LOS ALABADOS DE NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ
La Santísima Madre de Dios de la Paz, en 400 años de historia en el Oriente de El Salvador, ha manifestado su poder y gracia para con sus hijos todos, y su culto a traspasado fronteras incluso, pero pese a que su culto es fuerte, el acervo de la piedad que hay en torno a ella es muy poco.
Se conserva una novena compuesta en 1766 por el Rev. Pbro. Martín García de Posadas, Rector Parroquial de la Ciudad de San Miguel de la Frontera y un ejercicio piadoso compuesto por el Excmo. Mons. Juan Antonio Dueñas y Argumedo, Primer Obispo de San Miguel de la Frontera en 1928, ambas revisadas para el jubileo del año 2000 y se le añadió el milagro del volcán a la novena, que en la primitiva no se menciona, ya que esta fue compuesta 20 años antes del milagro mismo (año de 1787)
Dentro de la piedad entorno a la Santísima Virgen, se conserva un cancionero pequeño y breve, que por desgracia se ha perdido la mitad hasta ahora. El Presbítero Francisco Javier Escobar, en un trabajo de compilación hecho en 1990, logro rescatar 2 de los alabados, y los coloco en un libro para su difusión, dicho libro, por desgracia, se ha perdido igualmente, salvándose pocos ejemplares.
Tomado
del libro: “Cánticos Sagrados Tradicionales” se colocan los cuatro
que componen el pequeño cancionero de la Reina de la Paz.
OH
VIRGEN PURA
(autor
anónimo)
Oh
Virgen Pura blanca paloma,
digna
Patrona Reina Oriental.
hoy
a tus plantas gracias imploramos,
en
ti confiamos Iris de Paz.
Y
entonces broten de nuestros pechos,
dulces
afectos de santo amor,
y
así abrasados en esa hoguera,
sea
sincera nuestra expresión.
Siempre
indulgente tu faz preciosa,
mira
piadosa al pecador,
por
más que ingrato se haya mostrado,
y
contristado tu corazón.
Derrama
¡Oh Madre! sobre nosotros,
de
esos tus ojos luz y calor,
purificando
con tu mirada,
las cavidades del corazón.
Oh
hermosa Estrella de bienandanza
nuestra
esperanza de salvación,
pues
tu siempre eres del que en ti espera
fiel
medianera ante el Señor.
Benigna
acepta amable Reina
cual
pobre ofrenda nuestra ovación,
y
a tu pueblo propicia envía
en este día tu bendición.
Nota: El
origen de este alabado se desconoce, pero por su composición, deja entrever la
sincera acción de gracias del devoto que se postra ante la Augusta Reina, se
puede ubicar a mediados de la década de los 30´s, pues ya utiliza el titulo de
“Reina” aunque pudiese ser mas antiguo y se haya adaptado a la ocasión (tal
como ocurrió con la novena y el himno de coronación)
REINA
AUGUSTA DE LA PAZ
(Por
el R. P. A. Aguade)
Reina
Augusta de la Paz
que
encierras bajo tu manto
un
poema de amor santo
para
tu amada región.
Despliega
siempre en los cielos
tu
bella y gloriosa palma,
que
lleva la paz al alma
y
tu amor al corazón.
¡Oh
cuan dulcemente tus hijos amantes
doblamos
la frente en tu corazón!
pues
tienes Señora grandeza de Reina,
lindezas
de aurora, de Madre el perdón.
Con
luces tranquilas de estrella del alba
la
noche rutilas de mi cruel dolor,
y
ahuyenta mis males la luz de tus ojos
tus
ojos reales henchidos de amor.
¡Quien,
Virgen pudiera, tus glorias cantando
tu
amor disfrutando junto a ti vivir!
Que
el alma que te ama Oh Reina de oriente,
las delicias sienten del Edén en ti.
NOTA:
Podemos ubicar este alabado a mediados del s. XX, como una suplica que acompaña
la procesión de penitencia del 21 de septiembre, pues hace referencia al
milagro mismo, acaecido en la mañana de aquel 21 de 1787. Resalta que el autor ensalza las grandezas de
la protección de la Reina a su pueblo que la acompaña en esta tierra, y que, en
la procesión de penitencia, recuerda ese día, con amor y agradecimiento.
HIMNO
DE LA CORONACION
(Por
Mons. Juan Antonio Dueñas y Argumedo)
Salve,
oh Reina de Oriente adorada,
de
tus hijos escucha el clamor;
nuestra
dulce patrona aclamada,
tuyo
siempre será El Salvador.
