NOVENA
DE LA MILAGROSA Y SAGRADA IMAGEN DE JESÚS NAZARENO
DIVINO
REDENTOR
QUE
SE VENERA EN EL TEMPLO DE AYUTLA
-Por
la señal ✠
de la Santa Cruz, de nuestros ✠
enemigos, líbranos Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠,
y del Espíritu Santo. Amén.
-Acto
de contrición: Señor mío Jesucristo…
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Señor
mío Jesucristo, mi Dios, mi Padre, mi Creador y Redentor dulcísimo, que por mi
padeció prisiones, llagas y fue Crucificado y muerto en una cruz, ya que
quisiste morir para todos, redimir, perdonar mi ceguedad, yo conozco lo mal que
he correspondido a tanto beneficio, ofendiéndote con mis culpas, de las que me
arrepiento de veras con todo mi corazón, me pesa porque sois tan
misericordioso, y digno de todo amor. ¡Oh dulce Jesús mío! Vos que sois dador
de todo bien en quien el enfermo halla salud, el pobre socorro, el afligido el
consuelo, y el pecador perdón, pésame Jesús mío, por haberos ofendido, pues soy
un gran pecador, más todavía es mayor vuestra clemencia y bondad, perdonadme mi
extravío, mi impiedad y mi error, misericordia Señor, misericordia Padre mío.
-
Se reza un Credo, Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri.
-Se
pide la gracia que se desea.
DÍA
PRIMERO
PRISIÓN
DE JESÚS NAZARENO
¡Oh
amantísimo Redentor de las almas, fuente de toda felicidad! quien pudiera, Dios
mío, llegar a entender las amarguras de vuestro amoroso corazón, que, cuidando
el bien de tus discípulos, mandando a los soldados que te prendieron que los
dejasen libres, queriendo para Vos todas las penas e injurias y para los tuyos
todo el alivio de sus miserias te dejaste aprisionar de los judíos, para que se
facilitase el rescate de las almas, conduciéndote a la prisión como el reo más
criminal, los que os conducían lejos de compadecerse de vuestra situación, os
trataron con irreverencia y desacato, tirando con violencia la soga que os
pusieron al cuello y ataron las manos, os llevaron a una pieza oscura abajo del
palacio de Anás a pasar el resto de la noche.
CANCIÓN
Oh
Jesús fatigado
humillado
y atormentado,
sólo
nuestro amor ha sido
quien
te tiene aprisionado,
Concede
Padre amado
de
nuestra culpa, el perdón.
ORACIÓN
Como
quisiera, Dios mío, que el recuerdo de vuestra sagrada pasión produjera en mi
tal pesar e ingratitud, ofrézcote mi corazón contrito y humillado en señal de
mi agradecimiento. Vos solo, Señor, podéis concederme esta gracia, y hacer que
vuestra humildad sea el ejemplo que me anime a sufrir por vuestro amor las
adversidades de esta vida. Suplícote Señor, no permitas que mi ingratitud ate
las manos de vuestra misericordia, por los dolores de tu pasión, y las penas de
vuestra Santísima Madre.
DÍA
SEGUNDO
JESÚS
NAZARENO HUMILDEMENTE RECIBE LA SENTENCIA DE MUERTE COMO A FINGIDO REY
¡Oh
Jesús Redentor de las Almas! que, en la casa y pretorio de pilatos, donde
nuestro humildísimo Jesús, fue rigurosamente azotado, el Redentor del mundo,
coronado de espinas y todo bañado en sangre, recibió la sentencia de muerte. Oh
mi Dios amoroso, considero la admirable sumisión de mi inocente Jesús en
recibir una tan inicua sentencia de muerte, y se que mis culpas y pecados
fueron la causa que indujo a aquel impío juez a proferirla. Oh mi Dios amoroso,
humillado en tu presencia, confieso que he sido ingrato con Vos, pero vedme ya,
mi Dios, de veras arrepentido.
CANCIÓN
El
bárbaro Pilatos,
que
a mi Jesús condenó,
por
mi vas a la muerte
quiero
seguir tu suerte
muriendo
por tu amor,
Perdón,
imploro de dolor.
