miércoles, 10 de noviembre de 2021

NOVENA AL DIVINO MAESTRO


NOVENA DEL DIVINO MAESTRO

QUE SE VENERA EN SU CAPILLA, QUE SE HALLA AL COSTADO DE LA IGLESIA SAN JUAN DE DIOS, EN ESTA CIUDAD.

 

MÉRIDA.

LIBRERIA DE ESPINOSA,

1892.

 

NOTA

Esta Novena se comienza el martes de Dolores para acabarla el Miércoles Santo, o el día que uno quisiere, comulgando en uno de los días de la Novena, y pidiendo, a más de lo que uno quiera, por las benditas Ánimas del Purgatorio.

 

Para empezar los nueve días de la Novena, se persignará uno y ante la, imagen del Divino Maestro o ante el Santísimo Sacramento dirá el Acto de Contrición, que se repetirá cada día.

 

ACTO DE CONTRICION

  Señor mío, Jesucristo, Dios verdadero, por mi amor humanado, crucificado y muerto, y por mi amor sacramentado ¡Oh Divino Maestro Soberano! Yo, la más vil criatura de cuántas ha sufrido tu clemencia, que merezco ser arrojado de tu presencia Divina. Confiado en el amor con que en este Sacramento me amas, me atrevo a pedirte perdones la indignidad con que estoy en tu soberana presencia, y que permitas adorarte como á mi Dios, y pedirte como a mi Padre. Confieso que no soy digno de pediros lo que anhela mi corazón; pero tú eres el aliento de mi esperanza y la vida de mi fé. En esta con fianza te suplico no permitas que en mi alma se pierda el mérito de tu sangre preciosa, y que hagas participante de los de tu Sagrada Eucaristía. Confieso, Señor, que te pido mucho, cuando sola tu justicia merezco; pero más puede tu gracia que mi culpa. Tu eres admirable en tus atributos, pero más admirable en este Sacramento, donde ciñendo los mares de tus atributos inmensos, muestras lo misericordioso. Aquí, Jesús mío, a ninguno desprecias, {a ninguno arrojas, si el ignorante no te deja. Pues yo soy, Señor, el infeliz que te enojé; el que a tu vista te ofendí; el que merezco tu indignación. Yo soy la llaga de tu dolor, el reo de tu muerte, el delito de tus tormentos y el delincuente de tu Cruz; pero tú eres para mí el mérito de mi vida, el fiador de mis penas, la fuente, de gracia y el precio de mi gloria. Tú eres el que todavía me sufres; el que si me arrepiento me perdonas; si vuelvo a ti me recibes, si no vuelvo me buscas, si huyo me convidas; si lile tardo me aguardas; me abrazas cuando llego; me das cuanto te, pido; que enseñas cuanto imploro, me levantas cuando caigo, te hallo cuando te busco, me abres la puerta de tu misericordia cuando te llamo, entro por ella cuando quiero. Como Sacramento meritorio, me das los aumentos de tu gracia: conto Propiciatorio el perdón de mis culpas: satisfactorio la remisión de mis penas, y como impetratorio, los bienes que necesita mi alma. Pues dadme, Señor, una contracción perfecta de mis culpas, que siento puramente por ser ofensas vuestras: aumentad mi arrepentimiento, y dadme un odio eficaz de todos mis pecados para siempre servirte, nunca ofenderte, llorar lo pasado, aspirar a lo eterno, donde con el Padre y el Espíritu Santo vives y reina Dios y Hombre verdadero, por los siglos de los siglos. Amen.

Alabado sea el Santísimo Sacramento.

 

 

