DEVOTA NOVENA DEDICADA A LA GLORIOSA VIRGEN Y MARTIR SANTA MARINA
Que se venera en la Iglesia de la
Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, y en la Ermita de Nuestra Señora
de la Misericordia de la Ciudad de Reus.
Compuesta por el Reverendo Padre
Juan de la Cruz Sardà, beneficiado de la Parroquia de San Pedro Apóstol de esta
ciudad en el año de 1854.
Imprenta de Francisco Aris,
Tarragona, España. Año 1854.
BREVE NOTICIA DE LA VIDA DE SANTA MARINA VIRGEN Y MÁRTIR, SEGÚN
PIADOSAMENTE SE REFIERE POR ALGUNAS LEYENDAS Y TRADICIONES
Santa Marina,
hermana de Santa Librada y de otras santas vírgenes y mártires, era hija de
Catelio y Calsia, personas ricas y poderosas, y que gozaban de cierta autoridad
casi soberana en la ciudad de Balcagia en el año 200. Su padre quería matarla,
si no tributaba a los ídolos que él adoraba, sacrílegas adoraciones. Para
evitarlo, resuelve nuestra Santa retirarse al campo de Limia, cerca de la
ciudad de Orense, donde se dedicaba al santo ejercicio de la oración y de otras
obras agradables a Nuestro Señor Jesucristo. La vio el presidente del imperio
romano Olibrio, enemigo de los cristianos; y prendado por su rara belleza,
quiso robarle no solo su fe, sino también su pureza. Pero implorando la santa
virgen la ayuda del Señor, pudo vencer los más fuertes ataques del tirano.
Furioso aquél, manda que con garfios de hierro fuesen arrancadas sus delicadas
carnes hasta que se viesen los huesos. Aquel lastimoso espectáculo horrorizó a
todos los circunstantes, y hasta al mismo presidente, que aparentando compasión
quiso probar con caricias la constancia de la santa. Viendo que todo era
inútil, ordenó que encerraran a la santa en un oscuro calabozo, que fue
iluminado por el Señor con un resplandor admirable p ara consuelo de Marina, la
cual con la señal de la cruz hace huir de allí al demonio, que la atacaba en
figura de un terrible dragón. Conducida al día siguiente al tribunal del
tirano, se mostró ella inflexible a todas las tentativas dirigidas a vencer su
constancia, por lo cual mandó aquél a los verdugos a que quemasen los costados
de la santa con hachas encendidas, y que atada de pies y manos la tirasen al
agua. Pero el Señor libró a la Santa de todos aquellos martirios; y, admirados
muchos gentiles de ver que una inocente y delicada moza podía resistir tan
grandes tormentos, clamaron que era verdaderamente grande el Dios de los
cristianos, y se convirtieron muchos a la fe que Marina predicaba. Lleno de
confusión Olibrio mandó a degollar a la santa virgen, la cual logra por este
medio la deseada corona del martirio el día 18 del mes de Julio. El cuerpo de
la Santa se venera en la Iglesia de su nombre, en el sitio conocido como “Aguas
Santas”, a dos leguas de Orense, donde se enseñan varios monumentos
justificativos de su pasión, como son: el horno de fuego, donde se dice que también
la echaron, y la fuente en que fue degollada, las aguas de la cual, cuentan los
naturales, que han hecho muchos prodigios de curaciones. Además de Galicia, es
venerada Santa Marina en Córdoba, Sevilla, Tarragona, etc., y muy
particularmente en la ciudad de Reus, que celebra su fiesta el día 18 de Julio.
MODO DE
HACER LA NOVENA
Arrodillado y
hecha la señal de la cruz, te prepararás diciendo con toda devoción el
siguiente:
ACTO DE
CONTRICION
Señor
Dios mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, en
quien creo, en quien espero, a quien amo sobre todas las cosas; por ser Vos
quien sois bondad infinita, me pesa de haberos agraviado; y propongo
firmísimamente nunca más ofenderos. Ayúdame, Señor amabilísimo, en mi propósito
por vuestra bondad y méritos de Santa Marina, a quien dedico esta novena. Concédeme
gracia para hacerla devotamente para mayor gloria Vuestra, honra de la santa
mártir y bien de mi alma. Amén.
