martes, 6 de julio de 2021

TRIDUO A SAN CIRO

TRES DOMINGOS EN HONOR DEL MILAGROSO MÉDICO, ANACORETA Y MÁRTIR SAN CIRO

IMPLORANDO LA SALUD DE LOS ENFERMOS

 

Tomado del Libro “Ristretto della Vita e Miracoli di San Ciro, Medico, Romito e Martire”, por el Padre Francesco Paterno de la Compañía de Jesús. Impreso en Librería Stampa de Michele Luigi Mutio, Nápoles, Italia. Año 1707. Con Licencia de los Superiores.

 

Esta devoción de los Tres Domingos en honor a San Ciro puede practicarse como triduo durante tres días consecutivos, o los tres últimos días de la Novena dedicada a San Ciro, para experimentar la eficacia de su poderosa intercesión suplicando cada quien con viva confianza en el Santo.

 

MODO DE PRACTICAR ESTE EJERCICIO

         El modo que debe practicarse al aplicarse a este ejercicio es el siguiente: Primero, que el enfermo se confiese, si puede hacerlo, y al tiempo de hacer esto, siendo esta la manera en que lo hacía el Santo cuando vivía, cuando como médico visitaba a los enfermos. Segundo, puesta de rodillas toda la gente de la casa se dice con devota atención tres Padrenuestros, tres Avemarías con tres Gloria Patri, en memoria de las tres prerrogativas del santo, y en agradecimiento a la Santísima Trinidad por las tantas gracias que se complace de hacer por medio del Santo, siendo esta la única y permanente fuente de todo bien. Después de esto se dirán las siguientes Antífonas y oraciones de la Santa Iglesia:

 

 

ANTÍFONA: A Ti Dios Padre Ingénito, a Ti Hijo Unigénito, a Ti Espíritu Santo Paráclito, Santa e Individua Trinidad de todo corazón y con nuestra boca te confesamos, te alabamos, te bendecimos, a Ti toda la gloria por todos los siglos.

 

L/: Bendito sea Dios en el Cielo firmamento.

R/: Y Alabado, glorificado y Exaltado sea por todos los siglos.

 

OREMOS: Omnipotente y sempiterno Dios, que has dado a tus siervos al confesar con verdadera Fe el conocer la gloria eterna de la Trinidad, y en presencia de tu Majestad te adoramos como Unidad, te pedimos que mantengas firme nuestra Fe por sobre todas las cosas y que venzamos toda adversidad. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

 

ANTÍFONA: Este Santo por la Ley de Dios luchó contra la muerte, y a la violencia de los impíos no le tuvo miedo, porque se mantuvo firme su fe fundada sobre roca firme.

 

L/: Gloria y honor son tu corona Señor.

R/: Y obra de tus manos somos.

 

OREMOS: Te rogamos Dios Omnipotente, por intercesión de San Ciro Médico, Eremita y Mártir, que nos liberes de toda enfermedad y toda adversidad de cuerpo, y limpies nuestras mentes de todo mal pensamiento. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén.

 

-En este momento se puede aplicar la reliquia, la imagen o el santo óleo del santo y se dicen las siguientes palabras:

 

Potencia de Dios Padre, Sabiduría de Dios Hijo, Virtud de Dios Espíritu Santo: por los méritos de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo Crucificado, y por la Santísima Virgen María Madre suya, y por intercesión de San Ciro Médico, Eremita y Mártir, líbranos del mal que nos ataca, para así poder alabarte Señor Dios Nuestro, por las gracias que de él refiere la Santa Iglesia. En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

A continuación, las oraciones devotas para cada día del triduo o de los tres domingos que deben hacerse, donde la persona debe comulgar en honor del Santo, cada día correspondiente.

 

 

