EJERCICIO
DEVOTO PARA TODOS LOS LUNES DEL AÑO
DEDICADO ESTE DÍA EN CADA SEMANA AL GLORIOSO SAN VICENTE FERRER, EL ÁNGEL DEL APOCALIPSIS
Guatemala
Copiado
del Impreso, en la Imprenta de Arévalo
ADVERTENCIA
Lo
principal que se ha de atender en este ejercicio, es el de las virtudes, y así
se procura practicar algunas en cada lunes.
Puesto
en presencia del Glorioso San Vicente y hecha la señal de la cruz, se dirá:
ACTO
DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Padre amabilísimo y Redentor mío, por
ser vos quien sois y porque os amo más que a mi vida, más que a mi alma y más
que a todas mis cosas, me pesa Señor de haberos ofendido. ¡Oh bondad infinita! ¡Oh
bien mío! ¡Quiera nunca haber pecado! Me pesa Criador mío sobre todo pesar.
Como quisiera nunca haberos agraviado, solamente por ser vos mi Dios a quien
adoro, mi Señor a quien reverencio, mi Padre a quien sobre todo y con todo mi
corazón amo. Por esto y con todas las veras propongo, nunca más pecar, antes morir
que ofenderos, dadme Jesús mío, un odio grande al pecado, para que, detestándolo,
me emplee solo en serviros y agradaros. Así espero conseguirlo, por vuestra
Santísima Pasión y Muerte y por los méritos aventajados de tu especialísimo
Siervo y Patrón mío San Vicente Ferrer. Amén.
ORACIÓN
PREPARATORIA
Soberano
Rey de la gloria y Señor de las Virtudes, Corona de los justos y gloria de los
Ángeles y Bienaventurados, con humilde rendimiento os damos gracias por todos
los dones con que adornaste al Ángel del Apocalipsis San Vicente Ferrer.
Bendita sea eternamente vuestra soberana piedad, pues vos dais la gracia y
gloria. Vos Señor le concediste la gracia singular de que fuer el Ángel, a
quien mucho antes que naciera vió San Juan Evangelista en la ínsula de Patmos, que,
volando por medio del cielo, dispertaba a todos los dormidos con la voz del
terrible juicio. Vos, Dios mío, le otorgasteis en una ocasión la salud y
tocándole con tu Santísima Mano su rostro, le enviasteis a predicar por todo el
mundo. Vos le diste tal eficacia para predicar, que en cuarenta y tres años
convirtió innumerables almas perdidas, sesenta mil moros y más de veinte y
cinco mil judíos. Vos le hiciste prodigioso, que ninguno llega a implorar su
auxilio, que no quede remediado. Por todos estos privilegios, gracias y
excelencias de nuestro Patrón San Vicente, te suplicamos, nos asistas con
vuestra gracias, queriendo antes perder mil vidas que cometer una sola culpa,
para que viviendo así, nos hagamos dignos de su protección en todos nuestros
conflictos, merezcamos su patrocinio en todas nuestras necesidades, y
consigamos su favor en todo género de males, especialmente Señor, en los que
más nos afligen y conturban, que son los temblores de tierra, porque cogiéndonos
de improviso, peligran almas y cuerpos. Y últimamente os pedimos, que cuando
llegue la hora espantosa de la muerte, nos halle en nuestro sano y entero
juicio, nos dé tiempo para recibir dignamente los Santos Sacramentos de la
Iglesia, y nos asista y defienda nuestro abogado San Vicente, hasta salir de
esta vida en paz, y cantar en su compañía vuestras divinas misericordias
eternamente en la gloria. Amén.
-Se
rezan siete Padres nuestros, Aves Marías y Gloria Patri, en reverencia de los
siete dones del Espíritu Santo, con que fue enriquecida el alma del glorioso
Apóstol San Vicente.
PRIMER
LUNES
LA
HUMILDAD
Ejercítate
este día en la humildad, acordándote de lo que Cristo dice por San Mateo:
Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, en esta virtud has de subir
a seis grados. El primero: es que no digas palabra que redunde en alabanza
tuya. El segundo: no te alegres cuando te alaben, antes te has de
confundir de no ser lo que te juzgan. El tercero: no hagas obra, ni
digas palabra por tu honra y estimación, sino puramente por gloria de Dios. El
cuarto: ten a todos por mejores que tú, porque así excusando las faltas
ajenas y agravando las propias, sufrirás con paciencia tus desprecios. El
quinto: considera que así lo mereces por tus pecados. El sexto:
desea padecer algún desprecio sin culpa tuya, por parecerte a Cristo que fue despreciado.
