DEVOCIÓN
DE LOS QUINCE JUEVES EN HONOR DE LA BIENAVENTURADA RITA DE CASIA
EN
MEMORIA DE LOS QUINCE AÑOS QUE PADECIÓ LA LLAGA DE LA SANTA ESPINA EN SU CABEZA
Abogada
de las causas imposibles
Compuestos
por el P. Silvestre Merendino
Año
de 1940
ACTO
DE CONTRICION
Señor
mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, pos ser Vos
quien sois, infinitamente bueno, y digno de ser amado sobre todas las cosas, me
pesa, Señor, de todo corazón haberos ofendido, y propongo con vuestra divina
gracia nunca más pecar, y confió que, por los méritos de vuestra sagrada Pasión
y muerte, me habéis dé perdonar y dar gracias para perseverar en vuestro santo
servicio, hasta el fin de mi vida. Amen.
JUEVES
PRIMERO
ORACIÓN
Oh
gloriosa Santa Rita, tú que fuiste, con un don elegido, otorgado por Dios a las
oraciones, lágrimas y buenas obras de tus padres, recibe nuestra humilde y
ferviente oración. Esperamos de tu intercesión el espíritu de la oración
cristiana, que nos hará volver al cielo con confianza y perseverancia, siempre
seguros de la protección amorosa de ese Dios, que es nuestro padre y que, aun
cuando parece abandonarnos, lo hace para demostrarle nuestra fidelidad y, por
tanto, concedernos sus dones más abundantemente. Somos miserables y débiles,
las pasiones nos abruman, los deseos de la tierra nos arrastran del cielo; pero
queremos elevarnos por encima de todas las miserias y debilidades; queremos ser
verdaderos cristianos. ¡Oh! Tu poderosa ayuda viene a fortalecernos; por tu
intercesión podemos sentir cada vez más viva en nosotros la fe, la esperanza, la
caridad; Arrodillándonos ante tu altar, infundid en nuestro corazón la
confianza, esa confianza que nos hace acudir a Dios como hijos amorosos, y a
nosotros hacer cada vez más seguro de que sólo en él está nuestro descanso y
nuestra paz. Amén.
ORACION
PARA TODOS LOS DIAS
Gloriosísima
Santa Rita, sagrada protectora de imposibles, llamada por boca del mismo Dios,
remedio de afligidos y astro brillante en el cielo de la Iglesia, para conducir
a los mortales al seguro puerto de salvación, consolad, Santa mía, a los
mortales que vivimos en este valle de lágrimas, y alumbrad nuestras almas con
la luz del verdadero desengaño, haciéndolas conocer lo caduco de los bienes
temporales y lo inestimable de los eternos. Y por la preciosísima sangre de
Jesús, y la Inmaculada Concepción de María, su Santísima Madre; manifestad en
nosotros la virtud, poder y gracia que os comunicó el cielo, haciendo que nuestros
corazones se retiren y extraigan de las continuas olas y borrascas que excita
en ellos el peligroso mar del mundo, para que así lleguemos seguros al puerto
de salvación en la Bienaventuranza, para lo cual nacimos, vivimos y debemos
morir, descansando en paz con el Señor, que es el principio y fin de todas las
criaturas. Y también os suplicamos, nos alcancéis el especial favor que
deseamos lograr y os pedimos en este Quincenario, si es para mayor gloria de
Dios y bien de nuestras almas, y, sino que se haga en toda su santísima
voluntad, y nosotros nos conformamos con ella. Amén.
RESPONSORIO
Salúdote
Rita Esposa,
Que
entre espinas de dolor
Naciste
Vaso y aun rosa
De
Cristo, divino Amor.
L/:
Ruega por nosotros ¡Oh Rita!
R/:
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo
Señor
ten piedad Señor ten piedad
Cristo
ten piedad Cristo ten piedad
Señor
ten piedad Señor ten piedad
Santa
María, Madre de Dios R/: Ruega por nosotros
Santa
María, Madre de la Consolación
Santa
María, Reina de todos los Santos
Santo
Padre Agustín
Santa
Madre Mónica
Beato
Simone Fidati
Nuestra
Abogada
Don
elegido del Cielo
Amante
de la soledad
Modelo
de pureza
Ejemplo
de amabilidad
Espejo
de obediencia
Ejemplo
de esposa y madre
Admirable
en la fortaleza
Victoriosa
en la paciencia
Generosa
en el perdón
Heroína
en la penitencia
Viuda
de paz
Generosa
con los pobres
Fiel
de la divina vocación
Modelo
de vida claustral
Jardín
elegido de toda virtud
Enamorada
del Crucifijo
Traspasada
por una espina de Jesús
Fuerte
en el Amor hacia Dios
Adornada
con la gloria del cielo
Gloria
de la Orden Agustiniana
Rica
de particular potencia
Seguro
consuelo de los afligidos
Ancla
de salvación
Patrona
de los enfermos
Santa
de los imposibles
Abogada
de los casos desesperados
Poderosa
auxiliadora de todos
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, Perdónanos
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, Escúchanos
Cordero
de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros.
