TRIDUO
DEDICADO AL MILAGROSISIMO SANTO NIÑO DE ATOCHA
Venerado
en su Santuario de Plateros, Fresnillo, Zacatecas. México.
ACTO
DE CONTRICCION.
A ti
hermosísimo Niño de Atocha, a Tí ocurro porque en Ti esta depositada toda mi
esperanza y en Ti creo firmemente hallar consuelo en lo que vengo a pediros
postrado a vuestras plantas, porque se claramente que vos sois mi Creador, mi
Padre, mi Redentor, mi Conservador y Autor de todo lo que soy; a Tí me postro
ante tu divina presencia, confiado en que me has de perdonar siempre que a tus
puertas llegue arrepentido; Tú tiernisimo Niño de Atocha, Tu eres el que
siempre estas con los brazos abiertos para recibir a todo el que llegue
atribulado y lleno de aflicciones; Tu eres quien le consuelas en ellas,
volviendolas todas gozos y bienes, y por Ti espero alcanzar lo que necesito,
pues bien sabes las necesidades y trabajos que me rodean en esta ocasion; que restaure
yo tu amistad, pues con ansias vivas yo lo deseo; dame tu gracia, porque ya,
buen Pastor, llegó la hora feliz que venga a Ti arrepentido, me parece que
hasta donde pueda mi corazón, detesto mis pecados; ya llego cual David, a que
me levantes de la fatal caida de mis enormes culpas. Perdoname Rey Supremo;
apresúrate, poderosísimo Niño de Atocha a indultar a este infeliz pecador, y
vuelve a tu gracia a esta pobre alma, pues solo en Ti esta mi esperanza. Yo,
piadosísimo Niño, te presento mis trabajos en satisfacción de las ofensas que
contra tu clemencia he cometido, y vivo confiado en que por la poderosa
intercesión de tu amada Madre Santa María de Atocha me has de perdonar y dar
tiempo para hacer penitencia de manera que, derramando cual otro Pedro,
torrentes de lagrimas logre mi corazón desagraviarte, para poder asi lavar y
purificar tantos y tan monstruosos crimenes que he cometido; escucha mis
clamores, benignísimo Niño de Atocha, no me arrojes de tu presencia, no me
retires de tu Divino Espíritu, no apartes de mi tu Santo Rostro; fija en mi,
esos tus hermosísimos ojos, para poder gozar de tu amable compañia en la
celestial mansion de la Gloria. Amén.
ORACION
PARA TODOS LOS DIAS
Infinito,
Supremo e Inmenso Niño de Atocha, Omnipotente Conservador de todo lo creado y
único ser de mi destino, gobernador de todo lo que desde el principio del mundo
ha existido, existe y existirá hasta la consumación de los siglos. Poderosísimo
Niño de Atocha, ante cuya soberanía y grandeza el mas encumbrado querubin se
postra y cubre el rostro de temor; a Tí se presenta Oh, amado Niño! Este vil
insecto, el mas pequeño y asqueroso que la tierra habita, deseando desenojarte
y buscando el medio mas posible para conseguirlo, refugiandose bajo el amparao
de tu querida Madre Santa María de Atocha, y presentandote por intercesora la
hermosura de su rostro, lo amable y eficaz de sus palabras y el crecido amor
que hasta la muerte te tuvo; por aquellos tiernos sentimientos con que hablaba
y estrechaba en sus brazos en tu descendimiento y por el dolor que sintió en su
corazón al ponerte en el sepulcro, te pido amorosísimo Niño de Atocha, te
apiades de mi corazón, pues eres misericordioso y en tu clemencia confio que
has de atender mis quejas, que has de aceptar mis lagrimas y has de oir benigno
mis ruegos, remediando mis tribulaciones: mira soberano Niño de Atocha, de Tí
depende mi feliciad, y con solo querer haces cuanto quieres; mira; adorado
Niño, que Tú solo con tres dedos sostienes el vasto universo, mira que soy
hechura de tus prodigiosas manos y en Tí está mi consuelo y alegría, no me
desampares bondadoso Niño y en la terrible hora que me espera, asisteme para
que saliendo de este Valle de lagrimas, consiga ver tu rostro appreciable,
alabandote para siempre en la Gloria. Amén.
Aquí
se rezan tres Credos con Gloria Patri y la jaculatoria siguiente:
A
vuestra querida Madre,
Pongo
por intercesora
Oye,
Niñito de Atocha,
Mis
ruegos en aquesta hora,
Dad
consuelo a mi aflicción,
Atiende
a mi protectora,
Que
me de un feliz despacho
Ruegale,
Sacra Señora.
