DIA IX
MEDITACIÓN. — EN PLENA LUCHA
Militia est pita hominis super terram. (Job. VII. 1)
Guerra es la vida del hombre sobre la tierra.
Quienquiera que tú seas cl que lees estas líneas, tendrás que confesar, y con sinceridad, que vives en plena lucha. Para los humanos concebidos en pecado es la vida una lucha, según la frase elocuentemente conmovedora del paciente Job. Vives, tú, 10h cristiano: pues eres un ser que lucha y como tal te es de suma necesidad aprestarte a ella para vencer, porque ay de los vencidos: En esta lucha, las pasiones, esos movimientos, que, según Santo Tomás, se producen en la región de los instintos y de los apetitos, provocados por las vivas imágenes del bien y del mal, ejercen un papel decisivo, como que a ellas deben los héroes de la virtud la corona inmortal de la santidad como a ellas deben también los miserables pecadores el estigma que les deshonra.
Dios creó al hombre dotado de pasiones, con ello hubiera conseguido la corona de la perfección. Las pasiones, en el estado de inocencia. obedecían al imperio de la voluntad y no impedían la paz, la dicha paradisiaca; mas después del pecado, las pasiones cobraron poder tan funesto, que su influjo, sentido por el alma de San Pablo, haciale exclamar: a; Infeliz de mi ¿quién será capaz de librarme de esta carga tan pesada? la gracia se le contesto. Pero aun ay más, porque no lo es todo el hombre por las pasiones, lo es por la libertad. Este admirable, como precioso don es el que, con los instrumentos, pasiones, ejecuta el bien y el mal. Esta es la que decide el triunfo o la derrota la lucha que el hombre sostiene después del pecado.
Hay en el hombre pasiones lo mismo que hay energías en la naturaleza, ha escrito el P, Xanvier, y las más temibles de ellas pueden llegar a ser las más preciosas para nosotros. Los caballos de pura sangre, abandonados a sus salvajes instintos, os arrojarán por un derrumbadero; cl rayo y el fuego abandonados a sus caprichos, devorarán el mundo; la inteligencia tendrá ideas geniales en servicio del mal, y la voluntad, obstinaciones contrarias en un todo a la bondad de Dios. Imprimid, sin embargo, a estas energías una dirección prudente sometedlas a vuestro yugo y obtendréis de ellas incomparables servicios. El soplo de la tempestad, cantaban los sajones, ayuda a nuestros remeros: ni los mugidos de la borrasca ni los estampidos de trueno nos aterran. El huracán es nuestro servidor y nos lleva donde queremos ir.
La voluntad debe permanecer, siguiendo el prudentísimo consejo del divino Maestro, en vigilancia para no verse sorprendida por el enemigo que puede armarse dentro de la casa, con nuestras mismas pasiones, obedientes a la más insignificante sugestión del enemigo. De seguro éxito es apartar de mi cuanto pueda hacerme perder el equilibrio de mi cabeza, porque el que ama el peligro en él perece todo objeto o persona que pueda despertar en mi la pasión avasalladora, debo alejarlo de mi si no quiero padecer funestísimo quebranto. Aquí, toda debilidad, aun la más insignificante es peligrosísima. Es, pues, de todo punto necesaria una voluntad enérgica. Con ella es nuestra la victoria en toda tentación.
«Muchas almas se excusan con decir que no tienen fuerzas para cumplir tal o cual sacrificio, y es porque no se esfuerzan. A veces es difícil, pero Dios nunca niega la primera gracia que da ánimo para vencerse; como el alma corresponda, inmediatamente se halla iluminada, después se fortalece el corazón, y se camina de victoria en victoria. ¡Y qué victorias tan agradables a los ojos del Señor! Ellas son las que le hacen sonreír en medio de las tristezas que le ocasionan millares de almas devotas muy queridas de su corazón. Ellas son las que inclinan el poder de Dios sobre las almas generosas para que jamás sean vencidas de sus enemigos. ¡Oh Jesús mío! Pelearé por vuestro amor hasta el fin de mi vida. Puesto que vos no quisisteis gustar del descanso en la tierra, quiero seguir vuestro ejemplo. Ardo en deseos de combatir por vuestra gloria: más para eso, os lo suplico fortaleced mi valor y armadme para la lucha.
EJEMPLO
CUIDADO, REPARA, NO MANCHES TU ALMA
X- (Italia), 5-9-1922.
Visitando a fines de Julio último una comunidad del norte de Italia, permitió el Señor que una religiosa, violentamente tentada contra la santa virtud, se sintiese necesitada de recurrir a mi ministerio. La animé, la confesé y, finalmente, la puse bajo la protección de la Santita, dándole una reliquia para que la llevase constantemente sobre su corazón.
Una noche esta pobre hermana sintió de nuevo un asalto furioso del infernal enemigo. Agotadas sus fuerzas por la lucha, iba a sucumbir, cuando de pronto, en las tinieblas completas de su celda, vio aparecer una brillante claridad y en medio de ésta la figura de Teresita. ¡Cuidado! ¡repara! — le dijo — de no ofender la pureza de Jesús y manchar tu alma.
La religiosa cayó de rodillas y, dando con su rostro en el suelo, imploró Ja misericordia divina: estaba salvada... Tiene más de 40 años y su deseo es de iniciarse en adelante en el Caminito de Infancia espiritual, de su compasiva protectora.
B. P. L., Misionero apostólico.
Jaculatoria: ¡Oh fortaleza de mi Dios! hacedme vencer las tentaciones, dadme ánimo en pruebas.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh valerosa Santita! que ayudada de la gracia luchaste con esfuerzo generoso no con el ánimo de labrar tu corona, ni ganar méritos, ni adquirir virtudes, sino sólo con el deseo de dar gusto o Jesús salvándole almas», haz que mi corazón sienta los influjos de valor y de generosidad que presta la gracia hasta llegar a la completa victoria de mí mismo; y para más obligarte te recordamos tus inefables promesas en favor de tus devotos con las siguientes:
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