-Hecha esta preparación
en cada uno de los nueve días, se comenzará luego la meditación propia de cada
día.
DIA
PRIMERO
FIDELIDAD
DE MARINA A LAS GRACIAS DE DIOS
Considera
la fidelidad de Santa Marina a la gracia de la vocación. Habiendo sido ella un
modelo de perfecta virtud, la previno Dios con bendiciones celestiales, le dio
un corazón humilde y un ánimo lo más dócil a las santas inspiraciones. Apenas
escuchó la voz interior con que Jesús le dijo: “Sígueme (sequere me)”, ¡cuán luego
despreció el esplendor de la gloria temporal, detestó las delicias que le
prometía el mundo, abandonó todas las vanidades, se negó a sí misma para
entregarse toda al servicio del Supremo Señor! ¡Oh admirable valentía y
prontitud de espíritu! ¡Oh fiel correspondencia a las gracias de Dios! ¡Cuántos
beneficios divinos merecía esta nuestra santa!
-Aquí se hará una breve pausa.
Considera
cuánto penetró en Marina la gracia de su vocación. Por la fe de Jesucristo
renuncia a todos los afectos desordenados, miró con desprecio los bienes
terrenos, aborreciendo los deleites sensuales. Los que así obran, dice San
Jerónimo, recibirán ciento por uno y poseerán la vida eterna, según la promesa
del Salvador. ¿Qué será pues de ti, que, llamado por el Señor con sus
inspiraciones, remordimientos y castigos, no deseas resistir al amor propio, ni
hacerle la menor violencia, ni mortificarlas pasiones para seguir a Jesucristo?
¡Cuánto debes temer que el ejemplo de Santa Marina te condene en el Juicio, si
no correspondes, como ella, a la gracia de la vocación y a tantos favores de
Dios!
-Aquí
se hará una segunda pausa, después de la cual,
-se
concluirá la meditación de cada día diciendo lo siguiente:
En
reverencia de las virtudes heroicas y excelencias de la mártir Santa Marina, y
en acción de gracias al Rey de los mártires Jesucristo, por los favores
concedidos a ella, rezaremos tres Padrenuestros, Ave Marías y Gloria Patri.
-Después
se dirá cada día la siguiente:
ORACION
¡Oh
gloriosísima Santa Marina!, tan admirable en las perfecciones del cuerpo como
grande en la virtud; discípula fiel de Jesucristo, predicadora de su santa Ley;
víctima de caridad; defensora ilustre de la fe; mártir invencible! Por aquella
docilidad que tuviste a la voz de Cristo, y por vuestro ardentísimo celo por su
gloria, por vuestro castísimo amor al prójimo, por aquella humildad, paciencia,
fortaleza y constancia con que sufriste los tormentos, os suplicamos que nos
alcances del Rey de los mártires Jesucristo gracia para seguir sus
inspiraciones y tenerle un amor perfecto; para amar a nuestros hermanos y
enemigos; para resistir a los ardores de la concupiscencia, vencer todas las
tentaciones, y no separarnos jamás de la amistad de Dios ni por las falsas
delicias del mundo ni por temor de las penas, ni por los horrores de la muerte.
Vos, ¡oh mártir santísima!, que sois tan exaltada en la gloria, que tienes
tanto poder para favorecer a tus devotos, dispénsanos vuestro eficaz patrocinio
contra el mal y el dolor, las tempestades, el hambre, la guerra y los estragos
del fuego. Y por la sagrada reliquia de vuestro cuerpo, que postrados en tierra
adoramos, presérvanos de toda calamidad, particularmente de la peste y demás
enfermedades, para poder emplearnos en obsequio vuestro y en el servicio de
Dios con espíritu más fervoroso; y al mismo fin concédenos a todos la gracia
que te pedimos en esta santa novena.
-Aquí
se pedirá la gracia que cada cual desea alcanzar por la intercesión de Santa
Marina.
-Luego
se dirá la siguiente conclusión, que servirá para todos los días.
