NOVENA
ROGATIVA A NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD DE LA CALLE DE LA PALOMA
POR
EL DD. LG
Madrid,
año de 1792
ORACION
PREPARATORIA O ACTO DE CONTRICION
Quien dará agua a mi cabeza, y a mis ojos fuentes de lágrimas, para llorar día y noche mis pecados. Muchas cosas hallo, Dios mío, para compungir mi corazón; más ninguna tanto como considerar la grandeza de vuestra bondad, y la muchedumbre de vuestros beneficios. ¡Qué confusión la cabe Señor, a mi alma cuando se pone á contar tantos y tan innumerables bienes como he recibido de Vos, y tantos males con que os he correspondido! ¿Quién habéis sido Vos para mí, y quién he sido yo para Vos? Tiempo hubo, Señor, cuando yo no era, disteme el ser e hicisteme a vuestra Imagen y semejanza. Desde el vientre de mi Madre Vos sois mi Dios, porque desde el primer principio de mi ser, hasta hoy Vos habéis sido mi Padre, mi Salvador, mi Defensor y todo mi bien. Descendisteis del Cielo para sacarme del poder del demonio, y destruisteis mi poco, poniéndoos en manos de pecadores, y tomando imagen de pecador, quisisteis obligarme con esta gracia, enamorarme con este beneficio, fortalecer mi esperanza con estos merecimientos, y hacerme aborrecer el pecado mostrandomelo que hicisteis contra él. Echasteis brasas de fuego sobre los carbones muertos de mi Corazón, para que con tanta muchedumbre de beneficios como se encierran en éste, amase yo a quien tanto hizo por mí, y tanto amor me descubrió. ¿Qué me aprovechará Dios mío, ser criado, si no fuera redimido? Entre tanta muchedumbre de infieles como hay en el mundo, quisisteis que fuese yo del número de los escogidos, haciendome hijo vuestro en el Bautismo. Pero fué tan grande mi malicia que perdí esta primera gracia, y ha sido tan grande vuestra misericordia que me habéis sufrido hasta la hora presente, regalándome con innumerables beneficios como á hijo querido. ¡O esperanza y remedio mío! ¿Cómo podré yo sin lágrimas acordarme de cuantas veces me pudiera haber llevado la muerte, en todos aquellos mal empleados tiempos y no me llevó? ¡Cuántos millares de almas arden en el infierno por menos culpas que las que yo cometí! ¡Qué fuera de mí, si me hubierais llevado en aquel tiempo como á otros! ¿Quién ató las manos a vuestra justicia cuando yo la provocaba con mis pecados? ¿Quién rogó por mí? ¿Quién detuvo el castigo de vuestra ira cuando yo la irritaba con tantas maldades? ¿Qué vistes Dios mío, en mí, que visteis para perdonarme? Mis pecados daban voces contra mí; y Vos os hacíais sordo para ellos. Mi malicia se alargaba cada día contra Vos; y alargabase vuestra misericordia para mí. Yo á pecar y Vos a esperarme: yo a huir de Vos, y Vos a buscarme: yo cansado de ofenderos, y Vos no cansado de aguardarme. ¡Cuántas veces me llamasteis diciendo en mi corazón: hijo, vuélvete a mí, ¡que yo te perdonaré! ¿Cuántas veces con amenazas y temores me espantabais, trayéndome a la memoria el peligro de la muerte y el rigor de vuestra justicia? ¿Qué os podré yo dar Señor mío, por tantos beneficios? Porqué me criasteis os debo todo lo que soy, porque me disteis el ser os debo toda mi vida, porque me redimisteis, os estoy infinitamente obligado. ¿Pues quién dará agua a mi cabeza y lágrimas a mis ojos para llorar la mala paga de tantos beneficios? Ayudadme, Señor; en esta hora, y dadme gracia para que sepa confesar mis injusticias contra mí. Yo soy aquel desventurado, que, aunque no lo parezco, soy criatura vuestra, hecha a vuestra imagen y semejanza. Reconoced, Señor, esta figura; que vuestra es. Rogádselo vos, intercesora y abogada mía Virgen Santísima, Madre de pecadores, pedídselo, Ángeles Santos, suplicádselo, Bienaventurados del Cielo, que habitáis alrededor de su Trono. Quitad de delante loque yo hice; y hallareis lo que vos hicisteis con vuestra mano piadosa. ¡Pequé Señor, pequé, no más pecar Dios mío, no más pecar! Mis pies corrieron á la maldad, mis