NOVENA
A
LA MADRE DE DIOS NUESTRA SAÑORA DEL REFUGIO
QUE
CON EL TITULO DE LA
DIVINA
PEREGRINA
QUE
SE VENERA
EN
LA IGLESIA DEL EXTINGUIDO COLEGIO SEMINARIO DE MISIONEROS APOSTÓLICOS DE SAN
FRANCISCO
DE
SAHAGUN,
LEON.
— 1855.
Establecimiento
tipográfico de la Viuda é Mijos de Miñón
Indulgencias
concedidas por cada día que se asista a esta Novena, o por rezar una Salve, o
un Ave María ante su imagen.
El
Excmo. Señor Cardenal Arzobispo de Toledo concede cien días de indulgencia. Los
ilustrísimos Señores Arzobispos de Santiago, Burgos, y Valencia cada uno
ochenta días. Los ilustrísimos Señores Obispos de León, Palencia, Valladolid,
Segovia, Sigüenza, Ávila, Astorga, Vich, Cádiz, Perth-Coadjutor, Zamora, Osma,
Santander, y Puerto Victoria, y otros, cada uno cuarenta días.
ADVERTENCIA
Este
Novenario va dispuesto en nueve Peregrinaciones, que hizo en este mundo la
Emperatriz de los Cielos a beneficio de nuestras almas, según consta
especialmente de la V. M. María de Jesús de Agreda, de cuya celebérrima
Historia, intitulado Mística Ciudad de Dios, se han copiado casi en formales
palabras, como se puede ver en las citas que van puestas,
El
modo de hacer con fruto esta Novena es prevenirse con una buena confesión;
procurar cada día pedir, y ejercitar aquella virtud que se señala, y practicó
en su jornada la Divina Peregrina; tener gran confianza que se conseguirá el
favor que se intenta, si conviniere al bien de su alma; y finalmente puesto de
rodillas delante de una imagen de María Santísima, persignándose, dirá todos
los días el acto de Contrición, y salutación como se sigue:
ACTO
DE CONTRICIÓN
Para
todos los días de la Novena.
Altísimo
Señor, y Dios eterno, uno en esencia, y trino en personas, yo vil criatura y
pecador miserable, postrado con humildad ante el trono de vuestra infinita
piedad, confieso que pequé contra vos mi Criador, mi Padre, y mi Señor; pero
reconocido de mis culpas, me pesa de corazón, de todas ellas, no tanto por la
gloria que perdí y el infierno que gané, cuanto por haber ofendido vuestra
infinita bondad, digna de infinito amor, propongo Dios mío, enmendar mis yerros
y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y para esto pido con toda mi
alma a mi Madre y Señora la divina Peregrina, se digne mirarme con los ojos de
su clemencia para que siendo mi medianera, protectora y abogada; consiga el perdón
de mis culpas, el conservarme en el feliz estado de la gracia y cuanto deseo
alcanzar por medio de esta Novena, la que ofrezco a gloria suya, y mayor bien
de mi alma. Amen.
SALUTACIÓN
Á MARÍA SANTÍSIMA PARA TODOS LOS DÍAS
Dios
te Salve María, Hija de Dios Padre;
Dios
te Salve María, Madre de Dios Hijo:
Dios
te Salve María, Esposa de Dios Espíritu Santo.
Dios
te Salve María, Templo, y Sagrario de la Santísima Trinidad.
Dios
te Salve María Santísima, Madre de Dios, y Señora nuestra, concebida en gracia
en el primer instante de su ser natural. Amen Jesús.
PRIMERA
PEREGRINACIÓN
A
JUDEA.
(Mist.
Ciud. de Dios de la V. M. Agreda, p. 2 lib. 5 cap. 16.)