Intercede
también, ¡oh poderosísima mártir!, por el aumento de la santa fe, la exaltación
de nuestra Madre la Iglesia, paz y concordia entre los príncipes católicos y
prosperidad de esta monarquía. Alcanza el alivio de las ánimas del purgatorio,
el consuelo de los afligidos, la conversión de los pecadores y la perseverancia
de los justos, a fin de que siguiendo todos los mortales vuestro ejemplo,
merezcan recibir con vos la corona de la gloria eterna. Amén.
DIA
SEGUNDO
CELO DE
MARINA POR LA GLORIA DE JESUCRISTO.
Considera
el celo de la gloria de Jesucristo que tenía Santa Marina. Estando inflamada
toda en el amor de Jesús, no aspira sino a promover su gloria. ¡Y cuánto la
exaltó en Galicia con su resignación y martirio! El nombre del Crucificado que
en aquella provincia era para muchos nombres de oprobio e ignominia, pasó a ser
nombre de honra y mucha gloria. La religión santa tan burlada y perseguida, va
triunfando en los corazones de muchos por las celosas fatigas y victorias de
nuestra mártir. ¿Quién no honrará pues la santidad de Marina, habiendo llevado
a Jesús en su corazón siempre y con tanto celo? ¡Oh!, ¡quién pudiera lograr un
amor tan grande por Cristo! ¡Quién tuviera la dicha, como Santa Marina, de
llevarlo en su espíritu hasta la muerte!
-Aquí
se hará una breve pausa.
Considera
los deseos de Marina por glorificar a Jesús. A la ardorosa sed de convertir
almas, añade un sumo cuidado de evitar culpas, resuelta a sufrir la muerte,
antes que permitir una ofensa a Dios. ¡Cuánta pena no le causarían las vanidades
y la vida disoluta de muchos cristianos! ¡Cómo se indignaría contra los
escandalosos que son los ministros de Lucifer! Marina se esforzó a reprender a
los pecadores, confortó con su ejemplo a los justos, y se aplicó a la virtud
con tal fervor, que es la confusión de todos. Piensa que, si no te desagradan
las ofensas a Dios, si eres perezoso en entregarte a su servicio, si con tanta
tibieza practicas las obras buenas, es por falta de celo. Y si no tiene celo de
la gloria de Dios ¿cuál es el amor que le tienes? Y sin amor de Dios ¿cómo vas
a salvarte? Marina te da el desengaño.
-Aquí se hará
una segunda pausa, después de la cual se concluirá con la meditación del primer
día.
DIA
TERCERO
PACIENCIA
DE MARINA EN LOS TRABAJOS
Considera
la paciencia de Santa Marina en sufrir trabajos por Jesucristo. Estaba
persuadida que sin paciencia no podía conformarse a la voluntad del Señor, ni
salvar su alma. Así nos lo enseña San Pablo diciendo: “nos es necesaria la
paciencia, para cumplir la voluntad de Dios y lograr las promesas eternas”.
Alentada Marina con la esperanza de tan gran premio, sufre las mayores
adversidades; no desmaya en la cruel persecución; y si cae sobre ella una
furiosa tempestad de males, se mantiene siempre con ánimo inmóvil y espera con
la mayor resignación. ¡Oh gloriosa Santa! ¡Quién sabrá imitar vuestra
inalterable paciencia!
-Aquí
se hará una breve pausa.
Considera
la perfecta resignación con que sufre Marina todas las adversidades. No se
queja en las mayores penas, no murmura de las disposiciones divinas, se guarda
de prorrumpir en palabras injuriosas a la bondad de Dios. Al entrar en sus
penosos trabajos, diría con San Ignacio mártir: “ahora comienzo a servir a
Cristo!”. ¡Y con qué serenidad de ánimo y contento los sufría, resonando en su
oído aquellas palabras de San Santiago: “alegraos cuando estén rodeados de
varias tribulaciones”! ¡Oh cuán lejos estás de tener un grado de paciencia tan
excelente como Santa Marina! Querrías a un Dios que siga tu voluntad; y tú
rehuyendo las penas, no quieres sujetarte a la de Dios.