manos se extendieron á la avaricia, mis ojos se soltaron por toda la vanidad, y mis oídos estuvieron siempre atentos a la murmuración y mentira y estando tal mi entendimiento, ¿qué al había de estar mi voluntad. Pequé, Dios mío, pequé contra vos, aquí me tienes humillado y contrito, no me desechéis de vuestro rostro amoroso. Vos medisteis riquezas, salud y gloria y yo todo lo empleaba en servicio de vuestro enemigo. ¿Qué diré a esto, Dios mío? ¿qué diré? ¿Cómo no bastaron tantas maneras de trabajos y miserias como vi en los otros hombres, para entender que todos aquellos males ajenos eran beneficios míos? Si la fiereza de los Leones y Serpientes se doma con beneficios ¿cómo no bastaron los vuestros para domarme a mí? ¿Cuál será, pues, la cuenta que me habéis de pedir por cosas que Os costaron tan poco? Y ¿cuál la de aquellas que os costaron vuestra Sangre? ¿Cómo pervertí todos Vuestros consejos? ¿Cómo desprecié el misterio de Vuestra Encarnación? Vos os hicisteis hombre para hacerme Dios; y yo amigo de mi vileza, hiceme bestia e hijo de Satanás. Bajasteis a la tierra, para llevarme al Cielo; y yo indigno de tal llamamiento; como no lo merecía no lo conocí, y me quedé sumido en el cieno de mi vileza. Vos me librasteis y torneme á mi cautiverio, Vos me resucitasteis, y volví a abrazar la muerte, Vos me incorporasteis con Vos, y yo torné otra vez a juntarme con el demonio. Ni bastaron tales beneficios para conoceros, ni tal muestra de amor para amaros, ni tales merecimientos para esperar en Vos, ni tal justicia como en Vos fue ejecutada, para teneros temor. Vos os humillasteis hasta el polvo de la tierra, y yo me quedé levantado en mi soberbia: Vos estuvisteis en la Cruz desnudo, y a mi avaricia no basta el mundo: a Vos os dieron de bofetadas, siendo Dios; y a mí no me han de tocar en la ropa, siendo un vilísimo gusano. ¿Por qué no me perdisteis, Señor? por qué no me perdisteis? y cuánta fué vuestra bondad y misericordia! ¡cuánto mi atrevimiento y malicia! ¿Pues qué haré Dios mío, que haré cuando entréis en juicio conmigo? Conozco que no merezco parecer delante de Vos, ni alzar los ojos a miraros. Mas ¿a dónde iré? ¿adónde me esconderé de Vos? ¿Por ventura no sois Vos mi Padre y Padre de las misericordias, las cuáles no tienen tasa ni medida? Pues ¿qué, otra cosa puedo hacer sino echarme a vuestros pies, y pediros misericordia? Vos sois mi Criador, mi Hacedor, mi Gobernador, mi Redentor, mi Salvador, mi Rey, mi Pastor, mi Sacerdote y mi Sacrificio. ¿A quién, pues, iré? ¿A dónde huiré sino a Vos? ¿Si Vos me desecháis quién me recibirá? Si Vos me desamparáis ¿quién me amparará? Recoged, Señor esta ovejuela perdida, que vuelve a buscaros, si llagado vengo, Vos podéis sanarme: si ciego, Vos podéis alumbrarme, si muerto, Vos me podéis resucitar, si sucio, Vos me podéis limpiar. Rociadme, Señor, con el Hisopo de vuestra gracia, y quedaré más limpió y blanco que la nieve. Mayor es Vuestra misericordia qué mi culpa: mayor vuestra piedad que mi maldad y más podéis Vos perdonar, que yo pecar. No me despreciéis, no, Dios mío, ni miréis a la muchedumbre de mis pecados, sino a la de vuestras, misericordias. Siendo, pues esto así, Señor, qué me atropella el demonio, todo el día me impugna y molesta: misericordia mi Dios, pues cada día clamo a ti misericordia, Padre de las misericordias, pues mi alma se halla enferma, y las virtudes están en mí muy desmayadas y perdidas: misericordia, Salvador mío, misericordia, y sea según tu gran clemencia y bondad: misericordia, Dios mío, pues eres misericordioso y glorioso en los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS
Intercesora
y abogada mía, Virgen Santísima, que por el amor sin igual que tuvisteis a
vuestro Sacratísimo Hijo, mi Señor Jesucristo, amándole no solo como á Hijo, sino
lo que es más como Esposo Dulcísimo, y el á Vos como á Esposa, honrándoos como
a tal con los atributos de Paloma Inmaculada, de perfecta, de amada y amiga