ORACIÓN
¡Ay
de mi amado Jesús mío, y que amor tan entrañable es el vuestro! pues por una
ingrata criatura sufriste prisiones, cadenas, crueles azotes, coronado de
espinas, hasta ser sentenciado a una ignominiosa muerte, lo que solo esto basta
para herirme el corazón, y hacerme detestar tantos pecados míos, que fueron la
causa de tantos tormentos vuestros y los dolores y angustias de tu purísima
Madre, María, yo los lloro y por todo este camino doloroso, andaré suspirando y
repitiendo: Jesús mío, Misericordia Señor.
DÍA
TERCERO
PRIMERA
CAÍDA DE JESÚS NAZARENO
Amado
Jesús mío, más que el peso de la Cruz, son mis pecados los que hicieron sufrir
tantas penas y coronado de espinas vuestro amoroso Jesús, descaecido de fuerzas
por su preciosa sangre que vertía y por la fatiga que con el tropel le
ocasionaban aquellos viles judíos e inhumanos soldados de Pilatos, cayó la
primera vez con el peso de la Cruz el Señor, con cuanto rigor su Majestad es
tratado, pues en vez de ayudarle a levantar, unos le dan de puntillones, otros
le tiran sin piedad, ya de la soga que llevaba al cuello, ya de su precioso
cabello y sacratísima barba, todos se mofan de Él. Os ruego Jesús mío,
concederme la gracia de llorar amargamente todas mis culpas, especialmente las
que más os hicieron sufrir.
CANCIÓN
Jesús
cae con la Cruz
y
sigue a paso lento,
a
morir por el pecador
sea
mi alma eterna salvación,
su
Sangre y su Pasión
Jesús
Nazareno del Perdón.
ORACIÓN
Amantísimo
Redentor mío, que, fatigado con la Cruz, te obligó a caer en tierra el grave
peso de ella, para que conociésemos la gravedad de nuestras culpas y pecados,
figurados en ese madero, ruégote a tu clemencia divina, que me levante de la
culpa y maldades, y que este siempre en el cumplimiento de tus leyes hasta el
fin de mi vida, y poder gozar de vuestra soberana presencia en la eterna
mansión.
DÍA
CUARTO
EL
ENCUENTRO DE MARÍA CON SU AMADO HIJO JESÚS
¡Oh
Rey Soberano del Universo! que, caminando el Señor con la Cruz a cuestas, se
encontró con su Santísima Madre, triste y afligida. ¡Oh que dolor traspasó el
corazón de Jesús! ¡Y que dolor hirió el corazón de su Sacratísima Madre hecha
un mar de lágrima en aquel encuentro! ¡Oh alma ingrata! ¿Qué mal te ha hecho mi
amado hijo Jesús? dice la dolorosa María, ¿Qué mal te ha hecho mi inocente y
pobre Madre? dice Jesús, como quedaron sus tiernos corazones de intensísimas
angustias. Te ruego, Madre afligida, que, pues fui la causa de tus dolores, un
arrepentimiento y lágrimas de contrición, para que abran la puerta de su divina
misericordia y perdón.
CANCIÓN
Contemplo
el dolor
que
allí padeció,
su
afligida Madre,
en
un mar de lágrimas
cuando
lo encontró
a
nuestro amoroso Jesús.
ORACIÓN
¡Oh
Divino Hijo de María! ¡Oh Santísima Madre de mi amado Jesús! aquí me tenéis
postrado a vuestros pies santísimos, humillado y compungido, confieso que soy
yo aquel traidor que fabriqué pecando, el cuchillo de dolor que traspasó
vuestro tiernísimo corazón, y ruego a Jesús y María, misericordia y perdón, a
fin de que, por su misericordia, aborrezca las culpas que fueron la causa de
tales penas y medite el tiempo de mi vida, y de este modo llegue a gozaros
eternamente en el Paraíso.
DÍA
QUINTO
SEGUNDA
CAÍDA DE JESÚS NAZARENO
Jesús
es conducido por las calles de Jerusalén, y pasando por la puerta llamada
judiciaria, donde nuestro Redentor cayó en tierra por segunda vez con la Cruz.
¿Qué corazón no se quiebra viendo a mi Dios azotado y coronado de espinas, sin
poder llevar por su cansancio la Cruz? porque su mucho peso le había hecho en
el hombro una llaga mortal en que el madero lucía con los huesos y dándole
crueles golpes, tirándole de la soga que llevaba al cuello y escarnecido de la
plebe, le vuelven a levantar, y el pacientísimo Cordero espera de entre tantos
la compasión de alguno, y como no la hubiese, acude a su Eterno Padre.
