sábado, 17 de abril de 2021

NOVENA DE LOS DOLORES DE SAN JUAN APÓSTOL

 


NOVENA DE LOS DOLORES DEL ÍNCLITO APÓSTOL Y GLORIOSO EVANGELISTA SAN JUAN

 

A PETICIÓN DE UNA RELIGIOSA DE NUESTRA MADRE SANTA CLARA

 

Dispuesta por un Minorita Observante del Convento de las Llagas de N. P. S. Francisco, de la Ciudad de los Ángeles

Con Licencia en Puebla, por la Viuda de Miguel de Ortega, año de 1735

 

 

MODO DE HACER LA NOVENA

Hecho con el mayor fervor el acto de contrición, se leerá el dolor que en aquel día se hace memoria y después se dirá la oración, se rezarán tres Padres nuestros, aves Marías y Glorias, para implorar el favor del Poderosísimo Evangelista, y al fin se dirá la oración con que se concluye en todos los días de la novena. Y podrase comulgar en honor de San Juan, el día primero y último, según propusiese el confesor.

 

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Oh Señor y Dios mío, confuso por mi ingratitud con que ofendí la infinita bondad vuestra, no me atreviera a levantar los ojos a vuestra clemencia, sino mirara que vuestra misericordia excede las maldades de todo el mundo. Si atiendes a mis culpas, no bastan mil infiernos para el castigo que por ellas merezco. Pero a tu piedad vuelvo los ojos, te hallo crucificado para mi remedio. ¡Oh bondad infinita! ¡Y cómo te ofendió mi desacato! Si doy Señor, en tus manos por mis quiebras, doy en las mismas que me fabricaron. Pues no me precipites, sino como Autor diestro y poderoso, volvedme a la vida y hazme de nuevo, restituye amoroso la imagen propia tuya, que borraron mis pecados. No me mires como a delincuente, sino como a un necesitado de tu misericordia. Pues en ella confío el perdón de mis yerros, y tu gracia para no volver jamás a ofenderte y vivir y morir en tu servicio. Amén.

 

 

DÍA PRIMERO

PRIMER DOLOR

Cuando la Soberana Majestad de Cristo, predijo que había de entregarle un fementido sacrilegio, acometió a todos sus Discípulos un extraordinario pavor, y aún atónitos todos con tan terrible vaticinio, pálidos sus semblantes, turbados sus corazones, y confusos sus discursos, solo a San Juan acarició la Majestad Divina, para templar su pena y para mitigar su turbación, le recogió sobre su amoroso pecho y seno sagrado.

 

ORACIÓN

Oh Apóstol y Discípulo querido, que padeciste tan penosa tempestad de confusiones cuando oísteis de boca de vuestro Divino Maestro, que había de ser alevosamente entregado, y recibiste el puesto de su pecho y el sagrario de su divino seno para defenderos de tan desecha tempestad: ruegos santo mío, por este singular favor que merecisteis de vuestro Soberano Maestro, que por vuestra intercesión, participe yo de las piedades de dimanan del sagrado seno, para que por la Divina Misericordia y Clemencia, halle mi consuelo y eterno descanso. Amén.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Gloriosísimo y Felicísimo San Juan, Fénix de la Gracia, Cisne de las canónicas letras, Apóstol el más amado, Águila de los Evangelistas, Profeta de infinitos misterios, Mártir de alma y cuerpo, Pontífice de toda Asia, Doctor sin igual, Confesor el más ilustre, Virgen Purísimo, Profesor de la Religión más excelente, Anacoreta de Patmos, Secretario del Eterno Verbo, Protonotario de la Iglesia, Catedrático de prima de las metafísicas de Dios, Decano de la Facultad Teológica, Refulgente lucero de la fé, Claro norte de los católicos, Sol y Sal del Evangelio, Terror de los herejes, Cuchillo de sus dogmas, Hijo del Trueno, Rayo del Orbe, Intérprete del Señor, Lengua del Espíritu Santo, Columna de la Verdad, Espejo de la Apostólica Vida, Comendador y Capellán Mayor de la Reina de los Cielos, Tesorero de la Gloria, Ángel de pureza, Querubín de la Ciencia, Serafín en el amor, Hijo de María, Hermano de Jesús, y su regalado Benjamín, que tantas y tan raras prerrogativas y gracias mereciste recibir de vuestro Divino Maestro, yo os suplico, por el amor con que os amó y os ama mi Salvador Jesús, y por todos los tormentos que padecisteis por su amor, que me alcancéis el favor que pido en esta novena, siendo para gloria de su Divina Majestad, y bien mío, y que por vuestra poderosa y eficaz intercesión, merezca yo amar a Jesús, con aquel amor con que vos lo amasteis, para que no ofendiendo a su Bondad Infinita con mis culpas, y sirviéndole dignamente, mediante su gracia, le goce eternamente en la gloria. Amén.

