NOVENA
DE CRISTO NUESTRO REDENTOR
A QUIEN
VENERA LA DEVOCIÓN CRISTIANA CON EL TÍTULO DEL SANTÍSIMO CRISTO DE OTATITLÁN,
EN EL OBISPADO DE OAXACA
Con
licencia del ordinario en Puebla de los Ángeles, por la Viuda de Miguel de
Ortega, en el Portal de las Flores.
Año de
1747
DISPOSICIÓN
PARA LA NOVENA
Siendo el
principal fin de las novenas, el dedicarle las almas por el espacio de nueve
días a Dios nuestro Señor, y siendo objeto de nuestro Dios humanado, venerando
a su Majestad en su crucificada Imagen. El mejor modo de conseguir la verdadera
veneración, será confesando y comulgando el primer y último día, y ayunando
tres días, y su no pueden hacer los ayunos, ni las comuniones, pueden
disponerse con el acto de contrición hecho con verdadero afecto de corazón, y
dar algunas limosnas, según las fuerzas de cada uno, y arrodillados ante una
Imagen de Cristo Señor nuestro Crucificado, en la Iglesia o en su casa, dirán:
ACTO DE
CONTRICIÓN
Dulcísimo Jesús,
que por amor del género humano, cautivo del demonio por la culpa, quisisteis
ser coronado de espinas, azotado y Crucificado, dándonos con tu muerte, vida, para
conseguirla y aprovecharme, dulcísimo Jesús, de tus tormentos, rendidamente te
pido, me des un verdadero dolor de todos mis pecados, firmísimo propósito de la
enmienda, y verdadera confianza del perdón, para que haciendo rigurosa
penitencia de mis culpas, pueda con verdadero afecto de corazón, clamar con tiernas
voces y llorar con lágrima de verdadera penitencia todas mis culpas, las que
detesto, dulcísimo Jesús, de las que me arrepiento Divino Redentor, las que
aborrezco, mi Soberano Señor, y me pesa de haber ofendido, y prometo mediante
los auxilios de tu gracia, hacer una verdadera confesión de todas mis culpas,
para conseguir la verdadera vida de la gracia. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Dulcísimo Jesús,
amorosísimo Jesús, benignísimo Jesús, con toda humildad y rendimiento te
venero, alabo, adoro y confieso por mi verdadero Dios, y hombre, confesando a
gritos mi fé, el que eres cuanto Dios. Unigénito de María Santísima, nuestra
Señora, Virgen antes del parto, en el parto y después del parto, en cuyo
purísimo vientre tomó carne humana la segunda persona de la Santísima Trinidad,
por obra del Espíritu Santo, para que, vestido de nuestra carne humana la
Persona del Divino Verbo, siendo por su naturaleza divina inmortal, e
impasible, fuisteis mi Jesús, mortal y pasible, en cuanto hombre por amor a los
hombres, así mismo mi Jesús santísimo, adorándote como a mi Juez, te propongo y
prometo, vivir y morir en este
conocimiento, confesando todos los misterios de nuestra Santa Fé Católica,
según como lo enseña nuestra Madre la Iglesia, los que creo firmemente y
confieso, y te pido rendidamente por la mayor exaltación de la Iglesia,
extinción de las herejías, conversión de los infieles y herejes, por la paz
entre los príncipes cristianos, santifica con tu preciosa Sangre, con tus
diligentes amorosísimos pasos, y con tu divina presencia, por ultimo te pido la
redención de los cautivos, y todo el mundo se postre humilde, y se rinda
obediente a los pies de nuestro Sumo Pontífice, para que adorando a nuestro
verdadero Dios, logre todo el orbe, el copiosísimo fruto de tu Preciosísima
Sangre. Amén.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Con todo el afecto
de mi corazón, postrado en las aras de tu clemencia, dulcísimo Jesús, te adoro
y te doy repetidas gracias, porque desde pequeño Niño, tiernísimo amante de las
humanas criaturas, derramaste en la Circuncisión tu Preciosísima Sangre,
dándonos en ella el más preciado tesoro: por esta generosa dádiva, reconocida
mi ingratitud cristiana, te repito las gracias y te pido, me perdones todas las
culpas de mi juventud, y me des luz para confesarlas y arrepentirme de ellas.
Amén.
