martes, 3 de agosto de 2021

ALABEMOS A LA REINA

LOS ALABADOS DE NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ

La Santísima Madre de Dios de la Paz, en 400 años de historia en el Oriente de El Salvador, ha manifestado su poder y gracia para con sus hijos todos, y su culto a traspasado fronteras incluso, pero pese a que su culto es fuerte, el acervo de la piedad que hay en torno a ella es muy poco.

Se conserva una novena compuesta en 1766 por el Rev. Pbro. Martín García de Posadas, Rector Parroquial de la Ciudad de San Miguel de la Frontera y un ejercicio piadoso compuesto por el Excmo. Mons. Juan Antonio Dueñas y Argumedo, Primer Obispo de San Miguel de la Frontera en 1928, ambas revisadas para el jubileo del año 2000 y se le añadió el milagro del volcán a la novena, que en la primitiva no se menciona, ya que esta fue compuesta 20 años antes del milagro mismo (año de 1787)

Dentro de la piedad entorno a la Santísima Virgen, se conserva un cancionero pequeño y breve, que por desgracia se ha perdido la mitad hasta ahora. El Presbítero Francisco Javier Escobar, en un trabajo de compilación hecho en 1990, logro rescatar 2 de los alabados, y los coloco en un libro para su difusión, dicho libro, por desgracia, se ha perdido igualmente, salvándose pocos ejemplares.

Tomado del libro: “Cánticos Sagrados Tradicionales” se colocan los cuatro que componen el pequeño cancionero de la Reina de la Paz.

 

OH VIRGEN PURA

(autor anónimo)

 

Oh Virgen Pura blanca paloma,

digna Patrona Reina Oriental.

hoy a tus plantas gracias imploramos,

en ti confiamos Iris de Paz.

 

Y entonces broten de nuestros pechos,

dulces afectos de santo amor,

y así abrasados en esa hoguera,

sea sincera nuestra expresión.

 

Siempre indulgente tu faz preciosa,

mira piadosa al pecador,

por más que ingrato se haya mostrado,

y contristado tu corazón.

 

Derrama ¡Oh Madre! sobre nosotros,

de esos tus ojos luz y calor,

purificando con tu mirada,

las cavidades del corazón.


Oh hermosa Estrella de bienandanza

nuestra esperanza de salvación,

pues tu siempre eres del que en ti espera

fiel medianera ante el Señor.

 

Benigna acepta amable Reina

cual pobre ofrenda nuestra ovación,

y a tu pueblo propicia envía

en este día tu bendición.

Nota: El origen de este alabado se desconoce, pero por su composición, deja entrever la sincera acción de gracias del devoto que se postra ante la Augusta Reina, se puede ubicar a mediados de la década de los 30´s, pues ya utiliza el titulo de “Reina” aunque pudiese ser mas antiguo y se haya adaptado a la ocasión (tal como ocurrió con la novena y el himno de coronación)

 

 

REINA AUGUSTA DE LA PAZ

(Por el R. P. A. Aguade)

 

Reina Augusta de la Paz

que encierras bajo tu manto

un poema de amor santo

para tu amada región.

 

Despliega siempre en los cielos

tu bella y gloriosa palma,

que lleva la paz al alma

y tu amor al corazón.

 

¡Oh cuan dulcemente tus hijos amantes

doblamos la frente en tu corazón!

pues tienes Señora grandeza de Reina,

lindezas de aurora, de Madre el perdón.

 

Con luces tranquilas de estrella del alba

la noche rutilas de mi cruel dolor,

y ahuyenta mis males la luz de tus ojos

tus ojos reales henchidos de amor.

 

¡Quien, Virgen pudiera, tus glorias cantando

tu amor disfrutando junto a ti vivir!

Que el alma que te ama Oh Reina de oriente,

las delicias sienten del Edén en ti.

NOTA: Podemos ubicar este alabado a mediados del s. XX, como una suplica que acompaña la procesión de penitencia del 21 de septiembre, pues hace referencia al milagro mismo, acaecido en la mañana de aquel 21 de 1787.  Resalta que el autor ensalza las grandezas de la protección de la Reina a su pueblo que la acompaña en esta tierra, y que, en la procesión de penitencia, recuerda ese día, con amor y agradecimiento.

 

 

HIMNO DE LA CORONACION

(Por Mons. Juan Antonio Dueñas y Argumedo)

 

Salve, oh Reina de Oriente adorada,

de tus hijos escucha el clamor;

nuestra dulce patrona aclamada,

tuyo siempre será El Salvador.