suya, fue tan grande el dolor que Vos misma recibisteis de su Pasión, que a mas
de traspasar vuestro Corazón afligidísimo aquellos clavos, herir vuestra Cabeza
aquellas espinas, acardenar todo vuestro Cuerpo y rostro aquellos azotes y
bofetadas, y recibir en vuestros brazos el Cuerpo difunto del Esposo Divino,
excedió a todo el veros privada de la compañía de este, que era todas vuestras
delicias, todo vuestro consuelo, regalo, dulzura y vid, sola sin Hijo y hecha como
viuda del Esposo: por esta Soledad vuestra dolorosísima, y por el ultraje que
padeció vuestra Santa Imagen en la calle de la Paloma de este Pueblo, siendo arrastrada;
pisada y hecha juguete de una insolente juventud, os ruego, Virgen Santísima,
que en desagravio de este ultraje, recibáis como en Sacrificio de mi sinceridad
este culto y veneración que os ofrezco en esta Novena, y me alcancéis de
vuestro Hijo y Esposo lo que en ella humildemente le pido, poniendo a Vos por
intercesora y abogada, para que supláis con vuestros méritos lo que mi
debilidad no alcanza. Amén.
ORACIÓN
A DIOS
Dios
y Señor de bondad y misericordia infinita, que miráis como propio el ultraje
hecho a la Imagen de vuestra Sacratísima Madre, y obrando con vuestra mano
invisible os valéis como de instrumento de una piadosa mujer para arrancarla de
las manos de la insolencia, y en desagravio darle un culto y veneración
singular, demostrando su protección y auxilio con innumerables favores, y haciéndose
la erigiese un Templo y Santuario, consagrado a esto desagravio, concededme, Dios
mío, lo que os pido en esta Novena, si es voluntad vuestra, y ha de ser para más
serviros y honraros en esta vida, y para gloria de mi alma en la otra, donde
deseo con todo mi corazón veros cara a cara con el Padre y el Espíritu Santo.
Amén.
DÍA
PRIMERO
ORACIÓN
¡Oh
Virgen Santísima, que antes que hubiera mundo ya fuisteis concebida en la Sabiduría
de Dios, teniéndola infusa porque no perdisteis la primera gracia, siendo
concebida sin ninguna sombra de pecado ni malicia! toda hermosa, toda perfecta,
toda amada del Esposo Jesucristo, siendo Vos, su Esposa y Paloma inmaculada, cándida
en extremo, sencilla, y la más humilde y recatada de todas las criaturas, dotada
de todas las virtudes, y ajena de todo vicio y corrupción mundana: haced que yo
imite vuestra pureza y perfección, encended en mi espíritu la llama dela virtud,
arrancad de raíz el vicio que me oprime; conducid mis pasos por la senda de la
humildad y contrición de mis pecados; para que uniéndome estrechamente con Vos;
consigamos fácilmente vuestra intercesión y logre esto que os pido en esta
Novena, si es voluntad del Señor. Amen.
Aquí
se rezan siete Ave Marías con su Gloria Patris en cada una, en memoria de los siete
Dolores de la Virgen, y al fin una Salve, rogando por las necesidades de la
Iglesia Católica, y aplicando cada uno las indulgencias por las Animas del
Purgatorio, después se bace un poco de pausa y pide cada uno lo que se propone en
la Novena, y hecho todo esto se dice la siguiente oración todos los días.
ORACIÓN
COMÚN
Oh
Virgen Santísima y Madre mía, que os dignáis ser llamada Madre admirable, causa
y motivo de nuestra alegría, consoladora de afligidos, refugio de los
pecadores, y auxilio y socorro de los Cristianos, amparad y acoged debajo de
las alas amorosas de vuestra protección a este devoto y devota vuestro, que
contrito y humillado hasta la tierra estoy asido de vuestra piedad y misericordia,
con una confianza entera de que no me abandonareis a la desconfianza, sí que
antes bien, haréis que me levante de vuestros Pies, rebosando en la alegría y consuelo
que me inspira la fe que tengo en vuestra protección y amparo, siendo esto que pido
para mayor honra y gloria de Dios, y bien de mi alma, pues de otra suerte nada
quiero sino el que se cumpla su santísima voluntad, y me conforme con ella
ahora y siempre. Amen.