PRIMER
DIA
Oh
agraciadísimo Niño de Atocha! Que habiendo nacido por el amor de los hombres,
quisiste en tu crecida edad sufrir tantos baldones y vituperios; yo te saludo,
Bien mio, amantísimo Niño, yo te bendigo y alabo en este primer dia te ofrezco
estos tres Credos con Gloria Patri y Jaculatoria, en memoria de aquel copioso
sudor de sangre, terrible tristeza, y mortal agonia que padeciste en el Huerto
de Getsemaní, te suplico por los grandes trabajos y aflicciones que en tu
Pasión y carcel padeciste, nos concedas lo que solicito y en este dia te
imploro, confio en tu piedad y clemencia, poniendo por medianera a tu
amabilisima Madre Santa Maria de Atocha, en cuyas purisimas manos pongo mi
solicitud en una de ellas estas sentado cual en silla de potestad; y por el gran
dolor que tuvo cuando te despediste y separaste para ir a padecer en cuyo
recuerdo de tal desedimiento tengo yo siempre mis potencies y sentidos para que
logre por ellas gozarte en la patria celestial, por los siglos de los siglos.
Amén.
Aquí
se hace la petición, y se leerá el milagro y después la oración que esta al
fin, concluyendo con uoso versitos a imitación de los de San Leonardo, los que
servirán para todos los dias, respondiendose: Oye Niñito, etc.
PRIMER
MILAGRO
En
el año de 1839, en el mes de Junio, hallabase la niña María Justa Rufina García
de cinco años de edad, gravemente mala de flujo de sangre por boca y nariz, el
cual hacia tres años que lo tenia sin hallar remedio en lo temporal; y
mirandola su padre con gran tristeza, Jorge García y su madre Juliana Aguilar,
tan agravada de aquella enfermedad, y ya cansados de tantas medicinas que le
aplicaban invocaron con veras de su corazón al Santo Niño de Atocha, diciendole
que como le hiciera la maravilla de darle salud a dicha niña, ponerle en su
retablo en el Santuario de Plateros el presente milagro, en testimonio de tan
singular prodigio quedando en breve tiempo la niña Buena y sana de todo, pues
medico tan singular medicinó su mal.
SEGUNDO
DIA
Dulcísimo
Niño de Atocha, que quisiste en tu crecida edad ser llevado ante los jueces y
ser cruelmente azotado; yo, vida de mi vida, te saludo; yo, pacientísimo Niño,
te bendigo, te alabo y te presento estos tres Credos con Gloria Patri y
Jaculatoria, en memoria de aquel acervísimo dolor que sintió tu inocente
corazón yendo con el santo madero cargado en tus delicados hombres por la calle
de la Amargura te encontraste con tu Santísima Madre, yo te pido, delicadísimo
Niño de mi corazón, que por las benditas lagrimas que tus ojos derramaron, me
concedas lo que en este Segundo día te repito, pues a tu piedad imploro; y bien
sabes las necesidades, las aflicciones y trabajos que me afligen, y espero
preciosísimo Niño de Atocha que tendre por Tí, buen éxito en mi indicado fin,
valiéndome del recuerdo que os hago, y juntamente os presento el igual dolor
que en este encuentro padeció la soberana Reina, en cuyas divinas manos pongo
mi entendimiento para que lo ilustres con la divinidad de tus luces para que
siempre en ti espere la felicidad de gozarte en la celestial Jerusalén del
cielo.
SEGUNDO
MILAGRO
En
el año de 1837, el dia 7 de febrero, en la mina de Barreno, le aconteció a
Luciano García la desgracia de que estando mirando disparar unos barrenos de
una de ellos saltó una piedra y le dio en el pecho, y lo derribó en tierra,
echando sangre por boca y narices, pues pasó dicha piedra por entre medio de
los demás barreteros que le acompañaban, sin causar mal a otros, sino al
mencionado García, quien mirandose en aquel estado, invocó de todo corazón al
Santo Niño de Atocha, quien le asistió en aquel peligro en que se vió, y en
breves horas quedó bueno, sin sentir ni tener resultados de gravedad que lo
postraran en cama, y en recompensa de tan raro prodigio, le puso al santo niño
en su Santuario, su retablo, en el que se hallan él y los demás barreteros, dandole
infinitas gracias por tan singular maravilla y tan noble suceso.
