NOVENA
DEDICADA A MARÍA SANTÍSIMA DE LA BALA
QUE
SE VENERA EN EL HOSPITAL DE SAN LÁZARO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
Compuesta
y dada a la luz por el Br. D. Eusebio Bala, presbítero de este Arzobispado.
Impresa
en la Oficina de Dña. María Fernández de Jauregui.
Año
de 1810
PRÓLOGO
AL LECTOR
Siempre
se ha manifestado Dios nuestro Señor, liberalísimo con todos los que deberás han
acudido a valerse del amparo de María Santísima, su Madre, y deseoso de que los
mortales lo experimentase y se aumente cuanto sea posible la devoción y cultos
de la Soberana Reina, quiero que por medio de esta novena ocurran a honrar a la
Madre de Nuestro Señor Jesucristo y nuestra, bajo su advocación de la Bala,
para que por su intercesión, consigan el remedio de todos los males, tanto
espirituales como corporales.
ACTO
DE CONTRICIÓN
Señor
mío Jesucristo, que para darme a conocer el infinito amor que me tienes,
quisiste darme por Madre a María Santísima en el monte Calvario, en medio de
tus mayores congojas y agonías: Confieso Señor, que es la mayor fineza que eh
recibido de tu dulcísimo Corazón, y a la que debía vivir reconocido, pero ¡Ay
de mí! Cuando veo lo ingrato que eh sido y lo olvidado que eh vivido a este tan
grande beneficio, ofendiéndote con tantas culpas, las detesto Señor, y las
aborrezco por ser ofensas a tu infinita bondad, me pesa en el alma de haberos
ofendido, por ser quien sois, propongo con tu divina gracia la enmienda de mi
vida, y morir antes que volverte a ofender, espero el perdón de mis pecados, el
que te pido por tu Sangre Preciosa, y por las amarguras que María Santísima tuvo
en el monte Calvario, y en su tristísima soledad. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Dios
te salve Madre mía, María Santísima de la Bala, que para manifestaros que sois
la nube prodigios que defiendes a los mortales de la ira de Dios, irritada por
nuestras culpas, tolerasteis vos el fiero golpe de una bala, la que quedó a tus
plantas para perpetua memoria de tu amor y piedad, pues quien devoto te busca,
encuentra en ti la vida, como la halló aquella mujer que a tu presencia
resucitó, luego que entrasteis en el hospital de San Lázaro: Yo te suplico,
Señora mía, presentes tus poderosos ruegos ante el Padre de las Misericordias y
Dios de todo consuelo, para que defienda a la Iglesia Santa de todos los
enemigos que la persiguen, de consuelo a nuestro Sumo Pontífice, fortaleza y
esfuerzo a los que defienden nuestra de, que resucitéis a la vida de gracia a
los que están muertos por la culpa, y a todos nos conceda el vínculo precioso
de la paz, para que unidos con la caridad, amemos y sirvamos al que te nos dio por
Madre, para gozarle eternamente. Amén.
-Aquí
se reza un Credo a la Santísima Trinidad, y cinco Aves Marías al dulcísimo
nombre de María.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
Oh
Virgen Santísima, Señora nuestra, tu sola, aunque pura criatura, fuiste adornada
con la plenitud de los dones de tu Divino Esposo, el Espíritu Santo, y a ti te
concedió con eminencia, el de Sabiduría, pues en ti descansó la increada que es
el Verbo, por los que con la Iglesia te llamamos asiento de la Sabiduría: Yo te
suplico Señora, me concedas el favor que te pido en esta novena, y también el
precioso don de Sabiduría, para que conociendo a Dios nuestro Señor, y amándole
en esta vida, consiga gozarle eternamente. Amén.
-Aquí
se hace la petición y después se reza la Letanía Lauretana.
SEGUNDO
DÍA
ORACIÓN
Oh,
Virgen Santísima, Señora nuestra, que, siendo concebida en gracia desde el
momento de tu Purísima Concepción, fue tu divino entendimiento libre de los
errores y tinieblas de la ignorancia, y alumbrado con una luz anticipada, con
lo que recibiste de tu Divino Esposo el Espíritu Santo el don de Entendimiento,
en grado tan perfecto, que más que todos los Ángeles y hombres, entendisteis
las palabras de Dios, y penetrasteis los secretos sentidos de la Escritura divina:
por lo que te pido me alcances el favor que pretendo y el precioso don de
Entendimiento, para que entendiendo las verdades de nuestra Sagrada Religión,
viva según ellas me enseñan, y así consiga agradar a Dios en esta vida y gozarle
eternamente en tu compañía. Amén.
