domingo, 11 de julio de 2021

NOVENA AL SEÑOR DE LAS TRES CAÍDAS DE AYUTLA


 

NOVENA DE LA MILAGROSA Y SAGRADA IMAGEN DE JESÚS NAZARENO

DIVINO REDENTOR 

QUE SE VENERA EN EL TEMPLO DE AYUTLA

 

-Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

-Acto de contrición: Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, mi Dios, mi Padre, mi Creador y Redentor dulcísimo, que por mi padeció prisiones, llagas y fue Crucificado y muerto en una cruz, ya que quisiste morir para todos, redimir, perdonar mi ceguedad, yo conozco lo mal que he correspondido a tanto beneficio, ofendiéndote con mis culpas, de las que me arrepiento de veras con todo mi corazón, me pesa porque sois tan misericordioso, y digno de todo amor. ¡Oh dulce Jesús mío! Vos que sois dador de todo bien en quien el enfermo halla salud, el pobre socorro, el afligido el consuelo, y el pecador perdón, pésame Jesús mío, por haberos ofendido, pues soy un gran pecador, más todavía es mayor vuestra clemencia y bondad, perdonadme mi extravío, mi impiedad y mi error, misericordia Señor, misericordia Padre mío.

- Se reza un Credo, Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.

-Se pide la gracia que se desea.

 

 

DÍA PRIMERO

PRISIÓN DE JESÚS NAZARENO

¡Oh amantísimo Redentor de las almas, fuente de toda felicidad! quien pudiera, Dios mío, llegar a entender las amarguras de vuestro amoroso corazón, que, cuidando el bien de tus discípulos, mandando a los soldados que te prendieron que los dejasen libres, queriendo para Vos todas las penas e injurias y para los tuyos todo el alivio de sus miserias te dejaste aprisionar de los judíos, para que se facilitase el rescate de las almas, conduciéndote a la prisión como el reo más criminal, los que os conducían lejos de compadecerse de vuestra situación, os trataron con irreverencia y desacato, tirando con violencia la soga que os pusieron al cuello y ataron las manos, os llevaron a una pieza oscura abajo del palacio de Anás a pasar el resto de la noche.

 

CANCIÓN

Oh Jesús fatigado

humillado y atormentado,

sólo nuestro amor ha sido

quien te tiene aprisionado,

Concede Padre amado

de nuestra culpa, el perdón.

 

 

ORACIÓN

Como quisiera, Dios mío, que el recuerdo de vuestra sagrada pasión produjera en mi tal pesar e ingratitud, ofrézcote mi corazón contrito y humillado en señal de mi agradecimiento. Vos solo, Señor, podéis concederme esta gracia, y hacer que vuestra humildad sea el ejemplo que me anime a sufrir por vuestro amor las adversidades de esta vida. Suplícote Señor, no permitas que mi ingratitud ate las manos de vuestra misericordia, por los dolores de tu pasión, y las penas de vuestra Santísima Madre.

 

 

DÍA SEGUNDO

JESÚS NAZARENO HUMILDEMENTE RECIBE LA SENTENCIA DE MUERTE COMO A FINGIDO REY

¡Oh Jesús Redentor de las Almas! que, en la casa y pretorio de pilatos, donde nuestro humildísimo Jesús, fue rigurosamente azotado, el Redentor del mundo, coronado de espinas y todo bañado en sangre, recibió la sentencia de muerte. Oh mi Dios amoroso, considero la admirable sumisión de mi inocente Jesús en recibir una tan inicua sentencia de muerte, y se que mis culpas y pecados fueron la causa que indujo a aquel impío juez a proferirla. Oh mi Dios amoroso, humillado en tu presencia, confieso que he sido ingrato con Vos, pero vedme ya, mi Dios, de veras arrepentido.

 

CANCIÓN

El bárbaro Pilatos,

que a mi Jesús condenó,

por mi vas a la muerte

quiero seguir tu suerte

muriendo por tu amor,

Perdón, imploro de dolor.

