EJERCICIOS
DEVOCIONALES EN HONOR A LA SANTÍSIMA VIRGEN Y MÁRTIR ÚRSULA Y SU SANTA
COMPAÑÍA.
Publicado por
Nikolaus Doll. Augsburgo, Alemania. Año 1843.
OFICIO LITURGICO
EN HONOR DE LA SANTISIMA VIRGEN Y MARTIR URSULA Y SUS SANTAS ACOMPAÑANTES.
ORACIONES
INICIALES
¡A Ti sea Señor
por siempre todo el poder, el honor y la gloria! ¡Has creado para ti un
ejército de vírgenes, que en su tierna juventud permanecieron dedicadas a la
virtud, amantes de la castidad hasta la muerte! Inflámanos con igual amor; ¡Que
nosotros entre estos coros de doncellas te cantemos a Ti, Santísimo Dios! Alabado seas para siempre!
A MAITINES
V. Señor abre mis
labios.
R. Y mi boca
proclamará tus alabanzas.
V. ¡Dios mío! ¡Ven
en mi ayuda!,
R. Señor! apúrate
a ayudarme.
V. Gloria al Padre,
al Hijo y al Espíritu Santo
R. Como era en el
principio, eternamente y por los siglos de los siglos. Amén.
DESDE NIÑA, ÚRSULA
DESPRECIA GENEROSAMENTE AL MUNDO.
Una hija de buena
familia desde temprana edad
Despreció el
esplendor del mundo y su vanidad;
Rechazó los lujos
y lisonjas de la Corte
Pues Dios la había
escogido para sí mismo,
La había elegido
para ser su consorte.
Oración unida a la
verdadera virtud,
Un corazón puro
según la mente de Cristo
Era ya el adorno
de su juventud,
Poderoso amor que la
atrajo al cielo.
Meditemos, pues Úrsula
nos muestra,
Que no es excusa
nuestra juventud,
Para emplearnos
tempranamente en obras de virtud,
Y así ganar la
gloria del cielo, con dignidad cierta.
Antífona. No améis
al mundo porque en él todo es vanidad, temed a Dios y guardad sus mandamientos.
V. Acuérdate de tu
Hacedor en los días de tu juventud,
R. Y sabed que Él
os llamará antes de Su juicio.
Oración. Oh Dios!
Tú que concediste a santa Úrsula la gracia de conquistar y vencer al mundo y
sus goces: haz que, siguiendo su ejemplo, no nos dejemos engañar por los
ilusorios bienes de los mismos, sino que luchemos con anhelo activo por los
tesoros eternos en el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
A LAUDES
V. ¡Dios mío! ¡Ven
en mi ayuda!,
R. Señor! apúrate
a ayudarme.
V. Gloria al Padre,
al Hijo y al Espíritu Santo
R. Como era en el
principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
URSULA DESEA
PERMANECER VIRGEN PARA SIEMPRE.
Totalmente entregada
al amor de Dios,
Como virgen, casta
y pura, y consagrada al Señor
Durante toda la
vida, sólo para casarse con Jesús:
Pero deja a la
voluntad de Dios lo que Él decida
Según su sabio
consejo, Él ha decretado
Y ella cumple su
designio bien aceptado.
Qué tranquila
fluye mi vida, entretanto
Cuando imitando a
Úrsula, también yo,
Devotamente me
entrego a la voluntad de Dios:
Y puedo dedicarme
a Su servicio santo.
Antífona. Qué
hermosa es la virtud de la castidad, porque nos coloca en constante memoria
delante de Dios y de los hombres. La santificación es la voluntad de Dios.
V. Modelad la sana
enseñanza que habéis oído en el amor de Jesús;
R. Y custodiad los
bienes depositados por el Espíritu Santo que habita en nosotros.
Oración. Oh Dios!,
de donde brotan los santos deseos, las
buenas intenciones y las justas obras: ilumíname en todo lo que me propongo
hacer por tu Espíritu Santo, para que quiera siempre, como santa Úrsula, sólo
lo que te agrada y lo que tu Señor deseas. Infúndeme gracia para hacer
vigorosamente tu voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
A PRIMAS
V. ¡Dios mío! ¡Ven
en mi ayuda!,
R. Señor! apúrate
a ayudarme.
V. Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
R. Como era en el
principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
ÚRSULA OBEDECE Y
SU ORACIÓN ES ESCUCHADA POR DIOS
Un príncipe quiere
elegirla como esposa,
Por su voto de
castidad tiene miedo de casarse,
Pero Dios escucha
su súplica silenciosa.
Ella se embarca en
el mandato de los Padres por amor a Dios;
Un coro de
doncellas, su séquito quiere acompañarla en esta misión.
Oh, la Suprema
Voluntad sea santa para mí,
Como guía de Dios;
yo le obedeceré sin escarceo
¡Entonces Dios
siempre tendrá misericordia
Y otorgara la plenitud de la gracia a más de
un deseo!
Antífona.
Obedezcan a sus gobernantes y estén sujetos a ellos: porque ellos velan como
los que tienen que dar cuenta de sus almas.