DÍA
TERCERO
ORACIÓN
Oh
Virgen Santísima, Señora nuestra, que habitando en la mente de Dios desde su eternidad,
fuisteis desde entonces primogénita del Padre, y también la Madre del Consejero
Cristo Jesús, cuando asistida del Espíritu Santo, deliberaste y consultaste el
consentir que el Hijo de Dios se hiciera hombre en tu purísimo vientre, con lo
que seguiste el mejor consejo que fue cumplir la voluntad de Dios quedando
llena de este precioso Don, y pues por tu intercesión todo se alcanza, te
suplico que me consigas el favor que te pido y el don de Consejo, para que buscando
en todas las cosas la voluntad de Dios, que es lo más acertado, consiga
agradarle en esta vida y después gozare en tu compañía. Amén.
DÍA
CUARTO
ORACIÓN
Oh
Virgen Santísima, Señora nuestra, que desde el momento mismo en que fuiste
concebida, tu alma purísima fue adornada con el preciosísimo don de Ciencia, la
que manifestasteis en los pasos todos y operaciones de tu Santísima vida,
huyendo siempre del mal y practicando el bien, obedeciendo a la Divina Ley, con
lo que en cada instante se aumentaba más en Vos este don celestial, y pues
conoces lo falta que mi alma esta de esta ciencia, te suplico me la alcances de
tu Divino Esposo el Espíritu Santo, para que obedeciendo a la Divina Ley, que
debe ser regla y norma de todas mis acciones, huya del mal, practique el bien,
y consiga el favor que te pido, y agradar a Dios en esta vida, y gozarle en la
Gloria. Amén.
QUINTO
DÍA
ORACIÓN
Oh Virgen
Santísima, Señora nuestra, que prevenida con el don de Fortaleza en una edad
tan tierna, dejaste la dulce compañía de tus amados padres y renunciaste las
comodidades de tu casa, presentándote al Templo para dedicarte toda al Señor
que te crió, y para prevenir tu corazón para los trabajos, tribulaciones y
cruces que habías de padecer con tanta fortaleza desde el momento en que, por
nuestro amor, se hizo hombre el Hijo de Dios en tus purísimas entrañas, hasta
que lo sacrificaste en el monte Calvario: por lo que te suplico me alcances de
tu Divino Esposo el Espíritu Santo, el precioso don de Fortaleza, con el que
bendiciendo mis pasiones y negándome a mi mismo, y tolerando los trabajos que
por mis culpas tengo merecidos, consiga el
favor que te pido, y agradar a Dios en esta vida para gozarle en la
gloria. Amén.
SEXTO
DÍA
ORACIÓN
Oh
Virgen Santísima, Señora nuestra, que habiéndote escogido el Todopoderoso para
obrar en ti y por ti los más altos misterios de nuestra santa fe y sagrada religión
y para que trataras tan familiarmente con el Verbo Eterno, tocaras con tus
manos, llegara a tus pechos su humanidad sacrosanta, fue conveniente que el
Espíritu Santo te llenase de tanta piedad cuanta pudo caber en una pura
criatura, y cuanta era necesaria para cumplir los oficios de Madre de Dios y
Madre de los pecadores, por lo que te suplico, me alcances del Espíritu Santo
el don divino de Piedad, para que reconociendo a Dios, lo respete, adore y
reverencie con los verdaderos cultos que son los de nuestra santa Religión, con
lo que consiga el favor que te pido, y agradar al Señor en esta vida para
adorarle en la gloria. Amén.