Dulce
Madre, a tus plantas llegamos
con
filial entusiasmo vivaz,
y
permite tu frente ciñamos
como
Reina gentil de la paz.
Es
la ofrenda muy pobre e indigna
muy
humilde el tributo y el don,
pero
acéptalos Reina divina
como
efluvios del fiel corazón.
Con
estrellas y lirios tejida
te
brindamos corona de amor;
las
estrellas con luz de tu égida
y
los lirios tú mismo candor.
A
quisiéramos darte una palma
una
palma de egregia esbeltez,
que
en los mustios vergeles del alma
solo
hay cardos, espinas y aridez.
Y
la que hoy ofrendamos gozosos
es
memoria de tétrico afán,
de
la palma que, en días luctuosos,
fue
a posarse en el ígneo volcán.
El
que enferma, el que sufre, el que llora
a
ti vuelve anhelante el clamor,
y
con tierna mirada al que implora,
le
das vida, esperanza y amor.
Que
en las penas y embates del alma
de
pasiones incendio voraz,
tu
piedad nos devuelva la calma
y manto la dicha y la paz.
El
himno de la Coronación es el que mas ha sufrido modificaciones en toda su
historia, debido a las ideas neo protestantes que se han metido en la curia
migueleña, cambiando la letra de manera drástica, eliminando el: “de
Oriente” y “Adorada” por una segunda repetición del “Salve”
y “Ensalzada” por motivos de inclusión mayor con respecto a su
patronato, y la falsa idea de la erroneidad del “Adorada” con respecto a la
veneración que se tributa a la Virgen María.
Salve,
Salve oh Reina ensalzada,
de
tus hijos escucha el clamor;
nuestra
dulce patrona aclamada,
tuyo siempre será El Salvador.
Aunque
también las modificaciones responden a las necesidades del pueblo y a lo que se
vive en la actualidad la sociedad salvadoreña.
Los
rencores, el odio, la guerra,
las
envidias, el falso disfraz,
con
tu amor y cariño destierra,
y en nosotros que reine tu paz.
Aun
así, es el de mayor popularidad y el que mantiene presente en la memoria
colectiva del pueblo católico, que lo entona en las situaciones de culto
publico y privado.
OH
MARÍA DULCE ENSUEÑO
Anónimo
Oh
María dulce ensueño
de
la Paz, tú eres la palma,
en
los desiertos del alma
de
tu pueblo migueleño.
Recordemos
migueleños
el
milagro señalado,
con
que nuestra augusta Reina
su
favor quiso mostrarnos.
El
Chaparrastique un día
del
siglo décimo octavo,
abrió
con furia sus fauces
lava
hirviente vomitando.
Densa
nube de ceniza
oscureció
el espacio,
ríos
de fuego rodaban
por
los campos y poblados.
Por
doquiera que pasaban
de
si en pos iban sembrando,
con
la destrucción y muerte
en
las almas el espanto.
Y
la llama abrasadora
con
prisa y furor insanos,
a
la ciudad migueleña
dirigía
ya sus pasos.
Dulce
Reina de la Paz
en
todo pecho cristiano,
tu
imagen tenía un templo
y
tu amor un relicario.
En
tan aflictivo trance
de
tu efigie se acordaron,
y
frente a la voraz llama
colocaronla
confiados.
Una
palma gigantesca
aparece
en los espacios,
a
tus angustiados hijos
tu
protección anunciando.
La
precipitada lava
ante
ti detiene el paso,
sus
rugidos fieros calla
y
apaga su fuego airado.
Los
salvaste Reina Augusta
delirante
de entusiasmo,
proclamaronte
Patrona
y
eterno amor te juraron.
Recordemos
migueleños
tan
señalado milagro,
y
a nuestra dulce patrona
agradecidos seamos.
Es el mas representativo de los alabados de la Reina, compuesto en la década de los 50´s, el autor no se conserva, pero recoge la tradición oral del milagro del Volcán que en esa época circulaba, que se coteja con los documentos históricos del mismo, compaginándose en los hechos.
Forma parte de los alabados penitenciales del 21 de septiembre, como un recordatorio perenne de aquel hecho, no obstante, no es tan popular como el de la coronación, y es de los pocos que, en forma, no ha sido modificado desde su composición, conservándose intacto.
La
devoción a la Reina de la Paz es el baluarte que mantiene a flote la fe en el
pueblo católico oriental, pese a los embates que hasta el mismo clero ha dado
en contra de ella, al intentar instaurar un culto clerical sobre ella. En su
honor se ha elaborado esta pequeña recopilación, para conmemorar el centenario
de su coronación canónica.
LAVS DEVS
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