ORACIÓN: Oh
Dios, que te dignaste infundir a santa Rita de tanta gracia, amor a los mismos
enemigos y llevar en el corazón y en la frente los signos de tu caridad y
Pasión, te pedimos nos concedas por su mérito e intercesión, los sufrimientos
de tu Pasión, para obtener la recompensa prometida a los mansos y a los que
lloran. Amén.
JUEVES
SEGUNDO
ORACIÓN
Oh
Bienaventurada Santa Rita, que desde los albores de tus días sentiste lo dulce
que es entregarse en todo al Señor y con tu corazón lleno de amor divino solo
querías lo que a Dios le agradaría y sería su gloria, ¡Oh! Haznos llegar este
espíritu, que, miserables y ciegos, corriendo tras las falaces ilusiones del
mundo, olvidamos a nuestro Creador y Padre. Obtenednos del Dador supremo de
toda buena gracia celestial, que ilumina la mente, fortalecer nuestro corazón
y, rompiendo la tenaz resistencia de los apetitos malsanos, superando las
dificultades de los enemigos de nuestra salud, hacednos amar solo las ventajas
espirituales. No es en vano, ¡oh amable protectora! que hemos depositado nuestra
confianza y esperanza en ti; acoged amablemente el voto hecho al pie de tu
altar; queremos ante todo lo que eleva el alma a Dios. Acepta este voto y
preséntalo al Padre celestial; Que llegue el día de la bienaventuranza para
nosotros, cuando podamos alabar al benigno Señor contigo por haberlo aceptado
para nuestra eterna salud y felicidad. Amén.
JUEVES
TERCERO
ORACIÓN
Perfecto
ejemplo de obediencia a la voluntad divina, gloriosa Santa Rita, da la
bienvenida a la oración que brota de nuestro corazón, solo deseosa de hacer lo
que pueda hacerla similar a ti. Nuestra alma rebelde y arrogante sólo quiere lo
que le place y se olvida de reconocer en quienes nos mandan al representante de
Dios, quien nos manifiesta su voluntad para nuestra santificación y salud. ¡Oh!
Tú, Patrona nuestra, pide que las raíces de la rebelión y el orgullo sean
destruidas en nosotros; Que nuestra cabeza se incline humildemente, que
nuestros deseos terrenales sean quebrantados y ofrecidos como un holocausto de
propiciación y obediencia al Señor. Queremos honrarte con el más digno de los
honores: hacernos semejantes a Ti; pero somos débiles y nuestras resoluciones
pronto se debilitan y languidecen. Con tu protección ven en nuestra ayuda;
Nuestro homenaje se elevará a Ti, cuando, tu misericordia, seremos tus
imitadores en seguir y acoger la voz de Dios. Amén.
JUEVES
CUARTO
ORACIÓN
Oh
Santa Rita, tú que nos diste tan brillante ejemplo de paciencia, obtennos
nuevamente del Señor la gracia de poder imitarte en esta virtud tan difícil para
nuestra debilidad; ¡Mira cuánto nos oponemos al sufrimiento, como al
surgimiento de las más pequeñas adversidades, nos dejamos llevar por el ímpetu
de la ira y el resentimiento! ¡Oh! Haz que, a tu ejemplo y gracias a tu ayuda,
todo dolor pueda triunfar en el nombre de Dios, digno de ser amado; Que la
gracia de Dios nos mueva, penetre en nuestro corazón todavía carnal, comprima
sus rebeliones y asperezas y en cada ocasión próspera o adversa, no escuchemos
de nuestros labios sino una sola palabra: “Bendito sea el Señor; bendecido en
alegría y tristeza, bendecido en salud y enfermedad; bendecido en esta vida,
con la esperanza de poder bendecirlo eternamente en el cielo. Amén.
