OFRECIMIENTO
DEL ROSARIO
QUE
TODOS LOS MIÉRCOLES SE REZA A LA MADRE SANTÍSIMA DE LA LUZ
Que
se venera en el Templo de San Nicolás de Tolentino, de esta Muy Noble Ciudad de
Tlaxcala
Dispuesta
por un devoto sacerdote de esta gran señora.
Con
Licencia en Puebla de los Ángeles, por la Vda. de Miguel de Ortega, año de 1747
MÚSICA
Concurrid
grey fervorosa
a
venerar hoy la Luz,
que
la Madre de Jesús,
os
comunica amorosa.
Abrid
Señor nuestros labios, para que iluminados con vuestra luz divina nuestro
entendimiento, podamos alabar vuestro Santísimo Nombre, y el de vuestra
Purísima Madre, inflamad también nuestros corazones, para que, abrazados en
vuestro amor, merezcamos ser oídos en vuestro divino acatamiento, y para que
consigamos el fruto prometido a los que atentamente rezamos el Rosario a
vuestra Santísima Madre. Amén.
-Padre nuestro, diez Aves Marías y Gloria.
PRIMER OFRECIMIENTO
Dulcísima
Madre mía y Madre amantísima de la Luz, que, entre todas las criaturas,
mereciste atraer del seno del Padre, la Luz del Divino Verbo, para que,
Encarnando en tus purísimas entrañas, quedaras constituida Madre de la Divina
Luz: yo te pido que me alcances de tu Santísimo Hijo, para que siendo del
gremio de tus adoptivos felices hijos, consiga eficaz luz en vida y en muerte,
que destierre de mi alma toda culpa, para que te alabe eternamente en la
gloria. Amén.
Cuando
la Divina Luz,
encarna
en Madre tan pura,
se
retoca la criatura
con
el pincel de Jesús.
-Padre nuestro, diez Aves Marías y Gloria.
SEGUNDO OFRECIMIENTO
Dulcísima Madre mía y Madre
amantísima de la Luz, que, solicitando el bien de
las almas, como Madre de los pecadores, quisiste reverberar con tanto esplendor
en las montañas de Judá para iluminar al Sagrado Precursor de Cristo, en la
obscura caverna del vientre de su Madre, donde padecía ligado con las prisiones
de la culpa original: yo te pido, te muestres Madre piadosa conmigo, para que,
iluminándome en las tenebrosas sombras de esta vida, rompa feliz, con tu
amparo, las prisiones en que me tienen mis culpas, para que libre y regocijado
con el Bautista, te alabe siempre en la gloria. Amén.
Raya
esta luz en Judá,
dejando
a Juan libre y fuerte,
porque
triunfa de la muerte
la
Madre, que a luz lo da.
-Padre nuestro, diez Aves Marías y Gloria.
TERCER OFRECIMIENTO
Dulcísima Madre mía y Madre
amantísima de la Luz, que, reverberando tantos luminosos
rayos de luz, diste a luz la Divina Luz del Mundo, para iluminar a todos los
hombres existentes en él, gozando única y singular la preeminencia de Virgen y
Madre: yo te pido humildemente, renazca en mi corazón el divino Sol de Justicia,
tu Hijo, para que ilustrándome en las tinieblas y sombras de la muerte en que
vivo con mis culpas, siguiendo cual girasol, sus rayos, me vea iluminado en
vida y en muerte para gozarle eternamente en la gloria. Amén.
La
Aurora anuncia en su luz,
que
nace el divino Sol,
porque
es su Oriente el crisol,
con
que ilumina Jesús.
-Padre
nuestro, diez Aves Marías y Gloria.
CUARTO
OFRECIMIENTO
Dulcísima
Madre mía y Madre amantísima de la Luz, que, mereciendo ser Corredentora del
Linaje Humano, mereciste la gloria de ser privilegiada en la Triunfante
Resurrección de tu Hijo, pues cuando reverberó como Divino Sol en su cénit,
dejando por sagrado trofeo de su Pasión y muerte, vencida la muerte, la culpa y
el infierno, entonces tu entronizada en el divino pecho de tu Hijo, aclamaste
la victoria, Corona Reina de Luz: yo te pido humildemente, me concedas virtud y
fuerzas para vencer todas las tentaciones, y que permaneciendo siempre en la divina
Luz que me alcanzó tu Hijo, en ella persevere hasta el fin de mi vida. Amén.
Renace
el Sol de su ocaso,
triunfante
de toda culpa y muerte,
y
hace más feliz la suerte,
de
la luz, que es su regazo.
-Padre
nuestro, diez Aves Marías y Gloria.
QUINTO OFRECIMIENTO
Dulcísima
Madre mía y Madre amantísima de la Luz, que, girando festiva Cielo y tierra,
llegó la hora en que, sobre llena de gracia y luz, triunfante de la muerte y
culpa, subieras llena de delicias al Trono de la Santísima Trinidad, donde te coronó
Reina y Señora de todo lo criado, gozando el Imperio de la Divina Omnipotencia,
Sabiduría y Amor, con que Dios, Uno y Trino te coronó, premiando tus cuasi
infinitos méritos, para que en solio de tanta grandeza te ostentaras Madre de
la Divina Luz: yo te pido dulcísima Madre mía, que como acostumbras, la
comuniques a todo el orbe cristiano, mirando con especiales ojos a la Santa
Iglesia, Esposa de tu Hijo, al Sumo Pontífice, su Vicario, y a nuestros
gobernantes, para que, con su acierto y protección, disipen las tinieblas de
las herejías, haciendo que tan malignas constelaciones, resplandeciendo puras en
el Cielo de tu Iglesia, sean luceros fijos de tu corona. Emplea Señora los
rayos de tu luz en dar celo apostólico a los ministros de tu Hijo, para que
conviertan a todos los pecadores, y los hagan hijos de tu luz por gracia.
Aumenta a todos los justos, para que den nuevo reflejo a la luz, que hiciste
amanecer en el cielo, dánosla a todos, Señora, para que, aumentado el número de
tus Hijos, siempre se crezcan tus luces, siendo el auge de tu gloria accidental
todos los que vivimos debajo de tu amparo, por cuyo medio esperamos la nuestra esencial,
a vuestra de tu Padre, Hijo y Esposo, por toda la eternidad de la gloria. Amén.
El
complemento a la Gloria
le
da en su Trance, María,
pues
se corona ese día,
de
Cielo y tierra Señora.
-Se
rea una Salve.
-Se
reza la letanía.
LAVS
SIT DEVS
-Se pide un Credo por los que están en pecado mortal, para que Dios los saque de tan miserable estado, un Padre nuestro y un Ave María por las Almas del Purgatorio y una Salve por quien sacó a luz este ofrecimiento.
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