NOVENA
DEL DIVINO MAESTRO
QUE
SE VENERA EN SU CAPILLA, QUE SE HALLA AL COSTADO DE LA IGLESIA SAN JUAN DE
DIOS, EN ESTA CIUDAD.
MÉRIDA.
LIBRERIA DE ESPINOSA,
1892.
NOTA
Esta
Novena se comienza el martes de Dolores para acabarla el Miércoles Santo, o el
día que uno quisiere, comulgando en uno de los días de la Novena, y pidiendo, a
más de lo que uno quiera, por las benditas Ánimas del Purgatorio.
Para
empezar los nueve días de la Novena, se persignará uno y ante la, imagen del
Divino Maestro o ante el Santísimo Sacramento dirá el Acto de Contrición, que
se repetirá cada día.
ACTO
DE CONTRICION
Señor mío, Jesucristo, Dios verdadero, por mi
amor humanado, crucificado y muerto, y por mi amor sacramentado ¡Oh Divino Maestro
Soberano! Yo, la más vil criatura de cuántas ha sufrido tu clemencia, que
merezco ser arrojado de tu presencia Divina. Confiado en el amor con que en
este Sacramento me amas, me atrevo a pedirte perdones la indignidad con que
estoy en tu soberana presencia, y que permitas adorarte como á mi Dios, y
pedirte como a mi Padre. Confieso que no soy digno de pediros lo que anhela mi
corazón; pero tú eres el aliento de mi esperanza y la vida de mi fé. En esta
con fianza te suplico no permitas que en mi alma se pierda el mérito de tu
sangre preciosa, y que hagas participante de los de tu Sagrada Eucaristía.
Confieso, Señor, que te pido mucho, cuando sola tu justicia merezco; pero más
puede tu gracia que mi culpa. Tu eres admirable en tus atributos, pero más admirable
en este Sacramento, donde ciñendo los mares de tus atributos inmensos, muestras
lo misericordioso. Aquí, Jesús mío, a ninguno desprecias, {a ninguno arrojas,
si el ignorante no te deja. Pues yo soy, Señor, el infeliz que te enojé; el que
a tu vista te ofendí; el que merezco tu indignación. Yo soy la llaga de tu
dolor, el reo de tu muerte, el delito de tus tormentos y el delincuente de tu Cruz;
pero tú eres para mí el mérito de mi vida, el fiador de mis penas, la fuente,
de gracia y el precio de mi gloria. Tú eres el que todavía me sufres; el que si
me arrepiento me perdonas; si vuelvo a ti me recibes, si no vuelvo me buscas,
si huyo me convidas; si lile tardo me aguardas; me abrazas cuando llego; me das
cuanto te, pido; que enseñas cuanto imploro, me levantas cuando caigo, te hallo
cuando te busco, me abres la puerta de tu misericordia cuando te llamo, entro
por ella cuando quiero. Como Sacramento meritorio, me das los aumentos de tu
gracia: conto Propiciatorio el perdón de mis culpas: satisfactorio la remisión
de mis penas, y como impetratorio, los bienes que necesita mi alma. Pues dadme,
Señor, una contracción perfecta de mis culpas, que siento puramente por ser
ofensas vuestras: aumentad mi arrepentimiento, y dadme un odio eficaz de todos
mis pecados para siempre servirte, nunca ofenderte, llorar lo pasado, aspirar a
lo eterno, donde con el Padre y el Espíritu Santo vives y reina Dios y Hombre
verdadero, por los siglos de los siglos. Amen.
Alabado
sea el Santísimo Sacramento.
DIA
PRIMERO
ORACION
¡Oh Sumo Sacerdote del Eterno Padre! i Oh
Divino maestro Soberano! ¡Qué antes de ofrecer en la Cruz el sacrificio de tu
vida, ya habías ofrecido el incruento de tu cuerpo y sangre sacramentado! A
solo vos, Jesús mío, como á hijo verdadero de Dios, podía el Eterno Padre
conferir tan alta dignidad Sacerdotal, para que dieses digna satisfacción de
una ofensa contra la infinita majestad. Ni todos los Ángeles, ni los hombres,
ni María Santísima, ni millones de criaturas que hubiera perfecta como María,
mi Señora, eran suficientes para irnprirmírseles este carácter, con que siendo
juntamente víctima, ofreciesen una adecuada recompensa a la Divina Justicia por
las culpas de los hombres agraviada: pero este mismo carácter que solo se te
pudo conceder, corno persona Divina, lo confiere vuestra Majestad a todo
verdadero sacerdote de la ley de gracia, para qué no como víctima, sino como tu
ministro, en tu nombre y con tu misino poder obre lo mismo, -que solo vuestra
Majestad pudo obrar en el Altar del Cenáculo, y en la Ara de la Cruz, haciendo
el mismo Sacrificio de tanto valor y agrado a tu Padre Eterno, que solo con él
se daña por satisfecho para la redención del género humano. Alaben, Señor,
todas las criaturas este infinito amor; y sean todas las respiraciones de mi vida,
para darte en cada una bendición, gloria, alabanza y honor, por los siglos de
los siglos. Amén.