JUEVES
QUINTO
ORACIÓN
Oh
admirable Santa Rita, que al perdonar a quienes te habían desgarrado el
corazón, demostraste cuán heróica era la virtud del perdón en ti, dejad que la
llama de la caridad divina se encienda aún en nuestros corazones, que destruya
todo sentimiento de aversión y odio a los que nos han ofendido. Todos los
hombres son nuestros hermanos, todos somos hijos del mismo Padre; sin embargo,
por ceguera y malicia, a una simple palabra, un acto contrario a nosotros,
surgen de nuestra alma, acentos de desprecio, llegan a nuestros labios palabras
punzantes y duras: a la menor ofensa, solo solicitudes para satisfacer la
pasión, invocamos solo daño y ofensa. ¡Oh santa gloriosa!, nos volvemos a ti,
confundidos y aterrorizados por nuestra miseria y malicia, pidiendo tu ayuda,
ya sea por tu intercesión, confundido el espíritu de odio y asesinato, que ante
nuestra mirada está el crucifijo y en nuestro oído resuena el acento supremo
del Hijo de Dios agonizante, y al mismo tiempo llega la fuerza suprema, que en
el ofensor nos hace reconocer al hermano, que dan la fuerza para poder repetir
siempre lo que ahora decimos al pie de tu imagen: "¡Sí, perdón! No más
ofensas entre los hombres, porque todos debemos unirnos en Dios, porque Dios es
el Padre celestial de todos; ¡No más ofensas, no más, porque todos debemos
unirnos en Dios, porque Dios es el Padre celestial de todos; ¡No más ofensas,
no más, porque todos debemos unirnos en Dios, porque Dios es el Padre celestial
de todos; ¡No más ofensas, no más! Amén.
JUEVES
SEXTO
ORACIÓN
He
aquí, oh S. Rita, a tus pies las almas que con demasiada frecuencia son
vencidas por la desesperación, que débiles y miserables no son capaces de
resistir una larga lucha, que no luchan un día entero si no tienen la esperanza
de ser capaz de descansar para mañana. Tú, que fuiste tan perseverante en los
rechazos más tenaces, que no te permitiste correr siempre animadamente en el
camino de Dios, por más difíciles que se opusieran los obstáculos en tu camino,
ven en ayuda de nuestra debilidad. Sin la ayuda divina, no podríamos permanecer
constantes en el bien: demasiado fuerte es el deseo de ver cumplidos nuestros
impulsos hacia el cielo, porque podemos mantener en alto nuestros pensamientos
y aspiraciones durante mucho tiempo. Pero aún sabemos que podemos hacer todo en
Aquel que nos consuela. ¡Oh Protectora nuestra! obtén para nosotros la gracia
divina para fortalecernos, que templan para bien nuestros corazones tiernos y
carnales. Bajo tu guía, apoyados por tu poder, perseveraremos en el deseo,
hasta alcanzar la recompensa prometida; y la alabanza llegará sola y eterna al
llanto. Amén.
JUEVES
SÉPTIMO
ORACIÓN
Oh
gloriosa Santa Rita, en la práctica plena e ininterrumpida de tus deberes
religiosos das un brillante ejemplo del cumplimiento de tu estado: deja que
este ejemplo tuyo sea un poderoso estímulo para cumplir, con un corazón
iluminado por el deseo de conformarte a lo divino, lo que requiere nuestra
condición. Dios, por su inmensa bondad, quiso que todo fuera útil para nuestra
santificación y que las necesidades de la vida y las preocupaciones materiales,
aceptadas de su mano y ofrecidas a él, se transformaran en méritos de gracia y
virtud. Por tu bondad podemos hacer uso de este don celestial, suplicamos por
la luz que guía nuestra mente, la llama que enciende nuestro corazón, para que
en las cosas voluminosas y pasajeras del mundo cosechemos la mies celestial.
Por la bondad divina y tu intercesión, todos trabajemos juntos por nuestro bien
y nos acercan a la patria, a la que el alma suspira en medio de las miserias
del peregrinaje eterno. Amén.
JUEVES
OCTAVO
ORACIÓN
Oh
apasionada amante del Crucificado, invencible Santa Rita, que al menos una
parte de tu amor por la tribulación se transfunda en nuestros corazones. Deja
que nuestra mirada se abra para contemplar toda la belleza cristiana del dolor,
deja que nuestra alma experimente su dulzura y bondad. Sabemos que Cristo
eligió voluntariamente la Cruz y las tribulaciones, rechazando la alegría ;
esto debería hacernos más que convencidos de que el verdadero bien no está en
sonreír sino en lágrimas, y que el hombre debe sufrir si quiere hacerse digno
de su Dios. Pero nuestra miseria y ceguera es tan grande que llamamos felices a
los afortunados y odiamos la sana amargura del dolor. ¡Oh Protectora nuestra!
vienes a iluminarnos con tu ejemplo, para que aspiremos a unirnos con Jesús,
aceptando pacientemente cada dolor y adversidad: y aunque lejos de la
perfección, consíguenos lo que todavía podemos, mirando al cielo donde nos
espera la salud y de donde viene la fuerza y repetir las sublimes palabras de
san Pablo: "Estoy rebosante de alegría en todas mis tribulaciones" Amén.
