VISITA Y NOVENA
A
NUESTRO PADRE
JESUS
QUE SE VENERA EN
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO EN SANTA ANA
CHIAUTEMPAN, TLAX.
1953
Por cl Pbro. José
Cantú Corro
ORACION PREPARATORIA PARA CADA DIA
Jesús amoroso, que has padecido por
mis pecados, estoy ante tu Imagen Milagrosa. Todos te invocamos con el
dulcísimo nombre de "Nuestro Padre Jesús", porque eres Padre generoso,
para los que a ti acudimos. Soy un pobre pecador. Pero reconozco mis
errores, me arrepiento de ellos y te prometo no volver a pecar. Perdón, Padre
Jesús, compadécete de todas las miserias mías y concédeme lo que te pido, por
los -crueles padecimientos de tu Santa Pasión. Ilumina mi mente, comunica a mi
voluntad afectos de compasión y lléname dc tu gracia para que saque todo el fruto
espiritual en esta Novena. Sea todo por tu Santa Gloria, por los siglos de los
siglos. Amén.
Te
pido que me concedas tu gracia y me hagas partícipe de la corona inmortal. Por
los siglos dc los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO
MEDITACION. — CREADOR
Oh Padre Amorosísimo, eres mi Dios y
mi Creador. Te adoro desde los abismos de mi pequeñez. Agradezco
en lo profundo de mi alma la bondad incomparable que tuviste para crearme, y te
pido con la confianza en tu infinito poder, que me perdones mis pecados y mc
otorgues la gracia que hoy te pido de rodillas, porque eres mi. Creador, que
vives y reinas por toda la eternidad. Amén.
DÍA
SEGUNDO
MEDITACIÓN
– NOS SOSTINE Y CONSERVA
Señor
y Dios mío, tu eres mi Providencia Divina. Acepta el homenaje de adoración que
te tributo. En medio de tanta gloria tienes presente a este miserable
gusanillo, para conservarle la vida, después de habérsela dado.
Todo
mi agradecimiento es nada por lo que haces en mi favor. Reconozco que vida que me conservases una oportunidad
más cada día para que me arrepienta de mis pecados y me salve. Yo te bendigo mil veces y te ruego humildemente que me
con- cedas la gracia que te pido hoy, si es para tu gloria
y para mi eterna salvación. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
DÍA TERCERO
MEDITACIÓN. — NOS REDIMIO
Oh Padre Jesús bondadosísimo, tú
eres mi Redentor amoroso.
Tu Imagen Sagrada, ante la que hoy
humildemente me postro, mc revela cuánto padeciste por redimirme; y los favores
que sigues haciendo a los que te invocan en la dulce advocación dc
"Nuestro Padre Jesús", me hacen ver que eres verdadero Padre y
Salvador que se compadece dc nosotros. Sálvame, Jesús Divino. Perdóname mis
pecados y concédeme el favor que te pido arrodillado, como lo hiciste con los
que a ti acudieron. Por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA
CUARTO
MEDITACIÓN.
— NOS GUÍA
Oh
Señor Sapientísimo, mi faro y mi guía, todos los tormentos que sufriste en tu
dolorosa pasión fueron para redimirme del pecado y para enseñarme el camino de
la salvación, sembrado de espinas y de dolor. Haz, oh Señor, que yo lo siga
fielmente, para llegar a la gloria dónde vives y reinas por los siglos de los
siglos. Amén.
DÍA QUINTO
MEDITACIÓN. — NOS AYUDA
¡Qué fuera de mí, oh Padre Jesús de
bondad, si no contara con tu ayuda en mis grandes necesidades! Yo sé, porque me
lo dice mi fe, que nadie ha vuelto de estar junto a tu Sagrada Imagen, sin la
firme confianza de que lo ayudarás. Lo hemos visto y nos llena dc consuelo. Lávame,
Señor, dc la mancha que el pecado ha hecho en mi alma. Mc arrepiento con todo
mi corazón y espero, con tu paternal ayuda, alcanzar la gracia que postrado
imploro. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
DÍA
SEXTO
MEDITACIÓN.