ESTACION
DE
SEIS PADRES NUESTROS Y SEIS AVE MAMAS
GLORIADOS,
QUE DEBE RAN REZARSE TODOS LOS DIAS, COMO TAMBIEN LOS VERSOS SIGUIENTES.
Es una eterna verdad
Que, para no perecer,
Todos debemos tener,
Fé, Esperanza y Caridad.
Yo, por tanto, en realidad
Creo y confieso a boca llena
Cuanto la Iglesia me ordena;
Espero en Dios por piadoso
Yo le amo por generoso,
Porque da la vida eterna.
ORACION
¡Omnipotente
Jesús mío! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Cree y ama mi corazón la infalible
verdad de este Sacramento de Fé, donde por infalible modo, en las especies de
pan y vino está tu verdadera Sangre y Cuerpo, y en ambas todo Jesucristo: como
que juntamente está tu Divinidad, y en la persona del Verbo Divino, está la del
Padre y la del Espíritu Santo, y por estas uniones, existencias y
concomitancias quedan en la Sagrada Eucaristía las tres Divinas personas con
una perfecta humanidad santísima. Creo también, y confieso la eficacia de las
palabras de tu Consagración, que tienen virtud Divina, para que pronunciadas
con tu intención por cualquier Sacerdote por mas indigno que sea en la debida
forma y materia, conviertan la sustancia de pan en tu preciosísima sangre; y
esto, con tan infalible certeza, que primero faltará el Cielo y la tierra, que
falte la eficacia de esta forma. Creo, también, que todo estás en toda la
Hostia, y todo en cualquier parte de ella. ¡Pues, dio pan de entendimiento y de
vida! destierra, Señor, las tinieblas de
mi ignorancia, para que yo reciba esta verdadera inteligencia, y que todas las
naciones del mundo vengan al claro conocimiento de su verdadero Dios y Hombre,
por todos Sacramentado. Amen.
Alabado
sea cl Santísimo Sacramento.
PETICION
Se
pide lo que se quiera, y al fin la quintilla todos los días.
¡Oh amoroso Redentor!
¡O sabio y Divino Maestro!
Consuelo del pecador,
Único remedio nuestro
Míranos por tu amor.
OBSEQUIO
A MARÍA SANTÍSIMA
Oh Madre. de toda la gracia! que muchos años antes
que muriese tu Hijo Jesucristo por todo el género humano, te comunicó que había
de instituir el Santísimo Sacramento, para participarnos siempre sus méritos
infinitos y preparándote cada día con los finísimos actos de tu Fé, digna de la
infalible verdad; de tu confianza digna de la infinita fidelidad, y de tu amor,
digno de la Divina bondad. Esperando aquella feliz ardía tu alma en vivos
deseos, para darle de nuevo el más digno alojamiento que ha tenido ni tendrá en
el mundo. Te suplico, Señora, me alcances un átomo de tu disposición, y gracia
para que mi alma sea decente morada de tu Hijo Dios, para gloria suya, honra
vuestra y salvación mía. Amen.
-Bendito
y alabado sea el Santí8imp Sacramento, y la purísima Concepción de María
Santísima sin pecado original, ni actual, en ningún instante Amen.
