LOS CUATRO DOMINGOS EN HONOR A SANTA RITA
Tomado
del “Devocionario y Mes de Santa Rita de Casia” compuesto por el Rev. Excmo. Mons.
D. Bernardo Martínez Noval O. S. A.
Obispo
de Almería
Año
de 1953
ADVERTENCIA
Una de las devociones más efectivas para alcanzar de Dios, por intercesión de Santa Rita, una gracia especial, es la conocida de Domingos consagrados a los cuatro estados de soltera, casada, viuda y religiosa. Es costumbre hacer esta devoción los domingos, como días consagrados al Señor, y para honrar las virtudes en las que se destacó Santa Rita, que fueron: prudencia, en un solo estado, porque supo vencer, con la gracia divina, los peligros y las dificultades que rodean a la juventud en todas partes; la justicia, por la justicia con que reguló sus acciones dentro del matrimonio, sin apartarse del justo límite en el que la esposa y la madre cristianas deben conservarse; La castidad, porque, a pesar de ser viuda, aún niña, y haber conservado su gran belleza, fue constante en repeler los impulsos de la carne y las vanidades del mundo. En este estado practicó con gran fe y caridad obras de piedad y misericordia con los pobres y necesitados. Finalmente, fue un modelo de templanza, porque parecía un ángel en carne mortal. Admirado por los más perfectos de virtud, estaba tan arrepentida y mortificada que, durante los años que vivió en el Convento, se privó de los manjares más delicados, y muchos días, si no a diario, disciplinó su cuerpo tres veces: una vez, convirtiendo pecadores, otro, para las personas caritativas y benefactores de los pobres, y el tercero, para las almas del purgatorio. Por todo esto, los devotos de Santa Rita obtendrán gracias singulares, con devoción, con verdadera fe y confianza, cuatro domingos en honor a Santa Rita.
Nota.
Como el mes consagrado al Santo es cualquiera del año, fácil de agregar los
cuatro domingos a este. La forma de hacerlos es bastante simple. Después de que
te hayas confesado y comulgado, se dice lo siguiente:
ORACIÓN
Dios
mío y Señor, que has enriquecido tu Iglesia con el hermoso ejemplo de la vida y
las virtudes de Santa Rita, y me has concedido la gracia de la devoción a tu
Santa: Concédeme, Señor, imitar los ejemplos de virtud y santidad que practicó
en todos los estados de tu vida y la gracia especial que ahora les pido por su
intercesión. Amén.
Entonces
se dicen las siguientes jaculatorias:
-Alabado
sea el Padre eterno, que suscitó en este mundo Santa Rita de Casia por modelo
de los jóvenes cristianos. Amén.
Un
Padre Nuestro, cuatro Avemarías y Gloria
-Alabado
sea el Hijo de Dios, que con su gracia hizo de Santa Rita el modelo perfecto de
mujeres casadas. Amén
Un
Padre Nuestro, cuatro Avemarías y Gloria
-Alabado
sea el Espíritu Santo, por haber ilustrado con sus luces a Santa Rita, para que
fuera una viuda pura, penitente y maestra de vida espiritual. Amén.
Un
Padre Nuestro, cuatro Avemarías y Gloria
-Alabado
sea la Santísima Trinidad por haber acumulado en Santa Rita los dones de
agradecimiento más preciados espiritualmente, para que sea un modelo perfecto
del estado religioso y de la vida evangélica. Amén.
Un
Padre Nuestro, cuatro Avemarías y Gloria
-Alabemos
y demos gracias a María Santísima por la especial predilección con la que amó a
Santa Rita. Amén.
Un
Padre Nuestro, cuatro Avemarías y Gloria
-Alabemos
y demos gracias a San Juan Batista, San Agustín y San Nicolás de Tolentino, por
su amorosa protección que tuvieron con Santa Rita, presentándola en el Convento
de Casia. amén
Un
Padre Nuestro, cuatro Avemarías y Gloria
ORACIÓN
Oh
poderosa Santa Rita, llamada Abogada de los casos desesperados, socorredora en
la última esperanza, refugio y salvación en el dolor, que conduce al abismo del
delito y de la desesperación: con toda la confianza en tu celestial poder,
recurro a ti en el caso difícil e imprevisto que oprime dolorosamente mi
corazón. Dime, oh Santa Rita, ¿no me vas a ayudar tu?, ¿no me vas a consolar?
¿Vas a alejar tu mirada y tu piedad de mi corazón, tan sumamente atribulado?
¡Tú también sabes lo que es el martirio del corazón, tan sumamente atribulado!
Por las atroces penas, por las amargas lágrimas que santamente derramaste, ven
en mi ayuda. Habla, ruega, intercede por mí, que no me atrevo a hacerlo, al
Corazón de Dios, Padre de misericordia y fuente de toda consolación, y
consígueme la gracia que deseo (indíquese aquí la gracia deseada).
Presentada es seguro que me escuchará: y yo me valdré de este favor para
mejorar mi vida y mis costumbres, para cantar en la tierra y en el cielo las
misericordias divinas.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
Después de este piadoso ejercicio, que el alma devota se concentre en sí misma y Pídale a Dios la gracia especial que desea lograr. Al mismo tiempo, trate de vivir esa fe y confianza que tan admirablemente brilló en Santa Rita.
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