 

ORACIÓN

¡Ay de mi amado Jesús mío, y que amor tan entrañable es el vuestro! pues por una ingrata criatura sufriste prisiones, cadenas, crueles azotes, coronado de espinas, hasta ser sentenciado a una ignominiosa muerte, lo que solo esto basta para herirme el corazón, y hacerme detestar tantos pecados míos, que fueron la causa de tantos tormentos vuestros y los dolores y angustias de tu purísima Madre, María, yo los lloro y por todo este camino doloroso, andaré suspirando y repitiendo: Jesús mío, Misericordia Señor.

 

 

DÍA TERCERO

PRIMERA CAÍDA DE JESÚS NAZARENO

Amado Jesús mío, más que el peso de la Cruz, son mis pecados los que hicieron sufrir tantas penas y coronado de espinas vuestro amoroso Jesús, descaecido de fuerzas por su preciosa sangre que vertía y por la fatiga que con el tropel le ocasionaban aquellos viles judíos e inhumanos soldados de Pilatos, cayó la primera vez con el peso de la Cruz el Señor, con cuanto rigor su Majestad es tratado, pues en vez de ayudarle a levantar, unos le dan de puntillones, otros le tiran sin piedad, ya de la soga que llevaba al cuello, ya de su precioso cabello y sacratísima barba, todos se mofan de Él. Os ruego Jesús mío, concederme la gracia de llorar amargamente todas mis culpas, especialmente las que más os hicieron sufrir.

 

CANCIÓN

Jesús cae con la Cruz

y sigue a paso lento,

a morir por el pecador

sea mi alma eterna salvación,

su Sangre y su Pasión

Jesús Nazareno del Perdón.

 

ORACIÓN

Amantísimo Redentor mío, que, fatigado con la Cruz, te obligó a caer en tierra el grave peso de ella, para que conociésemos la gravedad de nuestras culpas y pecados, figurados en ese madero, ruégote a tu clemencia divina, que me levante de la culpa y maldades, y que este siempre en el cumplimiento de tus leyes hasta el fin de mi vida, y poder gozar de vuestra soberana presencia en la eterna mansión.

 

 

DÍA CUARTO

EL ENCUENTRO DE MARÍA CON SU AMADO HIJO JESÚS

¡Oh Rey Soberano del Universo! que, caminando el Señor con la Cruz a cuestas, se encontró con su Santísima Madre, triste y afligida. ¡Oh que dolor traspasó el corazón de Jesús! ¡Y que dolor hirió el corazón de su Sacratísima Madre hecha un mar de lágrima en aquel encuentro! ¡Oh alma ingrata! ¿Qué mal te ha hecho mi amado hijo Jesús? dice la dolorosa María, ¿Qué mal te ha hecho mi inocente y pobre Madre? dice Jesús, como quedaron sus tiernos corazones de intensísimas angustias. Te ruego, Madre afligida, que, pues fui la causa de tus dolores, un arrepentimiento y lágrimas de contrición, para que abran la puerta de su divina misericordia y perdón.

 

CANCIÓN

Contemplo el dolor

que allí padeció,

su afligida Madre,

en un mar de lágrimas

cuando lo encontró

a nuestro amoroso Jesús.

 

ORACIÓN

¡Oh Divino Hijo de María! ¡Oh Santísima Madre de mi amado Jesús! aquí me tenéis postrado a vuestros pies santísimos, humillado y compungido, confieso que soy yo aquel traidor que fabriqué pecando, el cuchillo de dolor que traspasó vuestro tiernísimo corazón, y ruego a Jesús y María, misericordia y perdón, a fin de que, por su misericordia, aborrezca las culpas que fueron la causa de tales penas y medite el tiempo de mi vida, y de este modo llegue a gozaros eternamente en el Paraíso.

 

 

DÍA QUINTO

SEGUNDA CAÍDA DE JESÚS NAZARENO

Jesús es conducido por las calles de Jerusalén, y pasando por la puerta llamada judiciaria, donde nuestro Redentor cayó en tierra por segunda vez con la Cruz. ¿Qué corazón no se quiebra viendo a mi Dios azotado y coronado de espinas, sin poder llevar por su cansancio la Cruz? porque su mucho peso le había hecho en el hombro una llaga mortal en que el madero lucía con los huesos y dándole crueles golpes, tirándole de la soga que llevaba al cuello y escarnecido de la plebe, le vuelven a levantar, y el pacientísimo Cordero espera de entre tantos la compasión de alguno, y como no la hubiese, acude a su Eterno Padre.