CARIDAD
En
esta primera peregrinación hay que considerar a la divina Peregrina, caminando
con su Esposo S. José, desde Nazareth a las montañas de Judea, a visitar a su
prima Santa Isabel, llevando en su purísimo vientre al Verbo humanado; y aunque
en este viaje ejercitó su Alteza heróicas virtudes, la caridad fue la que
sobresalió como se verá en los prodigios siguientes. Halló en un lugar a una
pobre doncella gravemente enferma, y usando de la potestad de Reina de las
Criaturas, mandó a la calentura que dejase a la doncella, y a los humores que
se compusiesen; y al punto la enferma quedó sana en el cuerpo, y tan mejorada
en el espíritu que llegó a ser Santa. Llegó nuestra divina Peregrina a casa de
Santa Isabel, y a su vista, y voz dulcísima, no solo quedó Isabel llena del
Espíritu Santo, santificado en su vientre el Bautista, y su padre Zacarías
recuperada el habla, sino que también quedó santificada toda la familia, y otro
gran número de almas. En la casa de Santa Isabel servía una criada de muy
perversas costumbres, a quien acompañaban muchos demonios ansiosos de apresar
su alma, y solo cuando estaba en la presencia de María Santísima se retiraban
los enemigos, y no sentía la criada los malos efectos de su infeliz compañía:
con esto se aficionó a la Señora, y esta mandó a los demonios que la dejasen, y
al instante quedó libre la paciente, y tan trocada en el espíritu que en
adelante vivió santamente. No era de mejor condición otra vecina de la casa de Zacarías,
que vivía licenciosamente en la guarda de la honestidad: por curiosidad fue a
ver a nuestra Peregrina Reina, y apenas puso en ella los ojos, cuando la Madre
de la pureza la trocó en otra, sacando en recambio la virtud de la castidad, y
el verdadero arrepentimiento de sus pecados.
-Aquí
se recoge un rato al interior a considerar las maravillosas piedades de nuestra
gran Reina, y se la pide esta virtud de la caridad, y el favor que se intenta,
conseguir por esta Novena.
ORACIÓN
PARA
ESTE DIA PRIMERO
Emperatriz
Soberana, Misionera divina, embajadora de paz, mística Carroza del mejor Salomón,
Peregrina Paloma, de cuya dulcísima voz, se formaron las maravillas que
veneramos en esta sagrada jornada. Suplícote Madre mía, te dignes visitar mi
alma, quebrantando las cadenas de la culpa, y ahuyentando de
ella
las sombras, de que se mira cercada, para que alumbrada con la peregrina luz de
tu celestial visita, pueda lograr la verdadera paz de la bienaventuranza. Amen.
-Ahora
se reza una Salve en reverencia de los pasos de esta primera jornada.
GOZOS
DE
ESTA PRIMERA PAREGTINACION.
Pues
sois en peregrinar
la
Doctora más divinas:
Salve
Madre Peregrina,
Salve,
Refugio sin par.
El
enardecido celo
que
vuestro corazón baña,
hoy
os lleva a una montaña
para
transformarla en Cielo,
peregrino
vuestro anhelo
camina
allá sin parar.
Pan,
fruta, y poro pescao
fue
vuestra repostería. sor
y
Carroza de María:
fue
un jumentillo prestado,
Cielo
y tierra se ha admirado
de
humildad tan singular.
No
cansa vuestra piedad
del
hombre la ingratitud
á
todos dais la salud
usando
de caridad:
testigo
de esta verdad
fue
una doncella vulgar.
Por
madre os saluda amante
vuestra
prima reverente
del
Dios que mira presente
en
vuestro claustro brillante:
todo
se hizo en un instante
dando
a todos que admirar.
De
Zacarias la casa
queda
toda transformada,
y
hasta una pobre criada
logra
favores sin tasa;
mas
¿qué mucho si esto pasa
en
quien os llega a mirar?
Misionera
afortunada
fuisteis
en esta ocasión,
pues
se logró la misión
de
esta divina embajada;
la
gente queda admirada,
y
se deshace a llorar.
L/:
Ora pro nobis, Santa Dei Genitrix.
R/:
Ut
digni eficiamur promissionibus Christi.
OREMUS
Concede
misericors Deus fragilitati nostre presidium, ut qui Sanctee Dei benilricis
memoriam agimus, intercessionis ejus auxilio 4 nostris iniquitatibus resurgamos.
Per eundem Christam Dominum Nostrum. Amen.
SEGUNDA
PEREGRINACIÓN
A
BELEN.
(V.