DIA
CUARTO
AMOR DE
MARINA AL PRÓJIMO
Considera
el verdadero amor de Santa Marina al prójimo. La caridad, como explica San
Pablo, es paciente, es benigna, no se irrita, no piensa mal, se alegra del bien
de los otros, lo desea y lo procura a todos. Tales eran los frutos de las obras
que el espíritu de amor producía en Santa Marina. ¡Con qué benignidad y dulzura
trataba a todos, amigos y enemigos! ¡Con qué paciencia y mansedumbre sufría de
aquellos las injurias, los menosprecios y las persecuciones! No pensaba en
dañar ni entristecer a ninguno, ni en vengarse de sus perseguidores. A todos
los perdona, a todos los ama de corazón. ¡Cuán fijas tendría en su memoria las
palabras de Jesucristo: “amen a vuestros enemigos, hagan el bien a los que os
aborrecen”!
-Aquí
se hará una breve pausa.
Considera cuán
grande fue el amor de Marina al prójimo. Si los malvados perseguidores la ponen
en una obscura prisión para que no siguiera los caminos celestiales y siguiera
los terrenales, ella los convida a imitar y seguir los preceptos de Jesucristo
que encaminan a la vida eterna de los bienaventurados; y puesta en oración,
ruega con gran fervor a su amado Jesús que abrazasen su divina ley y salven sus
almas redimidas con su santísima Sangre. ¡Oh mártir gloriosa, que supiste, a
imitación de Cristo vuestro divino Maestro, perdonar a aquellos que te
perseguían, rogar por ellos y hacerles bien, por más que fuesen indignos! Te
pido humildemente que me alcances de Dios la caridad con mis prójimos, el
perdón de todos mis enemigos y la gracia de hacerles todo el bien que pueda. Si
no lo practicas así, oh cristiano, ¿Cómo vas a imitar a Marina?
DIA
QUINTO
HEROICA
FORTALEZA DE MARINA
Considera
la fortaleza heroica de Santa Marina. Las empresas más arduas, los combates más
terribles no atemorizan su gran espíritu. ¡Con qué ánimo responde al tirano que
la perseguía cruelmente y le dijo: “tu vana religión es una locura; los ídolos
que veneras son obra del demonio! Aprende la sabiduría y adora a un solo Dios,
supremo Señor del Cielo y la Tierra. Él es quien me ha dado una fortaleza por
la cual ni el poder de las armas ni la muerte, ni ninguna otra cosa podrán
separarme de Él". ¡Oh incomparable grandeza de ánimo! ¡Que confusión para
los pusilánimes que se avergüenzan de confesar a Cristo delante de los malos
cristianos!
-Aquí
se hará una breve pausa.
Considera
cuán fuerte se mantiene la Santa contra los ataques del fiero perseguidor. No
bastan para vencerla las amenazas más terribles, ni todos los excesos de la
crueldad. Con gran furia descargan sobre la inocente una multitud de azotes
hasta despedazar su cuerpo. ¿Y qué? ¿Desmayará Marina al rigor de tales
tormentos? No. Ella sabe que la discípula no debe ser tratada mejor que su
Maestro. Sabe que el verdadero cristiano ha de seguir a Jesucristo que sufrió
por nosotros terribles tormentos. ¡Oh divina Sabiduría que inspira a nuestra
Santa tanta fortaleza! ¡Cuán falsas son, oh mortal, las razones y pretextos que
te apartan de las penas y de imitar en ellas a la santa mártir!
DIA
SEXTO
CONSTANCIA
DE MARINA EN LOS SUFRIMIENTOS
Considera
la constancia invencible de Santa Marina en sufrir los tormentos. La malicia
refinada del tirano apura sus recursos para atormentar y vencer a la ilustre
defensora de la fe. Pero, por más que manda ponerla en un horno lleno de vivas
llamas para quemarla, es en vano. Aquel Dios que libró del horno de Babilonia a
los tres jóvenes, conserva también sin daño a Marina y la libra de aquellos
incendios por virtud de Cristo. ¡Con qué serenidad dijo al tirano: “Yo, por la
virtud de Jesucristo, ¡no siento tus tormentos”! ¡Oh cuán misericordioso es el
Señor con los que le son fieles en la persecución! Bienaventurados los que
saben sufrirla como la santa.
-Aquí
se hará una breve pausa.