 

CANCIÓN

Mi Jesús ha caído

con la Cruz a cuestas,

lloremos pecadores

aquí nuestros pecados,

ante Jesús postrados

que nos ha de salvar.

 

ORACIÓN

¡Oh Santísimo Redentor mío! Aunque os miro caído en este suelo, os confieso que eres todo Poderoso, suplícote Señor, me hagas conocer el inmenso peso que tienen mis pecados, y que sienta tales tormentos de mi Dios, que tanto padeció por mi amor y me da todos sus bienes, y tomó sobre si todos mis males, aborrezco las culpas que fueron causa de tales penas de mi Criador. Dadme vuestra gracia Señor, para que abrace de corazón los desprecios de ser humilde y sufrido que tanto a Vos agrada, merezca aliviaros en tan dolorosa caída y después ser levantado de mi culpa, para gozar en la gloria.

 

 

DÍA SEXTO

TERCERA CAÍA DE JESÚS NAZARENO

¡Oh pacientísimo Jesús! que en la subida al Monte Calvario, en donde nuestro benigno Jesús, fatigado y desangrado, faltándole ya las fuerzas, tercera vez cayó en tierra hasta topar en ella con su sacratísima boca, bañándola toda en sangre y queriéndose levantar no pudo, antes, volviendo a caer, renovó todas sus llagas y heridas por las muchas piedras que en aquel camino había, pues todos los ansiosos de verlo puesto en la Cruz y cerca del suplicio, comenzaron los sacrílegos con grande algazara a decir: muera ya el malhecho, muera el engañador, muera.

 

CANCIÓN

Jesús cae por tercera vez

y en mortales agonías,

tiene su vista lánguida

buscando al pecador.

¡Oh Jesús cuantos tormentos

por salvar la humanidad!

 

ORACIÓN

¡Oh Soberano Señor! que con solo un dedo sustentáis la tierra y el cielo ¡Quien Señor, os ha hecho caer desmayado en ese suelo! han sido mis culpas y pecados, que corazón no se quiebra viendo a mi Dios, azotado y coronado de espinas, atormentadas sus carnes virginales. Conozco Señor, que soy la causa de tal daño y Vos solo sois mi verdadero remedio, aborrezco las culpas que fueron causa de tales penas a mi Criador, y suspirando una y mil veces, no más pecar, mi Dios, me pesa de haberte ofendido.

 

 

DÍA SÉPTIMO

CLAVAN A JESÚS EN LA CRUZ Y FUE LEVANTADO EN ELLA, Y DIÍ SU AMOROSA VIDA REDIMIENDO AL MUNDO

¡Oh amorosísimo Dios mío! que después de puesto en la Cruz, fue levantado en ella y dio su amorosa vida, redimiendo al mundo. Alzó los ojos, miro en el aire pendiente de tres clavos al dulcísimo Jesús, su Rostro divino entre agonías miró a todas sus llagas renovadas y de sus benditos pies y manos, corren tres fuentes de sangre que llegan hasta la tierra, perdona a quien le agravia, ofrece el Paraíso a quien quiera, nos dejó su amada Madre para remedio de nuestras aflicciones, encomienda al Padre su Santísima Alma, e inclinando la cabeza, expiró. Humildísimo Jesús, permitid Señor, que, clavado mi duro corazón con esta memoria, viva crucificado en este mundo, pésame Señor y Redentor mío, de no ser constante en agradecimiento, dadme, Señor, el caudal de la verdadera contrición, para que por ella consiga ser digo de vuestra soberana promesa.

 

CANCIÓN

Muere el autor del mundo

en cruz crucificado,

por nuestro horrendo pecado

la muerte yo te he dado,

detesto mi pecado

perdóname Señor.