V. Dios resiste a
los soberbios.
R. Pero a los
humildes les da su gracia.
Oración. Oh Dios!
Tú que quieres que obedezcamos a nuestros superiores por ti y que premias la
obediencia por la humildad: inculca en nosotros estas virtudes para que,
siguiendo el ejemplo de santa Úrsula, mostremos a nuestros padres y superiores
el amor y la obediencia que debemos, para que todo sea guiado por vuestra
prudencia, para el fin determinado por Vos para la salvación de nuestras almas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
A TERCERAS
V. ¡Dios mío! ¡Ven
en mi ayuda!,
R. Señor! apúrate
a ayudarme.
V. Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
R. Como era en el
principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
ÚRSULA CONFÍA EN
DIOS EN LA TEMPESTAD DEL MAR
Ya se acerca a la
tierra de los francos,
Pero de repente se
levanta una tormenta.
La furia del mar,
el estremecimiento del barco
Aterroriza al coro
de las tiernas doncellas.
Pero a Úrsula no
se la ve con temor,
No le teme a la
muerte ni su proximidad;
Ella encomienda
toda la vida al Señor,
Quien rápidamente
mandó calma a la tempestad.
Como Úrsula,
también yo confío plenamente
En Dios en los
momentos de peligro.
Él puede lejos del
mal mantenerme,
Él me salva de
todos los problemas.
Antífona. No os
dejéis asombrar por las tribulaciones que os vienen a prueba; El Señor guardará
a los piadosos y los librará de los males.
V. El Señor sabe
rescatar del peligro a los justos.
R. Los que esperan
en El no serán avergonzados.
Oración. ¡Oh Santa
Úrsula! Tú que, junto con tus compañeras, pusiste siempre confianza inmutable
en Dios en los mayores peligros y fuiste graciosamente protegido por Él: obtenedme
gracia para que no me desanime en mis tribulaciones, sino aprender a confiar
más en Dios, mi Padre que está en los cielos, mi única esperanza edificada,
para que yo pueda tener su consuelo y salvación para descansar. Por Cristo
nuestro Señor. Amén
A SEXTAS
V. ¡Dios mío! ¡Ven
en mi ayuda!,
R. Señor! apúrate
a ayudarme.
V. Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
R. Como era en el
principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
POR AMOR A LA
VIRTUD DE LA CASTIDAD, ÚRSULA SALIÓ AL ENCUENTRO DE LOS HUNOS.
Al llegar cerca de
Colonia en el Rin,
Se ve amenazada
por un peligro ruin;
Está cerca,
emanando de una furia como ninguno
La terrible
multitud de los hunos.
Ella llega y
confronta al enemigo inspirada:
'¡La confianza en
Dios es mi estandarte!
No temo ni a la
flecha ni a la espada,
Yo permanezco en
Jesús, Él en mí, nada nos aparte.
Con la ayuda de
Dios, conquistamos con valor
Al diablo, la
carne y el mundo,
Pero perderán en
la lucha, por error,
Quienes cayeron en
el vicio inmundo.
Antífona.
Bienaventurado el que soporta la tentación; si es aprobado, recibirá la corona
de vida que el Señor ha prometido a los que le aman.
V. Todos los que
viven piadosamente en Cristo Jesús, serán perseguidos por su causa.
R. Y los que son
de Cristo tienen la carne mortificada contra los malos deseos.
Oración. Oh Dios!
Tú que impusiste severas tentaciones contra la pureza a Santa Úrsula y su
compañía, pero concediste la ayuda de Tu fuerza divina para la victoria en esa
prueba: protégenos con gracia de todos los peligros del pecado, y ayúdanos
siempre con tu gracia, para que podamos vencer con firmeza todas las
tentaciones y permanecer fieles y agradables a ti con un cuerpo casto y un
corazón puro. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
A NONAS
V. ¡Dios mío! ¡Ven
en mi ayuda!,
R. Señor! apúrate
a ayudarme.
V. Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
R. Como era en el
principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
ÚRSULA EXHORTA A
SUS COMPAÑERAS A MANTENER LA CASTIDAD Y SEGUIR EL MARTIRIO.
¡Oh, hermanas!
Dice Úrsula resueltamente,
Permaneced fieles
a Jesús hasta la muerte;
Y nuestra sangre
será derramada también,
¡Confiad! Pues ayuda
a los castos el Sumo Bien.
Ahora queremos
jurarle lealtad,
Que nuestra sangre
fluya por su Santidad;
Él escuchará las
súplicas de los suyos,
Él nos conducirá a
los cielos castos y puros.
La salvación de
nuestro prójimo
Y la gloria de
Dios Es nuestro placer
Y promoverlas es
nuestro deber,
Entonces, con el
ejército santo,
Allí veremos su
rostro con gozo y encanto.
Antífona.
Consolaos unos a otros, edificándose el uno al otro. Servíos unos a otros, cada
uno según el don que ha recibido, como fieles dispensadores de los diversos
dones de Dios.
