NOVENA EN HONOR AL GLORIOSO SAN
CARLOS BORROMEO
ARZOBISPO DE MILAN.
Sacada a la luz por un devoto suyo.
Impresa por Carlo Giorgi, Imprenta
Arzobispal de Livorno.
Italia. Año 1872.
Se
puede considerar hacer un Triduo en vez de la Novena, para esto puede servirse
de tres días cualquiera en cualquier orden.
ORDEN DE LA NOVENA O TRIDUO PARA
TODOS LOS DIAS.
Presente ante la exposición del
Santísimo Sacramento se da inicio con el Himno “Pange Lingua”; en caso de no
estar ante el Sacramento o en la Iglesia se principiará como sigue:
En
el nombre del Padre, etc.
V. Dios mío ven en mi ayuda.
R. Señor, apresúrate
en socorrerme.
Gloria
Patri, etc.
PRIMER DIA
LA SANTIDAD DE SAN CARLOS
Vuestra
Santidad, oh Gloriosísimo Carlos, fue anunciada al Mundo antes de vuestro feliz
Nacimiento; porque estando oculto en el vientre un insólito esplendor a manera
de un rayo de sol, que aclara las tinieblas, fue un manifiesto indicio que Vos
debías ser grande en la Iglesia de Dios; por tanto, te ruego humildemente me concedas
del Eterno Padre un rayo de su Divina Gracia para claridad de mi Mente, y para
poder imitarte en la piedad y en la devoción.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria Patri.
Antiphona: Ecce Sacerdos Magnus, qui
in diebus fuis placuit Deo, et inventus est justus: et in tempore iracundiae
factus est reconciliatio.
INNO
Iste
Confessor Domini, colentes
Quem pie
laudant Populi per Orbem,
Hac die
laetus meruit beatas
Scandere
fedes.
Qui pius,
prudens, humilis, pudicus,
Sobriam duxit
fine labe vitam,
Donec humanos
animavit aurae
Spiritus
artus.
Cujus ob
praestans meritum frequenter,
Aegra quae
passim jacuere membra
Viribus
morbi, dormitis, saluti
Restituuntur.
Noster hinc
illi chorus obsequentem
Concinit
laudem, celebresque palmas,
Ut piis ejus
precibus juvemur
Omne per
aevum.
Sit fallus
illu decus, atque virtus,
Qui super
caeli folio coruscans,
Totius mundi
feriem gubernat
Trinis, et
unus. Amen.
V. Iste est, qui contempsit vitam
Mundi, et pervenit ad caelestia regna.
R. Ipse
intercedat pro Peccatis omnia populorum.
OREMUS
Ecceliam
tuam, Domine, Sancti Caroli Confessoris tui, atque Pontificis continua
protectione custodi: ut sicut illum Pastoralis sollicitudo gloriosum reddidit;
ita non ejus intercessio in tuo Semper faciat amore ferventes. Per Christum Dominum
nostrum. Amen.
No
estando expuesto el Santisimo Sacramento durante esta novena o triduo, en vez
del “Tantum Ergo” se dirá la Letanía de la Santísima Virgen.
ANTÍFONA: He aquí al
gran sacerdote que en sus días agradó al Señor, y se ha encontrado justo, y en
el tiempo de Su Ira hubo reconciliación.
HIMNO
Este Confesor
del Señor,
A quien los
fieles alaban y veneran
Piadosamente por
todo el Universo,
Mereció en
este día subir con regocijo
A las
mansiones de la Gloria.
Gozando ya de
la Gloria
Merece en
este día las mayores
Aclamaciones
de alabanza.
El que siendo
piadoso,
Prudente,
humilde y casto,
Tuvo una vida
arreglada y sin culpa,
Cuando sus
miembros humanos
Eran
vivificados por el espíritu
De nuestra
existencia.
Por cuyos
grandes méritos
Se ven
frecuentemente arreglados
Los estímulos
de las pasiones
Y restituidos
a la salud de la gracia
Los hombres
que estaban tan enfermos
Del pecado
que a cada paso delinquían.
Cantémosle
pues, aquí en nuestro coro
Las alabanzas
que le son agradables
Y publiquemos
sus heroicas victorias;
Para que, por
su piadosa intercesión,
Seamos
favorecidos en todo tiempo.
Tenga la
salud, el honor y el poder
Aquel que
siendo Trino y uno,
Y lleno de
Majestad sobre los cielos,
Gobierna
desde su trono cuantas cosas
Existen en
todo el mundo. Así sea.
V. Él es el
que despreció la vida del mundo y vino al Reino de los Cielos.
R. Que él interceda por los pecados de
todos los pueblos.
OREMOS
Mantén
tu mirada sobre nosotros, oh Señor, que estamos bajo la protección ininterrumpida
de tu Confesor y Obispo Carlos; para que su intercesión nos haga siempre
fervientes en el amor. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
SEGUNDO DIA
AUSTERIDAD DE SAN CARLOS
Considerada
la vanidad y la caducidad de las cosas mundanas, ¡Oh glorioso San Carlos!, Vos
desdeñasteis ser un gran príncipe secular: te diste a la mayor austeridad de la
Vida; te consagraste todo a Dios tomando el orden Sacerdotal; rechazaste
riquezas, honores, cargos honrosísimos, y profesiones respetables; Oh te ruego
que hagas que yo reflexione de una vez sobre las quimeras del mundo y conciba
santo aborrecimiento de ellas y no piense sino en la conquista de mi eterna
salvación.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria, como el primer día.
