DIA IV
MEDITACIÓN. — LA COOPERACIÓN HUMANA
Omnia cooperantur in bonum. lis, qui seeundum
pmpositum vocati sunt sancti. (S. Pablo ad Rom. VIII, 28.)
Todas las cosas contribuyen al bien de aquellos que
han sido llamados a la santidad.
En la vida nada hay que no pueda ser
de provecho para la santidad dc nuestra alma. Como dirigido por la mano
providente del Señor, todo va ordenado para la santificación de sus elegidos.
Jesús, con soberana elocuencia, lo enseñó a sus amados discípulos: cuando les
dijo: Ni una hoja del árbol cae en tierra, ni un solo cabello se desprende de
vuestra cabeza sin providencia divina. No queráis, pues, temer que todos los
cabellos de vuestra cabeza están contados y vosotros valéis mucho más delante
de mi Padre. El secreto pues de la santidad no está en la ostentación que lleva
consigo el ejecutar grandes obras, sino en saber tener la voluntad conforme en
todo lo que la divina Providencia ordenare. Esto es hacer la voluntad del Señor
en todas nuestras acciones, como se lo suplicamos en la oración del Padre
nuestro. Hágase Señor tu voluntad así en la tierra como en el cielo». ¡Oh si
meditásemos un momento la sublime doctrina que encierran estas palabras de la
oración Dominica!, cuán otros serian nuestros progresos en la perfección del
espíritu: No andaríamos tan inquietos por los contratiempos que se oponen en el
camino de la vida. Correríamos acosados por la sed fatigosa del dolor a la
única fuente donde manan las verdaderas aguas de la consolación, a la voluntad
de nuestro Señor, que sapientísimamente dirige para nuestro bien toda
tribulación.
La muerte prematura de la señora de
Martin causó pena profundísima en el tierno y delicado corazón de Teresita.
Todo cambió por completo. Antes era viva, expansiva y alegre: ahora tímida,
dulce, de exagerada sensibilidad. No recuerdo haber orado mucho, pero a nadie
comunicaba los profundos sentimientos que embargaban mi corazón; observaba y escuchaba
en silencio... Si Dios no hubiera prodigado sobre su florecita sus bienhechores
rayos jamás hubiera podido aclimatarse en la tierra. Demasiado tierna todavía
para soportar las lluvias y las tormentas. le era necesario mucho calor, suave
rocío y brisa primaverales. Nada de esto le faltó ni siquiera bajo la nieve de
la tribulación. ¿Y cómo le había de faltar si todas las cosas, como ordenadas y
dirigidas por el Señor, contribuyen a la salvación de los elegidos de Dios? La
conformidad con la voluntad del Señor libra al corazón de mil sinsabores que
produce la demasiada reflexión de las cosas sensibles. No merecen la pena de
una reflexión intelectual las contradicciones de esta vida. Si de vez en cuando
dejásemos correr nuestros ojos por los espacios admirables de los cielos, muy
pronto, la luz que en ellos se refleja nos haría comprender aquella profunda
sentencia del apóstol San Pablo: «No son dignas de aprecio las contradicciones
de este mundo si las ponemos en parangón con las bienaventuranzas que el Señor
tiene prometidas a sus escogidos.
EJEMPLO
DESFUÉS DE HABER LEÍDO SU VIDA, HE APRECIADO EL
SUFRIMIENTO
M. Francia. 9 de Julio de 1919.
Tengo 20 años. desde la edad de
sufro. casi continuamente de endocarditis. angina de pecho, anemia, etc.; en
fin, muchas espinas. Estas espinas, desgraciadamente, no han producido flores
en mucho tiempo. Ha sido necesaria la intervención de esta encantadora
Reinecita para hacerme comprender que era un privilegiado de Jesús. Solamente
después de leer su vida he apreciado el grande honor que me hacia el Señor asociándome
a sus sufrimientos. Desde que conozco a Sor Teresita, 8 meses poco más o menos,
me encuentro completamente cambiado. Poco a poco, gracias a ella, he llegado a
no amar más que la voluntad de Dios, penas o alegrías, poco importa más Yo no
quiero sino lo que quiere nuestro Señor. No le pido más que una cosa: amarle
con locura, siguiendo las huellas de mi Teresita. ¡Oh! compadezco con toda mi alma a los que no
conocen el amor, y estoy vivamente agradecido a Sor Teresita de habérmelo
revelado; a ejemplo suyo me eh abandonado al Amor misericordioso. El
sufrimiento es a veces muy vivo, pero 10 amo, puesto que viene de Jesús. Este
relato expresa muy deficientemente lo que la Santita ha hecho por mí. Pero lo
que es evidente es que ella me ha convertido por completo, que la amo mucho, y
desearía fuese conocida en todas partes.
Jaculatoria: ¡Dios mío! lo escojo todo. no quiero ser Santa a
medias; no tengo miedo de sufrir por Vos, tan sólo temo una cosa: conservar mi
voluntad; tomadla, pues escojo todo lo que Vos queréis "
ORACION PARA ESTE DIA
¡Venerada Santita! que mereciste por
tu inquebrantable adhesión a la voluntad divina, que todas las más grandes
tribulaciones que mortificaron tu vida fuesen motivos dc purificación para tu
almita delicada y que tus lágrimas derramadas por la fuerza del dolor se
convirtieran en preciosos brillantes que adornan tu corona en el cielo; haz,
piadosa Santita, que sepa aprovecharme de todas las cosas que el Señor me
mande, sometiéndome en un todo a su santísima voluntad; y para más obligarte te
recordamos tus inefables promesas en favor de tus devotos con las siguientes
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