NOVENA
AL GRAN PADRE DE LOS ANACORETAS
EL
GLORIOSO SAN ANTONIO ABAD
Que
le consagra su más devoto e indigno hijo el Mtro. D. Fray Antonio Guerrero
Canónigo
Regular de San Agustín, del hábito del mismo Santo.
Reimpresa
en Puebla de los Ángeles, en la Oficina de D. Pedro de la Rosa
Año
de 1806
PRÓLOGO
Es
tan grande la devoción de mi Padre San Antonio Abad, y tantos milagros que por
su intercesión han logrado los fieles de la divina mano, que no cabiendo en
muchos libros el resumen, la fama de sus portentos por el orbe todo lo está
publicando, promesa que le hizo el mismo Dios, cuando le dijo: Haré
que en todo el Orbe seas nombrado.
Deseo
mi filial afecto, no de aumentar su devoción, que esto fuera (estando por todo
el mundo tan extendida) desvarío, si no de dar a la devoción, nuevo fomento,
para que, por medio de una novena, logren por intercesión de mi Padre San
Antonio Abad, de la mano liberal de Dios, los beneficios más soberanos, he
tomado el gustoso trabajo de componer esta novena, para no defraudar a los
devotos de medio tan soberano, quedando muy contento de haber gastado el tiempo
en haber cumplido con las ansias de quien me impelió a tan corto trabajo.
MODO
Puesto
de rodillas delante de alguna Imagen o altar de San Antonio Abad, hará lo
siguiente:
ACTO
DE CONTRICIÓN
Eterno
Dios y Señor mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las
cosas: a mí me pesa de todo mi corazón, entrañablemente me pesa Señor, de
haberos ofendido, por ser vos quien sois, tan bueno, tan Santo, tan digno de
ser amado sobre todo lo amable. No me pesa Señor, por el temor del Infierno ni
tampoco por el premio de la Gloria, porque si como tenéis, Dios mío, Gloria
para premia a los buenos, e Infierno para castigar a los malos, no lo
tuvierais, siempre os amara, siempre me pesara de haberos ofendido, porque mi
pesar, mi dolor, mi llanto nace de conocer que vos solo sois digno de ser
amado, adorado y ensalzado sobre todas las criaturas, por sola vuestra bondad
infinita. Propongo mi Dios, con todas las veras de mi alma, y con los más eficaces
deseos de mi corazón, no volver jamás a ofender a una Majestad tan grande,
antes si perder la vida y muchas vidas que tuviera, por no haceros el menor
agravio. Espero en vuestra bondad, infinitamente mayor que mi malicia, que me
habéis de perdonar, y que del tesoro infinito de tus misericordias me habéis de
comunicar auxilios eficaces de gracia para cumplir la palabra que os doy de
nunca más ofenderos. Así lo creo, así lo espero, por los méritos de la sagrada
vida, pasión y muerte de vuestro Unigénito Hijo, mi Redentor Jesucristo, por la
intercesión y ruegos de su Purísima Madre María Santísima y del gloriosísimo
Abad San Antonio, en cuyas manos, rendidamente ponemos nuestros corazones, para
que os los ofrezca en sacrificio, mediante esta novena, con que solicitamos
devotos su patrocinio. Amén.
-Luego
se dirá la oración siguiente, que es para todos los días:
Omnipotente
Dios Trino y Uno, a quien adoramos, Dios verdadero, y confesamos admirable en
todas las obras de tu divino poder, y especialmente en tus Santos: ofrecémoste
los méritos de tu querido siervo San Antonio, para que por ellos nos concedas
lo que no puede alcanzar la cortedad de los nuestros, suplicando a tu Divina
Majestad, nos concedas gracia para amarte y servirte, como te sirvió este Santo
Anacoreta, dejándolo todo por tu amor, por cuyos ruegos nos des tu gracia, para
que desprendidos de nuestros afectos de todo lo terreno, te busquemos a ti
solo, que eres el sumo bien, y juntamente nos concedas lo que te pedimos en
esta Novena, si es para mayor honra y gloria tuya y salvación de nuestras
almas. Amén.
-Aquí
se rezan tres Padres nuestros, Aves Marías y Glorias, y después la siguiente:
ORACIÓN
Soberano
Dios y Supremo Señor, gracias infinitas os damos por el beneficio inestimable
que nos habéis hecho de alumbrarnos con las luces del sagrado Evangelio,
haciéndonos del número de los cristianos, y pues tu Señor, misericordiosamente,
sin méritos nuestros, nos hiciste este singular beneficio, concédenos, te
suplicamos, por los méritos y ruegos de tu fidelísimo siervo San Antonio Abad,
fortaleza en la Santa Fe Católica, y que esta nuestra fe no sea muerta, sino
una fe viva, acompañada de buenas obras, para que como luz, antorcha y farol,
nos guíe en la noche obscura de esta vida, hasta que nos amanezca el felicísimo
día de la gloria. Amén.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Dios
y Señor de los cielos y la tierra, que, siendo infinitamente poderoso,
dejasteis por el amor de los hombres las más imponderables riquezas, bajando a
la tierra, pobre y necesitado: suplicoos Señor, que por este amor tan grande y
por el desprecio que hizo vuestro siervo San Antonio Abad de los bienes de la
tierra, dejando crecidos mayorazgos, por imitar vuestra suma pobreza, me
concedáis por los méritos de vuestro siervo, un verdadero desprecio de los
bienes temporales, para lograr por su intercesión los eternos, y lo que os
suplico Señor en esta novena, si ha de ser para honra vuestra y bien de mi
alma. Amén.
