miércoles, 7 de abril de 2021

PÉSAME A LA SOLEDAD


PÉSAME A MARÍA SANTÍSIMA,

CON UNA INVOCACIÓN PARA ALIVIO DE NUESTRAS NECESIDADES

 

Imprenta de Antonio Vanegas Arroyo. Calle de Santa Teresa, Núm. 1. México, año 1910.

  

INVOCACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD

¡Oh Madre atribulada! ¡Oh Virgen Dolorosa que al pie de la cruz sufriste cruentos y amarguísimos dolores al contemplar el santísimo cuerpo de tu Hijo pendiente del madero! ¡Fuente inagotable que apagas la sed de todos tus hijos cuando sumisos y arrepentidos, te pedimos seas la intercesora para con tu santísimo Hijo, para que nos perdone! ¡Compadéceme Madre mía, consuélame en mis tribulaciones, guíame en el escabroso sendero de la fe! Conserva purísima Madre, en mi alma encendida la antorcha de la fe para que pueda alcanzar el perdón de todas mis culpas y gozar, cuando muera, de tu divina presencia. Haz que el enemigo se aparte de mí, para que así me aleje del pecado y pueda acercarme a tu divino Hijo.

 

¡Oh Señora!, por las siete llagas de tu castísimo Hijo, ampárame.

 

¡Oh Virgen!, por las tres horas de agonía que tuvo en la cruz, protégeme.

 

Por la soledad en que estuviste, intercede con tu purísimo Hijo para que obtenga yo el perdón de todas mis culpas y el alivio de todas mis necesidades. Amén.

 

 

PÉSAME A MARÍA SANTÍSIMA DE LA SOLEDAD, SEÑORA NUESTRA

Afligidísima Madre de Dios y Señora mía, por cuanto padeciste al pie de la Cruz en las tres horas, principalmente en la última agonía, y por vuestro dolor al expirar vuestro divino Hijo Jesús, os suplico que imprimáis sus llagas y vuestro dolor en mi corazón, asistiéndome en mi agonía, y a todos los que agonicen hoy para que con vuestra protección consigamos una buena muerte.

Aquí se ofrecen tres Ave Marías, para alivio de nuestras penas.

 

 

 

DÉCIMA A MARÍA SANTÍSIMA DE LA SOLEDAD

Dios te salve, reina hermosa,

Llena de grande amargura;

Dios te salve, Virgen pura,

Triste, afligida y llorosa.

Por tu Soledad penosa

Y por tu pena excesiva,

Haz que en mí la gracia viva,

Hasta que logre feliz suerte

Y tú asísteme en mi muerte

Como Madre compasiva.

 

El Illmo. Sr. Obispo de Puebla, concede ciento veinte días de indulgencias por cada letra de la décima, que son veinte y cuatro mil días y otros tantos de la oración, que son cuarenta y ocho mil trescientos setenta días. Suma todo, sesenta y dos mil trescientos sesenta días.

 

 

ORACIÓN

Acuérdate, piadosísima Virgen María, que tu dulcísimo Hijo, antes de morir en la Cruz, te recomendó me recibieras por tu hijo. Dígnate, Señora, de ser mi Madre y como Madre de misericordia extiende tu amorosa vista sobre mi alma, ahora y en la hora de mi muerte. Dígnate poner en mí tus ojos, y mírame con aquella compasiva y amorosa vista con que vistea tu dulcísimo Hijo morir en la cruz, para que por tu intercesión logre mi alma el perdón de mis culpas y merezca ir a gozar de Dios por toda la eternidad. Amén.

 

Querido lector, si quieres tener muchos que pidan por ti en tu última hora, procura circular las presentes devociones.

 

 

ORACIÓN COTIDIANA POR LOS AGONIZANTES QUE HAN DE MORIR EN LAS 24 HORAS DEL DÍA

¡Oh misericordiosísimo Jesús, abrasado en ardiente amor de las almas! Por las agonías de vuestro sacratísimo Corazón y por los dolores del de vuestra inmaculada Madre, os suplico que lavéis con vuestra preciosa sangre las manchas y horrores de todos los pecadores que se hallan en agonía y tiene que morir hoy.

 

Jaculatoria: ¡Oh corazón agonizante de mi amado Redentor!, tened misericordia de los infelices moribundos. Amén.

 

Corazón purísimo de María, rogad por ellos.

 

100 días de indulgencias por cada vez que se rece esta oración, e indulgencia plenaria cada mes, rezándose diariamente tres veces en distinta hora. Estas indulgencias son aplicables a las almas del purgatorio. Pío IX, 1850.


 Colaboración de Carlos Villaman

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