TERCER
DIA
Oh
amantísimo Niño de Atocha! Que en tu crecida edad quisiste que te clavaran en
la cruz; yo te saludo, alma de mi alma; Inocente cordero te bendigo y alabo y
te ofrezo estos tres Credos con Gloria Patri y Jaculatoria, en memoria de
aquellas terribles agonias que en cuanto hombre padeciste, me sea concedido lo
que pido en este tercero y ultimo dia del triduo, en el que os he hecho
recuerdo de tu Santísima Pasión, confiado en tu misericordia, espero que lo
alcanzaré, por lo cual que tuvo tu divina Madre al tiempo que sus purísimos
ojos te vieron expirar, uniendo también aquellas tres necesidades que padeció
esta bellísima Señora al pie de la Santa Cruz, en cuyas benignas manos pongo mi
voluntad para que siempre por Tí inflamada, no tenga mi espíritu mas que
desear, sino feliz momento de reunirme a Tí para siempre y gozarte en la
Gloria. Amén.
TERCER
MILAGRO
En
El año de 1838, por el mes de Julio dia 18, hallabase María Clara Rangel,
gravemente enferma de parto, del cual quedó mucho tiempo enferma; y habiendole
aplicado cuan remedios fueron posibles que se conocían eran eficaces para el
restablecimiento de la salud, y no pudiendo conseguirla, ocurrió a recomendarse
a invocar de todo corazón al Santo Niño de Nuestra Señora de Atocha, quien en
breve tiempo le sanó y restableció la salud; y reconociendo la mencionada
Rangel tan inaudito beneficio le puso en el Santuario de Plateros su retablo,
para certificar con él a todo devoto o afligido que invocare al Santo Niño en
cualquiera tribulación o necesidad en que se hallare, espere de su poderosa
mano que no quedará sin alcanzar lo que solicite.
OFRECIMIENTO
PARA DESPUES DE LA PETICION
Amabilísimo
Niño de Atocha, Divino redentor de mundo, encanto y alegría del orbe, Maestro
de los hombres, amantísimo Jesús en cuya ascención portentosa, serenos los
astros, alegres los angeles extaticos de admiración los Apóstoles, os vieron
subir a los cielos, portentisimo Niño de Atocha, os damos los placemes porque
Vos sois el infinito, el incomprensible, el consolador de todas las creaturas,
pues confiesan todos los católicos tu divinidad y asi publican muchos hombres
tus portentos y maravillas cuya publicación te eleva y engrandece en la
eternidad de tu humildad en que te dejaste crucificar por nosotros. Oh
agraciadísimo Niño de Atocha! Oh Niño triunfante! Oh Niño poderoso! Victorioso
Rey que volando sobre las alas de los querubines, fuiste por tu propia virtud
colocado en el excelso trono a la diestra del Altísimo Padre, exaltando asi
nuestra naturaleza contra el soberbio infernal dragon. Damoste, gallardo Niño
de Atocha, Segundo parabines, repitiendo con los coros angélicos las alabanzas
que te cantaron las almas de los justos que te acompañaron en tan feliz dia, e
igualmente te presento al portentoso e inestimable gozo y repetidas alabanzas
de María Santísima, tu amadísima Madre Santa María de Atocha, para que por
estos méritos reunidos con los de santos apóstoles y profetas, tnga la
felicidad de lograr y merecer un feliz despacho e lo que en estos tres dias te
he pedido y que Tú sabes lo necesito. Apiádate de mi, Niño de Atocha, pues eres
mi consuelo y todo mi ser depende de Tí; a Tí, purísimo Niño, te pido remedies
todas mis necesidades, no solo a mi sino a todos mis projimos, principalmente a
los afligidos y atribulados que en el mismo conflicto estuvieron, socorrenos a
todos, consuelanos, solo Tú eres el amoroso de las almas. A tí ocurriamos
Divino Manuel de Atocha todos los necesitados, y a Tí suplicamos con tu dulce
advocación de salud a nuestros Santísimo Padre el Sumo Pontífice, y también te
suplico les de paz, quietud y reposo al pueblo cristiano, no olvidandote amado
Niño de mi vida, de las almas que se hallan en el purgatorio; dales el descanso
perpetuo que les deseamos, pues eres tan propicio en tus misericordias para con
nosotros te pedimos con eficacia que a los pobres agonizantes los saques en paz
de este triste valle, llevandolos a gozarte en las celestiales moradas y a
nostros ayudanos, socorrenos, amparanos, para que asistidos de tu divina
gracia, tengamos la dicha de acompañarte en la bienaventuranza de la Gloria.
Amén.
-Tres
Salves a tu Santísima Madre Santa María de Atocha, para alcanzar del Santo Niño
de lo que se solicite y luego la letanía de los Santos.
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