-Luego
dirás la Antífona y oración del Santo:
¡Oh
cuan esclarecido es el nombre de San Antonio Abad! Con lo suave y amoroso de su
conversación consolaba a los afligidos, enseñaba a los ignorantes, reconciliaba
a los iracundos, a todos persuadía que ninguna cosa se antepusiese al amor de
Cristo.
L/:
Ruega por nosotros glorioso San Antonio Abad
R/:
Para que seamos dignos de alcanzar las promesara de nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN:
Omnipotente y Eterno Dios, que, al glorioso San Antonio Abad, después de haber
sido probado con tantas y tan grandes tentaciones en este mundo, los sacasteis
victorioso de todas ellas: concédenos a nosotros, que, por sus méritos, seamos
libres de los peligros de esta vida, y que a su ejemplo estables y firmes en
medio de las tentaciones del demonio, aprovechemos en el camino de la
perfección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DÍA
SEGUNDO
ORACIÓN
Soberano
y Eterno Dios, que, para enseñanza nuestra, ayunasteis cuarenta días en el
desierto, para que nosotros a vista de este ejemplo, nos abstuviéramos para
refrenar nuestros apetitos de los excesivos manjares: suplicoos Señor, que por
vuestra admirable abstinencia y por la que tuvo vuestro siervo San Antonio
Abad, pues de cuatro a cuatro días tomaba un grosero mantenimiento para
conservar la vida, me concedáis que yo me abstenga de los excesos de mis
pasiones, para sujetar con la abstinencia de los demasiados majares, los
apetitos de la lascivia, y lo que os suplico Señor, por intercesión de San
Antonio Abad en esta novena, si ha de ser para honra y gloria vuestra y bien de
mi alma. Amén.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Dios
y Señor de las Potestades, que permitiste que os tentaran en el desierto las
infernales inteligencias, quedado como siempre rendidas a vuestra inmensa
virtud excelsa: suplicoos Señor, que por la victoria que alcanzó vuestra
Majestad de aquellas infernales inteligencias y por las muchas que alcanzó
vuestro siervo San Antonio Abad de vuestros enemigos los demonios, avasallando
en todas sus tentaciones su arrogante soberbia, me concedáis por sus méritos,
valor para resistir las tentaciones del demonio, y lo que os pido en esta
novena, si ha de ser para honra y gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Poderoso
y Omnipotente Señor de Cielos y Tierra, a cuyo soberano imperio nada se
reserva: suplicoos Señor, por este absoluto poder que gozáis, y por el que
concediste a vuestro siervo San Antonio Abad sobre todas las cosas,
especialmente sobre los demonios, pues al oír su nombre, todo el infierno
tiembla, me concedáis por su intercesión que no experimente las angustias del
fuego eterno, ni las aflicciones del fuego temporal, y lo que os suplico Señor
en esta novena, si ha de ser para honra y gloria vuestra y bien de mi alma.
Amén.
DÍA
QUINTO
ORACIÓN
Amantísimo
Dios de los hombres, que, compadecido de la miseria humana, para remediar
nuestra infelicidad, tomó vuestro amor Santísimo, como si fueran propias las
culpas ajenas, el medio de satisfacer por ellas: suplicoos Señor, por esta
grande caridad, y por la de vuestro siervo San Antonio Abad, de las culpas de
sus prójimos, pues lloraba los ajenos delitos como si fueran propios, me
concedáis que yo logre por intercesión de vuestro siervo San Antonio Abad, una
caridad ardiente para llorar las ajenas culpas como si fueran propias, y lo que
suplico en esta novena, si ha de ser para honra y gloria vuestra y bien de mi
alma. Amén.