DIA PRIMERO

ORACION

 ¡Oh Sumo Sacerdote del Eterno Padre! i Oh Divino maestro Soberano! ¡Qué antes de ofrecer en la Cruz el sacrificio de tu vida, ya habías ofrecido el incruento de tu cuerpo y sangre sacramentado! A solo vos, Jesús mío, como á hijo verdadero de Dios, podía el Eterno Padre conferir tan alta dignidad Sacerdotal, para que dieses digna satisfacción de una ofensa contra la infinita majestad. Ni todos los Ángeles, ni los hombres, ni María Santísima, ni millones de criaturas que hubiera perfecta como María, mi Señora, eran suficientes para irnprirmírseles este carácter, con que siendo juntamente víctima, ofreciesen una adecuada recompensa a la Divina Justicia por las culpas de los hombres agraviada: pero este mismo carácter que solo se te pudo conceder, corno persona Divina, lo confiere vuestra Majestad a todo verdadero sacerdote de la ley de gracia, para qué no como víctima, sino como tu ministro, en tu nombre y con tu misino poder obre lo mismo, -que solo vuestra Majestad pudo obrar en el Altar del Cenáculo, y en la Ara de la Cruz, haciendo el mismo Sacrificio de tanto valor y agrado a tu Padre Eterno, que solo con él se daña por satisfecho para la redención del género humano. Alaben, Señor, todas las criaturas este infinito amor; y sean todas las respiraciones de mi vida, para darte en cada una bendición, gloria, alabanza y honor, por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

ESTACION

DE SEIS PADRES NUESTROS Y SEIS AVE MAMAS

GLORIADOS, QUE DEBE RAN REZARSE TODOS LOS DIAS, COMO TAMBIEN LOS VERSOS SIGUIENTES.

 

Es una eterna verdad

Que, para no perecer,

Todos debemos tener,

Fé, Esperanza y Caridad.

Yo, por tanto, en realidad

Creo y confieso a boca llena

Cuanto la Iglesia me ordena;

Espero en Dios por piadoso

Yo le amo por generoso,

Porque da la vida eterna.

 

ORACION

¡Omnipotente Jesús mío! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Cree y ama mi corazón la infalible verdad de este Sacramento de Fé, donde por infalible modo, en las especies de pan y vino está tu verdadera Sangre y Cuerpo, y en ambas todo Jesucristo: como que juntamente está tu Divinidad, y en la persona del Verbo Divino, está la del Padre y la del Espíritu Santo, y por estas uniones, existencias y concomitancias quedan en la Sagrada Eucaristía las tres Divinas personas con una perfecta humanidad santísima. Creo también, y confieso la eficacia de las palabras de tu Consagración, que tienen virtud Divina, para que pronunciadas con tu intención por cualquier Sacerdote por mas indigno que sea en la debida forma y materia, conviertan la sustancia de pan en tu preciosísima sangre; y esto, con tan infalible certeza, que primero faltará el Cielo y la tierra, que falte la eficacia de esta forma. Creo, también, que todo estás en toda la Hostia, y todo en cualquier parte de ella. ¡Pues, dio pan de entendimiento y de vida!  destierra, Señor, las tinieblas de mi ignorancia, para que yo reciba esta verdadera inteligencia, y que todas las naciones del mundo vengan al claro conocimiento de su verdadero Dios y Hombre, por todos Sacramentado. Amen.

Alabado sea cl Santísimo Sacramento.

 

 

PETICION

Se pide lo que se quiera, y al fin la quintilla todos los días.

¡Oh amoroso Redentor!

¡O sabio y Divino Maestro!

Consuelo del pecador,

Único remedio nuestro

Míranos por tu amor.

 

OBSEQUIO A MARÍA SANTÍSIMA

 Oh Madre. de toda la gracia! que muchos años antes que muriese tu Hijo Jesucristo por todo el género humano, te comunicó que había de instituir el Santísimo Sacramento, para participarnos siempre sus méritos infinitos y preparándote cada día con los finísimos actos de tu Fé, digna de la infalible verdad; de tu confianza digna de la infinita fidelidad, y de tu amor, digno de la Divina bondad. Esperando aquella feliz ardía tu alma en vivos deseos, para darle de nuevo el más digno alojamiento que ha tenido ni tendrá en el mundo. Te suplico, Señora, me alcances un átomo de tu disposición, y gracia para que mi alma sea decente morada de tu Hijo Dios, para gloria suya, honra vuestra y salvación mía. Amen.

 

-Bendito y alabado sea el Santí8imp Sacramento, y la purísima Concepción de María Santísima sin pecado original, ni actual, en ningún instante Amen.

