aquellos tres días, cuando en una de estas jornadas, se quedó perdido el Niño Jesús en el templo de Jerusalén, a los doce años de su edad:
8. Por el gozo y alegría que tuviste, cuando le hallaste al Niño Dios en el templo disputando con los doctores, y lo condujisteis con vos á Nazareth, donde estaba obediente y sujetos vos, como si fuese vuestro verdadero hijo:
9. Por aquellas enfermedades y dolores, que padeciste en los últimos años de tu santísima vida:
40. Por aquella preciosa y felicísima muerte que tuviste con la presencia y asistencia, de Jesús y María:
-Gloria a Jesús, José y María. a quienes encomiendo el alma mía.
ORACIÓN
Dulcísimo Padre, y abogado mío, Señor San José, bien conozco, que no soy digno, sino indignísimo, que mis ruegos y peticiones sean oídas y despachadas de tu purísima Esposa y preciosísimo Hijo; por eso confiado en tus poderosísimos merecimientos, y en la grande privanza y valimiento que gozas por tu altísima dignidad, desde hoy para hoy, para toda mi vida, y para la hora de mi muerte, te escojo por mi especialísimo, y fidelísimo Abogado. Recibe me debajo de tu poderosísimo patrocinio; en tus manos pongo, y por ellas ofrezco a Jesús y María, mi vida y muerte, mi cuerpo y mi alma, pensamientos, palabras, obras, y todas mis necesidades espirituales y temporales. Yo te pido, que ofreciendo a Jesús el purísimo corazón de tu Santísima Esposa, los castísimos pechos con que le dió de mamar, y también tu dulcísimo corazón y las manos con que le sustentaste, que me alcances por toda mi vida, en todo y por todo, lo que más me conviniere para el bien de mi alma; y que a la hora de mi muerte me asistas con tu poderosísimo patrocinio, para que merezca gozar para siempre después e mi vida, en tu dulcísima compañía de mi amantísimo Redentor Jesús y de su Purísima Madre María Santísima, tu castísima Esposa, y piadosísima Madre mía. Amen.
-Jesús, José y María, el corazón os doy, el alma mía.
-Alabanzas y gracias dé siempre el alma mía; al nombre de Jesús, de José y de María.
-Jesús, José y María y asistidme en la agonía.
OFRECIMIENTO
Os ofrezco, castísimo José, esta visita en reverencia de vuestras heróicas virtudes, gracias y privilegios, y en memoria de los dolores y gozos, que ‘tuviste y padeciste en los días de vuestra Santísima vida: y os suplico, que, así como Jesús y María os asistieron en la hora de vuestra muerte, así también tengo yo en aquella hora la dicha de verte con tal compañía, para que después vaya a gozar de ella eternamente en la gloria. Amen.
DESPEDIDA
Adiós ilustre José,
Casto Esposo de María,
Mañana yo volveré,
Para hacerte compañía.
Con tu santa bendición,
La de Jesús y María,
Voy a pasar este día
En vuestra contemplación.
Con tan tierna devoción
Recibo tanta alegría,
Que espero gozar un día
En vuestra eterna mansión. Amen.
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