SEGUNDO
DIA
AFECTO
¡Oh
Sacerdote eterno Jesucristo! Oh Divino Maestro Soberano! que tomando en tus
santas y venerables manos el Pan más dichoso, levantando los ojos al cielo con
tanta Majestad, que a los Apóstoles a los Ángeles y a tu purísima Madre Virgen
les causó nuevo amor y temor reverencial, y pronunciando las palabras de la Consagración,
quedó convertido transustancialmente en tu verdadero cuerpo, y el vino en tu
verdadera sangre, y levantando en alto tu cuerpo y sangre consagrados, para que
de nuevo lo adorasen todos, dividiéndolo con tus Sagradas manos, te comulgaste
á ti primero, como primero en todo, y Sacerdote Sumo, con la más humilde y
sabia Majestad, para enseñarnos la reverencia y amor con que te debemos
recibir, y el dolor que sentía tu sabio corazón, por la temeraria audacia con
que los mortales te habían de tratar. Olvida, Señor, los enojos que te ha
ocasionado mi mal uso de los Sacramentos, y admitidme en tu gracia para que yo
no me aparte sin ella de tu Divina Humana presencia. Amen.
—Alabado
sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.
ORACION
¡Oh
Pasto y Pastor Divino! ¡Oh Divino Maestro Soberano, que nos das tu sangre para
alimentarnos! pero ¡Oh Juez, y juicio
supremo! ¡Muerte para los malos y vida para los buenos! Si eres en este
Sacramento Juez para sentenciar este infame pecador, eres también Dios humano
para defender a tu siervo: eres pasto y Pastor para esta perdida oveja de tu
rebaño; y eres Redentor para salvar a tu redimido. No te acuerdes, Señor, de tu
justicia, irritada contra mi audacia; acuérdate de tu clemencia, inclinada a
esta miserable criatura, que, si provocan mis culpas a vuestra Justicia, mi
miseria clama a vuestra misericordia. Si bastó un mirar de vuestros ojos para
que se mudasen los mayores pecadores del mundo, basta tu verdadera presencia
para hacerme mudar de vida, y si bastó vuestra sola vista, para que se
deshiciese San Pedro en lágrimas, baste tu Sacramentada presencia, para que se anegue
en un mar de contrición mi alma para cantar eternamente tus misericordias.
Amen.
-Aquí
se hace la petición y después la quintilla.
OBSEQUIO
A MARÍA SANTÍSIMA
;Oh
Madre de Dios y Señora nuestra! que la noche de la Cena habiéndose comulgado á
si mismo primero tu divino Hijo, con un cántico de alabanzas {1 su Padre Eterno
se ofreció a sí mismo por todo el género humano, y partiendo luego una
partícula de Pan consagrado, la entregó al Arcángel San Gabriel, para que la llevase
y recibieses la primera vez a tu Sacramentado Hijo y Dios, quedando toda la
naturaleza Angélica, con esta legacía satisfecha y recompensada la de no
haberles Dios concedido la excelsa dignidad del Sacerdocio: te suplico Señora
que ya que gozamos la que no logran los
ángeles, de recibir el Santísimo Sacramento: me alcances tal aprecio y estimación
de esta fineza, que de puro gozo se sacie con este pan del Cielo un alma, y le
ame con los Ángeles en la gloria y los justos en la tierra.
DIA
TERCERO
AFECTO
¡Oh
Cordero gloriosísimo! ¡Oh Divino Maestro Soberano, digno de todo honor y gloria
en los Cielos y en la tierra! pues no contento con morir una vez por nosotros
en una Cruz, quisiste renovar tu pasión y muerte cada día en los altares para
morir muchas veces por los hombres, ofreciendo de nuevo a tu Eterno Padre, por
nosotros, la verdadera víctima de tu Cuerpo y Sangre preciosa, único sacrificio
de la Ley de Gracia, quedando místicamente muerto cuantas veces estas
Sacramentado, ¡Oh Redentor de mi alma! Y ¡oh Redención superabundante y copiosa,
que no cesas de dar continuamente por mi rescate tu vida! Alaben todas las
criaturas tan inmensa caridad, pues una vida de infinito valor, que ofreciste
voluntario por todas las culpas de los hombres en una Cruz, no apaga tus
ardientes deseos de morir por nuestro amor, pues aun de tu Cuerpo impasible
quieres que corra hasta el fin del mundo superabundante su Sangre. Imprime,
Señor, en mi corazón esta memoria de tu muerte y Pasión, para que no me olvide
jamás de tanto bien como sin merecerlo recibe de tu Bondad. Amén.
—Aquí
la Estación y verso del primer día.