 

 

 

SEGUNDO DIA

AFECTO

¡Oh Sacerdote eterno Jesucristo! Oh Divino Maestro Soberano! que tomando en tus santas y venerables manos el Pan más dichoso, levantando los ojos al cielo con tanta Majestad, que a los Apóstoles a los Ángeles y a tu purísima Madre Virgen les causó nuevo amor y temor reverencial, y pronunciando las palabras de la Consagración, quedó convertido transustancialmente en tu verdadero cuerpo, y el vino en tu verdadera sangre, y levantando en alto tu cuerpo y sangre consagrados, para que de nuevo lo adorasen todos, dividiéndolo con tus Sagradas manos, te comulgaste á ti primero, como primero en todo, y Sacerdote Sumo, con la más humilde y sabia Majestad, para enseñarnos la reverencia y amor con que te debemos recibir, y el dolor que sentía tu sabio corazón, por la temeraria audacia con que los mortales te habían de tratar. Olvida, Señor, los enojos que te ha ocasionado mi mal uso de los Sacramentos, y admitidme en tu gracia para que yo no me aparte sin ella de tu Divina Humana presencia. Amen.

 

—Alabado sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.

 

ORACION

¡Oh Pasto y Pastor Divino! ¡Oh Divino Maestro Soberano, que nos das tu sangre para alimentarnos!  pero ¡Oh Juez, y juicio supremo! ¡Muerte para los malos y vida para los buenos! Si eres en este Sacramento Juez para sentenciar este infame pecador, eres también Dios humano para defender a tu siervo: eres pasto y Pastor para esta perdida oveja de tu rebaño; y eres Redentor para salvar a tu redimido. No te acuerdes, Señor, de tu justicia, irritada contra mi audacia; acuérdate de tu clemencia, inclinada a esta miserable criatura, que, si provocan mis culpas a vuestra Justicia, mi miseria clama a vuestra misericordia. Si bastó un mirar de vuestros ojos para que se mudasen los mayores pecadores del mundo, basta tu verdadera presencia para hacerme mudar de vida, y si bastó vuestra sola vista, para que se deshiciese San Pedro en lágrimas, baste tu Sacramentada presencia, para que se anegue en un mar de contrición mi alma para cantar eternamente tus misericordias. Amen.

-Aquí se hace la petición y después la quintilla.

 

OBSEQUIO A MARÍA SANTÍSIMA

;Oh Madre de Dios y Señora nuestra! que la noche de la Cena habiéndose comulgado á si mismo primero tu divino Hijo, con un cántico de alabanzas {1 su Padre Eterno se ofreció a sí mismo por todo el género humano, y partiendo luego una partícula de Pan consagrado, la entregó al Arcángel San Gabriel, para que la llevase y recibieses la primera vez a tu Sacramentado Hijo y Dios, quedando toda la naturaleza Angélica, con esta legacía satisfecha y recompensada la de no haberles Dios concedido la excelsa dignidad del Sacerdocio: te suplico Señora que ya que gozamos la   que no logran los ángeles, de recibir el Santísimo Sacramento: me alcances tal aprecio y estimación de esta fineza, que de puro gozo se sacie con este pan del Cielo un alma, y le ame con los Ángeles en la gloria y los justos en la tierra.

 

 

 

DIA TERCERO

AFECTO

¡Oh Cordero gloriosísimo! ¡Oh Divino Maestro Soberano, digno de todo honor y gloria en los Cielos y en la tierra! pues no contento con morir una vez por nosotros en una Cruz, quisiste renovar tu pasión y muerte cada día en los altares para morir muchas veces por los hombres, ofreciendo de nuevo a tu Eterno Padre, por nosotros, la verdadera víctima de tu Cuerpo y Sangre preciosa, único sacrificio de la Ley de Gracia, quedando místicamente muerto cuantas veces estas Sacramentado, ¡Oh Redentor de mi alma! Y ¡oh Redención superabundante y copiosa, que no cesas de dar continuamente por mi rescate tu vida! Alaben todas las criaturas tan inmensa caridad, pues una vida de infinito valor, que ofreciste voluntario por todas las culpas de los hombres en una Cruz, no apaga tus ardientes deseos de morir por nuestro amor, pues aun de tu Cuerpo impasible quieres que corra hasta el fin del mundo superabundante su Sangre. Imprime, Señor, en mi corazón esta memoria de tu muerte y Pasión, para que no me olvide jamás de tanto bien como sin merecerlo recibe de tu Bondad. Amén.

—Aquí la Estación y verso del primer día.

