QUINARIO
A LAS LLAGAS DE
SAN FRANCISCO DE ASIS
Estoy firme e íntimamente convencido, de que
en nuestro siglo, la Tercera Orden Franciscana, es el remedio más eficaz para
curar los malos presentes, y el mejor medio para guiar al mundo a la verdadera
y sólida prácticas del Evangelio.
LEÓN XIII.
Todos los files que practiquen, una vez al año, esta
devoción, ganan indulgencia plenaria cada domingo, confesándose, comulgando y
recitando las siguientes preces ordinariamente se hace este ejercicio como
preparación a la fiesta de la IMPRESIÓN DE LAS LLAGAS, 17 de Septiembre pero
puede practicarse en cualquier época del año, durante cinco domingos seguidos
ORACIÓN
Para todos los domingos
Señor, Dios, Santo, Omnipotente y eterno: por tu liberalidad
y la de tu Hijo, que por mí ha sufrido pasión y muerte, por la excelsa santidad
de su Madre, por los méritos de San Francisco y de todos los Santos, concédenos
a mí, pobre pecador, indigno de todo beneficio, que ame a ti solamente, desee
siempre tu amor, no olvide jamás el beneficio de la pasión, reconozca mi
miseria tengo verdadero amor a la humildad y nada me contriste sino el pecado.
Concédeme asimismo, la gracia particular que pido en este santo ejercicio.
Amén.
Primer Domingo
Reflexión.- La humildad es la guarda y adorno de todas
las virtudes; es camino solidísimo de todo edificio espiritual. San Francisco
cuidó de cimentar el suyo con esta virtud siguiendo el precepto de Jesucristo.
Por esto, según dice Celano, biógrafo suyo, “olvidado de sus avances en la
virtud, únicamente ponía los ojos en sus defectos. Presentábase humilde en el
hábito, más humilde en los sentidos, humildísimo en el concepto de sí propio”.-
Llamó Menores a sus hijos, y él, humildísimo, decía ser el mínimo entre los
menores, renunciando toda prelacía…
“El que se humilla será ensalzado” ¿Qué
extraño que Jesucristo haya encumbrado tanto a San Francisco… ¿Cómo sigues tú
sus huellas?...
(Medítese y pídase la gracia que se desea)
EJEMPLO:
Refiérese de Fray Pacífico, uno de los
primeros compañeros de San Francisco, que estando orando juntamente con el
Seráfico Padre tuvo la siguiente visión: Fue transportado en éxtasis al cielo y
vio muchos asientos destinados a los bienaventurados y entre ellos uno más
distinguido y resplandeciente que los otros. Maravillado de ellos y pensando
qué significaría aquello oyó una voz que le decía: Esta es la silla que perdió Luzbel por su soberbia y ahora está
destinada al humilde siervo Francisco de Asís.
Después
estando en compañía del Santo, le preguntó qué es lo que de sí mismo pensaba? A
lo que San Francisco le contestó: Hermano,
paréceme que soy el más grande pecador. Y Fray Pacífico le repuso: Padre,
no me dice eso con sinceridad, no es posible que sienta eso en su conciencia. A
lo que contestó San Francisco: Si Cristo
hubiese usado con el más grande pecador de tanta misericordia como ha usado
conmigo creo sinceramente, que este hubiera agradecido mucho mejor que yo a su
Dios y Señor.
En esto
reconoció Fray Pacífico la gran humildad de su Padre San Francisco y quedó
persuadido una vez más, en aquello del Evangelio el que se humilla será ensalzado.
(Récense cinco Padres Nuestros, etc. A las
cinco llagas del Seráfico Padre).
Amorosísimo Padre mío San Francisco, por el dolor que
padecisteis en la Llaga de vuestro pie izquierdo, os pido me alcances del Señor
la gracia de resistir
con firmeza las tentaciones con que el enemigo quiere oponerse a mi eterna
salvación
(Padre nuestro; Ave María y Gloria)
LLAGA DEL PIE DERECHO
Obedientísimo
Padre mío San Francisco, por el dolor que padecisteis en la Llaga de vuestro
pie derecho, os pido me alcancéis del Señor la gracias de saber despreciar las
vanidades de este mundo.
(Padre Nuestro, etc.)
LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA
Pacientísimo
Padre mío San Francisco, por el dolor que padecisteis en la Llaga de la mano
izquierda, os pido me alcancéis del Señor la gracias de llevar con paciencia la
cruz de los trabajos de esta vida.
(Padre Nuestro, etc.)
LLAGA DE LA MANO DERECHA
Dulcísimo Padre mío San Francisco, por
el dolor que padecisteis en la Llaga de la mano derecha, os pido me alcancéis
del Señor la gracias de saber ajustar mi vida con la divina voluntad.
(Padre
Nuestro, etc.)
