VISITA
PIADOSA AL SANTÍSIMO CRISTO DE LAS AMPOLLAS
QUE
SE VENERA EN LA SANTA IGLESIA CATEDRAL DE YUCATÁN, MÉXICO
Hoctún,
Yucatán
Año
de 1914
ORACIÓN
Cubierto de rubor y de vergüenza, vengo a vos ¡Oh Dios de amor! Al ver mi ingratitud y el olvido de vuestras finezas. No quisiera levantar mis ojos a miraros, oprimido del enorme peso de mi maldad, más cual otro publicano desde el abismo de mi nada, solo os pido que me seas propicio y tengáis misericordia de mí. Si, Señor, este solo alegato le queda al desgracio que dejó vuestra casa, que extravió sus caminos, que se alejó a la región distante del pecado. Más al ver la bondad con que recibís al pródigo, cobra aliento mi corazón, y sin detenerme más en mis revoluciones, me vuelvo a vos, y publico mis pecados diciendo las palabras de aquel hijo que lloraba arrepentido su desgracia: Padre mío, peque contra el cielo, y delante de ti, ya no soy digno de llamarme hijo tuyo: Hazme Señor, como uno de tus criados. Franquéame ¡Oh Jesús mío dulcísimo! La entrada a esas tus Llagas, y halle una benigna acogida en el Sagrado de tu amantísimo corazón. Amén.
Ahora
se rezan las cinco Llagas, diciendo un Padre nuestro y Ave María, después de
las siguientes:
AL
PIE IZQUIERDO
Por
la Llaga que sangrienta
En
el pie izquierdo tenéis
Que
tanto al perdón me alienta,
Pido,
mi Dios, que ajustéis
Con
vuestra sangre mi cuenta.
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
AL
PIE DERECHO
Pues
un mar de llagas hecho
Estáis
mirando mi Dios,
Tan
mal herido mi pecho,
Curadme
con la que vos
Tenéis
en el pie derecho.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
A
LA MANO IZQUIERDA
Por
la de la mano izquierda,
Que
os hizo el clavo cruel,
Que
vuestro dolor recuerda
Clavadme
en ella con el
Para
que yo no me pierda.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
A
LA MANO DERECHA
Pues
por mi remedio es hecha
La
Llaga que me mostráis
Pido,
al dar la cuenta estrecha,
El
que en ella me pondréis
A
vuestra mano derecha.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
AL
SANTÍSIMO COSTADO
Por
la del Costado abierto,
Que
muerto la lanza abrió,
Y
que es mi seguro puerto,
Os
pido no tenga yo
Que
sentir después de muerto.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
ÚLTIMA
Pues
vuestra Sangre, Señor,
En
mi remedio se emplea
Concédeme
vuestro amor,
Y
no permitáis que sea
Ingrato
a tan gran favor.
Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
¡Oh Dios mío dulcísimo! Yo se que la vida verdadera consiste en conocerte y en amarte a ti y al que enviaste a la tierra, que es Jesucristo tu Hijo Unigénito, en quien tienes todas tus divinas complacencias. Te pido, pues Señor, por el mismo la luz para conocerte y amarte.
Si,
Dios mío: conózcate y ámete a ti, conocedor mío, que has hecho morir por amor
mío en esa cruz a tu verdadero Hijo Jesús con una muerte cruel, dura y
afrentosa, por ampararme a mí, lo desamparaste, por consolarme a mí, le hiciste
beber el cáliz de la pasión y la amargura, y, lo que, es más, para que sufriera
sumo dolor, cargaste sobre el las iniquidades todas y los pecados míos, y de
todos los hombres. ¡Que amor tan infinito y tan mal correspondido! ¡Ah! ¡Asómbrense
los cielos y sean conmovidos los ejes de la tierra al ver tan gran exceso de
finezas y este extremo infinito de amor! Ruégote pues ¡Oh Jesús! ¡Oh Hijo
Unigénito del Padre! ¡Oh dulce amador y abogado mío! que muestras esas llagas, preséntale
siempre a tu Eterno Padre esas señales de tu infinito amor, para que registre
en ellas la escritura que rasgaste del decreto de muerte, dado en el paraíso en
castigo del pecado contra mí, para que, viéndola tu Padre, me conozca por suyo
y me perdone. Amén.
ORACIÓN
A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
¡Oh
Reina Soberana y Divina Señora, en cuyas manos puso a vuestro Hijo Santísimo la
suerte mía y la de todos los mortales, cuando en la persona del Evangelista San
Juan os nombro por Madre, Amparo y Asilo mío, y de todos los hombres! Yo os
suplico Señora, volváis vuestros ojos misericordiosos a este humilde esclavo, y
el más miserable y pequeñuelo de vuestros hijos, pero que se precia de amaros,
y pone en vos su suerte, para que con vuestro manto lo cobijéis y le hagáis participante
de vuestras piedades y de vuestra clemencia. Amén.
Una
Salve a María Santísima.
ORACIÓN
FINAL
Dios
nuestro Señor nos bendiga, nos defienda, nos de su auxilio y tenga misericordia
de nosotros, vuelva a nosotros su piadosísimo rostro, nos dé paz y salud. Dios
nuestro Señor bendiga esta casa, cuide a todos los que en ella estamos y habitamos,
a ella y a nosotros nos libre de todas las calamidades, en virtud del dulcísimo
nombre de Jesús.
Jesús
Nazareno, rey de los judíos, líbranos Señor, de todos nuestros enemigos del
alma y cuerpo.
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