 

ORACION

¡Oh voluntario Cautivo y Redentor! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que, si como estuviste tres horas en la Cruz, fuera menester para redimirnos estar' allí padeciendo hasta el fin del mundo, con la misma puntualidad y amor lo hubieras ejecutado: más porque esto no fué necesario ni conveniente a los altos designios de la Divina providencia, no satisfecho tu amor, halló tu Sabiduría modo para quedarte con nosotros en la tierra, continuando por instantes el Sacrificio de la Cruz, para que, sin poder padecer la muerte, repitieses la fineza por los hombres. Confieso, Señor, y adoro mi fé pues eres el propio único Hijo de Dios, que, ofreciendo tu Cuerpo y Almas por nosotros en este Sacrificio del Altar, nos recuerdas el Cruento de la Cruz; esta memoria es la que nos pides por pago de aquella fineza. Pues, sea, Señor, este vuestro Sacramento el único objeto de mi cariño: sea tu muerte y Pasión el único objeto de mi voluntad, para conservar toda mi vida una entrañable devoción al Santísimo Sacramento del Altar. Amen.

-Aquí se hace la petición y después la quintilla.

 

OBSEQUIO A MARIA SANTISIMA.

 ¡Oh Amabilísima Señora! Plenitud de las delicias de Dios, que deseó por los siglos de eternidades estar con los hijos de los hombres. Y ordenándose á este fin su asistencia Sacramental en su Iglesia, no lo consiguió tan adecuadamente, como cuando estaba Sacramentado en tu corazón purísimo. Este favor, Señora, comenzó desde tu primera Comunión la noche dé la institución, consumándose las especies sacramentales milagrosamente en vuestro Corazón, hasta la segunda que fué de mano de San Pedro, día octavo de Pentecostés, y así en las demás Comuniones fué sucediendo siempre, sin que faltase de tu Corazón, purísimo por toda tu vida tu Hijo Sacramentado. Te suplico, Señora, que lo reciba yo con tal pureza, que, aunque las especies Sacramentales se consuman, quede su Majestad por otro modo especial de gracia, unido a mi alma toda mi vida y eternamente en la Gloria. Amen.

 

 

 

DIA CUARTO

AFECTO

¡Oh Jesús mío Unigénito del Altísimo! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que residiendo a la diestra de tu Eterno Padre obedecido y adorado de todas las potestades del Empíreo, a las palabras con que te llaman tus Sacerdotes vienes con tan pronta obediencia, que en el espacio de más de diez y ocho siglos, no has faltado ni faltarás ni una vez sola. Oyes, Señor, en el Cielo la voz aun del Sacerdote más indigno, y no se interpone un instante entre la última sílaba de sus palabras, y tu Real, Divina y Humana presencia, sin dejar la Gloria. Alaben los Ángeles y los hombres tan maravillosa obediencia, y te suplico que obedezca mi alma al punto la voz de vuestra Majestad, cumpla fielmente tu Santísima Ley, abrace mi corazón tus mandatos, y observe toda mi vida tus amorosos consejos, para que siempre te ame, nunca te ofenda, muera en tu gracia y viva en tu Gloria. Amen.

—Alabado sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.

 

ORACION

¡Oh Jesús de mi corazón! Tan amante de mi bien, que no solo no te has negado jamás a socorrer mis necesidades, y franquearme tus bienes, sino que por medio de este Sacramento me abres el camino de tus gracias: me brindas con el perdón de mis culpas, y me descubres la paga con que satisfacer cumplidamente mis deudas. Te ruego Señor, que mi alma no pierda el mérito de esta gracia, y que yo viva tan muerto a todo lo que es mundo; que se conozca bien, vivo solo al amparo de tu Sacramento. Sed para mí el grano de trigo que, echado en la tierra de mi pecho, me des por tus merecimientos el ciento por uno de que soy desmerecedor por ingrato, y mira con tu clemencia a esta pobre criatura, que solo en ti espera, y en tu misericordia confía verte, y gozarte en la Gloria. Amén.

-Aquí se hace la petición y después la quintilla.

 

OBSEQUIO A MA RIA SANTISIMA.