M. Agreda p. 2. lib. 4. desde el cap. 9 hasta el 19).
POBREZA
En
esta segunda peregrinación se nos propone a la consideración la divina
Peregrina, caminando con su Santo Esposo José desde Nazareth hasta Belén, y entre
las virtudes que practicó, resplandeció con primor la Santa pobreza. En esta
jornada caminaban nuestros celestiales Peregrinos tan solos como pobres y
despreciados a lo del mundo; pero a lo del cielo prósperos, abundantes y
magníficos, Tuvieron en este viaje algunas penalidades, pues al llegar a las
posadas, unas veces oían palabras ásperas, y descorteses, otras les admitían
con desprecio en un rincón, del portal; otras les despedían como a gente
despreciable, y tenían, que retirarse a lugares menos decentes y más humildes, en
donde los brutos les daban el lugar y cortejo que les negaban los hombres. Llegaron
a Belén nuestros: Peregrinos, y ni aun entre sus parientes y conocidos hallaron
posada; por lo que, les fue preciso retirarse a un pobre portal o cueva, tan
humilde, y despreciable, que por serlo; nadie se dignó de ocuparla; y es que
solo les estaba bien esta humilde choza a los Maestros de la pobreza Cristo, y
María. Este fue el palacio, que tenía preparado el Supremo Rey de los Reyes
para hospedar a su unigénito humanado: entraron en él nuestros Santos Peregrinos,
y dadas gracias al Señor por el hospicio, le limpiaron ayudados de los ángeles,
y en la medianoche nació de María Virgen el Sol de justicia Cristo, allí le
adoraron los pastores y los reyes, y allí fue el oriente de todas nuestras felicidades.
-Aquí
se considera como el día primero.
ORACIÓN
PARA
ESTE SEGUNDO DÍA
Peregrina
Princesa de los Cielos y la tierra, mística nave de la gracia, donde fue
conducido el pan del Cielo para remedio del mundo, Arca del testamento, que en
esta peregrinación disteis a luz el verdadero Maná; Suplícote, Madre mía, te
dignes mirar mi alma con los dulces ojos de tu clemencia, para que, mejorada en
los dones, de las virtudes que espero por tu dulce patrocinio disponga decente hospicio
a mi Dios Sacramentado y logre la dicha de la eterna bienaventuranza. Amen.
-Una
Salve como el primer día.
GOZOS
Peregrina;
Hermosa Flor
de
candores más fragantes:
Guiad
a vuestros amantes
al
gozo de su Señor.
Vuestro
parto ya cercano
público
edicto dispone;
y
vuestra obediencia pone
para
el camino la mano;
prácticas,
vos, caso es llano,
de
la pobreza el primor.
Todo
el camino es portentos
á
favor de los mortales,
más
estos se portan tales
que
los ganan los jumentos:
sus
muchos atrevimientos
sufrís
vos con grande amor.
Y
a que a Belén has llegado
del
camino fatigada,
en
vez de encontrar posada
desprecios
has encontrado;
quedó
José traspasado
de
este suceso al rigor.
Superior
impulso os lleva
á
buscar acogimiento
en
el humilde aposento
de
un pobre portal 6 cueva;
ya
con esto el cielo aprueba
de
la pobreza el valor.
Por
manos angelicales
este
portal se compone,
tu
beldad ya dispone
as
fajas y los pañales;
estas
fueron las señales
de
nuestro Reparador.
El
arte de misionar
practicáis
en el camino,
pues
vuestro celo divino
todo
lo sabe allanar;
solo
vos sabéis ganar
al
más duro pecador.
DÍA
TERCERO
TERCERA
PEREGRINACIÓN
Á
JERUSALÉN.
(V.
M. Agreda p. 2 lib, A. cap. 19).
OBEDIENCIA
En
esta peregrinación hay que considerar a la divina Peregrina caminando desde
Belén a Jerusalén a cumplir la ley de la purificación, acompañada de San José,
y entre las virtudes que practicó fue singular la obediencia. La ley de la purificación
obliga a las mujeres no limpias, y siendo nuestra Reina más pura que las
estrellas, no la obligaba la ley; pero quiso sujetarse a ella, enseñándonos en
esto el primor de la obediencia. Caminaban, nuestros Santos Peregrinos rodeados
de innumerables ángeles, que descendían de las alturas a venerar y admirar a su
Rey niño, y Peregrino en los, brazos de su Madre. Llegaron a Jerusalén, y
previniendo la Peregrina del Cielo dos tórtolas, y dos velas, se fue al Templo,
y entregó su dulcísimo hijo al Santo Sacerdote Simeón, quien lleno del Espíritu
Santo le ofreció al Eterno Padre, y profetizó a María el cuchillo de dolor que atravesaría
su Purísima alma y la religiosa Reina, determinó hacer una Sagrada novena,
repitiendo al Eterno Padre la gustosa ofrenda de su Hijo; y multiplicando
oraciones por todos los pecadores; y el Altísimo le concedió unos grandes
privilegios a favor de sus devotos, quienes siempre la hallarán Madre, Refugio
y Amparo si buscan su patrocinio.
-Una
salve como el primer día.