 

Dulce Madre, a tus plantas llegamos

con filial entusiasmo vivaz,

y permite tu frente ciñamos

como Reina gentil de la paz.

 

Es la ofrenda muy pobre e indigna

muy humilde el tributo y el don,

pero acéptalos Reina divina

como efluvios del fiel corazón.

 

Con estrellas y lirios tejida

te brindamos corona de amor;

las estrellas con luz de tu égida

y los lirios tú mismo candor.

A quisiéramos darte una palma

una palma de egregia esbeltez,

que en los mustios vergeles del alma

solo hay cardos, espinas y aridez.

 

Y la que hoy ofrendamos gozosos

es memoria de tétrico afán,

de la palma que, en días luctuosos,

fue a posarse en el ígneo volcán.

 

El que enferma, el que sufre, el que llora

a ti vuelve anhelante el clamor,

y con tierna mirada al que implora,

le das vida, esperanza y amor.

 

Que en las penas y embates del alma

de pasiones incendio voraz,

tu piedad nos devuelva la calma

y manto la dicha y la paz.

El himno de la Coronación es el que mas ha sufrido modificaciones en toda su historia, debido a las ideas neo protestantes que se han metido en la curia migueleña, cambiando la letra de manera drástica, eliminando el: “de Oriente” y “Adorada” por una segunda repetición del “Salve” y “Ensalzada” por motivos de inclusión mayor con respecto a su patronato, y la falsa idea de la erroneidad del “Adorada” con respecto a la veneración que se tributa a la Virgen María.

 

Salve, Salve oh Reina ensalzada,

de tus hijos escucha el clamor;

nuestra dulce patrona aclamada,

tuyo siempre será El Salvador.

Aunque también las modificaciones responden a las necesidades del pueblo y a lo que se vive en la actualidad la sociedad salvadoreña.

 

Los rencores, el odio, la guerra,

las envidias, el falso disfraz,

con tu amor y cariño destierra,

y en nosotros que reine tu paz.

Aun así, es el de mayor popularidad y el que mantiene presente en la memoria colectiva del pueblo católico, que lo entona en las situaciones de culto publico y privado.

 

 

OH MARÍA DULCE ENSUEÑO

Anónimo

 

Oh María dulce ensueño

de la Paz, tú eres la palma,

en los desiertos del alma

de tu pueblo migueleño.

 

Recordemos migueleños

el milagro señalado,

con que nuestra augusta Reina

su favor quiso mostrarnos.

 

El Chaparrastique un día

del siglo décimo octavo,

abrió con furia sus fauces

lava hirviente vomitando.

 

Densa nube de ceniza

oscureció el espacio,

ríos de fuego rodaban

por los campos y poblados.

 

Por doquiera que pasaban

de si en pos iban sembrando,

con la destrucción y muerte

en las almas el espanto.

 

Y la llama abrasadora

con prisa y furor insanos,

a la ciudad migueleña

dirigía ya sus pasos.

 

Dulce Reina de la Paz

en todo pecho cristiano,

tu imagen tenía un templo

y tu amor un relicario.

 

En tan aflictivo trance

de tu efigie se acordaron,

y frente a la voraz llama

colocaronla confiados.

 

Una palma gigantesca

aparece en los espacios,

a tus angustiados hijos

tu protección anunciando.

 

La precipitada lava

ante ti detiene el paso,

sus rugidos fieros calla

y apaga su fuego airado.

 

Los salvaste Reina Augusta

delirante de entusiasmo,

proclamaronte Patrona

y eterno amor te juraron.

 

Recordemos migueleños

tan señalado milagro,

y a nuestra dulce patrona

agradecidos seamos.

Es el mas representativo de los alabados de la Reina, compuesto en la década de los 50´s, el autor no se conserva, pero recoge la tradición oral del milagro del Volcán que en esa época circulaba, que se coteja con los documentos históricos del mismo, compaginándose en los hechos.

Forma parte de los alabados penitenciales del 21 de septiembre, como un recordatorio perenne de aquel hecho, no obstante, no es tan popular como el de la coronación, y es de los pocos que, en forma, no ha sido modificado desde su composición, conservándose intacto.

La devoción a la Reina de la Paz es el baluarte que mantiene a flote la fe en el pueblo católico oriental, pese a los embates que hasta el mismo clero ha dado en contra de ella, al intentar instaurar un culto clerical sobre ella. En su honor se ha elaborado esta pequeña recopilación, para conmemorar el centenario de su coronación canónica.

 

LAVS DEVS

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