NOVENA QUE EN HONOR DEL ALMA DE MARÍA SANTÍSIMA
COMPUSO
UN ECLESIÁSTICO OAXAQUEÑO
A petición del C. Elizardo Díaz, quien la da a luz con las licencias necesarias.
Oaxaca
Oficina
de Antonio Valdés y Moya, a cargo de Fernando Ortega
Año de
1848
PRÓLOGO
Todos los años, en
alguna iglesia de esta ciudad, hace el ciudadano Elizardo Días, una función muy
solemne al Alma de María Santísima, cuya imagen conserva en una estatua
bellísima. Deseando el piadoso devoto, tener una novena propia y especial del
Alma de María (pues todos los años se sirve de la de otro título) me rogó que
le formara una, y yo la he hecho obsequiando sus religiosos deseos, sin más fin
que dar otro testimonio más de mi constante devoción a la Madre de Dios.
Por de contado,
este opúsculo será muy despreciable a la bella literatura, más si alguna alma
saca de ella los consuelos espirituales que solicita, esto tendré por
suficiente recompensa de mis cortos trabajos.
-El Autor
PRACTICA DIARIA MUY CONDUCENTE PARA LOGRAR LOS BIENES QUE SE SOLICITAREN ESTA NOVENA
1- Comunión fervorosa
por el negocio respectivo.
2- Ayuno, por el
descanso de las ánimas benditas.
3- Limosna por el
bien de todos los devotos de María Santísima.
4-Comunión por todas
las necesidades de la Iglesia.
5- Una hora a
María Santísima por la Paz.
6- Mortificación
por los necesitados, especialmente por aquellos que en el orden de la Providencia
no se remedian para que detengan su sufrimiento en sus penas.
7- Se oye misa por
la patria.
8- Se reza el
viacrucis, implorando la misericordia de Dios.
9- Comunión por
las necesidades de la Patria.
ACTO DE
CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo,
verdadero premio y ejemplar de la humanidad, aquí tienes un corazón contrito y
humillado, a quien has prometido no desairar. La ingratitud con que correspondí
tus gracias, no me hace digno de tu misericordia, pero hasta tu último suspiro
fue un suspiro de misericordia, ese suspiro celestial es el que yo deseo recibir
hoy de tus labios purísimos, ese suspiro que es y será para siempre el aliento
de la vida eterna, ese suspiro, saludable bálsamo que cura las llagas del
pecado, ese suspiro de absoluto poder que sacó luz de las tinieblas y haces
sacar al pecador de sus errores. Yo lo imploro, y te lo pido en ese madero que,
si es el tribunal de tus terribles juicios, también es el trono de la gracia y
de la clemencia infinita, criatura tuya soy, soy precio de tu sangre, tu muerte
ha sido por mi vida, tus llagas, gloriosos trofeos de tu victoria inmortal, han
sido para hermosear mi cuerpo y tu bendita alma, entregada en las manos de tu Padre,
es la prenda segura de la salvación de la mía. Habla Señor, una palabra, y mi
alma será sana, dime que se me perdonan mis pecados, porque te amo mucho, abre
esos labios donde la muerte estampó su sello, y de donde sale la suavísima voz
de un Dios que perdona mis culpas. Las mías no tienen número, son más que los
cabellos de mi cabeza, pero también infinitamente más son innumerables tus
misericordias, apiádate pues de mí, según la multitud de ellas. Yo te ofrezco
no volver a ofenderte, porque eres tan bueno, tan santo, tan digno de ser
amado. ¡Oh hermosura, siempre antigua y siempre nueva! Críame un corazón nuevo
que siempre te ame, bésame con esos labios de rosa, en señal de amistad y dadme
con tu divino aliento la preciosa semilla de tus gracias. Así te lo suplico por
aquella alma privilegiada como aurora del cielo, y es refugio, vida, dulzura y
esperanza nuestra. Amén.