JUEVES
NOVENO
ORACIÓN
Oh
Santa Rita, que nuestras oraciones te lleguen hoy y conmuevan tu corazón con
piedad. ¡Cuántas miserias morales nos afligen! Mientras nuestra alma corre tras
la vanidad, se olvida de su Creador y del verdadero bien. Descuidados y
opuestos a reunirnos dentro de nosotros mismos para escuchar la voz de Dios,
que en silencio nos habla amonestando y consolando, nuestras miradas, nuestra
memoria, nuestros deseos y afectos, todo anhela las conversaciones, los
placeres y los ruidos del mundo. Te imploramos tu ayuda para rendirnos al amor
del cielo: tomas nuestro corazón, lo acercas al tuyo y al contacto purificador,
quitas su inconstancia y ligereza nativas. Que el amor del cielo nos anime las
conversaciones y los ruidos de la tierra y por tu misericordia aprendamos
todavía que no hay alegría, no hay esperanza, no hay mayor paz que la que Dios
concede a quienes, sin importar ni despreciar las vanas palabras de los
hombres, sólo buscan escuchar en silencio la voz divina. Amén.
JUEVES
DÉCIMO
ORACIÓN
Oh
gloriosa Santa Rita, tú que fuiste encendida por el amor divino, danos la
bienvenida bajo tu protección, y déjanos imitarte. Conocemos toda la necesidad,
la rectitud, la paz y la bondad, que se encuentra en el amor a un Dios tan
bueno y grande, a un Dios que nos ha colmado de sus beneficios y para quien
cada momento de nuestra vida marca un beneficio. Sin embargo, mezquinos y
humildes, no podemos elevarnos a la altura de la caridad divina sin la ayuda de
la gracia divina. Tú, protectora nuestra, obtén esta gracia para nosotros, para
que nuestra alma se transforme, para que deseemos ardientemente competir en el
amor divino con los santos y con los ángeles. Del Señor, caridad eterna y
misericordia eterna, Padre misericordioso de nuestra alma, implementa el tesoro
de la caridad divina y cuanto más ferviente se eleve hacia ti nuestra oración,
más grata y acogedora la presentarás al Señor. Amén.
JUEVES
UNDÉCIMO
ORACIÓN
Confundidos
por la certeza de nuestra indignidad, nos dirigimos a Ti, oh Santa Rita. El
precepto y ejemplo del Señor, la vida de los santos y de las almas
verdaderamente cristianas nos inculcan en todos los sentidos la necesidad de
amar al prójimo, de alimentar sentimientos de la más tierna caridad para con
todos: pero nosotros, amantes sólo de nuestras conveniencias, obedientes a
pasiones incorrectas, las olvidamos con demasiada frecuencia en la práctica,
aunque el labio todavía repita el acto de amor. ¡Oh Protectora nuestra! la tierna
caridad, que por los pobres y pecadores alimentaste en la tierra y que ahora,
sublimada en Dios, con más intenso ardor, conmueve tu corazón, conviértela en
nuestro provecho; que sea un noble triunfo de tu caridad, que es la caridad de
Dios, la transformación de nuestra alma, que del frío se inflama de amor, del
egoísta lleno de cariño por los demás, desde el deseo sólo de su propio bien,
consagrado al alivio de toda persona infeliz. Acepta nuestra oración, oh Santa
Rita, y escuchados por ti, haznos repetir día a día la acción de gracias más
plena y sentida a la infinita misericordia de Dios. Amén.
JUEVES
DUODÉCIMO
ORACIÓN
Oh
Santa Rita, te presentamos la resolución, nacida de la consideración de tus
penitencias, de querer mortificar toda mala tendencia, de ofrecer al cielo el
sacrificio de nuestros deseos terrenales para hacernos dignos de las
bendiciones divinas. Acoged amablemente nuestro ofrecimiento, y Vos que lo
inspirasteis, consigue que podamos observarlo con fidelidad y amor: aseguraos
de que nuestra resolución no sea en vano y que, en cuanto volvamos a nuestras
ocupaciones habituales, no lo olvides, volviéndote como antes inmortal e
intolerante a toda restricción. Queremos hacernos semejantes a ti, oh Protectora
nuestra, lo sabemos, nuestra voluntad es débil y lábil, pero tu intercesión es
poderosa; esto, por tanto, nos fortalece y devuelve la virtud al alma inclinada
al mal. Dale nuevamente al mundo esta demostración de tu poder, de la inmensa
gracia que el Señor te concede; que nuestras voluntades rebeldes se inclinan a
aceptar la adversidad con resignación y alegría, que, sobrios y templados,
sabemos negarnos a los placeres de los sentidos, para aspirar sólo a los
consuelos del espíritu. Amén.