SÉPTIMO
DÍA
ORACIÓN
Oh
Virgen Santísima, Señora nuestra, que habiendo encontrado delante de Dios la
gracia y precioso don del Divino Temor, temiste tanto por tu humildad ser
exaltada a la dignidad de Madre de Dios, y reconociendo siempre este beneficio,
vivió siempre cuidadoso tu corazón en guardar la ley divina, y de agradar en
todas las cosas al Señor, único de tu alma, de quien te confesabas esclava: por
lo que te suplico, me alcances de tu Divino Esposo el don de su Santo Temor,
para que atravesado con el mi corazón, tema sus altos juicios, y aborrezca y
evite toda culpa, más por su infinita bondad, que por su justicia, para que de
esta suerte logre en esta vida la misericordia que tiene prometida a los que le
temen, el favor que te pido, y la perseverancia final en su gracia, para
gozarle en la gloria. Amén.
DÍA
OCTAVO
ORACIÓN
Oh
Virgen Santísima, Señora nuestra, Madre fecunda de los gozos espirituales ¿Quién
podrá explica los que sintió tu santísima Alma y dulce corazón en ser Madre de
Dios, con la honra de Virgen, pues concibiendo en tu virginal vientre al
Unigénito del Padre por obra del Espíritu Santo, pariste sin detrimento de tu
pureza virginal, siendo Virgen antes del parto, en el parto y después del parto,
por lo que te suplico que por estos singulares gozos que recibisteis de la
infinita liberalidad del Todopoderoso, me alcances de Dios nuestro Señor, el
gozo de una buena conciencia y de un corazón puro y limpio de toda culpa, para
que con esto pueda tolerar las tribulaciones y trabajos, que como descendiente
de Adán debo padecer en esta vida, y que este sea el camino para alcanzar el
remedio que solicito, y después de esta vida, entrar en los eternos gozos de la
gloria. Amén.
NOVENO
DÍA
ORACIÓN
Oh
Virgen Santísima, Señora nuestra, que desde el momento de tu Purísima
Concepción fuisteis llena de tanta gracia y paz, cual no se puede concebir,
pues desde entonces descansó en tu alma el Divino Espíritu con todos sus dones,
siendo la única que entró en el mundo en paz con Dios y lograsteis la felicidad
de tener por nueve meses en tu purísimo vientre al Príncipe de la Paz y Pacificador
nuestro, Cristo Jesús, por lo que te suplico me alcances de Dios nuestro Señor,
el favor que te pido en esta novena, y también la paz de mi espíritu y corazón
para con Dios, con mis prójimos y conmigo mismo, y conservándola en medio de
las borrascas y tentaciones que a cada paso me acometen en el mar tempestuoso
de este mundo, con ella consiga la serenidad en la muerte para llegar seguro al
puerto de la gloria. Amén.
-Un
Padre nuestro y Ave María a San Lázaro por sus pobrecitos enfermos y bien
hechores de su Hospital.
CANCIÓN
A MARÍA SANTÍSIMA DE LA BALA
Pues
se ve tan irritada
Ya
la justicia de Dios
Virgen
Santa de la Bala
Ruega
Señora por nos.
Cuando
el hombre le tiró
A
su mujer el balazo,
Por
vuestro divino brazo
La
misma bala torció,
Y
a tus plantas se quedó
Por
patrocinio de Vos.
Tres
veces fuiste rifada
Y
en toda tres sucedió,
Que
a San Lázaro se inclinó
Vuestra
pureza sagrada,
Y
en elegirlo morada
Se
ve el grande amor de Vos.
Cuando
entraste conducida
Al
Hospital, Señora,
Te
mostraste como Aurora
Dando
a una muerta la vida,
Mostrando
que en tu venida
Venía
el remedio con Vos.
Pues
Reina del cielo y tierra
Y
abogada sois del mundo,
Y
tu nombre sin segundo
A
los demonios aterra,
Tengan
victoria en la guerra
Ya
los cristianos por Vos.
Gran
Señora, es vuestro anhelo
El
favorecer al mundo,
Pues
tu poder sin segundo
A
todos les da consuelo,
Con
grande confianza apelo
Y
recurrimos a Vos.
Lleguemos
a merecerte
Que
seas nuestra intercesora,
Madre
dulcísima ahora
Y
en la hora de nuestra muerte,
Para
poder ir a verte
En
el empíreo con Dios.
Amén
Divina María
Amén,
Estrella del Mar,
Pues
tu hermosura sin para
Nos
ampara noche y día,
Y
pues eres norte y guía
Para
llevarnos a Dios.
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