 

ORACIÓN

Amabilísimo Redentor mío, yo conozco y confieso que mis gravísimas culpas son los verdugos más despiadados, que os han quitado la vida, y que no merezco el perdón de tan crecida ofensa, pero oyendo tu voz en esa cruz perdonar a vuestros enemigos ¡Oh cuanto ánimo y esfuerzo recibe mi corazón! Y si me enseñáis a perdonar, aquí me tenéis para perdonar de corazón a todos mis enemigos, si mi Dios, por amor vuestro, a todos perdono y deseo bien a todos, para que así me concedáis que, en la última hora de mi vida, escuche de vuestra boca aquella feliz palabra: “Hoy serás conmigo en la gloria”

 

 

DÍA OCTAVO

DESCIENDEN DE LA CRUZ A NUESTRO REDENTOR Y LO PONEN EN LOS BRAZOS DE SU BEATÍSIMA MADRE

¡Oh Afligidísima Madre! cual sería la espada de dolor que traspasó tu corazón de inocente Madre, cuando recibió en sus brazos a su Divino Hijo ya difunto. Que sentimiento tendría, al ver aquel divinizado cuerpo, que se había formado en sus entrañas por obra del Espíritu Santo, todo acardenalado, todo ensangrentado y todo de pies a cabeza destrozado. Allí se renovaron en María todas las penas. Pero arrepentido de mis pecados que fueron la pésima fiera que hizo aquel destrozo en el amado Hijo de María, desato mi corazón en lágrimas, uniéndolas con las que vierte vuestra afligida y dolorosa Madre.

 

CANCIÓN

Bajan de la Cruz a Jesús

y lo ponen en los brazos,

de su Santísima Madre

al Hijo amado estrecha,

y en llanto bañada

de lágrimas un mar.

 

ORACIÓN

¡Oh valerosa Reina de los Mártires! ¡Que mar inmenso de penas y tormentos esta hecho vuestro pecho! Conozco no ser digno de acompañaros en vuestro sentimiento, porque he sido la causa de que tan cruel espada de dolor, traspase vuestra Alma. Pero concédeme, gran Señor, que, usando de vuestra piedad y misericordia, que yo conozca mis ceguedades pasadas, para que, sintiéndolas con amargura, participe de vuestras aflicciones en la presente vida, y pase después de haceros compañía en las consolaciones de la eterna.

 

 

DÍA NOVENO

DAN SEPULTURA A JESÚS NAZARENO

¡Oh Jesús amantísimo, Redentor de las almas y creador del Universo! que, con tan inmensa caridad, así amaste a la humanidad, quisiste andar todo este camino doloroso, sufriendo, ser afrentado y muerte en el madero de la Cruz para darnos vida, y enriquecernos con los tesoros del cielo. Dadme Jesús mío, la unción y el verdadero pesar que llenaba los corazones de aquellas gentes piadosas, que con tanto recogimiento acompañaron vuestro cuerpo sagrado hasta depositarlo en el sepulcro, a fin de que yo pueda llorar con ellas y sentir vuestros tormentos de vuestra pasión y muerte y los siete dolores de Nuestra Señora la Virgen María, a la que recomiendo mi alma, para que con su amor suave, su caridad y su dulzura, me proteja siempre y me inspire ideas sanas que me hagan digno de vuestro aprecio y amor. Hacedme pues, este favor, dulce Jesús mío, y que mi alma libre de los tormentos que la aquejan, pueda hacer una acción de gracias para gozar de los copiosos frutos de vuestra Redención en la eterna mansión de la gloria.

 

CANCIÓN

De tristeza y dolor

un llanto desgarrador,

llena mis ojos contritos

al ver tus restos benditos,

y por la muerte marchitos

en el sepulcro a mi Redentor.

 

ORACIÓN

¡Oh afligida y dolorida Madre de mi amado Jesús! que angustia y que llanto el de su afligidísima, cuyo corazón tiernísimo penetró el más amargo dolor, al bajar de la Cruz al Santísimo Cuerpo difunto de su amado Hijo Jesús, cuando lo recibió en sus amorosos brazos todo ensangrentado, su sagrado pecho abierto, de pies a cabeza destrozado, y que dolor y grande pena la que padeció cuando le quitaron de sus divinos brazos a su Soberano Hijo para ponerlo en el sepulcro. Allí se renovaron en María todas las penas ¡Oh Madre dolorosa! te ruego el perdón de mis culpas y me alcances de su Divina Majestad, ablande mi corazón y coloque en el un amor grande para amarle y servirle, acabando mi vida diciendo: “Bendito sea el dulcísimo Nombre de Jesús y el de María.”

 

 

LAVS DEVS


-Colaboración de Miguel Morales

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