CANCIÓN
Mi
Jesús ha caído
con
la Cruz a cuestas,
lloremos
pecadores
aquí
nuestros pecados,
ante
Jesús postrados
que
nos ha de salvar.
ORACIÓN
¡Oh
Santísimo Redentor mío! Aunque os miro caído en este suelo, os confieso que
eres todo Poderoso, suplícote Señor, me hagas conocer el inmenso peso que
tienen mis pecados, y que sienta tales tormentos de mi Dios, que tanto padeció
por mi amor y me da todos sus bienes, y tomó sobre si todos mis males,
aborrezco las culpas que fueron causa de tales penas de mi Criador. Dadme
vuestra gracia Señor, para que abrace de corazón los desprecios de ser humilde
y sufrido que tanto a Vos agrada, merezca aliviaros en tan dolorosa caída y
después ser levantado de mi culpa, para gozar en la gloria.
DÍA
SEXTO
TERCERA
CAÍA DE JESÚS NAZARENO
¡Oh
pacientísimo Jesús! que en la subida al Monte Calvario, en donde nuestro
benigno Jesús, fatigado y desangrado, faltándole ya las fuerzas, tercera vez
cayó en tierra hasta topar en ella con su sacratísima boca, bañándola toda en
sangre y queriéndose levantar no pudo, antes, volviendo a caer, renovó todas
sus llagas y heridas por las muchas piedras que en aquel camino había, pues
todos los ansiosos de verlo puesto en la Cruz y cerca del suplicio, comenzaron
los sacrílegos con grande algazara a decir: muera ya el malhecho, muera el
engañador, muera.
CANCIÓN
Jesús
cae por tercera vez
y
en mortales agonías,
tiene
su vista lánguida
buscando
al pecador.
¡Oh
Jesús cuantos tormentos
por
salvar la humanidad!
ORACIÓN
¡Oh
Soberano Señor! que con solo un dedo sustentáis la tierra y el cielo ¡Quien
Señor, os ha hecho caer desmayado en ese suelo! han sido mis culpas y pecados,
que corazón no se quiebra viendo a mi Dios, azotado y coronado de espinas,
atormentadas sus carnes virginales. Conozco Señor, que soy la causa de tal daño
y Vos solo sois mi verdadero remedio, aborrezco las culpas que fueron causa de
tales penas a mi Criador, y suspirando una y mil veces, no más pecar, mi Dios,
me pesa de haberte ofendido.
DÍA
SÉPTIMO
CLAVAN
A JESÚS EN LA CRUZ Y FUE LEVANTADO EN ELLA, Y DIÍ SU AMOROSA VIDA REDIMIENDO AL
MUNDO
¡Oh
amorosísimo Dios mío! que después de puesto en la Cruz, fue levantado en ella y
dio su amorosa vida, redimiendo al mundo. Alzó los ojos, miro en el aire
pendiente de tres clavos al dulcísimo Jesús, su Rostro divino entre agonías
miró a todas sus llagas renovadas y de sus benditos pies y manos, corren tres
fuentes de sangre que llegan hasta la tierra, perdona a quien le agravia,
ofrece el Paraíso a quien quiera, nos dejó su amada Madre para remedio de
nuestras aflicciones, encomienda al Padre su Santísima Alma, e inclinando la
cabeza, expiró. Humildísimo Jesús, permitid Señor, que, clavado mi duro corazón
con esta memoria, viva crucificado en este mundo, pésame Señor y Redentor mío,
de no ser constante en agradecimiento, dadme, Señor, el caudal de la verdadera
contrición, para que por ella consiga ser digo de vuestra soberana promesa.
CANCIÓN
Muere
el autor del mundo
en
cruz crucificado,
por
nuestro horrendo pecado
la
muerte yo te he dado,
detesto
mi pecado
perdóname
Señor.
