domingo, 20 de junio de 2021

CATORCE DE MES A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO

DÍA CATORCE DE MES

DEDICADO A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO

Con Licencia Eclesiástica

Septiembre, año de 1977

 

ORACIÓN

¡Oh Virgen Santa del Perpetuo Socorro! convencidos de la necesidad que tenemos que, por Vos, hemos venidos hoy, como otras tantas veces, a ponernos bajo vuestro auxilio y protección. En ese Corazón de Madre, lleno de amor para los hombres, depositamos cuanto somos y cuanto nos pertenece. Recibid María, os lo suplicamos, nuestro cuerpo con sus sentidos, nuestra alma con sus potencias, nuestros bienes de fortuna, nuestra salud, nuestras enfermedades, nuestros gozos y nuestros pesares. La honra, la fama, la gloria, las esperanzas y los temores, todo, todo lo depositamos en Vos. ¡Oh Virgen Santísima! Acogednos por completo, Dulce Madre nuestra, pues estamos seguros de que, bajo vuestro manto y protección, seremos felices y nada tendremos que temer.  Cuidadnos María, principalmente durante este mes, de las acechanzas del demonio, de las intrigas de nuestros enemigos, y de cuantos males pudieran sobrevenir en el cuerpo y alma. En Vos confiamos, para pasar santamente este nuevo mes, y volver a cantar vuestras alabanzas en este templo. Amén.

 

PRECES

¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Ese nombre que lleváis hace que mi corazón rebose en confianza para con Vos, heme pues aquí a vuestros pies, vengo a manifestaros todas las necesidades de mi vida y las de mi muerte; vengo a invocar vuestro maternal socorro para que me protejáis en todas ellas. Dignaos Madre mía muy querida, escúchame desde lo alto de los cielos.

-En todas mis dificultades, penas y miserias R/: Venid a mi Socorro ¡Oh Madre de bondad!

-En el momento peligroso de la tentación.

-Si tuviere la desgracia de pecar.

-Si algún funesto lazo me cautivare en el servicio del demonio.

-Si tardare en convertirme.

-Si fuese un hijo pródigo, endurecido y encenegado en el vicio.

-Si viviere en la tibieza.

-Si tuviere la desgracia de cometer un sacrilegio.

-Cuando me olvidare y descuidare de acudir a Vos.

-Si alguna vez me alejare en vuestro santo servicio.

-En la obligación de confesarme para que felizmente cumpla con ella.

-En la obligación de recibir la Santa Comunión para hacerlo dignamente.

-En todos los ejercicios de un cristiano fervoroso.

-Para que conserve y recobre la castidad.

-Para que adquiera la humildad.

-Para que logre amar a Dios con todo mi corazón.

-Para que me conforme en todo con su santa voluntad.

-En todos mis pensamientos, acciones y negocios.

-Para que cumpla fielmente todas las obligaciones de mi estado.

-Si la enfermedad afligiere mi cuerpo.

-Si el pesar y la tibieza se apoderaran de mí.

-Si el mundo me hiciere sufrir.

-Si Dios me afligiere con penas inferiores.

-Si la Providencia me probare con reveces de fortuna.

-Si encontrase en mi propia familia motivos de aflicción.

-Contra las seducciones del mundo, las compañías peligrosas y libros perniciosos.

-Si fuese humillado, contrariado o maltratado.

-Para que procure la libertad de las almas del purgatorio.

-Para que coopere a la salvación de los pecadores.

-Para que alcance la gracia de la perseverancia final.

-Para que nunca me olvide de pedir de esta gracia.

-Cuando llegue mi última enfermedad.

-Cuando esté próximo a la muerte.

-En las últimas tentaciones que procedan y acompañen a mi agonía.

-Al exhalar mi último suspiro.

-Cuando me presente a vuestro Hijo para ser juzgado.

-Si estuviese padeciendo en el purgatorio.

-En todo tiempo y en todo lugar siempre.

-Para que ame a Jesucristo.

-Para que os haga amar y servir de muchos cristianos. R/: Venid a mi Socorro ¡Oh Madre de bondad!

 

-Madre del Perpetuo Socorro, proteged también a todos los que amo: el Santo Padre, a la Iglesia, a mi Patria, a mi familia, a mis amigos y enemigos, a todos los pecadores, y en fin a las almas del purgatorio.

R/: Venid a mi Socorro ¡Oh Madre de bondad!

 

Sea amada, sea alabada, sea invocada, sea eternamente bendita ¡Oh Virgen del Perpetuo Socorro! mi esperanza, mi amor, mi Madre, mi refugio y mi vida. Amén.

 

-Se reza una Salve por las ánimas benditas del Purgatorio, y especialmente por aquellas que fueron más devotas de la Santísima Virgen.

 

Bendita sea tu pureza

y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea

en tan graciosa belleza.

 

A Ti, celestial Princesa,

Virgen Sagrada María,

yo te ofrezco en este día

alma, vida y corazón.

 

Mírame con compasión,

no me dejes, Madre mía.

 


 

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