miércoles, 17 de enero de 2024

MES DE ENERO AL NIÑO JESÚS DE PRAGA


 

DÍA DÉCIMO SÉPTIMO

EL MILAGROSO NIÑO JESÚS DE PRAGA Y LA BONDAD DE DIOS

Al echar una mirada a todo el conjunto de las criaturas, dos clases de bondad sorprendemos a ellas; bondad natural o física y bondad moral. La primera, según Santo Tomás, consiste en tener una criatura todas las partes que según su naturaleza le convienen, y esta es la bondad que reconoce Dios en las cosas creadas, pues al verlas dijo de ellas que eran buenas. La otra clase de bondad es la que llamamos moral, y que sólo es propia de las criaturas intelectuales, y consiste en tener todas las virtudes y el ejercicio de ellas, según y como conviene al propio estado. A esta clase de bondad se le llama santidad. Aunque en los seres racionales estas dos bondades con frecuencia andan separadas de Dios, dice el Angélico, siempre estas juntas, porque tan natural le es una con otra. ¡Oh, Jesús, bondad por esencia, pues eres tan Dios como tu Padre, qué descanso y confianza siente mi alma cuando se humilla y confunde en tu presencia! Siente descanso y bienestar, porque le parece que contemplando esa tú infinita bondad y demás atributos, como que "vos Señor, le das fuerza de varón par que, como ice Santa Teresa, dé del todo con todo en el suelo, como hizo con la Magdalena con brevedad".

 

MIENTRAS LA PROCESIÓN DEL MILAGROSO NIÑO JESÚS DE PRAGA

En la Iglesia de los Carmelitas Descalzos de Santiago, Chile. Tuvo un lugar, en Octubre de 1916, un milagro de tanta resonancia, que su noticia y rumor ha hecho por cientos y miles se aumente el número de devotos que tiene el Santo Niño en Chile. Una señora tenía un problema en la pierna y no podía caminar, fue que llegó una estampa del Santo Niño de Praga y de la diversidad de testimonios de muchos devotos. La señora comenzó a dedicarle una novena, pidiéndole con devoción le permita curar su enfermedad para poder volver a caminar. El día de la procesión del Niño de Praga, pidió que la llevasen a la Iglesia, fue allí donde se arrodilló ante la imagen del altar mayor del Niño de Praga, y de repente sintió un dolor leve en sus pies que le permitieron estar de pie un razonable tiempo. ¿Cómo esto pudo ser posible? La señora salíó de la Iglesia y pidió ir hacia la procesión. Agradeció el milagro que el Niño de Praga, le había concedido. ¡Gloria al Divino Infante de Praga!

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