ORACIÓN
AL SANTO
Gloriosísimo
Padre San Vicente, Serafín abrasado en la caridad, Querubín adornado de
entendimiento, consejo y ciencia, Lumbrera mayor del mundo, Astro luminoso de
la Iglesia, en quien resplandece como en el sol, las luces de la doctrina,
sabiduría, gracia y virtud especialísima de hacer milagros. Por eso se ven
libres los pueblos, ciudades y los reinos, de hambres, pestes y temblores. Por
vos logran tus devotos el remedio de todos sus males, a ti claman los tullidos
y los socorres, los ciegos les das vista, los paralíticos, leprosos y los sánas,
los energúmenos y los libras del demonio, los que padecen en el mar naufragio y
los asistes, los pobres y necesitados y los alivias, los encarcelados y afligidos
los consuelas, los que peligran en los terremotos y los libras, y los que se
hallan en la agonía terrible de la muerte y los acompañas, dándoles mucho
consuelo. Por todos estos favores, y por la misericordia de que usas con tus
devotos, te pido ¡Oh glorioso San Vicente! que me defiendas de todo mal, que me
alcances luz para acertar el camino de la verdad, gracia para triunfar de la
culpa, virtud para vencer las tentaciones de mis enemigos, mundo, demonio y
carne. Y que me asistas en la última hora de mi vida, para que así pueda lograr
una feliz y santa muerte, y pasar a celebrarte eternamente en la gloria. Amén.
-Aquí
con el más encendido afecto, se levantará el corazón a Dios, pidiendo el favor que
desea uno conseguir, por los méritos del glorioso San Vicente Ferrer, y luego
se concluye el ejercicio con estos:
AFECTOS
JACULATORIOS
A
tu piedad peregrina
concurrían
los mortales,
porque
hallaban de sus males
universal
medicina.
Con
su presencia el rigor
cesaba
en todo accidente:
R/:
Sed Apóstol San Vicente
nuestro
amado protector.
De
tu virtud cada día
ve
milagros la experiencia,
siendo
grande tu asistencia
para
el que en ti confía,
Dándote
por tal favor
las
gracias continuamente:
Al
que devoto te invoca
asistes
con resplandores,
y
le quitas los temores
ahuyentando
a la vil tropa.
En
aquella hora de horror
en
que aprieta el accidente:
ANTÍFONA:
Oh glorioso Padre San Vicente, que, al subir al palacio de los cielos, te salen
a recibir con honra los ángeles, a los que aquí celebran con alabanzas tu
memoria, guíalos al eterno alcázar de la gloria.
L/:
Ruega por nosotros, Bienaventurado Padre San Vicente.
R/:
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN: Dios,
que con la prodigiosa predicación del bienaventurado San Vicente, tu confesor,
te dignaste traer multitud de gentes al conocimiento de tu nombre, concédenos
que, al que Juez venidero predicó en la tierra, lo merezcamos tener por
premiador en el cielo, Jesucristo Dios y Señor nuestro, que contigo y el Espíritu
Santo, vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.
LUNES
SEGUNDO
LA
OBEDIENCIA
Ejercítate
en la obediencia a ejemplo de Cristo, de quien dice San Pablo: “Que fue obediente
hasta la muerte de Cruz” Esta obediencia tiene cuatro grados. El primero:
obedecer en particular las leyes de Dios, de la Iglesia y de los superiores,
como la mujer al marido, los hijos a sus padres, los criados a sus amos… etc. El
segundo: obedecer con puntualidad, no solo ejecutando, sino también queriendo
lo que se manda. El tercero: obedecer con el entendimiento, creyendo que
aquello es lo más conveniente, buscando razones para apoyarlo, cuando en ello
no se reconoce culpa. El cuarto: conocer en cualquier superior a Dios,
tomando su voz y mandato como de la boca de Cristo.
LUNES
TERCERO
PACIENCIA
Ejercítate
en la paciencia, considerando lo que dice el Apóstol: “la paciencia es necesaria
para alcanzar lo que está prometido” esta virtud tiene cuatro grados. El
primero: sufrir pacientemente las enfermedades y trabajos, que vienen
inmediatamente de las manos de Dios. El segundo: sufrir pacientemente
los trabajos que vienen `por medio de los hombres, recibiéndolos como venidos
de las manos de Dios que lo quiere o lo permite, para mayor bien. El tercero:
sufrir con este espíritu los agravio que vienen de los parientes, o personas
obligadas con beneficios. El cuarto: desear padecer algo por Jesucristo,
y alegrarse cuando suceda.
LUNES
CUARTO
LA
MISERICORDIA
Ejercítate
en la misericordia, acordándote lo que dice Cristo: “Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” Para que la limosna sea
meritoria, ha de tener cuatro condiciones: la primera que se dé de buena gana,
la segunda con buen semblante, la tercera con buenas palabras y la cuarta que
dé luego y con humildad. Si hubiere quinto lunes, te ejercitarás en la misma
misericordia con los difuntos, para esto deberás advertir, que las obras que
más le aprovecha son cuatro: la misa, oyéndola o mandándola decir, el rosario,
la limosna y el ayuno, o cualquier obra penal. Puedes aplicar los ejercicios de
todos los lunes por su descanso.
-Colaboración de Miguel Morales
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