ALABADO
AL SANTO NIÑO DE ATOCHA
Venerado
en su Santuario de Coatepeque, Santa Ana, El Salvador.
Niñito
de Atocha
mi
Jesús, mi bien,
luminosa
antorcha
del
divino Edén.
Niñito
divino
bello
relicario
a
verte venimos
en
tu santuario.
Venid
forasteros
venid
sin cesar
venid
fervorosos
con
toda humildad.
Los
enfermos todos
en
tribulación
para
ser curados
te
hacen petición.
Niño
Divino
Rey
de Coatepeque
perfume
exquisito
de
alto ramillete.
Santuario
glorioso
de
Coatepeque
do
estas generoso
dando
protección.
Me
despido Niño
mi
gloria y mi bien
bello
como armiño
dulce
como la miel.
Adiós,
adiós
Niño
de mi corazón
milagroso
Niño
te
pido perdón.
ORACIÓN
AL MILAGROSÍSIMO
NIÑO
DE ATOCHA.
En
todos los momentos de dicha y de dolor.
¡Oh
Dulce niño de Atocha! Mi pecado es muy grande, pero tu poder es inmenso y tu
misericordia es infinita: ¿quién sino tú lindo Niño puede transformar a un
ingrato pecador en un ser útil a sus semejantes...? Médico Divino, todos los
que a Tí acuden encuentran Dulce Remedio en sus enfermedades Espirituales y
corporales, Yo espero de tí perfumoso Nardo de Belén, que tiendas tu
misericordiosa Mirada en esta necesidad Urgente que ponga a tus divinas plantas
y que concedas lo que entre lágrimas y sollozos, imploro de tí.
LO
ESPERO TODO DE TU
BONDAD.
ORACIÓN
AL SANTO NIÑO DE ATOCHA
¡Admirable
y agraciadísimo niño de Atocha! que regocijándote en la Compañía de su
Santísima Madre la Sma. Virgen María tuviste que cumplir con la misión que tu
padre te había encomendado y te alejaste del hogar paterno para ir al Santo
Templo de Jerusalén a discutir con los doctores y maestros de la Ley sobre el
exacto texto de los Libros del Antiguo Testamento, dejándolos perplejos con la
lucidez de tus explicaciones y con la sabiduría de tu divina palabra: Vuelve a
mi tus ojos, divino Niño, y hazme conocer las dulzuras de tus Divinas
enseñanzas para merecer gracia, a tus dulcísimos ojos y que me guíen por el
sendero de la Virtud y Fe; pido también que por los trabajos con que te crió tu
purísima Madre me concedas el favor que te imploro en esta hora, que me des
consuelo en lo que solicito, pues que te lo pido humildemente confiado no en
mis ningunos merecimientos sino en los muy grandes de tu Santísima Madre que
por Tí padeció lo que nadie en el mundo por un Hijo ha padecido; por ello
espero que accederás a mi petición, o si no, me darás fuerza para sufrir con
paciencia mis penalidades y dame una vida virtuosa y una muerte feliz para ir a
alabarte en el cielo por los siglos de los siglos Amén.
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