ORACION
¡Oh
voluntario Cautivo y Redentor! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que, si como
estuviste tres horas en la Cruz, fuera menester para redimirnos estar' allí
padeciendo hasta el fin del mundo, con la misma puntualidad y amor lo hubieras
ejecutado: más porque esto no fué necesario ni conveniente a los altos
designios de la Divina providencia, no satisfecho tu amor, halló tu Sabiduría modo
para quedarte con nosotros en la tierra, continuando por instantes el
Sacrificio de la Cruz, para que, sin poder padecer la muerte, repitieses la
fineza por los hombres. Confieso, Señor, y adoro mi fé pues eres el propio único
Hijo de Dios, que, ofreciendo tu Cuerpo y Almas por nosotros en este Sacrificio
del Altar, nos recuerdas el Cruento de la Cruz; esta memoria es la que nos
pides por pago de aquella fineza. Pues, sea, Señor, este vuestro Sacramento el
único objeto de mi cariño: sea tu muerte y Pasión el único objeto de mi
voluntad, para conservar toda mi vida una entrañable devoción al Santísimo
Sacramento del Altar. Amen.
-Aquí
se hace la petición y después la quintilla.
OBSEQUIO
A MARIA SANTISIMA.
¡Oh Amabilísima Señora! Plenitud de las
delicias de Dios, que deseó por los siglos de eternidades estar con los hijos
de los hombres. Y ordenándose á este fin su asistencia Sacramental en su
Iglesia, no lo consiguió tan adecuadamente, como cuando estaba Sacramentado en
tu corazón purísimo. Este favor, Señora, comenzó desde tu primera Comunión la
noche dé la institución, consumándose las especies sacramentales milagrosamente
en vuestro Corazón, hasta la segunda que fué de mano de San Pedro, día octavo
de Pentecostés, y así en las demás Comuniones fué sucediendo siempre, sin que
faltase de tu Corazón, purísimo por toda tu vida tu Hijo Sacramentado. Te
suplico, Señora, que lo reciba yo con tal pureza, que, aunque las especies
Sacramentales se consuman, quede su Majestad por otro modo especial de gracia,
unido a mi alma toda mi vida y eternamente en la Gloria. Amen.
DIA
CUARTO
AFECTO
¡Oh
Jesús mío Unigénito del Altísimo! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que residiendo a
la diestra de tu Eterno Padre obedecido y adorado de todas las potestades del
Empíreo, a las palabras con que te llaman tus Sacerdotes vienes con tan pronta
obediencia, que en el espacio de más de diez y ocho siglos, no has faltado ni
faltarás ni una vez sola. Oyes, Señor, en el Cielo la voz aun del Sacerdote más
indigno, y no se interpone un instante entre la última sílaba de sus palabras,
y tu Real, Divina y Humana presencia, sin dejar la Gloria. Alaben los Ángeles y
los hombres tan maravillosa obediencia, y te suplico que obedezca mi alma al
punto la voz de vuestra Majestad, cumpla fielmente tu Santísima Ley, abrace mi corazón
tus mandatos, y observe toda mi vida tus amorosos consejos, para que siempre te
ame, nunca te ofenda, muera en tu gracia y viva en tu Gloria. Amen.
—Alabado
sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.
ORACION
¡Oh
Jesús de mi corazón! Tan amante de mi bien, que no solo no te has negado jamás a
socorrer mis necesidades, y franquearme tus bienes, sino que por medio de este
Sacramento me abres el camino de tus gracias: me brindas con el perdón de mis
culpas, y me descubres la paga con que satisfacer cumplidamente mis deudas. Te
ruego Señor, que mi alma no pierda el mérito de esta gracia, y que yo viva tan
muerto a todo lo que es mundo; que se conozca bien, vivo solo al amparo de tu
Sacramento. Sed para mí el grano de trigo que, echado en la tierra de mi pecho,
me des por tus merecimientos el ciento por uno de que soy desmerecedor por
ingrato, y mira con tu clemencia a esta pobre criatura, que solo en ti espera,
y en tu misericordia confía verte, y gozarte en la Gloria. Amén.
-Aquí
se hace la petición y después la quintilla.
OBSEQUIO
A MA RIA SANTISIMA.
¡Oh
Reina de la Gloria! Que con tu hermosísimo Rostro por tierra venerabas a tu
Hijo Dios en la Eucaristía, que todos los días recibías de mano de su
Evangelista San Juan, con tan inflamado amor, que se abría en dos partes tu
corazón para guardarla en ti con la mejor veneración. Creo, Señora que, si
fueras ahora capaz de sentimiento, tendrías en tu elevada Gloria el más intenso
dolor de ver el atrevido desacato con que algunos reciben en sus vilísimos pechos
al que teniendo su trono en el Cielo, servido de los Serafines más altos,
quiere estar también con nosotros sujeto a nuestras villanías y desprecios.