¡Oh Reina de la Gloria! Que con tu hermosísimo Rostro por tierra venerabas a tu Hijo Dios en la Eucaristía, que todos los días recibías de mano de su Evangelista San Juan, con tan inflamado amor, que se abría en dos partes tu corazón para guardarla en ti con la mejor veneración. Creo, Señora que, si fueras ahora capaz de sentimiento, tendrías en tu elevada Gloria el más intenso dolor de ver el atrevido desacato con que algunos reciben en sus vilísimos pechos al que teniendo su trono en el Cielo, servido de los Serafines más altos, quiere estar también con nosotros sujeto a nuestras villanías y desprecios. Postrado, Señora, de todo mi corazón confieso tui indignidad, y te ruego me alcances de tu Santísimo Hijo, que olvidando los enojos que le han ocasionado mis culpas, no que niegue sus inspiraciones divinas, para que yo llegue como debo a esta fuente de la Gracia. Amen.

 

 

 

DIA QUINTO

AFECTO

¡Oh hermoso Peregrino e inseparable Amigo verdadero! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que que la Columna de fuego que acompañó al pueblo de Dios cuarenta años por el Desierto de Egipto, sois ahora nuestro compañero perpetuo, no como la nube de fuego, sino como Sol Divino. Bien conoces, Señor, que, si nos dejas caminar solos, encontraremos desgracias a cada paso: ¡cuántas veces hubiéramos perecido a los rayos de la Divina Justicia, si no tuviéramos en la tierra tu Humanidad Sacramentada! No tema ya ningún pobre y humilde, porque con este Sacramento admirable no son tan fuertes nuestras pasiones rebeldes ni tienen fuerza las diabólicas tentaciones. No se desconsuele ningún afligido, porque Jesús Sacramentado es el fiel compañero de todos, no solo en la peregrinación de esta vida, sino en el peligroso paso para la eterna; pues nos das por viático a vos mismo, para mostrarnos, que primero se apartará nuestra alma de nuestro cuerpo, que el que tu cuerpo se aparte de nuestra alma. Te suplico, Señor, que en todos mis pensamientos, afectos y operaciones no te apartes de mí corazon ni un instante, y en mi última hora no te pierda mi alma de vista, para acompañarte eternamente en la gloria. Amen.

—Alabado sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.

 

ORACION

 Pan vivo que para darnos vida bajas del Cielo! Tú solo eres la vida verdadera, que instituyó tu amor para los que te aman: tú eres la vida de la Gracia y la gracia de la vida; tú la vida de la Gloria y la gloria de la vida: pues si bajas para darme, estas gracias y estas vidas, no te vayas de mi alma, para poder llevar lo mucho que en esta vida me espera. Si vienes para que te ame quisiera amarte como esta fineza merece. Vos sois, Señor, mis delicias, mi gozo, mi salud, mi felicidad y mi bien, y todo cuanto puedo poseer y desear. Sepa yo, Señor conocer que todo me falta si tú me faltas: que todo me sobra, si te poseo; que soy nada cuando de ti me aparto: que solo para servirte he nacido: (lile solo para amarte estoy viviendo. Recibe mi vida y mi alma por tuya, que no quiera más vida ni más almas que para amarte y servirte en la tierra, verte y amarte en la Gloria. Amen.

-Aquí se hace la petición y después la quintilla.

 

OBSEQUIO A MARIA SANTISIMA

¡Oh Sacratísima Virgen María! Que comulgando vuestra Majestad la segunda vez de mano del Apóstol San Pedro, día de la Santísima Trinidad, como desde este día, siempre que celebraban los Apóstoles consumían toda la Sagrada Eucaristía pm que no babia Templo ni disposición para desempeñar el Señor su palabra,  no faltar de su Iglesia el Verbo Humanado en ningún instante de tiempo; haciendo vuestra Majestad, aquel siglo el más feliz y dichoso, que los que está en otras Custodias y Sagrarios, porque en el de vuestro sagrado pecho, fué adorado con suma reverencia y nunca fuera ofendido, como suele ser en nuestros templos, lo adoraban en vuestro Corazón los Ángeles. Amén.