PRIMER DOMINGO

ORACIÓN

Oh Glorioso, celantísimo Médico San Ciro, que viviendo en la tierra fuiste llamado a cuidar de los enfermos, con la eficacia de vuestro celo primero curabas sus almas conduciéndolos a Cristo; y luego con la virtud potente de vuestra mano los curabas en el cuerpo liberándolos de todo mal y enfermedad: Yo, N.N., vuestro indignísimo y devotísimo siervo, postrado humildemente de rodillas ante tu Santa Imagen, te ruego por aquel gran celo, que siempre tuviste por la salud temporal y eterna de vuestros enfermos, que te dignes mirar con ojos igualmente piadosos mi enfermedad corporal y espiritual; y con la eficacia de vuestra intercesión obtenedme el remedio contra este mal (aquí se nombra la enfermedad que se padece) que ahora me aflige. Recuerda amorosísimo Santo, que como Médico que fuiste, pues te tocó por oficio cuidar de nuestras dolencias, y ahora que estás en el cielo sé que tienes mayor poder de intercesión, y realizas los milagros más pronto que cuando estabas en la tierra entre los hombres; Qué más necesitas para curarme, sino solamente desearlo: Si vis potes. Complácenos por aquella caridad ardiente que tuviste siempre hacia tus prójimos, y escucha mi súplica dando remedio a mi mal, para que ya sano por medio tuyo pueda emplearme con todas mis fuerzas en servir a nuestro Dios y Creador, para que a la hora de mi muerte sea digno de ir a alabarlo junto contigo, para amarlo y bendecirlo por siempre. Amén.

 

 

SEGUNDO DOMINGO

ORACIÓN

Oh Glorioso y penitentísimo Eremita San Ciro, que no ya por temor a los tormentos con que los Tiranos amenazaban a los seguidores de Cristo, sino para consuelo de los fieles por vos convertidos, y por deseo de unirte mayormente a Dios, te retiraste al destierro para hacer una vida más angelical que humana: Yo, N.N., humilde adorador de vuestra gloria postrado en tierra ante vuestra presencia te imploro y te suplico que por amor de aquel tiempo que fue tan agradable a Vos, cuando en la soledad te viste inmerso en Dios, y lejos de toda ocasión de pecar, que te dignes obtenerme la gracia de desprender mi amor de todo objeto terreno, y consagrarlo todo por entero a Jesús, para no caer en el grave peligro de ofenderle. Y ya que a mí me es difícil imitarte con el cuerpo en la huida hacia la soledad, haz al menos que yo sea eremita penitente en el alma manteniéndome lejos de las conversaciones del mundo que puedan dañarme; para que, conservándome en tal modo por todo el resto de mi vida siempre inocente, pueda después con una muerte afortunada ir a alabar junto contigo y a bendecir por toda la eternidad la inmensa e infinita Bondad de nuestro Dios. Amén.

 

 

TERCER DOMINGO

ORACIÓN

Oh Glorioso e Invictísimo Mártir San Ciro que tentado por el Tirano a renegar de vuestra Fe en Jesús Crucificado, no renegaste manteniendo tu fe intacta, exponiendo tu cuerpo a ignominiosos tormentos, y esparcir con mil heridas vuestras sangre y vuestra vida: Yo, N.N., aunque indignísimo seguidor de la misma Fe, postrado ante vuestra presencia me declaro prontísimo a sufrir por ella a imitación vuestra y esparcir toda mi sangre por ella como hiciste tú, y te ruego humildemente por tu sacrificio que tú sellaste a fuerza de tormentos con la sangre de tus venas, que te dignes socorrerme en mi presente necesidad, tanto del cuerpo como del alma, para mayor gloria de Dios; y así como Vos por amor a Jesús soportaste con invicta constancia, y con heroica paciencia el furor humano de tanto maltrato sobre vuestros miembros lacerados, así te suplico obtenerme del mismo Jesús un amor ardentísimo hacia Él, y una invencible paciencia en todos los trabajos que puedan acaecerme en esta mísera vida, para que imitando como pueda tu ejemplo generoso y tus virtudes cristianas, pueda esperar verme un día junto contigo participando de la Gloria del Cielo por toda la eternidad. Amén.

 

 

LAUS DEUS

BEATA VIRGINE MARIAE ET SANCTE CYRUS.

 

 

SONETO A SAN CIRO

Cuanto te amo ¡Oh Ciro! A mis temores

Como médico divino pronto socorriste,

Y la muerte que en mi corazón miraste

Enfriaba mi fe llenándome de horrores.

 

Para darle graciosa ayuda a mis dolores

Todo lleno de bondad me has bendecido

Me rociaste con agua y mis males, sorprendido

Vi sanarse llenándome de ocultos ardores.

 

Santo mío, con esta agua que has esparcido

Todos los prodigios han quitado el dolor

Y la gloria del Cielo y la fe has revivido.

 

Y la grandeza del Creador del Mundo es tal,

Que en sus santos se complace, oh Ciro

Yo digo que como tú entre todos no hay igual.

 

 

 -Colaboración de Carlos Villaman

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