Considera
cuán constante es Marina en las mayores pruebas de los tormentos. Si el ardor
de las brasas y llamas en el horno no pudieron alterar su corazón, acude el
tirano a usar otros tormentos. Pero ¿qué?, agobiada la mártir con tantas
aflicciones ¿entregará su espíritu? De ningún modo. Marina tiene a la vista al Rey
de los mártires traspasado de dolores, causados por las espinas, los clavos y
una aguda lanza. Marina desea morir antes que negar la fe de Cristo. ¡Ah! ¡Con
la conducta de la Santa se condena tu inconstancia en los buenos propósitos y
tu impaciencia en los trabajos! Desengáñate: “Solamente será a salvo quien
persevere hasta el fin en la fe”.
DIA
SEPTIMO
TRIUNFO
DE SANTA MARINA EN SU MUERTE
Considera
el glorioso triunfo que por último alcanza Marina muriendo. Alentada con
aquellas palabras de Jesucristo: “no tengan temor a los que matan el cuerpo y
no el alma”, se esfuerza en sostener los asaltos más horrorosos. Enciende en
ira al tirano, por no haberla podido vencer ni con las cadenas, ni con los
garfios, ni con el fuego; manda degollarla prontamente, si no abandonaba la fe.
¡Qué tentación tan poderosa! Pero Marina recuerda que, si niega a Jesucristo,
será negada por El en el juicio de Dios. Con gran ánimo, pues, inclina la
cabeza, derrama la sangre, sufre la muerte antes que ofender a su amabilísimo
Jesús. ¡Oh ilustre Mártir! ¡Cuán admirable es vuestro valor! ¡Quién podrá
ponderar el amor ardentísimo que tenías a Jesucristo! No podías demostrarlo
mejor que dando la vida por El.
-Aquí
se hará una breve pausa.
Considera
el aplauso con que Cielo y Tierra celebran la victoria de la Santa Mártir. ¡Qué
contento tendrían los cristianos de Galicia a ver que Marina dejaba burlados al
poder y la barbarie de los verdugos! ¡Qué alabanzas le darían, la honran por
vencedora de la malicia y de la muerte más terrible! No faltaría el ejército de
los mártires que, adornados con las palmas y coronas brillantes, acompañados de
un coro de música angelical, presentarían la gran mártir al Rey de la gloria
diciéndole: “Dignaos ponerle la corona de oro y de hermosura”. ¡Oh dichos
mártires, que elegiste morir con tormentos, para vivir en eternas delicias! Qué
bien sabías, que la gloria del cielo es un premio muy superior a las penas de
esta vida.
DIA
OCTAVO
GLORIA
DE MARINA EN EL CIELO
Considera
la gloria admirable de Santa Marina en el Cielo. No alcanza el entendimiento a
comprender los infinitos contentos de que está gozando en aquella Patria. ¡Qué
gozo tan inefable ha de ser estar entre los coros de los ángeles, oír unos
cánticos tan armoniosos y suaves, y ser iluminada con resplandores de luz
perpetua! Qué alegría es estar en la presencia de la Reina de todos los Santos,
contemplar la cara hermosísima de Jesús, ver claramente a Dios y gozar de su
bondad, ¡hermosura, sabiduría y demás perfecciones infinitas! ¡Oh
bienaventurada Marina que sufriendo la tentación fuiste probada en ella! Vos
habéis ya recibido la corona eterna de una vida gloriosísima. La grandeza de
vuestro premio nos deleita. Anímanos vos ahora en el combate de los trabajos.
-Aquí
se hará una breve pausa.
Considera
cuanto debemos honrar la memoria de Santa Marina. Dios la eligió, la santificó,
y quiso comunicarle tantas gracias para ser alabado en ella. De aquí la gran
veneración que le profesan tantas provincias. ¡Cuántas poblaciones de España se
glorían de tributarle solemnes cultos! Y nosotros que este santuario de María
Santísima de la Misericordia tenemos la dicha de adorar su sagrada reliquia,
¿cómo podremos mirar con indiferencia los obsequios que devotos y fervorosos
debemos dirigir a nuestra singular Protectora? ¡Ah! Que la devoción que le
tuvieron nuestros padres y mayores nos acusará de nuestra tibieza en los
juicios de Dios.