Postrado, Señora, de todo mi corazón confieso tui indignidad, y te ruego me
alcances de tu Santísimo Hijo, que olvidando los enojos que le han ocasionado
mis culpas, no que niegue sus inspiraciones divinas, para que yo llegue como
debo a esta fuente de la Gracia. Amen.
DIA
QUINTO
AFECTO
¡Oh
hermoso Peregrino e inseparable Amigo verdadero! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que
que la Columna de fuego que acompañó al pueblo de Dios cuarenta años por el
Desierto de Egipto, sois ahora nuestro compañero perpetuo, no como la nube de
fuego, sino como Sol Divino. Bien conoces, Señor, que, si nos dejas caminar
solos, encontraremos desgracias a cada paso: ¡cuántas veces hubiéramos perecido
a los rayos de la Divina Justicia, si no tuviéramos en la tierra tu Humanidad
Sacramentada! No tema ya ningún pobre y humilde, porque con este Sacramento
admirable no son tan fuertes nuestras pasiones rebeldes ni tienen fuerza las
diabólicas tentaciones. No se desconsuele ningún afligido, porque Jesús Sacramentado
es el fiel compañero de todos, no solo en la peregrinación de esta vida, sino
en el peligroso paso para la eterna; pues nos das por viático a vos mismo, para
mostrarnos, que primero se apartará nuestra alma de nuestro cuerpo, que el que
tu cuerpo se aparte de nuestra alma. Te suplico, Señor, que en todos mis
pensamientos, afectos y operaciones no te apartes de mí corazon ni un instante,
y en mi última hora no te pierda mi alma de vista, para acompañarte eternamente
en la gloria. Amen.
—Alabado
sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.
ORACION
Pan vivo que para darnos vida bajas del Cielo!
Tú solo eres la vida verdadera, que instituyó tu amor para los que te aman: tú
eres la vida de la Gracia y la gracia de la vida; tú la vida de la Gloria y la
gloria de la vida: pues si bajas para darme, estas gracias y estas vidas, no te
vayas de mi alma, para poder llevar lo mucho que en esta vida me espera. Si
vienes para que te ame quisiera amarte como esta fineza merece. Vos sois, Señor,
mis delicias, mi gozo, mi salud, mi felicidad y mi bien, y todo cuanto puedo
poseer y desear. Sepa yo, Señor conocer que todo me falta si tú me faltas: que
todo me sobra, si te poseo; que soy nada cuando de ti me aparto: que solo para
servirte he nacido: (lile solo para amarte estoy viviendo. Recibe mi vida y mi
alma por tuya, que no quiera más vida ni más almas que para amarte y servirte en
la tierra, verte y amarte en la Gloria. Amen.
-Aquí
se hace la petición y después la quintilla.
OBSEQUIO
A MARIA SANTISIMA
¡Oh
Sacratísima Virgen María! Que comulgando vuestra Majestad la segunda vez de
mano del Apóstol San Pedro, día de la Santísima Trinidad, como desde este día,
siempre que celebraban los Apóstoles consumían toda la Sagrada Eucaristía pm
que no babia Templo ni disposición para desempeñar el Señor su palabra, no faltar de su Iglesia el Verbo Humanado en ningún
instante de tiempo; haciendo vuestra Majestad, aquel siglo el más feliz y dichoso,
que los que está en otras Custodias y Sagrarios, porque en el de vuestro
sagrado pecho, fué adorado con suma reverencia y nunca fuera ofendido, como
suele ser en nuestros templos, lo adoraban en vuestro Corazón los Ángeles. Amén.