-AI
fin de esta oración petitoria se dicen o cantan, si la Novena se hace en
público, los Gozos.
GOZOS
Pues
del Verbo Engendradora,
Sois,
María Inmaculada,
Socorred,
Virgen Sagrada,
Al
devoto que os implora.
La
Iglesia, mística Rosa
Os
apellida triunfante,
Por
ser Vos la más constante
Del
Eterno Verbo Esposa;
De
dolientes amorosa
Sois
dulce consoladora.
De
Paloma en los Cantares
Gozáis
título amoroso,
Por
eso el más milagroso
Aquí
mostráis a millares:
Quitando
grandes pesares
Al
que a tus Pies pide y llora.
Vuestra
Imagen ultrajada
En
este sitio se vio;
Pero
una mujer corrió
Al
momento apresurada;
Y
ella misma apiadada
Se
hace desagraviadora.
Este
Pueblo enternecido
Se
sacrifica sincero,
Al
ultraje verdadero
Que
vos habéis recibido;
Apartando
del olvido
La
efigie que humilde adora.
Por
tal desagravio Pía
La
devoción os ensalza,
Con
un culto que realza
Más
y más de día en día,
Aclamándoos
a porfía,
Alma,
Madre y Protectora.
Vuestro
original copiado
De
Lucas Evangelista,
Quien
fiel testigo de vista
Nos
lo dio en un fiel dechado,
Siendo
el más perfeccionado
De
su hábil arte Pintora.
Este
nuevo Santuario
Alcázar
de devoción,
Disteis
a esta Población
Para
ser nuevo sumario
Del
culto que a Vos diario
Toca
como bienhechora.
Vuestro
rostro en nuestro suelo
Todas
las gracias encierra,
Siendo
la dichosa tierra
Que
escogió vuestro desvelo,
Para
darnos el consuelo
En
todo momento y hora.
Entre
espinas azucena
De
Soledad con el llanto,
Os
miró el Esposo Santo
De
dolores toda llena;
Convertid
ya vuestra pena
En
amable aliviadora.
De
fe pura el más ameno
Un
jardín la piedad,
Nos
muestra en tu Soledad
De
delicias siempre lleno,
Saliendo
de vuestro Seno
La
Flor más encantadora.
Al
olor de vuestra aroma
Corren
sabias y benditas,
Las
que os aman doncellitas
Como
a Cándida Paloma,
Siendo
quien la culpa doma
La
pureza que en Vos mora.
Si
como Mirra escogida
Disteis
la dulce fragancia,
Sednos
Madre de constancia
En
nuestra fatal caída,
Alejando
nuestra vida
De
toda culpa traidora.
Ya
del borrascoso invierno
Se
ausentó el rigor insano,
Viniendo
de vuestra mano
El
Divino Sol sereno:
Haced,
pues, que venga ameno
A
ser nuestra feliz hora.
Pues
del Verbo Engendradora
Sois,
María inmaculada,
Socorred,
Virgen Sagrada,
Al
devoto que os implora.
ANTIFONA
Habiendo
Jesús visto a su Madre que estaba en pie junto a la Cruz, y al discípulo a
quien amaba, dice a su Madre: Mujer, ahí tienes a tu Hijo, y después dice al
discípulo, ahí tienes a tu Madre.
L/:
Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,
R/:
Paraque nos hagamos dignos de las promesas de Cristo
OREMOS
O
Dios en cuya pasión, según la profecía de Simeón, traspasó la espada del dolor
la dulcísima Alma de la gloriosa Virgen y Madre María: concede más
benignamente, que los que reverentes damos culto a su crucifixión y pasión, intercediendo
sus gloriosos méritos y súplicas, y las de todos los Santos que están fielmente
asidos a la Cruz, consigamos el feliz efecto de tu Pasión. Que vives y reinas,
por los siglos de los siglos. Amén.