 

 

 

DÍA SEGUNDO

SEGUNDO DOLOR

Sin recelo de perder la vida, denodado e intrépido, siguió el Evangelista Santo los pasos de su Divino Maestro en el progreso de su pasión, hasta quedar por único discípulo de la Majestad de Cristo, y pasando a dar cuenta a la Reina de los cielos, que pasaba su Santísimo Hijo, y en su compañía, persistió tan constante, como afligido el Discípulo Amado, viendo padecer a su Divino Maestro.

 

ORACIÓN

 Oh Fidelísimo Discípulo y único seguidor de Cristo, nuestro bien, en el tiempo de sus afrentas y congojas, que no descreísteis en vuestra constancia, y fuiste el nuncio de tan amargas noticias. Yo os suplico Sagrado Apóstol, que por vuestra constancia y fortaleza, me alcancéis tolerancia a las adversidades de esta vida, haciéndome compañía con vuestro patrocinio, para que no apartándome del seguimiento de Cristo, merezca gozarle por una eternidad en la gloria. Amén.

 

 

 

DÍA TERCERO

TERCER DOLOR

Después de fijado Nuestro Señor Jesucristo en el Sacro Madero de la Cruz, poniendo en su Madre Santísima sus divinos ojos, y contemplando que quedaba en el mundo sola y sin amparo, quiso templarle esta pena y le dio por hijo al Sagrado Benjamín, y a este le constituyó por Madre, a la Reina Sacratísima, para, así como tal, le atendiese, sirviese y reverenciase.

 

ORACIÓN

Oh dichosísimo amante del Maestro Soberano, que merecisteis sustituir la persona de Cristo, y quedar por Hijo de la Reina de los cielos, suplicoos por esta singularísima prerrogativa vuestra, que, por vuestra intercesión eficaz, consiga yo, asentarme entre los hijos de la Santísima Virgen, para que, no siendo hijo de la ira, sea por la divina gracia heredero de la eterna gloria. Amén.

 

 

 

DÍA CUARTO

CUARTO DOLOR

Acompañado el evangelista San Juan de la Reina y Madre Santísima, vió llegar la terrible hora de la muerte de Cristo, en que estribaba toda la salud de los hombres, y que, entregando su Alma Santísima en manos del Eterno Padre, murió lleno de afrentas y dolores.

 

ORACIÓN

Oh lastimado Discípulo de el difunto Maestro, que perdisteis a un tiempo a vuestro más fiel y mayor amigo, y a vuestro más Soberano Maestro, suplicoos por el dolor que padeciste, viéndole expirar afrentosamente en la Cruz, que me alcancéis de su Majestad Divina, el que perciba yo el fruto de tu muerte, que muerto al mundo, viva solo para servirle en su gracia. Amén.

 

 

 

DÍA QUINTO

QUINTO DOLOR

Muerto nuestro Divino Dueño, dice como testigo de vista nuestro doctor evangélico San Juan, que uno de los soldados, rompió con una lanza su Costado Sacrosanto, y salió aquella Sangre y Agua, en que tantos y tan grandes misterios se contenían.

 

ORACIÓN

Oh fidelísimo testigo de las mayores crueldades que ejecutó la tiranía en la pura inocencia, por el agudo dolor que sentisteis viendo romper con una lanza el lugar que había sido de vuestro descanso, y por el conocimiento que tuviste de los misterios que se contenían en aquella Sangre y Agua, os pido, que me alcancéis de mi Divino Redentor, tal pureza de su amor, que se rompa mi corazón del sentimiento de haberle ofendido con mis culpas, y que limpia mi alma con su preciosa Sangre, sea la Llaga de su Costado la puerta por donde entre mi alma a gozar sus piedad en la gloria. Amén.