 

 

 

SEXTO DIA

AFECTO

¡Oh Supremo Rey de la Gloria! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que ni toda tu inmensa grandeza, ni toda la vileza de las criaturas, es bastante para que un solo instante dejes de estar con los hombres, mi la vida tan penosa que pasaste en la tierra, ni la muerte que te dieron afrentosa, ni las irreverencias con que te tratan, ni lo largo de los años, ni, aunque se mudara en peor mil veces el mundo es bastante para aparta) te de nosotros; porque siempre estás en el Sacramento hasta el fin de, los siglos. No hay lugar ni reino donde puedas exponernos sin fatiga esta fuente de la Gracia: y si como Dios, con tú inmensidades ocupas todo lugar, quiso tu poderoso amor dar en algún modo este atributo a tu Santísima Humanidad, para que en todas partes y en innumerables mundos que hubiese, ténganos en nuestra compañía a Dios Hombre. Aviva, Señor, mi fe, para que entendiendo con esta luz las felicidades de tener siempre a mi humanado Dios en esta vida mortal, participe ahora y en la hora de mi muerte de tu virtud. Amén. 

 

—Alabado sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.

 

ORACION

¡Oh Benignísimo Jesús! ¡Oh Divino Maestro Soberano! ¡Cuya fé me excita, cuya esperanza me alienta, y cuya bondad sufre culpas como las mías! De ver Señor lo que me has sufrido, y de ver mi grande maldad, dudara de mi salvación, a no conocer que, si es grande mi vileza, es mayor tu misericordia; y que no pueden tanto mis pecados para mi daño, como tu virtud para mi provecho. Yo soy, Jesús mío, a que, por vivir a mi libertad, me aparte de tu dulce amor; yo soy el que, en el juego de mis culpas, perdí los dones que me diste de tu gracia: yo soy el que, desnudándome de la cándida estola de tu pureza, vuelvo a tu amable presencia. aunque envuelto en la sucia túnica de mi malicia, pero, aunque soy tu hijo ingrato tu eres mi Padre amoroso. Por tanto, clama a vos mi corazon, a vos invoco, a vos adoro, a vos creo, en vos confío, solo a vos deseo, a vos busco, sin vos nada quiero, nada estimo, vos solo sois todo mi bien, mi vida, mi gracia, mi principio y fin, por los siglos de los siglos. Amen.

-Aquí se hace la petición y después la quintilla.

 

OBSEQUIO A MARIA SANTISIMA

¡Oh Reina de los Ángeles! ¡Cielo el más digno de tu Hijo Jesús Sacramentado! Pues comulgando siempre abrazado tu Corazon en amor divino, entraba y se depositaba en él como en su legítimo trono y se conservaba sacramentado, como en su más decoroso Sagrario para bien de, todo el mundo; pues aunque no estaba allí para el uso de los fieles, estaba para nuestro provecho y para otros fines gloriosos, pues colocado en vuestro corazon orabas y pedias en el templo de vos misma en nombre de toda la Iglesia, y mediante su sacramental presencia en tu pecho estaba presente y unido, por aquel modo milagroso al cuerpo nóstico de la Iglesia, que son todos los fieles cristianos. Te ruego, Señora, que yo te adore como á templo y sagrario de tu Santísimo Hijo, y que no me aparte un instante de la unión de nuestra Madre la Iglesia apostólica Romana, en cuya fé protesto vivir y morir. Amen.

 

 

 

 

DIA SEPTIMO

AFECTO

¡Oh Criador y Redentor mío! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que fué tau inmensa tu caridad, que criaste el Cielo para nuestra habitación. Pero no velemos aquella feliz patria, hasta que termine esta miserable vida, porque por indispensable precepto, estamos todos sentenciados a vivir en este valle de lágrimas: pero te quedaste sacramentado, para que nuestro destierro se convirtiese en patria, y nuestra tierra en Cielo. No quiso tu amante Corazon que tus redimidas criaturas peregrinasen tanto tiempo desterradas sin gustar las delicias de la Gloria; no quisiste tanta desigualdad entre viadores y comprensores, que, estos reinen Príncipes de tu Solio, y nosotros solo arrastremos las tristes cadenas de este Egipto; pues como mayorazgo del Cielo, nos das a todos un alimento divino, a los Bienaventurados, aquella mesa de vuestra divina Esencia, que es, y sea su alimento por toda la eterna vida, y a nosotros en la tierra este pan de Ángeles, que es el mismo Dios que los alimenta en la gloria. almas dichosas! No nos lloremos en este mundo desgraciadas; pues tenemos en esta sagrada Hostia abreviada 'toda la Bienaventuranza, y podemos tener • dentro de nuestros corazones toda la gloria de los Serafines. Amen.

—Alabado sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.