Se rezan cinco
Salves.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
¡Oh Alma llena de
virtudes y de recuerdos! que feliz fuiste en la memoria de tu vida inmaculada,
siempre recodaste con sumo placer una carrera llena de merecimientos, siempre
repasaste el cuadro de tu vida con el gozo inefable de no advertir en el ni una
ligera mancha, feliz memoria que nunca se angustió con el recuerdo de la culpa,
porque jamás olvidó a Dios que era su dulce y exclusivo objeto. Te suplico
Señora, por esa felicidad, que no se olvide jamás mi memoria de la ley de Dios
y de sus beneficios, y que cuando recuerde la funesta desgracia de mis caídas,
sea para llorarlas y para perpetuar la gratitud a un Dios que me las ha
perdonado. No olvides mi suplica, te lo ruego, por la preciosa imagen que tenéis
de tu hijo en tu memoria. Amén.
Se rezan tres Aves
Marías de la forma siguiente:
-Dios te salve, María
Santísima, Hija de Dios Padre. Ave María.
-Dios te Salve,
María Santísima, Madre de Dios Hijo. Ave María.
-Dios te Salve,
María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo. Ave María.
-Dios te Salve
María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad. Gloria
Patri.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Alma
dichosísima! tu mereciste que todo un Dios te pusiera los ojos, esos ojos
infinitos en su poder, en su sabiduría, en sus riquezas se fijaron en ti para crearte
como una maravilla, digna de un Dios con quien ibas a contraer las relaciones
más intimas e inefables. Según nuestro modo de concebir me figuro a un Dios muy
ocupado en tu creación, revolviendo todo el tesoro de sus gracias, para escoger
lo más justo y óptimo, lo más sublime de cuanto hay en el cielo y en la tierra,
como quien quiere agotar todas sus finezas, y soltar toda la elasticidad de su amor
y de su misericordia. Tu ibas a ser el signo de la paz, tu ibas a abrir las
puertas del cielo, cerradas tantos siglos, tu habías de calmar la justa cólera
del Omnipotente ofendido, tu habías de ser el consuelo de toda la especie
humana llena de trabajos y de lágrimas, tu ibas a dar parte de tu cuerpo
purísimo para que el Espíritu Santo formara al hombre más grande, que han visto
las generaciones, al mismo Hijo de Dios, que se haría hombre para salvarme, tu
ibas a ser como la clave del cristianismo, o la fuente perenne donde los
mártires bebieran la fortaleza en los tormentos, las vírgenes la constancia en
sus combates, los confesores la perseverancia en sus virtudes. En fin, tu ibas
a ser por tu Hijo, que es lo esencialmente, el todo en todas las cosas. Que empeño
pues, que eficacia no tendría Dios ¡Oh Alma felicísima, para enriquecerte!
Falta la imaginación para alcanzar tus privilegios, conocer tus gracias, y
medir tus perfecciones. Pues todo esto, ¡Oh
Alma de María Santísima! en cierto modo me lo debes a mí, por redimirme, te
escogió mi Redentor para Madre, hazme un verdadero hijo tuyo todos los días de
mi vida. Amén.
GOZOS
Alma bella sin
igual
en quien Dios todo
se encanta:
Protégenos
alma santa
con tu
gracia celestial.
Siendo tan común
la ruina
de nuestra triste
desgracia,
fuiste concebida
en gracia
por preservación
divina.
¡Que gracia tan
peregrina!
¡Concepción
original!
¡María! ¡Dulcísima
nombre!
¡Cuánto dice esta
palabra!
con pronunciarla
se labra
su felicidad el
hombre:
Justo es que el
mundo se asombre
con el nombre
virginal.
¡Qué obra! ¿Quién lo
explicaría?
falta al concepto
la voz,
echó todo el resto
Dios
en el alma de
María.
Pues esta Madre es
muy mía
porque es Madre universal.
Cuando Herodes perseguía,
y a Jesús matar
emprende
tierra oculta y
defiende,
entre sus brazos María
feliz si en tal
compañía
huyo del mundo
fatal.