SEXTO
DIA
AFECTO
¡Oh
Supremo Rey de la Gloria! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que ni toda tu inmensa
grandeza, ni toda la vileza de las criaturas, es bastante para que un solo
instante dejes de estar con los hombres, mi la vida tan penosa que pasaste en
la tierra, ni la muerte que te dieron afrentosa, ni las irreverencias con que
te tratan, ni lo largo de los años, ni, aunque se mudara en peor mil veces el
mundo es bastante para aparta) te de nosotros; porque siempre estás en el
Sacramento hasta el fin de, los siglos. No hay lugar ni reino donde puedas
exponernos sin fatiga esta fuente de la Gracia: y si como Dios, con tú inmensidades
ocupas todo lugar, quiso tu poderoso amor dar en algún modo este atributo a tu
Santísima Humanidad, para que en todas partes y en innumerables mundos que
hubiese, ténganos en nuestra compañía a Dios Hombre. Aviva, Señor, mi fe, para
que entendiendo con esta luz las felicidades de tener siempre a mi humanado
Dios en esta vida mortal, participe ahora y en la hora de mi muerte de tu virtud.
Amén.
—Alabado
sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.
ORACION
¡Oh
Benignísimo Jesús! ¡Oh Divino Maestro Soberano! ¡Cuya fé me excita, cuya
esperanza me alienta, y cuya bondad sufre culpas como las mías! De ver Señor lo
que me has sufrido, y de ver mi grande maldad, dudara de mi salvación, a no
conocer que, si es grande mi vileza, es mayor tu misericordia; y que no pueden
tanto mis pecados para mi daño, como tu virtud para mi provecho. Yo soy, Jesús mío,
a que, por vivir a mi libertad, me aparte de tu dulce amor; yo soy el que, en
el juego de mis culpas, perdí los dones que me diste de tu gracia: yo soy el que,
desnudándome de la cándida estola de tu pureza, vuelvo a tu amable presencia.
aunque envuelto en la sucia túnica de mi malicia, pero, aunque soy tu hijo
ingrato tu eres mi Padre amoroso. Por tanto, clama a vos mi corazon, a vos
invoco, a vos adoro, a vos creo, en vos confío, solo a vos deseo, a vos busco,
sin vos nada quiero, nada estimo, vos solo sois todo mi bien, mi vida, mi
gracia, mi principio y fin, por los siglos de los siglos. Amen.
-Aquí
se hace la petición y después la quintilla.
OBSEQUIO
A MARIA SANTISIMA
¡Oh
Reina de los Ángeles! ¡Cielo el más digno de tu Hijo Jesús Sacramentado! Pues
comulgando siempre abrazado tu Corazon en amor divino, entraba y se depositaba
en él como en su legítimo trono y se conservaba sacramentado, como en su más
decoroso Sagrario para bien de, todo el mundo; pues aunque no estaba allí para
el uso de los fieles, estaba para nuestro provecho y para otros fines
gloriosos, pues colocado en vuestro corazon orabas y pedias en el templo de vos
misma en nombre de toda la Iglesia, y mediante su sacramental presencia en tu
pecho estaba presente y unido, por aquel modo milagroso al cuerpo nóstico de la
Iglesia, que son todos los fieles cristianos. Te ruego, Señora, que yo te adore
como á templo y sagrario de tu Santísimo Hijo, y que no me aparte un instante
de la unión de nuestra Madre la Iglesia apostólica Romana, en cuya fé protesto
vivir y morir. Amen.
DIA
SEPTIMO
AFECTO
¡Oh
Criador y Redentor mío! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que fué tau inmensa tu
caridad, que criaste el Cielo para nuestra habitación. Pero no velemos aquella
feliz patria, hasta que termine esta miserable vida, porque por indispensable
precepto, estamos todos sentenciados a vivir en este valle de lágrimas: pero te
quedaste sacramentado, para que nuestro destierro se convirtiese en patria, y
nuestra tierra en Cielo. No quiso tu amante Corazon que tus redimidas criaturas
peregrinasen tanto tiempo desterradas sin gustar las delicias de la Gloria; no
quisiste tanta desigualdad entre viadores y comprensores, que, estos reinen Príncipes
de tu Solio, y nosotros solo arrastremos las tristes cadenas de este Egipto;
pues como mayorazgo del Cielo, nos das a todos un alimento divino, a los Bienaventurados,
aquella mesa de vuestra divina Esencia, que es, y sea su alimento por toda la
eterna vida, y a nosotros en la tierra este pan de Ángeles, que es el mismo Dios
que los alimenta en la gloria. almas dichosas! No nos lloremos en este mundo
desgraciadas; pues tenemos en esta sagrada Hostia abreviada 'toda la
Bienaventuranza, y podemos tener • dentro de nuestros corazones toda la gloria
de los Serafines. Amen.
—Alabado
sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.
