lunes, 11 de octubre de 2021

MES DE SANTA TERESITA - DÍA ONCE

 

DIA XI

MEDITACIÓN. — LA CORAZA

Vir obediens loquatur Dictorías. (Prov. XXI.28.)

El varón obediente contará las victorias.

 

Los elogios más cumplidos que los hagiógrafos sagrados hicieron del más grande y más santo de los hijos de los hombres, de Jesucristo Señor nuestro, se abarcan en muy pocas palabras, tal vez en una sola, la obediencia. El Evangelista San Lucas nos dice: Jesús descendió con ellos (María y José) a Nazaret y les estaba sujeto.

Ésta sumisión es el ambiente en que la adorabilísima persona del Verbo de Dios crecía en edad, en gracia y en sabiduría ante la presencia de Dios y de los hombres. Ella es la vestidura hermosa con la que se presenta atrayente, accesible e imitable el Maestro infalible de toda perfección. «Heme aquí que no he venido a la tierra sino para ejecutar siempre la voluntad de Aquel que me envió. Toda la vida de Jesús fue un ejemplo admirable de obediencia. y así nos lo ensena el apóstol San Pablo cuando nos dice: Se hizo obediente y sumiso hasta la muerte y muerte de Cruz. 

Esta es su comida con la que se nutre, la bebida con que se sacia, y el vigor con que se fortalece para la lucha. Ali comida verdadera es hacer siempre la voluntad de Aquel que me envió. (Joan. IV, 34.) Padre mío, si posible es pase de mí este cáliz, mas no se haga mi voluntad sino la tuya. (Matth. XXVI, 42.) •He venido a pegar fuego a la tierra y como me abraso hasta que se consuma.' (Luc. XII, 44.)

Por fin, después de haber enseñado a) mundo la celestial doctrina, la señala con el brillo de su sangre en el árbol sagrado. cuando, con voz apagada por el dolor fiero, exhala su hálito postrimero. 'Señor, acabado está. En tus manos encomiendo mi espíritu. Murió obediente y su obediencia consiguió victorias. Del lado diestro como de} siniestro millares fueron las almas que se levantaron con ánimos suficientes para llevar hasta el heroísmo del sacrificio la virtud que tiene por objeto contrarrestar los funestísimos efectos producidos en la sociedad de los espíritus por la soberbia. La obediencia es la furia regeneradora del cristianismo, dice San Agustín; y en ella hace frisar toda la gloria de los hijos de la Cruz el Apóstol San Pablo.

 

La Santita de Lisieux declara que todo su estudio se ordenaba a quebrantar su voluntad sometiéndose al yugo suave de la santa obediencia. Estaba muy lejos de asemejarme a las almas grandes practican desde la infancia todo género de mortificaciones; las mías únicamente en quebrantar mi voluntad, en retener una palabra de réplica, en hacer en torno mío insignificantes servicios sin encarecerlos, y otras mil cosillas de este género.  El sacrificio de la propia voluntad es el que más acogida tiene en la presencia del Señor, contentándose las más de las veces con el ofrecimiento obediente y sumiso, como el de Abraham e Isaac. Estoy convencida de que no sufriría ninguna decepción, pues cuando una espera exclusivamente padecer, la sorprende el menor goce; además llega a ser el sufrimiento la mayor de las alegrías cuando se busca como un tesoro precioso. Pero estoy enferma, sin esperanzas de curación, y, ello, no obstante, gozo de paz; hace ya mucho tiempo que no me pertenezco, estoy del todo entregada a Jesús... Él es muy libre de hacer de mi cuanto le plazca. Me infundió el deseo de un destierro completo; preguntóme si consentía beber este cáliz; al punto quise asirlo, pero retiró su mano, demostrándome que la sola aceptación le bastaba. (Hist. (I IX.) Por esto... Yo quiero obedecer con fiel constancia. — Desafío las iras del averno, —pues siento en mi nacer tan santa audacia — al tomar el escudo de Obediencia, — al poner en mi pecho esta coraza. — Sólo quiero, en la vida, someterme — a tu querer, Señor de las batallas, — así podré cantar esas victorias, — que la Obediencia, por ser ciega, canta. Porque la seguridad que presta a nuestros propios esfuerzos es divina. Dios mío, de cuántas inquietudes nos libra el voto de obediencial ¡Qué felices son las simples religiosas! Tomando por norte la voluntad de los superiores, están siempre seguras de seguir el camino recto, sin temor de equivocarse, aun cuando les parezca indudable que los superiores se equivocan. Pero en cuanto se deja de consultar esa infalible brújula, se extravía cl alma por áridos caminos, viéndose al punto privada del agua de la gracia., (Hist. C. IX.)

 

 

EJEMPLO

LUCES SOBRE LA OBEDIENCIA RELIGIOSA

Hasting (Inglaterra) 15-3-1920.

Un joven religioso converso, extranjero, tenía gran dificultad a doblegarse a la obediencia humilde y sobrenatural. La lectura de la vida de la Santita le ha transformado; él lo atestigua emocionado y sus superiores y con discípulos se complacen en confirmarlo. Ahora comprende y practica con alegría la obediencia religiosa. La Santa Carmelita le ha enseñado en algunos Instantes lo que y prolongados avisos no habían podido enseñarle.

R. P. Chaine, S. J.

 

Jaculatoria: Santita querida, concédenos el conocimiento y práctica de la Verdadera Obediencia.

 

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Oh virgen obediente! que iniciada en los secretos poderosos que esta virtud presta a las almas para conseguir victoria   de los enemigos que se oponen a la perfección, te revestiste de esta armadura de Dios y venciste a todos tus enemigos, haz, queridísima Santita, que siguiendo tus ejemplos viva siempre obediente y sumiso a la voluntad de mi Dios a fin de cantar la victoria final en tu compañía en la gloria celestial; y para más obligarte, te recordamos tus inefables promesas en favor de tus devotos con las siguientes:



 

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