ORACIÓN
Clementísima
Señora; Madre de Dios, Hijo Hija de Dios Padre, Esposa de Dios Espírita Santo,
toda pureza y Santidad, que para mí doctrina y enseñanza obedeces la ley que no
te-obliga, queriendo ser tenida por una de tantas; siendo en todo, para
singular y peregrina, ruégote, Señora, y Madre mía, me alcances de tu Santísimo
Hijo que yo venza mi soberbia, y obedezca y me sujete a las leyes de verdadero
Cristiano, poniendo por obra los divinos mandamientos, para que su guarda me
ponga con felicidad en la triunfante Jerusalén de la gloria. Amen.
-Una
salve como el primer día.
GOZOS
Peregrina
en quien se esmera
de
Dios el poder sagrado.
Condúzcanos
tu cuidado
a
la dicha verdadera.
No
estas Señora obligada
á
la ley de las demás
pero
no estuvo de mas
el
hacer esta jornada;
pues
queda así acreditada
la
obediencia más entera.
A
pie con pasos hermosos
Peregrina
te contemplo
llevando
la ofrenda al templo
que
hizo a los hombres dichosos;
si
los ángeles gozos
te
sirven en la carrera.
Con.
el precioso Cordero
que
cielo y tierra enriquece
dos
tortolillas ofrecen
vuestro
afecto: verdadero;
Simeón
con todo esmero,
su
gran fortuna pondera.
Con
su profético ardor
á
vos Cordera Sagrada
os
profetiza la espada
del
más acerbo dolor,
cuando
al mismo Salvador,
le
anuncia la muerte fiera.
Una
novena, Señora,
en
el templo disponéis,
y
por respuesta tenéis
será
feliz nuestra hora:
esto
logra el que os implora
con
humildad verdadera.
Predicáis
con Cristo en mano
como
insigne misionera;
y
al verte de esta manera
todos
vienen a tu mano;
hasta
el gentil más insano
toma
segura Carrera.
DÍA
GUARTO
CUARTA
PEREGRINACIÓN
A
EGIPTO
(V.
M. Agreda, p. 2. lib. 4. cap. 22. hasta el 30).
PACIENCIA
En
esta peregrinación se nos ofrece a la consideración nuestra divina Peregrina
caminando desde Jerusalén a Egipto en un humilde jumentillo, llevando en sus
brazos a su dulcísimo niño Jesús, y en compañía de San José, y los ángeles y
entre las virtudes que practicó en es la jornada sobresalió la paciencia, y
entera resignación en la voluntad de Dios. Salieron de Jerusalén nuestros
Santos Peregrinos, Jesús, María, y José, en el silencio, y oscuridad de la
noche, huyendo de Herodes, que quería matar al niño Dios; y aunque naturalmente
les daban pena a los dos castos Esposos las forzosas incomodidades del camino,
todo lo vencieron con una invicta paciencia y altísima resignación en la
voluntad de Dios. Llegaron a la ciudad de Gaza, y allí la divina Peregrina dió
perfecta salud a dos enfermos, dejó buena y sana a una que estaba baldada y a cuantos
la veían o hablaban, les mejoraba en el alma. Prosiguiendo sus jornadas
entraron en un desierto de más de sesenta leguas, en donde tuvo bien que
lucirlo su paciencia, porque les faltó el abrigo, y se levantó un temporal de
agua, y vientos destemplados que les fatigaba y cegaba, sin dejarles dar un
paso. Llegaron a los poblados de Egipto, y tomaron asiento en Heliópolis. A su
entrada dieron en tierra los ídolos, cumpliéndose la profecía de Isaías, que
dice: subirá el Señor sobre una nube ligera (que era su Santísima Madre)
entrará en Egipto, y se conmoverán sus simulacros. Salían de ellos los
demonios, dejando también libres a muchos gitanos, a quienes catequizaba,
enseñaba, y convertía nuestra Peregrina Madre, haciendo con ellos oficio de
Misionera.
-Aqua
se considera como el primer día.
ORACIÓN
Soberana
Madre del amor hermoso, Peregrina Nube del mejor refugio, en quien el Sol de
justicia Cristo Jesús hizo sagrada jornada para llenar a Egipto de gracias y
maravillas: Misionera divina que con obras y palabras destierras la ceguedad de
gentes bárbaras, atrayéndolas con tu dulce eficacia a la verdadera
luz
del conocimiento de Dios; Suplícote Peregrina Señora, visites mi pobre alma, y
arrojes de ella los ídolos de afectos desordenados, desterrando de ella los
horrores de la culpa, y poniéndola con tu intercesión en la claridad de la
gracia, para que sirviendo a Dios en espíritu de es he merezca ala. y gozarle
para siempre. Amén.