— NOS DEFIENDE
Vivimos
en un mundo de incesantes peligros para nuestra alma. Pero tú, Señor, eres
nuestra defensa y nuestra fortaleza. En los trances más difíciles nunca nos
abandonas. Mírame, oh Padre Jesús, perdido y fuera del sendero del bien. Me
asechan por todas partes los peligros. Pero reconozco mis errores, me arrepiento
de ellos y confío en que me defenderás como Padre poderosísimo. Escucha, Señor
mis plegarias, mira mis penas y las de mi familia y socórreme con tu infinita bondad.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
DÍA SÉPTIMO
MEDITACIÓN. — NOS PERDONA
Jesús mío y Padre mío, tú lo miras
todo y lo puedes todo. Cuánta confianza me inspiran las perfecciones infinitas
de tu Majestad Soberana. Sé que, no obstante, mis grandes flaquezas, tu
infinita misericordia perdonará mis pecados y me concederás la gracia que tc
pido, porque eres mi Padre bondadoso que vives y reinas por los siglos dc los
siglos. Amén.
DÍA OCTAVO
MEDITACIÓN. — NOS CURA
Oh tierno y misericordioso Padre
Jesús, tú sabes cuán grandes son las miserias de mi alma y de mi cuerpo. He
caído en la desgracia del pecado, origen de todos los males, entre ellos los
del cuerpo que nos afligen constantemente. Pero tú eres el Médico divino que
nos ves llorar arrepentidos en este valle de lágrimas y nos perdonas y nos
curas. Por tu preciosa Sangre te pido de rodillas la salud que me hace falta.
Concédemela por intercesión dc tu dulcísima Madre, la Virgen María. Amén.
DÍA
NOVENO
MEDITACIÓN.
— NOS LLEVA AL CIELO
Jesús
Divino, Salvador mío, estás en cl Ciclo en un trono de gloria, como verdadero
Dios y verdadero hombre. Desde allí me invitas y me atraes para gozar esa dicha
que jamás terminará. Yo sé, oh Señor de Misericordia, que no obstante ser un
esclavo vil y criatura que te ofendido tantas veces, te has compadecido de mí y
me concederás morir en tu santa amistad para ir al cielo y adorarte con los
bienaventurados y los ángeles por toda la eternidad. Amén.
VISITA
Benignísimo
Señor, vengo ante tu Sagrada Imagen a postrarme con humildad. Creo firmemente
que eres mi Dios, mi Redentor, mi Maestro y mi Guía. Te adoro, Mártir Divino;
pongo ante tus augustas plantas los rendimientos de mi fe y reconozco en esta
bendita advocación de Nuestro Padre Jesús los sufrimientos inauditos que
padeciste en la noche de tu prendimiento, cuando en me. dio de la desolación
más grande, volvías tu mirada
angustiosa e inocente sin encontrar una mano amiga que limpiara tu sagrado
rostro manchado por la sangre, las lágrimas y el sudor. Estuviste, Jesús mío,
en la cárcel, tú que eres el Rey del Ciclo, Soberano de los Ángeles, bienhechor
inmortal; tú que predicaste la doctrina santa de la libertad y que rompiste el
yugo de todas las esclavitudes; tú que no conociste las impurezas del pecado,
fuiste a la prisión de los malhechores. ¿Por qué tan grande humillación? Lo
hiciste Señor, para mostrarnos tu infinita caridad y darnos cl ejemplo de todas
las' virtudes. Lo hiciste por tu gran misericordia para con los pecadores. Ten
piedad de mí, Dios mío que soy un miserable pecador. Mírame con la infinita
bondad con que miraste a los enfermos que acudieron a ti durante tu vida en la
tierra. Sé tú, Señor, mi refugio y mi guía y dame la felicidad eterna, tú que vives
y reinas por los siglos dc los siglos. Amén.
-Colaboración
de Miguel de Jesús, Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala.
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