sábado, 2 de octubre de 2021

MES DE SANTA TERESITA - DÍA DOS

 


DÍA SEGUNDO

MEDITACIÓN. — LOS MEDIOS

Dominus regit me, el nihil mihi deerit: in loco pascuz ibi me collocavit. (Psal. XXII.) El Señor es mi pastor: nada me faltará. Él me hace descansar en pastos amenos y fértiles.

Apenas el alma queda hecha por el santo Bautismo templo del Espíritu Santo, la gracia del Señor la llena toda, a la manera que la esponja en medio del mar es invadida por las aguas. Y desde ese mismo momento, como la gracia no permanece inactiva, obra en el alma su santificación, poniendo en juego todos los elementos que la rodean, no siendo el de menos cuantía la cristiana educación de los padres.  «Dios en su misericordia abrió mi inteligencia muy temprano, como si quisiera Jesús hacerme conocer y apreciar la madre incomparable que me había dado... Mas no sólo me prodigó tanto amor, sino que también lo infundió en mi corazoncito, haciéndolo tierno y sensible. No es posible imaginar hasta qué punto amaba yo a mi padre y a mi madre. Este elemento valiosísimo lo hizo servir el Espíritu Santo para dominar en el corazón de Teresita los defectos que naturalmente nacían en la naturaleza depravada. Teniendo ante los ojos de su alma la palabra del Sabio «Dobla la cerviz de tu hijo desde su niñez», no permitían, aquellos padres piadosos, que arraigase en el corazón de su pequeña Teresa ningún defecto. «Amábanme en extremo, más de ningún modo puedo decir que me mimaran» — escribe agradecida. — El amor que la tenían les daba valor para no doblarse a las travesuras ingeniosas y tiernas a que recurría la niña para librarse de las reprensiones de sus padres. (Me hago muy bien cargo de que, con semejante naturaleza, a no haber sido educada por padres virtuosos, hubiera sido muy mala andando el tiempo y aun quizás me hubiera condenado eternamente. Pero Jesús velaba por su pequeña esposa, e hizo que esos mismos defectos le sirvieran para su bien, a fin de que, combatidos a tiempo, la movieran a adelantar en la perfección.» ¡Cuán pésimamente obran los padres, cuando en esta época decisiva, según los más eminentes pedagogos, apenas si tienen cuidado alguno de la educación moral de sus hijos! Con la excusa mal cubierta, de que abandonan a sus pequeños en las manos crueles de las pasiones que no encuentran freno, y ahogan la virtud de la gracia del Espíritu Santo en el creciente mar de los apetitos. ¡Oh consecuencia abominable! ¡Cuántas almas llamadas a la santidad se quedan convertidas en pecadores por la negligencia de los padres en la educación de sus hijos! Desconocedores de la gran misión que tienen, que cumplir los padres con los hijos, les recordamos, como los más eficaces, los consejos que sobre este particular nos enseña el Espíritu Santo en el capítulo XXX del Eclesiástico; así creemos dejar bien cumplida la obligación que nos impone el sagrado ministerio.

«El que ama a su hijo le frecuenta el azote, para que se acuerde en su postrimería...»

«Por las almas de sus hijos atará sus heridas, y sobre toda voz (de su mala conducta) se turbarán sus entrañas.»

«En su vida se alegró: en su muerte no se contristó, ni se avergonzó delante de sus enemigos.»

Para conseguir tales provechos: dóblale la cerviz en la juventud y golpéale los costados mientras que es niño, no sea que se endurezca y no te crea, y cause dolor a tu alma.»  Enseña a tu hijo, y trabaja con él porque no tropieces en su afrenta.»

«No le des libertad en la juventud, y no desprecies sus pensamientos.»

 

EJEMPLO

CONVERSIÓN DE Dos JÓVENES, QUE LLEVA CONSIGO LA DE SUS PADRES

X (Gironde), 28 de agosto de 1919.

Deseosa de añadir una página al libro de Gloria de Sor Teresita del Nino Jesús, quiero publicar en el día de hoy lo que ella ha hecho por nosotros. Familia de funcionarios, formada por mis padres, mi hermana y yo; habíamos abandonado por una negligencia muy culpable ¡desgraciados! nuestras prácticas religiosas, viviendo lejos del Señor. Un día, uno de nuestros colegas puso en manos de mi hermana y mías, el libro de la Vida de Sor Teresita. Desde las primeras páginas nos sentimos profundamente conmovidas; llegó a nuestro corazón como una brisa del cielo, como un recuerdo lejano del día de nuestra primera Comunión, en aquel tiempo tan piadosamente recibidas pero ¡ay!, si no totalmente olvidados los buenos sentimientos de entonces, eran ya contemplados muy de lejos. Al terminar la lectura de la Historia de un alma, los Consejos y recuerdos y las Oraciones de Sor Teresita, sentimos un deseo imperioso de retornar a nuestras prácticas de Religión y de frecuentar los Sacramentos. No sin sostener lucha, vencimos al fin la tentación de permanecer en el mal camino. El día 29 dc septiembre de 1917 nos confesamos, y el día 30, día vigésimo del aniversario de la muerte de Sor Teresita, comulgamos, después de siete años o más de infidelidad.

En esta mañana, llena de gracias para nosotras, Sor Teresita nos envió n las dos, en el momento de retirarnos de la Sagrada Mesa, un perfume dc rosas tan suave quo jamás olvidaremos y que parecía anunciarnos nuevos favores espirituales. Efectivamente, algunos días más tarde, enterada mi madre de nuestras buenas resoluciones, nos imitó y vino a comulgar con nosotras, lo que no había hecho hacía más de 15 años. Y, finalmente, mi padre, que hacía aún más tiempo que no practicaba, este año ha. cumplido con el precepto Pascual y cumple ahora como nosotras con todos sus deberes religiosos.

Sor Teresita alcanzó muchas curaciones verdaderamente milagrosas, pero en verdad ¿hay milagro más grande que el de encontrar con la \paz del corazón el camino del cielo?

Srta. X.

 

Jaculatoria: ¡Oh Santita querida! implora de tú misericordia infinita, el favor, para todos aquellos que no han conocido el beneficio de una educación religiosa.

 

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

¡Oh Dios mío! que en tu misericordia te dignaste conceder a la Santita de Lisieux cristianos y piadosos padres, complaciéndote en rodear de cariño su vida entera, te doy gracias por este inapreciable beneficio, pues «a no haber sido educada por padres virtuosos, hubiera sido muy mala andando el tiempo, y aun quizás se hubiera condenado eternamente». ¡Oh buen Jesús, guarda a mis queridos padres para la vida eterna! Compadécete de los que no son buenos padres. Sé, Tú, padre para los hijos desgraciados. Protégenos, siempre a todos. Te lo suplicamos por la intercesión de tu angelical Teresita. ¡Oh poderosa Santa mía, derrama sobre las familias cristianas la lluvia de rosas de tu intercesión, para que los padres sepan y quieran cumplir con los deberes que les impone su misión de padres; y para más obligarte, te recordamos tus inefables promesas en favor de tus devotos con las siguientes:

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