DÍA
SEGUNDO
ORACION
¡O
Virgen Santísima, la más humilde de las criaturas, ya que, por esta virtud de
la humildad, reconocida en Vos con el mayor asombro y portento, agradasteis a
Dios en tanto grado, que os escogió entre millares y os hizo bendita entre
todas las mujeres, recreándose en Vos como en sus mayores delicias, apellidándoos
Paloma inmaculada, y sin aquella malicia que habita dentro del corazón
orgulloso! Haced que yo os imite en esa virtud, que es la primera de las que
competen al Cristiano, y trasformado en Paloma la más humilde y pura, destierre
lejos de mí todo el veneno de la soberbia y vanidad mundana; para que así mis
deseos tengan en Vos el termino virtuoso á que aspira mi alma, y logre por
vuestra intercesión, sí es voluntad de Dios, lo que os pido en esta Santa
Novena. Amén.
DÍA
TERCERO
ORACION
Virgen
Santísima, Madre de pecadores, puesto que, en aquel dulcísimo renombre de
Paloma perfecta, que os tributó el Esposo Jesucristo trasportado en amor hacia
vuestras incomparables perfecciones, también sobresale, como el Sol entre todos
los astros del Cielo, el atributo de Madre Pía y Misericordiosa, para con los
desvalidos y miserables pecadores, arrastrados por una avaricia insaciable, y negados
a todo el bien del prójimo: infundid en mi alma un rayo de esa sabiduría
celestial que mora en Vos, para que así iluminado, deteste con todo mi corazón
este infame, vicio de la avaricia, y me haga, imitándoos á Vos, piadoso y
misericordioso para con los miserables necesitados y cumpliendo de este modo
con la Ley Santa de Dios, no experimente el rigor de su justicia; y merezca
ahora, si me conviene, ser consolado con el logro de lo que pido en esta Novena,
y después gozar de la Gloria eterna, prometida por vuestro Hijo y Salvador nuestro
Jesucristo, a los que en este, mundo han sido misericordiosos. Amen.
DÍA
CUARTO
ORACION
Oh Virgen purísima y Madre la más casta del mundo, que asombrasteis a todo el Cielo, y llenasteis de admiraciones y prodigios la tierra con el amor sin igual que tuvisteis a la virginidad, obligando por ella al Unigénito del Padre a que se esposara con Vos y se hospedara y morara en vuestro Claustro Virginal con las mismas delicias y recreo que él mismo demuestra en los Cantares, en las expresiones de la mayor ternura y amor, cuando os llama: amiga , perfecta, hermosa y Paloma inmaculada, y del todo hermosa: haced que yo estampe en mi corazón el amor a esta virtud tan singular, que abrace mi en estado la castidad que a él compete, que no me abrase el fuego de la concupiscencia de la carne, que mate la llama de las pasiones livianas y viva en aquella santa honestidad de costumbres que me hagan enteramente agradable a los ojos de Dios, y digno de ser llamado hilo y devoto Vuestro, para que así me haga verdadero merecedor de los dones del Cielo y logre por mediación vuestra lo que solicitó en esta Novena, si ha de ser para más servir y agradar a Dios en esta vida, y después gozar de su gloria en el Cielo. Amen.
DÍA
QUINTO
ORACION
Oh, Virgen dolorosísima a quien ni la cruel persecución de Herodes, ni la rabia y furor de los Judíos en todo el curso de la pasión de vuestro Hijo muy amado Jesucristo y Señor nuestro, ni el recuerdo de ser el mismo aquel Esposo amabilísimo que, en la expresión de Paloma inmaculada, os llenó vuestro animo de todas las dulzuras y placeres que caber pueden en el corazón más transportado del amor, ni el contemplaros en la Soledad más triste y amarga, fueron motivos de ira e irritación contra los que tanto os afligían, sino antes por el contrario causas de ejercitar y enseñarnos con vuestro ejemplo la virtud de la paciencia más extremada y peregrina, trasladad en mi espíritu un amor santo a esta virtud, que es otra de las que perfeccionan la vida cristiana, poniendo un duro freno a todas mis irritaciones, rencores, odios y venganzas, que así logre ser aquel hijo de bendición que tanto alaba el Divino Oráculo, logre por Vos lo que pido en esta santa Novena, si es del agrado del Señor. Y los bienes que este tiene ofrecidos sin tasa ni límites a los justos, que viven y mueren en él. Amén.