TERCER DIA
CARIDAD DE SAN CARLOS
Vuestra
caridad hacia el prójimo fue tan grande, oh Glorioso San Carlos!, que no solo
las puertas de tu Palacio eran siempre abiertas a los pobres y a los
peregrinos, a los cuales donabas generosas limosnas; sino que vendiste entonces
la mayor parte de vuestros bienes al beneficio de los miserables a los cuales
sin distinción alguna acogiste con señal de verdadero amor; te suplico que
enciendas en mi un afecto igual por mis semejantes, para que yo pueda imitarte
aquí en la tierra, para gozar después contigo en el Cielo. Amén.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria, como el primer día.
CUARTO DIA
ABSTINENCIA DE SAN CARLOS
Cuánta
abstinencia observaste, ¡oh Glorioso San Carlos mío!, vuestros ayunos eran
cotidianos y austeros, vuestras penitencias eran asiduas y rigurosas. Un áspero
y duro cilicio te ceñías siempre a la carne; y con disciplinas demoledoras. Las
duras tablas eran vuestro lecho, y pocas horas bastaban para reposar vuestro
fatigado cuerpo. Oh Santo mío, haz que yo enamorado de tan bella virtud me abstenga
al menos de cometer pecados, que tanto te desagradan, y tanto ofenden a Dios.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria, como el primer día.
QUINTO DIA
CASTIDAD DE SAN CARLOS
El
celoso cuidado con que custodiaste siempre tus sentidos, Oh Glorioso San
Carlos, fue ocasión de una de las más bellas virtudes vuestras: La Castidad. Tú
desde tu tierna infancia supiste huir de las malas compañías y prácticas
escandalosas, y de las ocasiones de pecar. Vos siempre amasteis la pureza de
costumbres, la impecabilidad del corazón; oh obtenedme que yo también huya de
los malos ejemplos, y ame siempre la castidad y la pureza ante los ojos de
vuestro y mi Señor.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria, como el primer día.
SEXTO DIA
HUMILDAD DE SAN CARLOS
Vos,
Gloriosísimo San Carlos, nacido de una familia opulenta y noble, fuiste siempre
tan humilde, que despreciaste todas las pompas y todas las galas; Vos deseabas
no solo vestir pobremente, también huiste siempre los aplausos y los elogias
que a vos se debían. Vos con los pies descalzos, con una soga al cuello, y con
la Cruz sobre los hombros fuiste visto muchas veces ofreciendo procesionalmente
al Señor por los pecados ajenos; oh procúrame una igual humildad de espíritu, a
fin de que, conociéndome a mí mismo, aprenda de una vez a vivir cristianamente.
Amén.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria, como el primer día.
SEPTIMO DIA
EFICIENCIA DE SAN CARLOS
La
eficacia con la cual siempre cumpliste con vuestros deberes es un admirable
mérito vuestro, oh Glorioso San Carlos. Vos incesantemente sudaste por el bien
espiritual de las almas a ti confiadas; no te atemorizaron las fatigas ni los
males; ni aun en el tiempo de la horrible peste, que devastaba vuestra ciudad
de Milán, tú no cesaste nunca de socorrer a los pobres moribundos
administrándoles con tus propias manos el Santísimo Sacramento; obtenedme, os
lo suplico, del Señor una pronta actividad para el cumplimiento de los deberes
propios de mi estado. Amén.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria, como el primer día.
OCTAVO DIA
FE DE SAN CARLOS
Vuestra
doctrina, y vuestro celo, oh Gloriosísimo San Carlos, fueron un impenetrable
escudo contra los impíos profanadores de nuestra santa Religión; y vos siempre
con imperturbable constancia y firmeza de ánimo conservaste intacta y estable
la Fe Católica, que siempre predicaste por escrito y también predicaste a voces;
quedando concluido por medio vuestro el Santo Concilio de Trento, el cual fue
tan útil y ventajoso para nuestra creencia; obtenedme una igual constancia y
una viva fe, para que yo jamás me deje seducir de las lisonjas exageradas de
los impíos. Amén.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria, como el primer día.
NOVENO DIA
MUERTE DE SAN CARLOS
La
muerte no te aterró, ni te sorprendió, oh Glorioso San Carlos, porque para ella
estabas ya preparado, mientras en ella habías siempre pensado en el Sacro Monte
de Varallo; y aunque llegó para cortar el hilo de vuestros preciosos días, Vos
con invicta constancia la esperaste; porque ibas a gozar el premio de vuestras
virtudes; oh consígueme, te lo ruego, la gracia de vivir bien para poder
después morir santamente. Amén.
Padrenuestro,
Avemaría, Gloria, como el primer día.
-Colaboración de Carlos Villaman
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