ORACION
¡Oh
Pan verdadero de cada día! ¡O Divino Maestro Soberano! Más necesario que el
sustento que nos alimenta, y que el alma que nos anima. En un solo bocado
tragaron la muerte los nacidos y por nacer, excepto tu Madre Purísima; pero sí
allí abundó la culpa, que superabundó tu gracia, porque neas puede tu Carne
Sacramentada que todo el bocado con qué envenenó Adán à todas las criaturas. No
tuvo, ni tendrá semejante la infelicidad de Adán, cuando oyó de la boca de
Dios, que con el sudor de su rostro comería por toda su vida el pan. Dominaba
sobre las delicias del Paraíso, tenía por dote la libertad, y por patrimonio la
gracia; pero por su desgracia se vio obligado a labrar la tierra, que como él
ingrata, en lugar de pan le daba abrojos y espinas. Así obraste, Dios mío con
Adán; pero no obras en Sacramento con nosotros sin fatiga ni pena nos
alimentas, sin sudor ni trabajo nos das el mejor maná para nuestro sustento. Te
pido Señor, aumento en mi fé, firmeza en mi esperanza, perfección en mi
caridad, resignación en tu voluntad y verdadera devoción al Santísimo
Sacramento del Altar.
-Aquí
se hace la petición y después la quintilla.
OBSEQUIO
A MARIA SANTISIMA
¡Oh
Felicísima Madre y dichosísima Virgen! Que, recibiendo todos los días a tu Hijo
y Dios Sacramentado, quedabas toda abstraída en aquel divino incendio, y con
este beneficio eran tan elevadas tus potencias y operaciones, que excedían y
admiraban a los Ángeles, porque conocían que ninguna otra pura criatura podía
llegar a aquel colmo de santidad, perfección y gracia, y para V. Majestad era
de sumo gozo la adoración y reverencia que daban los Angélicos Espíritus en tu
pecho purísimo al Santísimo Sacramento. Te suplico Madre mía, enciendas mi
amor, para que yo le adore, como en tu pecho le adoraban los Ángeles, y ahora
postrados le adoran ante sus sagrarios: donde postrada mi vida y mi alma, le
creo, le amo y le adoro, como si le viera y adorara en el Cielo.
DIA
OCTAVO
AFECTO
¡Oh
Sabiduría increada! ¡Oh Divino Maestro Soberano! ¡Que siendo Dios y Hombre te
Sacramentaste en Pan, para que el Hombre quede hecho Dios! Aquí, Señor me das
en esta breve Hostia cifrada toda tu grandeza, y todo cuanto das a los Bienaventurados
en la gloria; pues si allí ven tu Rostro descubierto, el mismo me muestras aquí,
aunque oculto porque aún conviene a mi estado, aquí me das del naturaleza del
Padre que te engendró inmortal, aquí me das la Carne de la Virgen Madre, que te
concibió pasible: aquí me das aquel Divino Espíritu, que por esencia es amor,
que por cuya virtud tomaste la naturaleza humana para redimirme: y ahora tomas
las especies de pan para alimentarme. ¡O Maestro mío! Cómo vives e.t el pecho
del Padre Eterno, y como quieres vivir dentro del cuerpo humano! ¡Cómo no
cabiendo en los cielos, cabes un corazon indignísimo! ¡Cómo siendo limitados infinitos mundos, os hospedáis
en un vilísimo pecho! ¡Cómo permitís que coma vuestro Pan un desleal! ¡Y cómo
en vez de huir de mí, vienes a morar en mi corazon! Dadme, Señor, a conocer
este misterio de los Misterios de tu Fé, este Arcano de milagros de tu amor,
para verte y amarte por la eternidad. Amen.
—Alabado
sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.
ORACION
¡Oh
Divino Maestro Soberano! ¡Oh verdadero Dios escondido debajo de los accidentes
de pan, para que no nos atemorice tu tremenda Majestad! Si los Serafines cubrían
su rostro delante del Santuario: si los israelitas no podían llegar con muchos
pasos al Arca del Testamento: si los Ángeles se postran delante de tus
sagrarios: si la Reina de los cielos con su rostro en la tierra veneraba Sacramentado,
cómo osaré yo estar ante tu acatamiento Divino. Perdona, Señor, mi indignidad,
y díctame lo que quieres que de ti piense: enseñadme las palabras con que
quieres te invoque: mostradme las obras con que quieres te agrade. Dadme un
corazon que siempre te desee un deseo que te busque: un buscarte que te halle:
un hallarte eficaz que nunca te deje, para que no sea de los que a tiempos te
busquen y á tiempos te dejan: sino que, perseverando en lo bueno, viva justo,
muera santo y reine contigo por los siglos de los siglos Amen.