 

 

 

DÍA SEXTO

SEXTO DOLOR

Al cruel dolor que sentía la Reina Soberana de no tener sepulcro, para colocar el difunto cuerpo de su Sacratísimo Hijo, correspondía en el Apóstol San Juan el sentimiento de no poder dar alivio en su pena, y cumplida al fin la Divina Providencia, así que Cristo fue bajado de la Cruz y puesto en los brazos de su Santísima Madre, llegó a adorarle y reverenciarle el querido discípulo, vertiendo copiosas lágrimas de dolor y ternura.

 

ORACIÓN

Oh Santo dichosísimo, que merecisteis acompañar en sus aflicciones a la Madre de Dios, y adorar en sus purísimas manos los instrumentos de la Pasión de mi Salvador Jesús y su difunto y lastimado Cuerpo, por los efectos que sintió en estos pasos vuestro corazón amante, os pido me alcancéis de Jesús mi Redentor, que no se aparte de mi memoria, los instrumentos de mi salud y sus penas, y que sepa yo venerarlos para conseguir la salud eterna. Amén.

 

 

 

DÍA SÉPTIMO

SÉPTIMO DOLOR

Dispuesto el entierro de Nuestro Difunto Salvador, levantó el Sagrado Cuerpo, el feliz discípulo, en compañía de otros tres dichosos Varones, para conducirle al sepulcro, donde luego que le colocaron, antes de cubrirte con la lápida, nuevamente le adoró el Evangelista Sacro, con su Santísima Madre y demás de el acompañamiento.

 

ORACIÓN

Oh portento de felicidades y centro de ternuras, Gloriosísimo San Juan Evangelista, que merecisteis levantar y cargar el sagrado cuerpo de Jesús difunto, por esta dicha que su Majestad os concedió, os suplico, que de su Majestad me alcances, que dignamente le traiga yo en mi corazón, y así mismo, os pido que el día de mi muerte, sea por vuestras manos llevada mi alma al eterno descanso de la Patria Celestial. Amén.


 

 

DÍA OCTAVO

OCTAVO DOLOR

Concluido el entierro del Maestro Soberano y demás circunstancias adyacentes, acompañó el Benjamín amado a su Madre Sacrosanta al Cenáculo, en donde cuanto permitía el dolor de la Soledad de esta Reina Purísima, le sirvió de compañía, alivió y consoló en sus angustias y aflicciones su Hijo querido y Evangelista San Juan.

 

ORACIÓN

Oh compañero venturoso de la Reina Soberana, que fuisteis su consuelo y alivio en su mayor angustia y penosa soledad, yo os suplico y pido, que seáis consuelo mío y mi amparo en todas mis aflicciones y trabajos, y que cuando mi alma se vea sola entre la cuenta que ha de dar al Supremo Juez, halle en vuestra compañía y favor, el consuelo que necesita para salir con bendición de aquel tribunal, y para en vuestra compañía, alabar la Majestad Divina por toda la eternidad. Amén.

 

 

 

DÍA NOVENO

NOVENO Y ÚLTIMO DOLOR

Con que no bastaran los dolores que en su alma padeció el Benjamín del Divino Jacob, para ser Mártir de corazón, quiso la Majestad Soberana, para mayor corona de nuestro Apóstol Santo, que por amor padeciese también en el cuerpo, ya siendo en Roma, arrojado en una tina de aceite hirviendo, da dándole a tomar veneno y ya desterrándole a Patmos.

 

ORACIÓN

Oh Campeón invicto, que para mayor alarde de vuestra amorosa fineza para con el Divino Maestro, no solo fuiste mártir en el ama, sino también en el cuerpo, por todos los tormentos y fatigas que os causó la tiranía, os suplico me alcancéis del Maestro Soberano, que mi corazón arda en el óleo de su caridad, y que libre mi alma del veneno de la culpa y desterrado de mi todo género de ofensas, contra la Bondad infinita, cuando salga yo de este destierro, por tu intercesión, merezca ir a gozar las delicias de la Patria Celestial. Amén.

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