Se rezan tres
Credos y luego dirás la siguiente:
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Dolorosísima,
Purísima y Amorosísima Virgen María, mi Señora, con toda humildad te venero, y
confiado en tu piedad te suplico, con todo rendimiento, ofrezcas al Padre
Eterno los dolores, angustias, afrentas, agonías, Pasión y Muerte de mi Señor
Jesucristo, para que a vista de Sacrifico tan agradable de sus divinos ojos, y
a influencia de tus poderosos ruegos, me conceda su Majestad los divinos
auxilios, para que haciendo rigurosa penitencia de mis culpas en esta vida, me
conceda por tu intercesión, su gracia y en la eterna la gloria. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Con todo el afecto
de mi corazón, deseo, mi amorosísimo Jesús, bendecir y alabar tu divina bondad,
por la que te dignaste padecer muerte de Cruz, para libertarme de la muerte de
la culpa. Quien pudiera, dulcísimo Jesús, convertirse en lenguas, para publicar
tan rara fineza ejecutada por los hombres, a esmero de tu divino amor. Dadme,
benignísimo Jesús, verdadero conocimiento de los muchos tormentos que por mi
padeciste, concédeme, dulcísimo Jesús, la gracia que te pido en esta novena, si
es para mayor honra y gloria tuya y bien de mi alma, y dame los auxilios de tu
gracia, para aprovecharme de la sagrada doctrina que nos diste en la cátedra de
la Cruz, en la que nos enseñaste la veneración y amor a nuestros padres, el
cuidado y amor de los inferiores y súbditos, el que debemos perdonar a nuestros
enemigos, perdonando tu a los tuyos, y pidiendo a tu Eterno Padre les
perdonase; confieso Señor, el que encomendando tu espíritu y poniéndolo en
manos de tu Padre Eterno, nos diste una general doctrina, enseñándonos el que
debemos poner nuestras almas, en manos de su Majestad, para que conformándonos
en todo con su Divina Voluntad, se dirijan nuestros pensamientos, palabras y
obras, y orden a su santo servicio, al cumplimiento de nuestras obligaciones, y
al verdadero bien de nuestras almas, y teniendo siempre presente en nuestra
católica memoria tu amorosa Pasión, tu afrentosa muerte y sepultura, procuremos
crucificar nuestras pasiones y seguir tus amorosas huellas, caminando con la
consideración, las ásperas sendas del Calvario, para conseguir en esta vida la
gracia, prenda segura de la gloria, donde vives y reinas con Dios Padre, en
unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
Oh amorosísimo,
benignísimo y pacientísimo Jesús, que, por amor de los hombres, te entregaste
obediente a los tormentos, para cuya disposición y preparación a tu Pasión y
muerte, oraste en el Huerto a tu Padre Eterno, cuya Divina Providencia
determinó por mano de un ángel, hacer patente a tu Sacrosanta Humanidad, en un
amargo cáliz, las amarguras de tus dolores y los acíbares de nuestras culpas,
causando este cáliz en tu tiernísimo corazón tanta agonía, que sudaste copiosos
arroyos de Sangre. Por esta preciosísima Sangre y por la agonía que por mis
pecados padeciste, te pido rendidamente, ablandes la dureza de mi corazón, para
que entregándome verdaderamente contrito a tu Santísima Voluntad, quiera solo
lo que quieres, y ame lo que amas, para vivir y morir en tu gracia. Amén.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Con todo
rendimiento, adoro dulcísimo Jesús, tu sacrosanta humanidad, purísimo espejo,
en que, con amoroso recreo, se mira la Beatísima Trinidad, y lleno de pasmo y
confusión, adoro, alabo y bendigo la preciosísima Sangre, que en el ignominioso
tormento de los azotes, mansísimo Cordero, ligado fuertemente a la columna,
derramaste por mis culpas: me arrepiento Señor, me pesa mi Jesús, de la
rigurosa ingratitud, con que cruel mi corazón te causo tan acerbo dolor. Quisiera
mi Redentor, besar humildemente con mi alma, con mis potencias, y con todo mi
corazón la tierra, la columna, las cadenas, los espinos y los ramales, que
fueron instrumento de tan riguroso martirio, y quisiera el que emulas de la
pureza angélica las telas de mi corazón, recogiesen y enjugasen tan precioso
licor. Dadle Señor a mi corazón, pureza y castidad, para que libre mi alma de
las manchas de la impureza, aborrezca toda culpa, y procure vivir en tu gracia.
Amén.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Supremo Rey y Señor
del cielo y tierra, rectísimo Juez de vivos y muertos, a quien rendidos los
celestiales ejércitos adoran y reconocen por su verdadero dueño, y Señor,
postrado en las Sacrosantas Aras de tu Majestad, creo y confieso que la
Soberanía de tu Nombre, es suficiente a postrar cielo, tierra y abismo. Con
cuanta ternura quisiera, mi Jesús dulcísimo, darte las debidas gracias, porque
siendo verdadero Rey, quiso tu amor sujetar tus santas cienes al ultraje,
desprecios y dolores vehementísimo de una corona de espinas, para librar con
los abrojos nuestras cabezas de las espinas de las culpas, de todas las que he
cometido, me arrepiento y de todos los malos pensamientos, con que, como
abrojos, te ha formado mi malicia nueva corona, teniendo obligación de adorarte
como a mi Rey. Purifica, mi Jesús dulcísimo, mis pensamientos con la
preciosísima Sangre, que con este riguroso tormento derramaste, como finísimo
amante de los hombres. Haz mi Jesús, que sea tu preciosísima Sangre, lavatorio
purísimo de mi alma, para conseguir en esta vida, por tu gracia, el triunfo y
corona de una verdadera penitencia, eficaz medio de tu gracia. Amén.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
Liberalísimo
Jesús, adoro tus sacrosantas y poderosas manos, en las que depositó el Padre
Eterno, todos los preciosos tesoros de su Divina Omnipotencia, las que, como
manantial y perenne fuente de todos los bienes, con generosa liberalidad
derramaron en copiosos raudales de Sangre los más preciosos tesoros de los
cielos. Con toda humildad y reverencia adoro esa Preciosísima Sangre, la que
ofrezco rendido a tu Eterno Padre, para que, atendiendo su divina dignación el
imponderable precio de este sagrado licor, me conceda los auxilios de su
gracia, para que, regulando todas mis obras, y sujetándolas a su divina Ley,
viva y muera en gracia de su Majestad. Amén.
