viernes, 15 de diciembre de 2023

VISITA AL SANTO NIÑO DE SANTA MARÍA DE ATOCHA


 

VISITA AL NIÑO JESÚS DE SANTA MARÍA DE ATOCHA.

Alma mía después de tantos trabajos cansancios y fatigas, has llegado por fin ante la milagrosa y benditísima imagen del Santo niño de Atocha, alguien con tanto anhelo deseabas ver, manifestar su agradecimiento por tantos beneficios recibidos de su majestad santísima, y ante cuyas plantas querías postrarte reverente para manifestarle todas tus congojas, tus males y tus sufrimientos para que los remedie según sea su santísima voluntad.

 

Ya estás en su santísima presencia, pero antes de que le hables, considera atentamente quién es Él, recuerda siquiera un poquito lo que ha hecho por ti, y piensa algo de lo que todavía puede hacer por ti, por los tuyos y por todos los hombres, para que así le pidas con mayor fe y en la tienda con más grande caridad.

 

Alma mía estás en presencia de tu Dios. Esta imagen del Santo niño que ven tus ojos es la imagen del hijo de Dios, que se hizo hombre milagrosamente en el vientre purísimo de María santísima por obra del Espíritu Santo para salvarte.

Miralo que pequeñito, que gracioso, pero que poderoso y te mira risueño invitándote a que te acerques a Él con toda la confianza como diciendo; no temas yo soy Dios y conozco todo lo bueno y lo malo que has hecho en tu vida, pero me hice hombre para salvarte Ven a mí, por ti, siendo yo Dios y dueño de todo lo creado nací pobre, de padres pobres, en un pesebre, sufriendo el frío y todas las molestias de esta vida y hasta el desprecio de los hombres.

 

Por ti sufrí la persecución de Herodes. Por ti me sujeté a trabajar. Por ti dediqué mi doctrina y la confirmé con Milagros. Por ti sudé sangre en el huerto. Por ti sufrí más de 5000 azotes,  cargue la cruz en mis hombros y por fin morí clavado en ella. Por ti fue herido mi corazón y establecí mi iglesia dejando en ella, los siete sacramentos para que en ellos recibieras el precio infinito de mi sangre y así salvarte. No temas pues, dime tus penas, que aunque las conozco quiero que tus labios me las digan para que descanse en mi tu corazón y yo aliviarte.

 

Yo tengo Consuelo para todas las aflicciones, en mis manos hasta la muerte, la salud y la vida, yo soy dueño de remediar todos los males, no sólo los tuyos sino también los de tus parientes y amigos y los de todos los hombres, por eso dejé escrito en mi Evangelio: "venid a mí todos los que estáis afligidos bajo el peso de vuestra carga que yo os aliviaré".

 

Ábreme pues con toda confianza tu corazón, puesto que ya sabes quién soy y lo que por ti puedo hacer, no exigiendo de ti en cambio sino que me ames deveras con todo tu corazón.

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