JUEVES
DÉCIMO TERCERO
ORACIÓN
Oye,
oh Santa Rita, escucha nuestra esperanza y nuestro consuelo, nuestra humilde
oración. ¡Qué abismo de miseria tenemos en nosotros! Con tu intercesión, sana y
abre nuestros oídos, para que oigan la voz de Dios; sana y abre nuestros ojos,
para que vean las señales; sana y fortalece nuestra voluntad, para que sea
decidida y fuerte en obedecerle. Nosotros, hechos para el cielo, nosotros,
herederos del reino de Dios, nos hemos rebajado al barro; aturdidos por el
estruendo del mundo escuchamos las voces, que nos prometían la felicidad de los
bienes terrenales, olvidándonos de la voz severa de nuestro Padre, amonestando
que en el amor a las riquezas habíamos perdido su amor. ¡Oh! Tú que
experimentaste toda la dulzura de los bienes celestiales, infunde una gota de
ella en nuestros corazones; y entonces ya no curaremos nada, nada podrá
apartarnos de su compra; y los bienes materiales no serán buscados por nosotros
ni siquiera al precio de la religión, la justicia, la caridad. Que sea un
espléndido triunfo de tu gracia que todos se conviertan en amantes del cielo,
los que hasta ahora no buscaban y añoraban nada más que la tierra. Amén.
JUEVES
DÉCIMO CUARTO
ORACIÓN
Oh
gloriosa Santa Rita, que formaste el objeto de los placeres de Dios y fuiste
enriquecida por él con los mayores favores y fortalecida con el don de los
milagros, muévete a compadecerte de nosotros, débiles y enfermos, expuestos a
mil tentaciones y peligros. El gran poder que se te ha concedido conviértelo
para nuestro bien. Ahora que vives bendecida y gloriosa, en la seguridad de la
unión perpetua con Dios, puedes hacer tu mejor esfuerzo para que las
bendiciones celestiales se derramen sobre nuestras cabezas y, a través de estas
gracias y bendiciones divinas, la confianza viva y fuerte en el alma en el
cielo. ¡Oh! Consíguenos que, despojándonos de una confianza demasiado falaz en
los medios humanos, que en lo divino crezca en nosotros. Que nuestra alma se
entregue enteramente al Señor, para que espere en el Señor más que en la propia
fuerza, en la propia ingenuidad, en la propia fuerza o en la de toda criatura. Obtén
esta confianza para nosotros, o gran santa; y al pie de tu gloriosa imagen,
prometemos guardarla como un tesoro y bendecirte por siempre. Amén.
JUEVES
DÉCIMO QUINTO
ORACIÓN
Oh
gloriosa Santa Rita, que formaste el objeto de los placeres de Dios y fuiste enriquecida
por él con los mayores favores y fortalecida con el don de los milagros,
muévete a compadecerte de nosotros, débiles y enfermos, expuestos a mil
tentaciones y peligros. El gran poder que se te ha concedido convierte para
nuestro bien. Ahora que vives bendecido y glorioso, en la seguridad de la unión
perpetua con Dios, puedes hacer mejor tu mejor esfuerzo para que las
bendiciones celestiales se derramen sobre nuestras cabezas y, a través de estas
gracias y bendiciones divinas, la confianza viva y fuerte en el alma en el
cielo. ¡Oh! Consíguenos que, despojándonos de una confianza demasiado falaz en
los medios humanos, que en lo divino crezca en nosotros. Que nuestra alma se
entregue enteramente al Señor, para que espere en el Señor más que en la propia
fuerza, en la propia ingenuidad, en la propia fuerza o en la de toda criatura. Obtén
esta confianza para nosotros, o gran santo; y al pie de tu gloriosa imagen,
prometemos guardarla como un tesoro y bendecirte por siempre.
Traducción
del Equipo del Apostolado de la Piedad Popular, a uso exclusivo del mismo y su
difusión a discreción de los miembros. Derechos reservados.
Excelente y santa obra!! La acabo de descubrir. Muchas bendiciones desde Argentina!!
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