DÍA
SEXTO
ORACIÓN
Diligentísimo
Jesús, que, por la conversión de los pecadores, santificando con las purísimas
plantas de tus sacratísimos pies, las asperezas de los montes y las dilatadas
veredas de los caminos, caminando infatigable tu amor, para resucitar muertos,
sanar enfermos, y dar la verdadera vida de la gracia a las almas muertas por
las culpas, rendidamente te adoro, y humildemente venero la preciosísima Sangre,
que en copiosos arroyos de misericordia, como manantial de clemencia,
derramaron tus sacratísimos pies por mis culpas, de todas en general me
arrepiento, y en particular detesto las que por pereza y negligencia he
cometido, y la que por mis malos pasos contra tu Sacrosanta Ley ha ejecutado.
Ordena mi Jesús, y dirige mis pasos al servicio de tu Majestad, para que,
caminando en esta vida por la senda de la gracia, consiga el feliz arribo a
nuestra verdadera Patria de la gloria. Amén.
DÍA
SÉPTIMO
ORACIÓN
Amorosísimo Jesús, con todo afecto de corazón,
quisiera convertirme en lenguas, para alabara y bendecir la preciosísima
Sangre, que creo, confieso y adoro real y verdaderamente en el Santísimo
Sacramento del Altar; adoro Jesús tu preciosísima Sangre en tu Sacrosanto
Cuerpo, que venero rendido en la hostia consagrada, adoro y venero mi Jesús, tu
Sacrosanto Cuerpo en tu Preciosísima Sangre, que supuesta la consagración, creo
y confieso en el cáliz, y con humildad mi Jesús, te suplico y ruego, dispongas
mi alma con los auxilios de tu gracia, para que dignamente reciba tu Sacrosanto
Cuerpo y Sangre preciosísima, así mismo re ruego, poderosísimo Jesús, des luz a
todo el Orbe, para que rendido adoro en este Sacrosanto Sacramento, expresivo
de tus finezas tu Sacrosanto Cuerpo y Sangre Preciosísima, la que deseo lavatorio
purísimo de mi alma, con la que purificada y libre de toda mancha, consiga la
candidez purísima de la gracia, segura prenda de la gloria. Amén.
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
Benignísimo Jesús,
bendito seas eternamente, y bendita sea la Preciosísima Sangre, que crucificado
por mis culpas, en el afrentoso leño de la Cruz derramaste, ablanda mi Jesús,
la dura peña de mi corazón ingrato, para que desecho en lágrimas de contrición,
llore con amorosa ternura tu acerbísima Pasión, y tu afrentosa muerte. Haz, mi
Jesús, que, entregado mi entendimiento a la tierna meditación de tu Pasión y Muerte,
tenga en mi memoria tus afrentas, dolores y agonía, para que, correspondiendo
mi voluntad con los afectos, sean el blanco de mis amores tus tormentos. Sea,
mi dulcísimo Jesús, tu Muerte, mi vida, para que así, viva la verdadera vida de
la gracia, y consiga la eterna vida de la gloria. Amén.
DÍA
NOVENO
ORACIÓN
Dulcísimo y amorosísimo Jesús, inmenso mar de las misericordias divinas, perenne fuente de las piedades eternas, las que, depositadas en tu amorosísimo corazón, haces patentes en el abundantísimo manantial de tu Costado Herido. Humildemente, mi Jesús dulcísimo, adoro la preciosísima Sangres y Agua que, por esta herida, liberalísimo mi Jesús, derramó en afectuosísima piedad: embriaga, dulcísimo Jesús, mi alma y mi corazón con este purísimo, suavísimo y dulcísimo licor, te repito, mi Jesús dulcísimo, debidas gracias por tu excelsa fineza, la que te movió a derramar con piadosísima ternura tu Sangre Preciosísima, para remedio y precio de nuestras almas. Lava, mi Jesús, mi cuerpo y alma con la Sangre de tu Costado, para que, herido mi corazón con el más afilado cuchillo de dolor, haga rigurosa penitencia de mis culpas, con la que consiga en esta vida la gracia, para darte las debidas gracias por tus amorosas finezas en la gloria. Amén.
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