 

ORACION

¡Oh Pan verdadero de cada día! ¡O Divino Maestro Soberano! Más necesario que el sustento que nos alimenta, y que el alma que nos anima. En un solo bocado tragaron la muerte los nacidos y por nacer, excepto tu Madre Purísima; pero sí allí abundó la culpa, que superabundó tu gracia, porque neas puede tu Carne Sacramentada que todo el bocado con qué envenenó Adán à todas las criaturas. No tuvo, ni tendrá semejante la infelicidad de Adán, cuando oyó de la boca de Dios, que con el sudor de su rostro comería por toda su vida el pan. Dominaba sobre las delicias del Paraíso, tenía por dote la libertad, y por patrimonio la gracia; pero por su desgracia se vio obligado a labrar la tierra, que como él ingrata, en lugar de pan le daba abrojos y espinas. Así obraste, Dios mío con Adán; pero no obras en Sacramento con nosotros sin fatiga ni pena nos alimentas, sin sudor ni trabajo nos das el mejor maná para nuestro sustento. Te pido Señor, aumento en mi fé, firmeza en mi esperanza, perfección en mi caridad, resignación en tu voluntad y verdadera devoción al Santísimo Sacramento del Altar.

-Aquí se hace la petición y después la quintilla.

 

OBSEQUIO A MARIA SANTISIMA

¡Oh Felicísima Madre y dichosísima Virgen! Que, recibiendo todos los días a tu Hijo y Dios Sacramentado, quedabas toda abstraída en aquel divino incendio, y con este beneficio eran tan elevadas tus potencias y operaciones, que excedían y admiraban a los Ángeles, porque conocían que ninguna otra pura criatura podía llegar a aquel colmo de santidad, perfección y gracia, y para V. Majestad era de sumo gozo la adoración y reverencia que daban los Angélicos Espíritus en tu pecho purísimo al Santísimo Sacramento. Te suplico Madre mía, enciendas mi amor, para que yo le adore, como en tu pecho le adoraban los Ángeles, y ahora postrados le adoran ante sus sagrarios: donde postrada mi vida y mi alma, le creo, le amo y le adoro, como si le viera y adorara en el Cielo.

 

 

 

 

DIA OCTAVO

AFECTO

¡Oh Sabiduría increada! ¡Oh Divino Maestro Soberano! ¡Que siendo Dios y Hombre te Sacramentaste en Pan, para que el Hombre quede hecho Dios! Aquí, Señor me das en esta breve Hostia cifrada toda tu grandeza, y todo cuanto das a los Bienaventurados en la gloria; pues si allí ven tu Rostro descubierto, el mismo me muestras aquí, aunque oculto porque aún conviene a mi estado, aquí me das del naturaleza del Padre que te engendró inmortal, aquí me das la Carne de la Virgen Madre, que te concibió pasible: aquí me das aquel Divino Espíritu, que por esencia es amor, que por cuya virtud tomaste la naturaleza humana para redimirme: y ahora tomas las especies de pan para alimentarme. ¡O Maestro mío! Cómo vives e.t el pecho del Padre Eterno, y como quieres vivir dentro del cuerpo humano! ¡Cómo no cabiendo en los cielos, cabes un corazon indignísimo!  ¡Cómo siendo limitados infinitos mundos, os hospedáis en un vilísimo pecho! ¡Cómo permitís que coma vuestro Pan un desleal! ¡Y cómo en vez de huir de mí, vienes a morar en mi corazon! Dadme, Señor, a conocer este misterio de los Misterios de tu Fé, este Arcano de milagros de tu amor, para verte y amarte por la eternidad. Amen.

—Alabado sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.

 

ORACION

¡Oh Divino Maestro Soberano! ¡Oh verdadero Dios escondido debajo de los accidentes de pan, para que no nos atemorice tu tremenda Majestad! Si los Serafines cubrían su rostro delante del Santuario: si los israelitas no podían llegar con muchos pasos al Arca del Testamento: si los Ángeles se postran delante de tus sagrarios: si la Reina de los cielos con su rostro en la tierra veneraba Sacramentado, cómo osaré yo estar ante tu acatamiento Divino. Perdona, Señor, mi indignidad, y díctame lo que quieres que de ti piense: enseñadme las palabras con que quieres te invoque: mostradme las obras con que quieres te agrade. Dadme un corazon que siempre te desee un deseo que te busque: un buscarte que te halle: un hallarte eficaz que nunca te deje, para que no sea de los que a tiempos te busquen y á tiempos te dejan: sino que, perseverando en lo bueno, viva justo, muera santo y reine contigo por los siglos de los siglos Amen.