LLAGA
DEL COSTADO
¡Oh Serafín abrazado en el amor de Dios!
Por el Dolor que padecisteis en la Llaga de vuestro costado, os pido me
alcancéis del Señor la gracia de vivir y morir inflamado con el fuego del
divino amor.
(Padre
Nuestro, etc.)
DEPRECASIÓN
FINAL PARA TODOS LOS DOMINGOS
Salve, salve, Francisco Padre amantísimo
lleno de pobreza y caridad, el Señor fue contigo en el monte Alvernia, benditas
sean tus Llagas y bendito el amor de tu Seráfico corazón a Jesucristo.
¡Oh,
humilde Francisco, Padre de pobres y de los humildes, ruega por nosotros, hijos tuyos, pobres pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Jaculatoria.
Glorioso San Francisco, Ruega por nosotros (tres veces)
Segundo Domingo
Oración preparatoria como el primer domingo
Reflexión. El Divino Modelo, Jesucristo, fue obediente
hasta la muerte. Comprendiendo San Francisco la necesidad y el método de la
obediencia, comparaba el obediente perfecto a un cadáver. “Toma un cadáver,
-decía- y colócalo donde te plazca. Verás que no le repugna el que lo muevan,
no murmura de su posición, ni reclama porque se le abandone. Si se le coloca en
sitio elevado, no mira hacia arriba, sino hacia abajo. Si se le viste de púrpura,
resalta aún más su palidez. Este es el modelo verdadero del obediente y cuanto
más vil es el que preside, tanto más se satisface la humildad del obediente. El
súbdito no debe considerar en su superior a un hombre,
sino a Dios…
Sigues tú este admirable ejemplo y modelo
de obediencia?
EJEMPLO:
Una
vez averiguado San Francisco que la voluntad de Dios era que saliesen a
predicar por los campos, pueblos y naciones, quiso obedecer a Dios, y tomando
consigo a Fray Maseo y Fray Ángel por compañeros, caminaron impulsados por la
gracia de Dios, hasta que llegaron a la Villa de Savurniano y allí púsose a
predicar a la gente que cada vez se agrupaba en mayor número. Primero tuvo que
callar a las hermanas golondrinas que
volaban lanzando alegres chillidos que guardase silencio mientras él predicaba.
Obedientes guardaron silencio las avecillas y él predicó con tanto fervor que
todos, hombres y mujeres, de aquella Villa, llenos de devoción, querían
abandonar sus hogares a irse con él, pero San Francisco se opuso diciéndoles:
No tengas prisa, ya os ordenaré lo
que tenéis que hacer para el bien salvación de vuestras almas.
Fue entonces
cuando San Francisco pensó en fundar la ORDEN TERCERA para el bien espiritual y
salvación de las muchedumbres.
(Récense
cinco Padres nuestros, etc. a las cinco llagas del Seráfico padre terminando
con la Deprecación final, como el primer día).
Tercer Domingo
Oración preparatoria como el primer domingo
Reflexión.- Aquel precepto del divino Maestro “ORAD
SIEMPRE” tuvo admirable realidad en San Francisco. De él pudo decirse la frase
del Apóstol: “Su conversación era siempre
con el cielo”. Confírmalo así un santo biógrafo suyo diciendo: “Ponía todo su cuidado en fijar su espíritu
en el cielo; y, cual si fuera ya ciudadanos de los ángeles, serarábale de
ellos”, solo la débil cárcel de su carne. Con toda su alma ansiaba a
Cristo, y en la oración continua rogaba al Padre, comunicaba con el Amigo,
acariciaba al Esposo… ¡Qué ejemplo, y qué contraste con tu habitual disipación!
EJEMPLO:
En Sessa, Italia, se desplomó una casa, dejando sepultado
a un joven entre los escombros. Acudió la gente al lugar, removió las ruinas, y
extraído que fue el cadáver del joven se lo llevaron a la madre, la cual, loca
de dolor, invocó con desesperados gritos al Padre San Francisco. Juntamente con
ella rogaba también el pueblo. Más, como no sucediese el milagro iban abriendo
ya la fosa para enterrarlo, cuando he aquí qué, durante la celebración de las
exequias, el joven muerto se levantó de la tumba en que lo estaban poniendo, en
perfecto estado de salud, como estaba antes, causando la respectiva admiración
en todos los circunstantes, quienes glorificaron a Dios y al Seráfico Padre San
Francisco.
(Récese los cinco Padre nuestro, etc. Y la Deprecación
final, como el primer domingo)
Cuarto Domingo
Oración preparatoria como el primer domingo
Reflexión.- Seráfico de amor, entre las virtudes que
San Francisco practicó, ninguna tan propia de su corazón como la caridad. Quien
amaba con tan profundo y entrañable cariño a todas las criaturas ¿cómo no
amaría a la criatura predilecta de Dios, el hombre? Un discípulo suyo,
conocedor de su espíritu, decía: “No se
hubiera juzgado amigo de Cristo sin tener especial amor a las almas que él
mismo tanto apreció. Por eso en el colmo de la caridad resignábase a quedar sin
gloria, de no haber participantes de ello a sus encomendados, a los cuales
engendraban en el espíritu más tiernamente que en el cuerpo, entrañas
maternales…”
¡Imite yo este templo admirable de caridad fraterna!
