domingo, 11 de julio de 2021

CUATRO LUNES A SAN VICENTE FERRER


EJERCICIO DEVOTO PARA TODOS LOS LUNES DEL AÑO

DEDICADO ESTE DÍA EN CADA SEMANA AL GLORIOSO SAN VICENTE FERRER, EL ÁNGEL DEL APOCALIPSIS 

Guatemala

Copiado del Impreso, en la Imprenta de Arévalo

 

ADVERTENCIA

Lo principal que se ha de atender en este ejercicio, es el de las virtudes, y así se procura practicar algunas en cada lunes.

 

Puesto en presencia del Glorioso San Vicente y hecha la señal de la cruz, se dirá:

 

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Padre amabilísimo y Redentor mío, por ser vos quien sois y porque os amo más que a mi vida, más que a mi alma y más que a todas mis cosas, me pesa Señor de haberos ofendido. ¡Oh bondad infinita! ¡Oh bien mío! ¡Quiera nunca haber pecado! Me pesa Criador mío sobre todo pesar. Como quisiera nunca haberos agraviado, solamente por ser vos mi Dios a quien adoro, mi Señor a quien reverencio, mi Padre a quien sobre todo y con todo mi corazón amo. Por esto y con todas las veras propongo, nunca más pecar, antes morir que ofenderos, dadme Jesús mío, un odio grande al pecado, para que, detestándolo, me emplee solo en serviros y agradaros. Así espero conseguirlo, por vuestra Santísima Pasión y Muerte y por los méritos aventajados de tu especialísimo Siervo y Patrón mío San Vicente Ferrer. Amén.

 

ORACIÓN PREPARATORIA

Soberano Rey de la gloria y Señor de las Virtudes, Corona de los justos y gloria de los Ángeles y Bienaventurados, con humilde rendimiento os damos gracias por todos los dones con que adornaste al Ángel del Apocalipsis San Vicente Ferrer. Bendita sea eternamente vuestra soberana piedad, pues vos dais la gracia y gloria. Vos Señor le concediste la gracia singular de que fuer el Ángel, a quien mucho antes que naciera vió San Juan Evangelista en la ínsula de Patmos, que, volando por medio del cielo, dispertaba a todos los dormidos con la voz del terrible juicio. Vos, Dios mío, le otorgasteis en una ocasión la salud y tocándole con tu Santísima Mano su rostro, le enviasteis a predicar por todo el mundo. Vos le diste tal eficacia para predicar, que en cuarenta y tres años convirtió innumerables almas perdidas, sesenta mil moros y más de veinte y cinco mil judíos. Vos le hiciste prodigioso, que ninguno llega a implorar su auxilio, que no quede remediado. Por todos estos privilegios, gracias y excelencias de nuestro Patrón San Vicente, te suplicamos, nos asistas con vuestra gracias, queriendo antes perder mil vidas que cometer una sola culpa, para que viviendo así, nos hagamos dignos de su protección en todos nuestros conflictos, merezcamos su patrocinio en todas nuestras necesidades, y consigamos su favor en todo género de males, especialmente Señor, en los que más nos afligen y conturban, que son los temblores de tierra, porque cogiéndonos de improviso, peligran almas y cuerpos. Y últimamente os pedimos, que cuando llegue la hora espantosa de la muerte, nos halle en nuestro sano y entero juicio, nos dé tiempo para recibir dignamente los Santos Sacramentos de la Iglesia, y nos asista y defienda nuestro abogado San Vicente, hasta salir de esta vida en paz, y cantar en su compañía vuestras divinas misericordias eternamente en la gloria. Amén.

 

-Se rezan siete Padres nuestros, Aves Marías y Gloria Patri, en reverencia de los siete dones del Espíritu Santo, con que fue enriquecida el alma del glorioso Apóstol San Vicente.

 

 

PRIMER LUNES

LA HUMILDAD

Ejercítate este día en la humildad, acordándote de lo que Cristo dice por San Mateo: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, en esta virtud has de subir a seis grados. El primero: es que no digas palabra que redunde en alabanza tuya. El segundo: no te alegres cuando te alaben, antes te has de confundir de no ser lo que te juzgan. El tercero: no hagas obra, ni digas palabra por tu honra y estimación, sino puramente por gloria de Dios. El cuarto: ten a todos por mejores que tú, porque así excusando las faltas ajenas y agravando las propias, sufrirás con paciencia tus desprecios. El quinto: considera que así lo mereces por tus pecados. El sexto: desea padecer algún desprecio sin culpa tuya, por parecerte a Cristo que fue despreciado.