DÍA
SEXTO
ORACION
¡O
Virgen! decoro de las vírgenes, siendo la más modesta de todas, pues que por el
ejemplo que las dais de modestia en el atributo de Paloma candidísima, que reconoció
en Vos el Esposo, las convidáis a una virtud, que es el precio inestimable de
la honestidad, del recato, de la moderación, de la templanza y sobriedad, y el
espejo en que deben mirarse y medir sus pasos, pensamientos, palabras y
acciones, siendo como fue vuestra vida, una perfecta enseñanza del verdadero honor
y decoro que compete á cada uno en su estado y religión: Concededme, Señora y
el que me encienda de un total aborrecimiento contra la inmodestia, contra la
disolución, contra la intemperancia, contra todo lo torpe y deshonesto, y
finalmente, contra el mal ejemplo y escándalo de mis prójimos; para que por
este medio ofrezca a vuestros Pies y Aras el Sacrificio de Justicia que decía
David, el cual aceptado y presentado por Vos al Padre de las misericordias,
será la víctima que aplacará su enojo, contra mis pecados, y el medio suave de
que yo consiga lo que os pido en esta novena, dirigiendo como es justo siempre
mis votos a la voluntad de Dios, de quien espero después de esta vida, el
premio eterno en la otra. Amen.
DÍA
SEPTIMO
ORACIÓN
O Virgen y Madre del Verbo Eterno, que abrasada en su amor le obligasteis á una Correspondencia más que humana, y del todo divina; tal como el Sabio nos la demuestra en los Cantares en las frases y expresiones de Paloma, de hermana, de perfecta, de esposa, de amada y de inmaculada, haciendo por este amor tan grande que dejara el Cielo, y bajara a la Tierra a tomar carne humana en vuestras entrañas Virginales, y que pareciera y muriera afrentosamente para redimirnos y salvarnos, sacándonos de la esclavitud del demonio; encended en mi alma, siquiera una pequeña llama de ese amor divino para que ame a Dios con todo mi corazón, destierre de mi carne la envidia, y cumpla con el precepto del Señor, amando a mis prójimos como a mí mismo, les haga todo el bien que pueda, y me alegre con ellos mismos de su felicidad; para que así renovado y limpio mi espíritu de las manchas de los vicios más infames, me justifique y ponga con Dios, y alcance por vuestro patrocinio y amparo, lo que deseo en esta Novena, si ha de ser para más servir a Dios en esta vida, y alcanzar después la bienaventuranza eterna. Amen.
DÍA
OCTAVO
ORACION
¡O
Virgen purísima la más sabia de todas las Vírgenes, porque fuisteis la más
prudente y la más diligente, porque fuisteis la más vigilante en esperar al
Señor, en hospedarle y recrearle con vuestro candor y hermosura sin igual de
alma; y con vuestra sencillez y candor de costumbres expresadas por él mismo, bajo
la voz de Paloma inmaculada y perfecta suya, sin que ningún paso de vuestra
vida torciese a la pereza y al sueño en su santo servicio; comunicadme este don
tan precioso de la Sabiduría Divina, para que en ningún momento de mi vida la pereza
que todo lo destruye, llegue a apoderarse de mi corazón, y Corromper á mi pobre
alma en la hediondez del vicio de la pereza que ensopora las virtudes, y no las
deja volar al monte santo de Dios, para que despierto a todas horas en servirle,
esto es, en hacer siempre su santísima voluntad, no me niegue lo que por
vuestra intercesión le pido humildemente en esta Novena, si es de su agrado, y después
me dé su gloria. Amen.
DÍA
NOVENO
ORACION
¡O Virgen Clementísima y Madre de pecadores cuya fe viva y constante jamás faltó en Vos, perseverando en el santo servicio de Dios, la más fiel de todas sin apartarse de Vos un momento en toda vuestra vida el cumplimiento de la voluntad de Dios como Paloma humildísima y criada dispuesta de continuo a cumplirla: infundid en mi alma una fe pura, para que le reconozca por mi Dios, por mi Criador, por mi Salvador y Glorificador, y siga fielmente sus santos preceptos, para que de este modo me abrace en su seno paternal, me dé una santa perseverancia en el ejercicio de las virtudes, logre lo que, mediando Vos, le pido en esta santa Novena, siendo como espero voluntad suya, y para más servirle; y viviendo una vida inocente en este mundo, me lleve después al Cielo, donde pueda verle cara a cara por toda la eternidad, Amen.
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