lunes, 2 de agosto de 2021

DEVOCION DE LOS DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSE

DEVOCIÓN COTIDIANA A LOS SIETE DOLORES Y GOZOS DE SEÑOR SAN JOSÉ

La cual fue dictada por el mismo Santísimo Patriarca a dos Religiosos de la Orden de P. S. Francisco,

 

NOTICIA

Habiendo naufragado dos Religiosos de la Orden de N. P. S. Francisco, estuvieron tres días asidos de una tabla, luchando con las furiosas olas y tempestades, y mirándose ya sin esperanzas de la vida, en aflicción tan grande invocaron el patrocinio y socorro de Señor San José, luego que le invocaron y clamaron se les apareció un Personaje, en figura y hábito de un gallardo Joven, quien sacándolos de aquel tan grande riesgo de la vida en que se hallaban, los condujo a la playa. Preguntáronle los Religiosos ¿Quién era? y respondió que San José, intimándoles y avisándoles que rezasen cada día siete veces el Padre nuestro, y otras tantas la Ave María, en devota memoria de sus siete Dolores y Gozos. Y añadió diciéndoles, que, con esta devoción, así ellos como otro cualquier devoto que la practicare, experimentaran sin duda su amparo y patrocinio en cuantas necesidades y aflicciones les acaeciesen.

 

PREPARACIÓN

Santísimo Patriarca y Señor mío San José, recibe esta cordialísima de devoción que te ofrezco, y alcánzame de Dios nuestro Señor los remedios y beneficios que para mis necesidades humildemente te pido. Amén.

 

PRIMERA

Gloriosísimo Señor San José, dignísimo Esposo de la Purísima Madre de Dios María Santísima: yo te adoro alabo y amo, y con todo mi corazón me conduelo contigo por el dolor que sentiste de ver a tu Divina Esposa encinta, sin conocimiento del misterio, pero me congratulo contigo por el gozo que tuviste al avisarte el Ángel que era por virtud del Espíritu Santo, y que el Hijo Divino que nacería de su purísimo vientre había de ser Salvador del Mundo.

-Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

SEGUNDA

Gloriosísimo Señor San José, dignísimo Esposo de la Purísima Madre de Dios María Santísima: yo te adoro, alabo y amo, y con todo mi corazón me conduelo contigo por el dolor que sentiste cuando en Belén fuiste despreciado y despedido de los parientes y amigos, y no hallando allí lugar alguno en que hospedarte, te fue preciso acogerte con tu Divina Esposa en un albergue de brutos; pero me congratulo contigo por el gozo de que fue modado tu corazón cuando nacido el Divino Sol de Justicia, viste aquel establo cambiado en Cielo, con las adoraciones, júbilos y cantos de los Celestiales Espíritus.

-Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

TERCERA

Gloriosísimo Señor San José, dignísimo Esposo de la Purísima Madre de Dios María Santísima; yo te adoro, alabo y amo, y con todo mi corazón me conduelo contigo por el dolor que sentiste cuando en la Circuncisión viste el corte, la herida y la sangre que de ella salió del Niño Dios, pero me congratulo contigo por el gozo y consuelo que tuviste al oír ponerle el dulcísimo Nombre de Jesús, y haciendo recuerdo que era el Salvador del Mundo.

-Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

CUARTA

Gloriosísimo Señor San José, dignísimo Esposo de la Purísima Madre de Dios María Santísima; yo te adoro, alabo y amo, y con todo mi corazón me conduelo contigo por el dolor que sentiste cuando oíste decir al Santo Anciano Simeón, que la Pasión y Muerte del Divino Niño había de ser penetrante espada que traspasaría el Espíritu de su Santísima Madre, Esposa tuya; pero me congratulo contigo por el gozo que recibiste al oír del mismo Santo Simeón, que aquel Niño Divino había de ser, como Salvador de Mundo, vida, salud y resurrección de muchos.

-Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

QUINTA

Gloriosísimo Señor San José, dignísimo Esposo de la Purísima Madre de Dios María Santísima; yo te adoro, alabo y amo, y con todo mi corazón me conduelo contigo por el dolor que sentiste cuando fuiste avisado del Ángel que era preciso para huir de la presencia de Herodes, que intentaba dar muerte al Divino Infante, llevarlo en compañía de su Santísima Madre a Egipto; pero me congratulo contigo por el gozo que sentiste en haber legado felizmente a aquel país, y en ver caídos y derribados sus mentirosos ídolos a la divina presencia del Niño.

-Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

SEXTA

Gloriosísimo Señor San José, dignísimo Esposo de la Purísima Madre de Dios María Santísima; yo te adoro, alabo y amo, y con todo mi corazón me conduelo contigo por el dolor que sentiste cuando habiendo salido, por aviso del Ángel,  de la tierra de Egipto, y llegado a la tierra de Israel te acongojaste y terniste ir á la Provincia de la Judea, por razón de que no muriera el Santo Nino en las crueles manos de Arquelao, hijo del impío Herodes, que entonces reinaba; pero me congratulo contigo por el gozo que tuviste cuando, siendo avisado del Ciclo que pasaras a Galilea, llegaste a la Santa Casa de Nazaret en la amable compañía de aquellos Divinos Personajes, que con solo su vista te inundaban el corazón en un mar de regocijo.

-Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

SÉPTIMA

Gloriosísimo Señor San José, dignísimo Esposo de la Purísima Madre de Dios María Santísima; yo te adoro, alabo y amo, y con todo mi corazón me conduelo contigo por el dolor que sentiste por la pérdida del Niño Jesús en Jerusalén, en donde con extrema congoja, por espacio de tres oías, lo buscaste entre parientes y conocidos^ pero me congratulo contigo por el sumo gozo de que fue inundado tu amante corazón cuando lo hallaste en el Templo disputando, con admirable y divina sabiduría, con los Doctores y Maestros de la Ley, de donde en compañía de su Santísima Madre y tuya se encaminaron a Nazareth, teniéndole allí siempre presente, y obedeciéndote en todo con respetuosa veneración de Hijo.

-Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

OFRECIMIENTO

Gloriosísimo Patriarca y Padre mío Señor San Joseph, dignísimo Esposo de la Santísima Virgen María, y Putativo Padre y Nutricio del humanado Verbo, amparo, consuelo y alivio de tolos cuantos te invocan afectuosamente humildes: yo, aunque indignísimo pecador, postrado ante tus sagradas plantas te suplico y ruego seas mi Patrono, Defensor y Protector, así en lo espiritual como en o terreno y por estos tus santísimos Dolores y Gozos, que yo con devoto afecto he venerado, meditado y rezado, humildemente te pido y suplico, por amor de tu dulcísimo Jesús y de María Santísima su dignísima Madre y Esposa tuya, te dignes de admitirme en el número de tus verdaderos siervos y devotos, y debajo de tu poderosísimo y amabilísimo Patrocinio, socorriéndome en todas mis necesidades de alma y cuerpo, y asistiéndome en la terrible hora de mi muerte, juntamente con Jesús y María, para que pasando mi alma por tus benditas manos, llegue a alcanzar el perdón de mis culpas, y mediante la divina gracia alabar a Dios eternamente en la Gloria. Amén.

 

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