 

 

ORACIÓN AL SANTO

Gloriosísimo Padre San Vicente, Serafín abrasado en la caridad, Querubín adornado de entendimiento, consejo y ciencia, Lumbrera mayor del mundo, Astro luminoso de la Iglesia, en quien resplandece como en el sol, las luces de la doctrina, sabiduría, gracia y virtud especialísima de hacer milagros. Por eso se ven libres los pueblos, ciudades y los reinos, de hambres, pestes y temblores. Por vos logran tus devotos el remedio de todos sus males, a ti claman los tullidos y los socorres, los ciegos les das vista, los paralíticos, leprosos y los sánas, los energúmenos y los libras del demonio, los que padecen en el mar naufragio y los asistes, los pobres y necesitados y los alivias, los encarcelados y afligidos los consuelas, los que peligran en los terremotos y los libras, y los que se hallan en la agonía terrible de la muerte y los acompañas, dándoles mucho consuelo. Por todos estos favores, y por la misericordia de que usas con tus devotos, te pido ¡Oh glorioso San Vicente! que me defiendas de todo mal, que me alcances luz para acertar el camino de la verdad, gracia para triunfar de la culpa, virtud para vencer las tentaciones de mis enemigos, mundo, demonio y carne. Y que me asistas en la última hora de mi vida, para que así pueda lograr una feliz y santa muerte, y pasar a celebrarte eternamente en la gloria. Amén.

 

-Aquí con el más encendido afecto, se levantará el corazón a Dios, pidiendo el favor que desea uno conseguir, por los méritos del glorioso San Vicente Ferrer, y luego se concluye el ejercicio con estos:

 

 

AFECTOS JACULATORIOS

A tu piedad peregrina

concurrían los mortales,

porque hallaban de sus males

universal medicina.

Con su presencia el rigor

cesaba en todo accidente:

R/: Sed Apóstol San Vicente

nuestro amado protector.

 

De tu virtud cada día

ve milagros la experiencia,

siendo grande tu asistencia

para el que en ti confía,

Dándote por tal favor

las gracias continuamente:

 

Al que devoto te invoca

asistes con resplandores,

y le quitas los temores

ahuyentando a la vil tropa.

En aquella hora de horror

en que aprieta el accidente:

 

ANTÍFONA: Oh glorioso Padre San Vicente, que, al subir al palacio de los cielos, te salen a recibir con honra los ángeles, a los que aquí celebran con alabanzas tu memoria, guíalos al eterno alcázar de la gloria.

 

L/: Ruega por nosotros, Bienaventurado Padre San Vicente.

R/: Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

ORACIÓN: Dios, que con la prodigiosa predicación del bienaventurado San Vicente, tu confesor, te dignaste traer multitud de gentes al conocimiento de tu nombre, concédenos que, al que Juez venidero predicó en la tierra, lo merezcamos tener por premiador en el cielo, Jesucristo Dios y Señor nuestro, que contigo y el Espíritu Santo, vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

LUNES SEGUNDO

LA OBEDIENCIA

Ejercítate en la obediencia a ejemplo de Cristo, de quien dice San Pablo: “Que fue obediente hasta la muerte de Cruz” Esta obediencia tiene cuatro grados. El primero: obedecer en particular las leyes de Dios, de la Iglesia y de los superiores, como la mujer al marido, los hijos a sus padres, los criados a sus amos… etc. El segundo: obedecer con puntualidad, no solo ejecutando, sino también queriendo lo que se manda. El tercero: obedecer con el entendimiento, creyendo que aquello es lo más conveniente, buscando razones para apoyarlo, cuando en ello no se reconoce culpa. El cuarto: conocer en cualquier superior a Dios, tomando su voz y mandato como de la boca de Cristo.

 

 

LUNES TERCERO

PACIENCIA

Ejercítate en la paciencia, considerando lo que dice el Apóstol: “la paciencia es necesaria para alcanzar lo que está prometido” esta virtud tiene cuatro grados. El primero: sufrir pacientemente las enfermedades y trabajos, que vienen inmediatamente de las manos de Dios. El segundo: sufrir pacientemente los trabajos que vienen `por medio de los hombres, recibiéndolos como venidos de las manos de Dios que lo quiere o lo permite, para mayor bien. El tercero: sufrir con este espíritu los agravio que vienen de los parientes, o personas obligadas con beneficios. El cuarto: desear padecer algo por Jesucristo, y alegrarse cuando suceda.

 

 

LUNES CUARTO

LA MISERICORDIA

Ejercítate en la misericordia, acordándote lo que dice Cristo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” Para que la limosna sea meritoria, ha de tener cuatro condiciones: la primera que se dé de buena gana, la segunda con buen semblante, la tercera con buenas palabras y la cuarta que dé luego y con humildad. Si hubiere quinto lunes, te ejercitarás en la misma misericordia con los difuntos, para esto deberás advertir, que las obras que más le aprovecha son cuatro: la misa, oyéndola o mandándola decir, el rosario, la limosna y el ayuno, o cualquier obra penal. Puedes aplicar los ejercicios de todos los lunes por su descanso.

 


-Colaboración de Miguel Morales

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