-Aquí
se hace la petición y después la quintilla.
OBSEQUIO
A MARIA SANTISIMA
¡Oh
Clemente, Piadosa y Dulce Virgen María! Que, recibiendo todos los días al
Santísimo Sacramento, te se manifestaba el Cuerpo de tu Santísimo Hijo dentro
de ti misma como está en el Cielo, y muchas veces con aquella perfección y hermosura
con que le veías y tratabas en la tierra: continuamente conocías todos los
milagros que contiene el Augusto Sacramento, y lo que era más estimable a tu
benditísima Alma, era conocer el gozo y beneplácito de tu Santísimo Hijo en
asistir siempre en tu dulcísimo Corazon Sacramentado, que era mayor que estar
en compañía de los Ángeles y Santos del Cielo. Alcánzame, Señora, un átomo de
tu gracia, para que yo sea agradable a su Divina Presencia. Amen.
DIA
NOVENO
AFECTO
¡Oh
Divina y Humana -Majestad! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que teniendo en el
Cielo todas las Jerarquías celestiales a tus pies, son nuestras almas las
delicias de tu Corazon. Viven los Serafines sedientos de gustar una sola partícula
de este Pan de gloria, y solo nos franquea a las humanas criaturas esta tu
divina María para que vivamos con tu misma vida. Desde la eternidad ardías en
vivos deseos de unirte sacramentalmente con nosotros, para participarnos de tu
Divinidad y todos tus atributos. Desde el pecho de tu Padre eterno deseabas morar
en nuestros pechos, desde las purísimas entrañas de tu Madre dignísima deseabas
entrañarte en nuestras entrañas. ¡Pues o corazon humano! no rehúses recibir el Cuerpo verdadero de Jesús,
mira que es la carne y Sangre de Dios, y la misma Sangre que tomó del Corazon
de María su Madre, y siempre Virgen. Os deseo, Señor recibir, venid a tomar posesión
para siempre de mi corazon. Amen.
—Alabado
sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.
ORACION
¡Oh
Humildísimo Jesús! ¡Oh Divino Maestro Soberano! No acaba de admirar mi corazon
tu grandísima humildad. Naciste humilde, viviste y moriste humildísimo: más
cuando te. veo Sacramentado no sé cómo ha quedado raíz de soberbia en el mundo.
¿A dónde puede llegar a más la humildad de un Omnipotente Señor que á Sacramentarse
debajo de unas fragilísimas Especies de Pan? En tu Santísima Encarnación
encubriste tu Divinidad: pero fué debajo del ser de hombre, con tal hermosura
de tu admirable presencia, que por recrear las criaturas sus vidas y sus almas,
se convidaban unos a otros para ir á ver al bellísimo Hijo de María: pero en
este adorable Sacramento escondes tu Ser Divino y humano con la mayor humildad
que puede entender el más alto Serafín. Enseñadme Señor, está tu verdadera doctrina,
para desterrar las vanas soberbias de mi ignorancia, y limpia mi imaginación de
todas las imaginaciones altivas, para que humilde mi alma logre tu gracia, para
entrar en el gozo de tu gloria. Amen.
-Aquí se hace la petición y después la
quintilla.
OBSEQUIO
A MARÍA SANTISIMA
¡Oh Virgen Sapientísima! Madre del santo amor y temor: que recibiendo todos los días la Sagrada Eucaristía con la mayor humildad, conocías con el mayor sentimiento la grosera temeridad con que habían de recibir el consagrado Cuerpo de tu divino Hijo unos abominables é inmundos: otros sin veneración ni respeto, y casi todos sin atención ni reparo, y en recompensa de estas faltas que habíamos de cometer, ofrecías su Majestad tu disposición, y amor y la reverencia y culto qué le daban todos los Ángeles del Cielo. Te pido, Señora, me alcances, para enmendar la vida que no merezco,' una contrición verdadera de mis pecados y una firme resolución de no ofender más a tu Santísimo Hijo, para que pasando esta vida sin culpa9 me halla la muerte en su di, vina gracia. Amen.
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