Acompaña a su
Jesús,
hasta el Gólgota
sangriento,
y allí en singular
sufrimiento
estaba junto a la
Cruz,
dame tu gracia a
tu luz
¡Oh Virgen
sentimental!
Recibe amorosa y
tierna
el cadáver
venerable,
que hizo a los
hombres potable
el agua de la vida
eterna,
con solicitud
materna
mira el nicho
sepulcral.
Cuál es tu
felicidad
Mujer la más
agraciada,
cuando estas
relacionada
con toda la
Trinidad,
siendo fuente de piedad
líbranos de todo
mal.
¡Que dulcísimo
consuelo!
cuantos bienes me
atesora
saber que tal
protectora,
para mi tengo en
el cielo,
bien conozco tu
desvelo
por mi vida
espiritual.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
¡Oh Alma de María
Santísima! ¡Oh Alma ilustrada con una luz celestial! tu conociste con la plenitud
de tus gracias y de tus dones, cuanto es posible a una pura criatura, todos los
misterios y las admirables transacciones entre el cielo y la tierra,
garantizadas en un solo Dios Hombre, tu Hijo Jesucristo, tu conocimiento claro
adquirió en la misma fuente de la sabiduría, te ha puesto en el mundo como un
sol bellísimo, que alumbra a todos los hombres, vagos por las tinieblas y
sombras de la muerte. Te suplico, oh luz de mi alma, que disipes de todos mis
errores, que des la verdadera ilustración, que mis pensamientos todos, sean santos,
para que conozca yo a Dios, y tu Hijo Jesucristo, con esta gracia tendré sin
duda la vida eterna. Amén.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
¡Oh Alma de María
Santísima, en quien sin exageración se puede decir que ardía el amor a Dios en
su mayor extremo, tu lo amaste sin paralelo! el primer acto de tu voluntad fue
de amor a Dios, y el último, después de una escala no interrumpida,
correspondió al primero, tu voluntad fue a la de Dios, nunca quisiste sino lo
que Dios quería, siempre fuiste una esclava, tu amor fue el más grande de todos
los amores. Te ruego, que me comuniques ese fuego vehementísimo, solo el podrá
deshacer el hielo de mi voluntad, y quitarles la inclinación tenaz a las cosas
de la tierra, de tu cuenta corre desde ahora mi voluntad, dame tu gracia para
sofocar el desorden de mis pasiones, no ame yo más que a Dios y a ti ¡Oh Madre
de Misericordia! de cuyo amor espero el que me hará feliz para siempre. Amén.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
¡Oh Alma dichosa,
que triunfaste de nuestro común enemigo desde el primer instante de tu ser
natural! tu viniste al mundo sin terrible pasaporte, prevenida con una
redención especial por la muerte futura de tu Hijo, mereciste sin ejemplo la justicia
original, con ella naciste, oh purísima María, y el día de tu muerte entregaste
esa alma tan linda y tan limpia como la habías recibido. ¡Que contraste formas
con mi alma sucia y asquerosa de culpas! Perdida la inocencia, no me queda otra
tabla en mi triste sufragio, que el arrepentimiento, dadme tu gracia, para no
caer en las tentaciones que el demonio me pone a cada instante, hijo tuyo soy
¿a quién, si no a la madre toca defender a un hijo débil, en la lucha perpetua
de un enemigo formidable? Así te lo pido, por la gloriosa victoria con que los
llevaste encadenado siempre al carro de tu gloria. Amén.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
¡Oh Alma
virtuosísima que tuviste por recreo la pobreza, el retiro y el monte Calvario! Fuiste
muy grande para que te hubiera seducido este mundo con sus encantos, de aire y
exaltación, no viste en el mundo, sino el destierro del hombre y el triste
lugar de su ignominia, no pensaste en el mundo, sino para regarlo con la sangre
de tu Hijo y con las lágrimas de tus ojos. Vuelve, Oh Madre de piedad, esos
ojos misericordiosos, empotrado en las en las vanas ilusiones de este mundo, me
eh rendido a su halago, haz Señora, que, en medio del mundo, forme yo un
calvario donde viva siempre crucificado, que vea yo su seducción con los ojos
de su desengaño, y que aspire constantemente a vivir en la verdadera patria
celestial. Amén.