V. Al llevar la
palabra de Dios a los hermanos, serás un siervo fiel de Jesucristo,
R. Como alguien
que ha sido educado en los principios de la fe y la verdadera doctrina.
Oración. ¡Oh Santa
Úrsula! Tú que, con riesgo de tu vida, has animado a tus compañeras a mantener
la pureza virginal y a hablar firmemente sobre Jesús: obtén para mí la gracia
de que yo, como tú, esté lleno de santo celo por la gloria de Dios y la
salvación de mi prójimo, en cuanto pueda, anime a los pecadores al
arrepentimiento, pero fortalezca a los justos en las buenas enseñanzas y especialmente
en la conducta intachable, para que pueda reemplazar las ofensas que puedan
surgir, y por la santificación del nombre divino merezca mayor gloria en el cielo.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
A VISPERAS
V. ¡Dios mío! ¡Ven
en mi ayuda,
R. Señor! apúrate
a ayudarme.
V. Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
R. Como era en el
principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
ÚRSULA SUFRE EL
MARTIRIO CON SUS COMPAÑERAS.
Úrsula y las
vírgenes todas dan sus vidas,
Con un sentido de
heroísmo por Dios fortalecidas,
En la lluvia de
flechas se revela su sacrificio
Y la heroína se
hunde sobre la heroína.
Mil coronas
brillan en el cielo con gran gloria,
Para recompensar
su martirio y su memoria.
Todas ellas mueren,
y en lo alto entronizadas
Con Jesús su Dios
eternamente desposadas.
Oh, ¿no tenemos
también nosotros
Vida como Úrsula,
sólo de Dios?
Queremos dárselo
todo como sacrificio
Y luchar por él
hasta el último suspiro.
Antífona. El que
me confiese delante de los hombres, yo también me confesaré delante de mi padre
celestial.
V. No temáis al
que sólo mata el cuerpo.
R. Sino al que
puede sumergir cuerpo y alma en el infierno al mismo tiempo.
Oración. Oh Dios!
Tú que diste a Santa Úrsula y a su compañía una extraña fortaleza, por la cual
entregó sangre y vida por la virtud de la castidad y por tu santa fe:
fortalécenos también a nosotros, que todos luchamos por tu santa religión, y
especialmente por la virtud de la castidad como un ejército santo, y estemos más
dispuestos a sacrificar sangre y vida antes que pecar para seros infieles y
perder el cielo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
A COMPLETAS.
V. ¡Conviértenos,
oh Dios nuestro Salvador!
R.Y aparta de
nosotros tu ira.
V. ¡Dios mío! ¡Ven
en mi ayuda!,
R. Señor! apúrate
a ayudarme.
V. Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
R. Como era en el
principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
ÚRSULA CON SU
COMPAÑÍA EN LA GLORIA.
¡Mirad hacia cielo
y contemplemos todos!
Úrsula está en el
trono de Dios: feliz, dichosa
Con un manto de
luz, que la reboza,
Brilla allí con
una corona de oro, bien ganada
La palma de la
victoria en su mano agarrada.
Los coros de
ángeles de Dios están afinados.
Llena de regocijo
en su canto de alabanza:
"A Dios y al
Cordero sea la gloria y el honor"
Será por siempre
su canto de loor.
Yo también quiero
adquirir el cielo,
Úrsula nos precede
en el caminar;
Quiero morir al
placer terrenal
Y caminar el
camino de la cruz con gran celo.
Antífona. Ni el
ojo vio, ni el oído oyó, ni la mente humana entendió lo que Dios ha preparado
para los que le aman.
V. Bienaventurados
los de limpio corazón
R. Porque ellos
verán a Dios.
Oración. ¡Oh Santa
Úrsula, virgen firme y ahora mártir glorificada de Jesucristo! tú que tienes
intacta la corona de la virgen unida a la palma del martirio, y tú y tus Santas
Compañeras, a quienes con tu ejemplo llevaste al cielo, deben sentirse
recompensadas de tantas maneras: ruega junto con ellas por mí, para que pueda
pensar continuamente en las alegrías del cielo, y así animarme a imitar tu
constancia, y con una muerte feliz llegue a estar en tu compañía en el cielo; Y
así seguir al Cordero para siempre, y poder regocijarme en cantar el cántico de
la santidad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
CONCLUSION
Oh Dios! para
mostrarte nuestra fe cristiana te hemos de alabar
Cantamos este
himno; ¡Guíanos a la Patria celestial,
Para que seamos
castos de cuerpo, de alma pura,
Siempre gratos a
ti! Como la gran Santa Úrsula,
Por sus ruegos,
concédenos bondadosamente
El perdón de
nuestras pecados copiosamente.
Fortalécenos, para
que demos vida y sangre
Antes que aprobar
un pecado que a Dios desaire;
Que sobrevivamos
bien a la batalla de la virtud,
Y sigamos
fielmente tu camino, oh Cristo Jesús.
Ayúdanos al final
de la vida, y así lograrte:
Para que tu cielo
sea en premio nuestra mejor parte.
-Colaboración de Carlos Villaman
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