EJEMPLO:
San Francisco bajando del monte Alvernia llegó al
atardecer de ese mismo día el convento de Monte Casale, donde había un
religioso gravemente enfermo y tan espantosamente atormentado de los dolores,
que su mal más bien parecía tribulación y tormento del demonio que enfermedad
natural, pues en su convulsiones echaba espumarajos por la bica, se erguía
bruscamente y en el acto se desplomaba en tierra.
Hallándose
San Francisco en el comedor, oyó hablar a los hermanos de este fraile
atormentado por tan terrible e incurable enfermedad, y compadecido de él tomó
un trocito del pan que estaba comiendo y con sus manos llagadas hizo sobre él
la señal de la cruz y se lo envió al enfermo, que tan pronto lo comió
sintiéndose completamente curado y nunca más volvió a sentir aquella terrible
enfermedad.
(Récense cinco Padres Nuestros, etc. y la Deprecación
final, como el primer domingo)
Quinto Domingo
Oración preparatoria como el
primer domingo
Reflexión.- “Todo el cuidado de San Francisco,- escribió
un santo biógrafo suyo – tanto en su interior como en su exterior, tenía por
objeto la Cruz de Cristo”. La Cruz, la Pasión del Señor, es el pensamiento del
Serafín de Asís… Piensa en ella, llórala, predícala, vívela… En su análisis de amor el Crucifijo, dos años
antes de su muerte en la cumbre del monte Alvernia, deseando compenetrarse aún
más con su Redentor crucificado, merece el maravilloso don de las LLAGAS, el
que sus manos, pies y costado ostente vivas, sanguinolentas las señales de la
Redención: Francisco es otro Cristo.
¡Oh, si
imitara a mi divino modelo, Jesucristo, cuánto más me asemejaría a él!... ¡Cómo
he afeado en mí su divina imagen!
EJEMPLO:
No se desdeñó Jesucristo de rozarse con los publicanos,
perdonar a la Magdalena arrepentida y asegurarle el reino de los cielos al Buen
Ladrón, penitente que moría ajusticiado sobre un patíbulo igual al suyo: No
retrocederá tampoco el Serafín de Asís ante ningún abismo de corrupción, y
logrará vencer con su grande fe y con su amor las almas más duras y rebeldes de
los avaros, blasfemos, mujeres de la vida airada, bandidos los más feroces y
crueles asesinos. En Amelia, pequeña población de la Umbría, Italia, reunió en
una ocasión al pueblo, y les predicó con tanto fervor de espíritu y con tal
eficacia de palabra, que logró apartar del vicio a dos públicas pecadores,
escándalo de la ciudad, devolviéndolas a la recta vía de la penitencia y de la
piedad cristiana.
(Récense los cintos Padres nuestros, etc. Y la
Deprecación final, como el primer domingo).
*
* * * * *
LLAGAS
DE SAN FRANCISCO
Ensangrentada una llaga,
En tu pie izquierdo se muestra,
Y aunque no estáis puesto en cruz,
A tu pie como a Jesús
Un fuerte clavo atraviese…
CORO
SERAFICO
SAN FRANCISCO
POR
ESA LLAGA
ROGAD
A DIOS QUE AL CIELO
DERECHO
VAYA
De Jesús enamorado,
Despreciasteis las riquezas
Y el Señor con sus finezas,
Tu derecho pie ha llegado.
Sangrienta
llaga yo veo
En
tu misma mano izquierda,
Imitando
así también
Al
Redentor de la tierra.
También
veo abierta llaga
En
tu misma mano derecha,
Pues
Jesús con dulce flecha
Tus
ardientes ansias paga.
Otra
llaga en tu costado
Que
en sangre está descubierta,
Hace
en ti imagen completa
De
Jesús crucificado.
SUPLICA A SAN
FRANCISCO
Seráfico
Francisco,
Con
ansia te suplico
Me
alcances del Señor;
Altísima
pobreza,
La
célica pureza
Y
el don de su amor.
Asido a tu estandarte
Cual hijo fiel y
amante
Seguirte es mi
intensión;
Y tu ¡oh Padre amado!
Tenme siempre a tu
lado
Ceñido con tu cordón
Y
así contigo,
Triunfar
de mi enemigo
Será
todo mi anhelo;
Y
en la hora de mi muerte
Con
un abrazo fuerte
Suba
contigo al cielo.
Fray.
Berman O.F.M.
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