EJERCICIO
DE LOS TRES PADRES NUESTROS PARA OBTENER UNA SANTA AGONÍA Y BUENA MUERTE
Compuesto
por Fr. Pantaleón García
León,
1856
PRIMER
PADRE NUESTRO
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Padre nuestro…
ANTÍFONA
Salvador del mundo, sálvanos: y á tí
que con tu cruz y tu sangre redimiste
al mundo, rogamos que nos asistas.
ORACIÓN
Señor
mío Jesucristo, por tu agonía sacratísima, y por la oración por la cual rogaste
por nosotros en el Huerto de Getsemaní, cuando sudaste sangre con tanta
abundancia que corrió por la tierra; ruégote, que, por la muchedumbre de sudor sanguíneo,
que angustiado derramaste por nosotros pecadores, te dignes de ofrecerla al
Padre Eterno contra la muchedumbre de todos los pecados de tu siervo N.
y librarle en esta hora de todas las angustias y penas que por sus pecados teme
que ha merecido: tú que vives y reinas coa Dios Padre en
unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos. Amén
SEGUNDO
PADRE NUESTRO
Señor,
ten piedad
Cristo,
ten piedad
Señor,
ten piedad
Padre
nuestro…
ANTÍFONA
Santifícanos,
Señor, con la señal de la Santa Cruz, para que sea nuestra defensa contra las
armas de todos nuestros enemigos. Defiéndenos, Señor, por tu Santa Cruz, y por
el precio de tu sangre con
ORACIÓN
Señor
mío Jesucristo, que tuviste por bien morir por nosotros en una cruz, yo te pido
que, por la amargura de todos tus trabajos, que por nosotros miserables pecadores,
padeciste en la Cruz, principalmente cuando tu santísima alma salió de tu cuerpo,
te dignes ofrecerla y presentarla a Dios Padre Omnipotente por el alma de N.
y librarle en esta hora de su muerte, de todos los pecados y trabajos que por
sus pecados tiene merecido. tú que vives y reinas coa Dios Padre en unidad del
Espíritu Santo, por todos los siglos. Amén
TERCER
PADRE NUESTRO
Señor,
ten piedad
Cristo,
ten piedad
Señor,
ten piedad
Padre
nuestro…
ANTÍFONA
Ampara,
salva, bendice y santifica, Señor, a este tu siervo N y por la señal de la
Santa Cruz le quita las enfermedades del alma y del cuerpo, y contra esta senil
ningún peligro prevalezca.
ORACIÓN
Señor
mío Jesucristo, que por bica de tu Profeta dijiste: En caridad perfecta
te amé, y por eso apiadándome de tí te traje a mí: yo te ruego que
por la misma caridad que te trajo del cielo a la tierra a sufrir tantas penas,
te dignes de ofrecerla y presentarla a tu Eterno Padre con todas las penas y
trabajos de tu siervo N. los cuales teme que ha merecido por sus
pecados. Salva su alma en eta hora de su muerte, ábrele la puerta de la vida, y
haz que te goce con todos tus Santos en la gloria: tú que
vives y reinas coa Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, por todos los
siglos. Amén
ORACIÓN
FINAL
Señor
mío Jesucristo, pues nos redimiste con tu preciosa Sangre, escribe en el alma
de este tu siervo N. tus preciosas llagas con tu sangre, para que
aprenda a leer en ellas tu dolor contra todos los dolores y penas que por sus
pecados teme que ha merecido. Imprime en el tu amor, para que se una a tu con
un amor indisoluble, con el cual nunca se pueda apartar de ti y de todos tus
escogidos. Hazla Señor, participante de tu Santísima Encarnación, de tu
gloriosa Resurrección, y de tu admirable Ascensión. Hazla Señor, participante
de tus Sacratísimos Misterios y Sacramentos. Hazla Señor, participante de todos
los beneficios y oraciones de tu Iglesia, y de todas las bendiciones, gracias,
misterios y gozos de tus escogidos que te agradaron desde el principio del
mundo, y concédele que, con todos estos, en tu presencia, te goce eternamente: tú
que vives y reinas coa Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, por todos los
siglos. Amén
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