-Aquí se hace la petición y después la quintilla.

 

OBSEQUIO A MARIA SANTISIMA

¡Oh Clemente, Piadosa y Dulce Virgen María! Que, recibiendo todos los días al Santísimo Sacramento, te se manifestaba el Cuerpo de tu Santísimo Hijo dentro de ti misma como está en el Cielo, y muchas veces con aquella perfección y hermosura con que le veías y tratabas en la tierra: continuamente conocías todos los milagros que contiene el Augusto Sacramento, y lo que era más estimable a tu benditísima Alma, era conocer el gozo y beneplácito de tu Santísimo Hijo en asistir siempre en tu dulcísimo Corazon Sacramentado, que era mayor que estar en compañía de los Ángeles y Santos del Cielo. Alcánzame, Señora, un átomo de tu gracia, para que yo sea agradable a su Divina Presencia. Amen.

 

 

 

DIA NOVENO

AFECTO

¡Oh Divina y Humana -Majestad! ¡Oh Divino Maestro Soberano! Que teniendo en el Cielo todas las Jerarquías celestiales a tus pies, son nuestras almas las delicias de tu Corazon. Viven los Serafines sedientos de gustar una sola partícula de este Pan de gloria, y solo nos franquea a las humanas criaturas esta tu divina María para que vivamos con tu misma vida. Desde la eternidad ardías en vivos deseos de unirte sacramentalmente con nosotros, para participarnos de tu Divinidad y todos tus atributos. Desde el pecho de tu Padre eterno deseabas morar en nuestros pechos, desde las purísimas entrañas de tu Madre dignísima deseabas entrañarte en nuestras entrañas. ¡Pues o corazon humano!  no rehúses recibir el Cuerpo verdadero de Jesús, mira que es la carne y Sangre de Dios, y la misma Sangre que tomó del Corazon de María su Madre, y siempre Virgen. Os deseo, Señor recibir, venid a tomar posesión para siempre de mi corazon. Amen.

—Alabado sea el Smo. Sacramento. Aquí la Estación y los versos del primer día.

 

 

ORACION

¡Oh Humildísimo Jesús! ¡Oh Divino Maestro Soberano! No acaba de admirar mi corazon tu grandísima humildad. Naciste humilde, viviste y moriste humildísimo: más cuando te. veo Sacramentado no sé cómo ha quedado raíz de soberbia en el mundo. ¿A dónde puede llegar a más la humildad de un Omnipotente Señor que á Sacramentarse debajo de unas fragilísimas Especies de Pan? En tu Santísima Encarnación encubriste tu Divinidad: pero fué debajo del ser de hombre, con tal hermosura de tu admirable presencia, que por recrear las criaturas sus vidas y sus almas, se convidaban unos a otros para ir á ver al bellísimo Hijo de María: pero en este adorable Sacramento escondes tu Ser Divino y humano con la mayor humildad que puede entender el más alto Serafín. Enseñadme Señor, está tu verdadera doctrina, para desterrar las vanas soberbias de mi ignorancia, y limpia mi imaginación de todas las imaginaciones altivas, para que humilde mi alma logre tu gracia, para entrar en el gozo de tu gloria. Amen.

 -Aquí se hace la petición y después la quintilla.

 

OBSEQUIO A MARÍA SANTISIMA

¡Oh Virgen Sapientísima! Madre del santo amor y temor: que recibiendo todos los días la Sagrada Eucaristía con la mayor humildad, conocías con el mayor sentimiento la grosera temeridad con que habían de recibir el consagrado Cuerpo de tu divino Hijo unos abominables é inmundos: otros sin veneración ni respeto, y casi todos sin atención ni reparo, y en recompensa de estas faltas que habíamos de cometer, ofrecías su Majestad tu disposición, y amor y la reverencia y culto qué le daban todos los Ángeles del Cielo. Te pido, Señora, me alcances, para enmendar la vida que no merezco,' una contrición verdadera de mis pecados y una firme resolución de no ofender más a tu Santísimo Hijo, para que pasando esta vida sin culpa9 me halla la muerte en su di, vina gracia. Amen.

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