DÍA
SEIS DE CADA MES, PARA VENERAR AL TAUMATURGO SEÑOR SAN NICOLÁS, ARZOBISPO DE
MIRA Y PATRÓN DE BARI
Dispuesto
por José María Díaz de Gamboa, impreso en Puebla con las licencias necesarias
por Pedro de la Rosa en 1820.
Mediante
decreto del 17 de noviembre de 1810, Mons. Dr. Don Antonio Joaquín Pérez y
Martínez, Obispo de la Puebla de los Ángeles, por sí y por el pacto de
hermandad con los Obispos de Monterrey, Quito y Oaxaca, concedió ciento sesenta
días de Indulgencia por cada oración y gozo a quien lo rezare, y otros ciento
sesenta días por cualquier Padre nuestro, Ave María u otra oración aprobada por
la Iglesia que se rezare delante de cualquier imagen de San Nicolás.
MOTIVO
DE ESTA DEVOCIÓN
Siempre
el Señor ha sido maravilloso en sus Santos, pero parece que la Diestra del
Omnipotente se prodigó en favorecer al Glorioso Nicolás, pues la Iglesia
nuestra Madre dice que lo adornó con el don de innumerables milagros: y siendo
tan favorecido de Dios, ¿qué le podremos pedir por medio de este su Santo
siendo para gloria suya y bien de nuestra alma que no lo conceda? Y así,
avivando la Fe, digamos el siguiente:
ACTO
DE CONTRICIÓN
Crucificado
bien mío, que pendiente en un madero diste la vida por salvarme, ¿y cuál ha
sido la recompensa?, multiplicar ofensas. Pequé, Señor, contra tan suprema
bondad: me pesa, y protesto la enmienda. Para lavar mi iniquidad derramaste tu
Sangre: pues ella me limpie de la lepra del pecado, para que limpio te goce
eternamente. Amén.
ORACIÓN
Augusta
Trinidad, Ser incomprehensible, ante cuya presencia postrados los ángeles
cantan Santo, Santo, Santo: ruégote, Deidad sacrosanta, por los méritos de tu
precioso Hijo, por la intercesión de tu amada Hija, Madre y Esposa María
Santísima, y por los ruegos de tu fiel siervo mi Patrón San Nicolás, me
concedas un limpio corazón para servirte, y una buena y santa muerte para
gozarte. Amén.
-Tres
Credos.
ORACIÓN
Dulcísima
María, concebida en gracia, Reina de los ángeles y Abogada de los pecadores:
aquí está el mayor de ellos a implorar tu favor: ruega, dulce Madre, a tu
santísimo Hijo, nos libre del pecado mortal, y nos dé una buena muerte,
principio de la bienaventuranza. Amén. Una Salve.
ORACIÓN
Dios
y Señor mío todopoderoso, que tuviste por bien de hermosear a vuestro siervo y
glorioso Confesor y Obispo Nicolás con tanto número de virtudes e innumerables
milagros: suplícoos humildemente, que por los ruegos e intercesión del glorioso
San Nicolás defiendas tu Iglesia y a sus prelados, y me libres de las
tentaciones del demonio y de todos los peligros, así de alma como de cuerpo,
para que de este modo pueda alabaros en vuestro santo en la tierra, y merezca
acompañarle en la gloria. Amén. Un Padre nuestro y Ave María.
GOZOS
Pues
sois de Dios tan amado,
Que
dispensáis sus favores,
¡Oh
glorioso Nicolás,
Rogad
por los pecadores!
Apenas
naces al mundo
Cuando
hacia el Cielo mirando,
Para
Dios te ibas formando
Despreciando
al mundo inmundo:
Y
habías de ser sin segundo
Del
hereje los terrores:
Por
tu oración fervorosa
A
una enferma das salud,
Y
desde tu juventud
Fue
tu caridad fogosa:
Y
ardiendo cual mariposa
Rindes
a Dios tus amores:
Azotes,
destierros, penas,
Oprobio,
llanto y dolor
Por
la fe del Redentor
Sufres
en tierras ajenas:
Pero
aun entre las cadenas
Sois
modelo de pastores:
Con
prodigio singular
En
el concilio niceno,
Que
es Dios Uno, Trino y bueno
Supo
tu lengua explicar:
Con
esto hiciste callar
Los
herejes ladradores:
A
tres niños salpresados
A
la vida los recobras,
Y
tales milagros obras
Que
todos quedan pasmados:
Los
pobres son remediados
Confesando
tus favores:
Tu
entierro triunfo se vio,
Y
de la muerte el horror
Huye,
al ver el resplandor:
Con
que tu alma relució:
De
milagros te adornó
El
Señor de los Señores:
Tantas
son las maravillas
Con
que a ti el Señor te ha honrado,
Que
falta papel y tinta
A
poder ser numerado:
Y
pues mi amor te he dedicado,
Dispénsame
tus favores:
ORACIÓN: Dios,
que al bienaventurado Nicolás Obispo lo adornaste con el don de innumerables
milagros: concede a tus fieles que por sus méritos y ruegos seamos libres de
las llamas eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, que contigo vive y reina en
unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén.
-Colaboración de Carlos Villaman
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