DIA
NOVENO
PODEROSA
PROTECCION DE MARINA
Considera
el eficaz patrocino de la mártir Santa Marina. Cristo dijo a sus discípulos:
“vosotros sois mis amigos, si cumplen lo que les mando”. ¿Y quién ha cumplido los
preceptos del Redentor más exactamente que nuestra Santa? No podía darle
mayores pruebas de fidelidad y amor. ¡Cuán grande, pues, ha de ser la amistad
de Santa Marina con Dios! ¡Cuán poderosos sus valimientos a favor de sus
devotos! ¿De qué males nos preservará su protección? Puede responder la
multitud de cristianos que con confianza se refugian en su amparo, para
librarse de los estragos del mal y del dolor, de guerras, fuego, peste y otras
calamidades, quedando todos socorridos.
-Aquí
se hará una breve pausa.
Considera
la singular protección que nos dispensa la mártir venerada en este santo templo
de la Madre de la Misericordia. ¿Cuántos hemos implorado humildes su auxilio
contra el dolor y los males, que no nos haya oído piadosamente? ¿Cuál devoto
afligido por la miseria, u otra adversidad, recurre a su amparo, que no haya
logrado alivio y consuelo? ¿Cuáles enfermos la han invocado en sus tristes
penas, que no hayan sentido su dulce patrocinio y amorosa compasión? Buen
testimonio de tan singulares favores es toda esta ciudad de Reus y su comarca,
que acudiendo con viva fe al patrocinio de Santa Marina quedaron libres
prontamente de la calamidad que los afligía. ¡Oh bondad inestimable de nuestra
Santa! Cuán obligados estamos a serle agradecidos y a venerarla con respeto y
amor.
FIN DE
LA SANTA NOVENA
GOZOS
DE LA GLORIOSA SANTA MARINA, VIRGEN Y MARTIR, QUE SE VENERA EN SU PROPIA
CAPILLA.
Pues de los males
sois medicina
Y de Dios tan
estimada
Sed vos
nuestra abogada
Dichosa
Santa Marina.
De España sois
natural
Y de linaje
elevado,
Que vuestra gran
santidad
Lo demuestra
principal;
Muriendo por la fe
Divina
De Jesús
enamorada:
Cuando el martirio
pasaste
En Galicia
demostraste
El gran valor que
heredaste,
Y la virtud que
adquiriste:
Siendo a Dios
siempre leal
Y del mundo bien
olvidada:
Igual rabia no fue
vista
Que los gentiles
usaron
Cuando el tormento
te dieron
Por amor a
Jesucristo;
Para probar
vuestra ruina
En un horno fuiste
echada:
No pudiendo tal
tormento
Acabar con vuestra
vida,
Irritado ya, sin
medida
Contra vos el
Presidente
Os quiere
decapitada
Para una muerte
tan honrada
En el lugar que
cayó
Tu cabeza ahí
nacieron
Tres fuentes que
hasta hoy
Perseveran nuestra
fe
Es agua de gran
sanación
Para todos males apropiada
A dos leguas de
Orense
En la Iglesia de
Aguas Santas
Son allí las
gracias tantas
Que el Cielo por
vos dispensa:
Que el alma que
allí se encamina
Siempre torna
consolada:
Vuestras reliquias
sagradas
Aquí también se
veneran,
Por lo que de vos
esperan
Las gracias
acostumbradas:
En la Iglesia
peregrina
De vuestro nombre
ilustrada:
A todo mal das
remedio
Si os piden de
buen corazón
Mayormente al del
dolor
Muy propicia os mostráis
Y la espina del
pecado
Por vos es
desterrada
Os tienen por su
patrona
La Tortosa y su
Ribera,
Y en vuestro culto
se esmera
Todo el campo de
Tarragona:
Y ya que a vos tantos
se inclinan
No nos dejes,
virgen Sagrada:
Pues de males sois
medicina
Y de Dios tan
estimada,
Sed vos
nuestra abogada
Dichosa
Santa Marina.
V.
Ruega por nosotros Santa Marina.
R. Para
que seamos dignos de las promesas de Cristo.
OREMOS: Señor
concédenos tu indulgencia, te pedimos por intercesión de Santa Marina Virgen y
Mártir, que siempre vivió de tu gracia, por el mérito de su castidad y la
práctica de sus virtudes. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
-Colaboración de Carlos Villaman
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