ORACIÓN
Amabilísimo
Redentor mío, yo conozco y confieso que mis gravísimas culpas son los verdugos
más despiadados, que os han quitado la vida, y que no merezco el perdón de tan
crecida ofensa, pero oyendo tu voz en esa cruz perdonar a vuestros enemigos ¡Oh
cuanto ánimo y esfuerzo recibe mi corazón! Y si me enseñáis a perdonar, aquí me
tenéis para perdonar de corazón a todos mis enemigos, si mi Dios, por amor
vuestro, a todos perdono y deseo bien a todos, para que así me concedáis que,
en la última hora de mi vida, escuche de vuestra boca aquella feliz palabra:
“Hoy serás conmigo en la gloria”
DÍA
OCTAVO
DESCIENDEN
DE LA CRUZ A NUESTRO REDENTOR Y LO PONEN EN LOS BRAZOS DE SU BEATÍSIMA MADRE
¡Oh
Afligidísima Madre! cual sería la espada de dolor que traspasó tu corazón de
inocente Madre, cuando recibió en sus brazos a su Divino Hijo ya difunto. Que
sentimiento tendría, al ver aquel divinizado cuerpo, que se había formado en
sus entrañas por obra del Espíritu Santo, todo acardenalado, todo ensangrentado
y todo de pies a cabeza destrozado. Allí se renovaron en María todas las penas.
Pero arrepentido de mis pecados que fueron la pésima fiera que hizo aquel
destrozo en el amado Hijo de María, desato mi corazón en lágrimas, uniéndolas
con las que vierte vuestra afligida y dolorosa Madre.
CANCIÓN
Bajan
de la Cruz a Jesús
y
lo ponen en los brazos,
de
su Santísima Madre
al
Hijo amado estrecha,
y
en llanto bañada
de
lágrimas un mar.
ORACIÓN
¡Oh
valerosa Reina de los Mártires! ¡Que mar inmenso de penas y tormentos esta
hecho vuestro pecho! Conozco no ser digno de acompañaros en vuestro
sentimiento, porque he sido la causa de que tan cruel espada de dolor, traspase
vuestra Alma. Pero concédeme, gran Señor, que, usando de vuestra piedad y
misericordia, que yo conozca mis ceguedades pasadas, para que, sintiéndolas con
amargura, participe de vuestras aflicciones en la presente vida, y pase después
de haceros compañía en las consolaciones de la eterna.
DÍA
NOVENO
DAN
SEPULTURA A JESÚS NAZARENO
¡Oh
Jesús amantísimo, Redentor de las almas y creador del Universo! que, con tan
inmensa caridad, así amaste a la humanidad, quisiste andar todo este camino
doloroso, sufriendo, ser afrentado y muerte en el madero de la Cruz para darnos
vida, y enriquecernos con los tesoros del cielo. Dadme Jesús mío, la unción y
el verdadero pesar que llenaba los corazones de aquellas gentes piadosas, que
con tanto recogimiento acompañaron vuestro cuerpo sagrado hasta depositarlo en
el sepulcro, a fin de que yo pueda llorar con ellas y sentir vuestros tormentos
de vuestra pasión y muerte y los siete dolores de Nuestra Señora la Virgen
María, a la que recomiendo mi alma, para que con su amor suave, su caridad y su
dulzura, me proteja siempre y me inspire ideas sanas que me hagan digno de
vuestro aprecio y amor. Hacedme pues, este favor, dulce Jesús mío, y que mi
alma libre de los tormentos que la aquejan, pueda hacer una acción de gracias
para gozar de los copiosos frutos de vuestra Redención en la eterna mansión de
la gloria.
CANCIÓN
De
tristeza y dolor
un
llanto desgarrador,
llena
mis ojos contritos
al
ver tus restos benditos,
y
por la muerte marchitos
en
el sepulcro a mi Redentor.
ORACIÓN
¡Oh
afligida y dolorida Madre de mi amado Jesús! que angustia y que llanto el de su
afligidísima, cuyo corazón tiernísimo penetró el más amargo dolor, al bajar de
la Cruz al Santísimo Cuerpo difunto de su amado Hijo Jesús, cuando lo recibió
en sus amorosos brazos todo ensangrentado, su sagrado pecho abierto, de pies a
cabeza destrozado, y que dolor y grande pena la que padeció cuando le quitaron
de sus divinos brazos a su Soberano Hijo para ponerlo en el sepulcro. Allí se
renovaron en María todas las penas ¡Oh Madre dolorosa! te ruego el perdón de
mis culpas y me alcances de su Divina Majestad, ablande mi corazón y coloque en
el un amor grande para amarle y servirle, acabando mi vida diciendo: “Bendito
sea el dulcísimo Nombre de Jesús y el de María.”
LAVS
DEVS
-Colaboración de Miguel Morales
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