DÍA
SEXTO
ORACIÓN
¡Oh Alma de María
Santísima! pura como el rocío de la mañana, hermosa como el lucero del alba,
maestra y ejemplo de todas las vírgenes, la honestidad es tu virtud por
excelencia, tu pureza fue angelical, limpia como los rayos del sol, te
conservaste intacta en palabras, obras y pensamientos, reuniste con asombre de
todos los siglos, los dos títulos más honrosos de una mujer, la virginidad y la
maternidad. ¡Cuánto necesito Señora, tu auxilio en el furioso combate de mí
carne! inocúlame con esa pureza virginal, simpatízame con ese corazón
castísimo, y consígueme de tu Hijo Jesús, que me críe un corazón nuevo, puro,
recto, para que este corazón viejo, víctima de los muelles placeres, solo busque
las delicias en la virtud que nunca fastidia, y son las únicas que me harán feliz
eternamente. Amén.
DÍA SÉPTIMO
ORACIÓN
¡Oh Alma
bienaventurada! que prodigio no verás en la esencia eterna de un Dios, que te
crió con esmero, si el bienaventurado mira en su espejo divino todo lo que le
corresponde según su estado, tu que perteneces a toda la creación, y que eres
madre de todos los hombres, verás sin duda cuanto puede ver una pura criatura. Te
suplico Señora, por la visión beatífica que disfrutas sobre todos los ángeles y
santos, que me haga un santo por la penitencia, para ver yo también ese rostro
en quien desean verse los ángeles, y conocer en su admirable registro todos los
misterios que creó y todos los prodigios que me asombran. Ver ese rostro
incomprensible en tu felicísima compañía, es la bienaventuranza que espero por
tu intercesión. Amén.
DÍA OCTAVO
ORACIÓN
¡Oh Alma de María
Santísima! tu sola sabes el inefable gozo con que Dios recompensa tus penas. Si
el gozo beatífico corresponde a los trabajos y pruebas ¿Cuál será el tuyo? ¡Oh
Alma la más angustiada y virtuosa de todas! Gózate en ese mar inmenso de las
delicias, bien lo merecen tus acervos dolores, y quien tuvo toda la virtud en
el monte Calvario atravesada de dolor, tenga todo el premio circundado de
gloria. Yo te ruego que me des tu gracia y que me enseñes a sufrir las penas de
esta vida, para logra mi alma la fruición de Dios, en donde no hay dolor ni
muerte, sino puro placer e interminable vida. Amén.
DÍA
NOVENO
ORACIÓN
¡Oh Alma verdaderamente
dichosa, que disfruta en el cielo aquella óptima parte que supiste elegir y que
nadie te podrá quitar! Asegurada con la vista de Dios y con el gozo de incomprensible
Ser, íntimamente te persuades, que lo tienes no de un modo pasajero y temporal,
sino de un modo estable y eterno. Comprendes tu felicidad como interminable y
esta garantía firme es el colmo de la misma felicidad. ¡Que dichoso fuera yo
también, si después de mi penosa carrera lograra ser comprensor juntamente
contigo! ¡Que desgracia será perder este bien! Te ruego amantísima Madre mía,
que no olvide yo jamás lo fugaz y engañoso del mundo, para que, con virtudes propias
de un hijo tuyo, aspire y logre una felicísima seguridad. Amén.
El Ilmo. Sr. D. Antonio Mantecón, Obispo de esta Diócesis, por si y por compromiso, concede, ochenta días de indulgencias a todas las personas que rezaren esta novena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario