DIA X
MEDITACIÓN. — ARMA PODEROSA
Oportet semper orare. (S. Luc. XVIII. 1)
Conviene orar siempre.
Bastara conocer la necesidad que de
ella tenemos todos los cristianos, para que no dudáramos un momento en
dedicarnos por entero a tan agradable como poderosísimo ejercicio. Pero a más
de la necesidad que sentimos todos los mortales, dada la frágil substancia en
la que vivimos y los múltiples encuentros con los enemigos que nos acosan sin
cesar, do recurrir al Dios omnipotente en demanda de socorros; Señor, venid
presto en mi ayuda; tenemos el precepto y el ejemplo de Nuestro Señor
Jesucristo que de continuo nos exhorta al ejercicio de la santa oración.
Comienza la obra de la redención
humana, por la oración asidua, acompañada de sus compañeras inseparables, el
ayuno y la mortificación. Porque siempre será cierta la palabra de la maestra
de la Oración, Santa Teresa: Alma de Oración y regalada no se compadecen.
En su predicación se le ve siempre
amigo de recomendar la doctrina de la oración: "Conviene orar siempre y
jamás desfallecer. Orad para que no entréis en tentación.” Y acompañando el
ejemplo de su vida a la elocuencia de sus enseñanzas, permanecía, según
testimonio del evangelista San Mateo, horas enteras de la noche en la oración».
De este soberano ejercicio, como de
un arsenal bien nutrido sacaba armas poderosas para vencer a sus enemigos.
«Este enemigo no se vence sino por la oración», decía a sus amados discípulos.
«Levantémonos y aprestémonos a la lucha, exclama después de dos horas de
angustiosa oración en el huerto de los olivos, he aquí que se acerca el que me
ha de entregar a mis enemigos.
Y ya en la cruz, cátedra sagrada
donde aleccionó al mundo, cl divino Maestro, oró al Padre diciendo: Perdonadlos
padre mío, no saben lo que se hacen... En tus manos encomiendo mi espíritu.
Y, por último, la vida eucaristía de
Jesús no es sino una oración continúa clavada en sacrificio perenne al Padre
por nosotros. Todo en el sagrario nos convida a orar; el silencio profundo de
la santa casa de Dios; la luz de la diminuta lamparilla que arde ante el divino
prisionero; y el ejemplo de millones de Ángeles que rodean con sus alas, y
ensalzan con sus alabanzas a la Victima adorable.
Todos los cristianos, si quieren ser
dignos de este nombre deben dedicarse al ejercicio de la oración, como lo
hacían nuestros antepasados en la fe. Y de ella salían alegres para el
martirio.
No nos dejemos engañar por el
demonio dice Santa Teresa, — pues 'la oración es viaje divino y camino real
para el cielo; por él se gana gran tesoro, y a si no es mucho que el demonio se
empeñe en estorbarlo.
Porque sabe, el muy ladino, que no
podrá jamás contra un alma que se halle defendida con el arma poderosa de la
oración. La oración nos pone en conocimiento dc nuestra gran miseria y de la
necesidad que tenemos de recurrir al Señor, y así nos apercibimos para la
batalla. Pues no hay fuerza más poderosa que la oración ara vencer en las
luchas de esta vida. De ahí que el enemigo combata con tanta energía a las
almas dadas a la oración. demonio — dice
Santa Teresa — ha inventado estos miedos de la meditación, para apartarlas de
lo que es fortaleza invencible 'pues almas sin oración son como cuerpo con perlesía
o tullido, que, aunque tiene pies y manos, no los puede mandar. ¡Cuán grande es el poder de la oración! Diríase
que es una reina que tiene siempre libre entrada en el palacio del Rey,
pudiendo obtener todo lo que le pide. Para que la oración sea eficaz no es
preciso leer en un libro alguna hermosa fórmula compuesta para circunstancias
determinadas; si así fuera: cuán digna de lástima seria para mi la oración es
un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo: es un grito de
agradecimiento y honor que elevarnos al cielo lo mismo en medio de la
tribulación que en el seno de la alegría. En fin, es algo elevado y
sobrenatural, que dilata cl alma y la une a Dios. Algunas veces, cuando se halla
sumido mi espíritu en tan grande sequedad que es incapaz de producir un solo
pensamiento bueno, rozo muy despacio un Padrenuestro o un Avemaría. Estas son
las únicas oraciones que me encantan, que alimentan divinamente mi alma y le
bastan. La meditación es principio para alcanzar todas las virtudes, y cosa que
nos va la vida en comenzarla a todos los cristianos; y ninguno por perdido que
sea, la había de dejar.
EJEMPLO
PRESERVACIÓN DE UNA TENTACIÓN
Gran Seminario de X. (HOL)
Sor Teresita del Niño Jesús derrama
también desde el cielo sus rosas sobre nuestro país protestante, y una de ellas
na caído sobre mí. Vime asaltado por la duda acerca de uno de los principales
dogmas de nuestra santa Religión. Durante un año y medio he llevado la cruz; en
fin, sintiendo el peso de mi desdicha, me he acordado de una promesa de Sor
Teresita de pasar su cielo haciendo bien a la tierra y acudí a ella con
confianza absoluta. Acordóse sin duda de la prueba del mismo género que ella
sufrió en otro tiempo, me acogió piadosa, y por su intercesión poderosa. Yo que
casi desesperaba dc mi salvación, quedé enteramente libre de ml terrible
tentación. En agradecimiento quiero constituirme su apóstol en Holanda para que
todo hombre desolado haga la experiencia de su poder cerca de Dios.
Jaculatoria: ¡Oh Santita querida! haz que la Oración sea el rocío que
fecunde mi alma.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh venerada Santita! que en medio de las tribulaciones que sufriste elevabas tus ojos con paciencia inquebrantable, al cielo de donde todo auxilio venia para ti, haz, querida mía, que mi alma guste del sabroso manjar de la oración para que, confortado con la esperanza del remedio divino, permanezca fiel en la oración; y para más obligarte, te recordamos tus inefables promesas en favor de tus devotos con las siguientes:
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