DÍA
SEXTO
ORACIÓN
Dios
y Señor de los Querubines, que, con lo grande de vuestra sabiduría, dejasteis
la de los escribas y fariseos condenada por falsa: suplicoos Señor, que por la gran sabiduría que
gozáis y por la que concediste a vuestro siervo San Antonio Abad, pues sin
haber estudiado, en público teatro dejó en la Universidad de Alejandría,
condenada la ley arriana, convenciendo con sus argumentos a los doctores de esa
secta, volviendo a los altares las Imágenes Sacras, me concedáis Señor, una
verdadero celo para aprehender los vicios y establecer vuestra Santa Ley, y lo
que os pido por intercesión de vuestro siervo San Antonio Abad en esta novena,
si ha de ser para honra y gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
DÍA
SÉPTIMO
ORACIÓN
Clementísimo Señor y Dios amante de los
hombres, que, por salvar la humana naturaleza, sufriste de vuestros enemigos
tantas y tan grandes penas. Suplicoos Señor, por el dolor que padeciste pasando
por todas ellas, y por las que sufrió vuestro siervo San Antonio Abad de mano
de los demonios, pues todos se alistaron para quitarle la vida, dejándolo
muchas veces por muerto, porque naturalmente con tanta copia de llagas, era
incompatible la vida, me concedáis por la intercesión de vuestro siervo San
Antonio Abad, una resignación santa para llevar con paciencia los trabajos de
esta vida, y lo que os suplico en esta novena, si ha de ser para honra y gloria
vuestra y bien de mi alma. Amén.
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
Dios
y Señor de los Serafines, que abrasado en el amor de los hombres, expusiste
vuestra inocente vida a la saña de vuestros contrarios, muriendo afrentosamente
en un madero para darnos vida: suplicoos Señor, por este imponderable amor, y
por el que os tuvo vuestro siervo San Antonio Abad, cuando expuso en Alejandría
su vida a los tormentos del tirano, solo para confirmar en la fe a tantos como
tenía en los calabozos su saña encerrados, me concedas un deseo eficaz para
padecer por vuestro amor, y de exponer mi vida temporal por la espiritual de
mis prójimos, y lo que os suplico en esta novena, si ha de ser para honra y
gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
DÍA
NOVENO
ORACIÓN
Altísimo
Señor y Soberano, que nos dejasteis en vuestra santísima vida el camino y
ejemplo, para que pudiéramos con vuestra ayuda merecer vuestra gracia:
suplicoos Señor, por las virtudes que en este mundo practicasteis y por las que
practicó vuestro siervo San Antonio Abad, pues a la fama de ellas se poblaron
las Tebaidas de almas santas, sirviendo su vida de ejemplo a los buenos, de enmienda
a los malos, de asombro al infierno y de admiración a la gracia: os suplico
Señor, me concedáis por sus méritos, que enamorado de sus virtudes, merezca
seguir sus pasos, para poder por vuestra Pasión Sacratísima, lograr en la
gloria vuestra vista soberana, y lo que os pido en esta novena, si ha de ser
para honra y gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
GOZOS
Pues eres protector
Sol de Egipto peregrino:
Ampara,
Antonio Divino
A
quien te pide favor.
Aunque tanto te engrandece
De tu origen la nobleza
Más de tu fé la pureza
Desde niño te ennoblece,
Pues ya tu vida parece
Evangélico fervor:
Al destierro te retiras
Dando tu hacienda a los pobres,
Para que en cielo cobres
Seguro el premio a que aspiras:
Y pues al socorro miras
Con impulso superior:
Ejemplar de perfección
En el Yermo te propones,
Siendo tus operaciones
Al mundo de admiración,
Al infierno confusión
Causo tan heróico ardor:
Guerra te hacen espantosa
Los demonios a porfía,
Más tú con sacra osadía
Burlas su astucia envidiosa:
Pues fue tu alma generosa
Muro contra su furor:
En la oración siempre constante
Acusa la luz del sol,
Por privarte su arrebol
De seguir la llama amante,
Con que gustoso y constante
Contemplabas al Criador:
De la monástica vida
Te hizo Padre tu desvelo,
Dando mil santos al cielo
Y al mundo su regla escogida,
Con cuya recta medida
Imite a su Redentor:
Como a oráculo las gentes
Acuden de todas partes,
En quien liberal reparte
De tu virtud las corrientes,
Dando a cada uno prudentes
Leyes que le hagan mejor:
Los Papas y Emperadores
Tus consejos solicitan,
Y tus avisos les quitan
Las dudas y temores,
Siéndoles de sus mayores
Aciertos el director:
Por tu gracia celestial
Libras las necesidades,
Siendo en las enfermedades
Medicina universal:
Todo el mundo en general
Te publica protector:
Aun hasta los animales
Se dilata tu poder,
Pues los sabes socorres
En sus pérdidas y males:
Siendo de favores tales
En todo el mundo acreedor:
Heróica es tu potestad,
Y llega a excederse tanto,
Que apaga del fuego santo
La suma voracidad:
Y pues es tanta tu piedad
Que excede aun aquel rigor:
Los ángeles en tu muerte
Asisten regocijados,
Haciéndote con agrados
Dulce sueño el trance fuerte,
Para que tan alta suerte
Te diese inmortal honor:
-Aunque
en cualquier tiempo se puede hacer esta novena, según las necesidades que
ocurrieren, será muy acepto a Dios y al Santo, que con especial devoción se
empiece el día nueve de enero, para que, acabando en el día del Santo, logren
sus devotos por su intercesión la salvación de sus borrascas.
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