-Una
salve como el primer día.
GOZOS
Peregrina
que en verdad
Sois
la nube más divina.
A
quien a amarte se inclina
dad
gozos de eternidad.
De
salir de vuestra tierra
orden
recibió del Cielo,
pues
de Herodes el desvelo
hace
a Jesús cruda guerra;
ésta,
Señora, os destierra
con
toda penalidad.
Fué
Gaza muy venturosa
en
lograros Peregrina,
pues
halla en ti medicina
con
solo ver una Rosa;
fue
cosa maravillosa
sanar
toda enfermedad.
Continuando
la jornada
de
Gaza salís, Señora,
y
no halláis quien os socorra,
estando
tan fatigada;
dejase
ver extremada
vuestra
gran necesidad.
A
vuestras insinuaciones
el
Cielo propicio asiste,
y
el desierto luego viste
de
admirables refecciones
con
manjar y pabellones
defiende
vuestra beldad.
Ya
sobre la nube leve
entra
en Egipto el Señor,
va
su brazo superior
á
los ídolos conmueve,
ya
el demonio no se atreve
a
ostentar su vanidad.
Aquí
como Misionera
hacéis
la causa de Dios,
y
todos miran en vos
su
ventura verdadera;
en
todo sois milagrosa
como
Madre de piedad.
DÍA
QUINTO
QUINTA
PEREGRINACIÓN
A
NAZARETH
(V.
M. Agreda, p. 2. lib. 4. cap. 50).
PIEDAD
Y MISERICORDIA
En
esta peregrinación hay que considerar a nuestra divina Peregrina de vuelta. de Egipto
a Nazaret, en que ejercitó con excelencia la piedad y misericordia. Siete años
estuvieron en Egipto nuestros desterrados peregrinos Jesús, María y José, en
que ejecutaron tantas maravillas, que si se hubieran de escribir no cupieran en
muchos libros, los cuales cumplidos habló en sueños el Ángel del Señor a San
José, y le dijo se volviese a tierra de Israel con el niño y la Madre, porque
ya era muerto Herodes y los demás que procuraban la muerte al niño Dios: con
este aviso determinaron su jornada, repartiendo primero entre los pobres las
alhajas que tenían en la casa; dándoselas María Purísima al niño Dios para que
por sus manos corriese esta obra de piedad y misericordia. A la despedida eran
tantas las lágrimas y sollozos de los conocidos, que á no facilitarlo el poder
divino, no les permitieran salir de la ciudad; pero, siendo precisa la jornada,
salieron de Heliópolis, y como la fama de sus maravillas estaba ya divulgada en
toda aquella Provincia, eran sin número los que de los lugares del tránsito salían
a visitarles; y solo con verlos salían de su presencia socorridos de la gracia.
Continuando sus jornadas volvieron a pasar los desiertos arenosos por donde había
ido a Egipto, padeciendo los mismos trabajos. Al fin llegaron a Nazareth su
patria, en donde el divino infante fue creciendo en edad y sabiduría, siempre
sujeto a sus Padres y llamado de todos Nazareno, según lo que estaba escrito.
-Aquí
se considera como el primer día.
ORACIÓN
Piadosísima
Señora, y Madre de misericordia, que cumplido tu destierro vuelves Peregrina a tu
patria, llenando de beneficios a los que se llegan a ti con algún piadoso
afecto; Suplícote Madre mía, me asistas propicia en este valle de lágrimas,
para que acabando en gracia el merecido destierro de esta triste vida, alcance
con felicidad los gozos de la eterna patria. Amén.
-Una
salve como el primer día.
GOZOS
Peregrina,
hermoso asiento
del
Cordero, que es León.
Válganos
tu intercesión.
para
el eterno contento,
De
peregrinar aviso
tuvo
en sueños vuestro Esposo,
á
Nazareth presuroso
que
camine el Cielo quiso;
y
vos tenéis por preciso
darle
entero cumplimiento.
Vuestra
piedad singular
se
conoce en la partida
dando
a los pobres la vida
con
repartir el ajuar:
en
cada don sabéis dar
un
riquísimo talento.
Lágrimas
amargas vierte
Egipto
en vuestra partida;
de
buena gana la vida
trocaría
por la muerte,
pues
se le muda la suerte
con
tan duro apartamiento.
Humilde
y pobre equipaje
lleváis,
divina María,
más
celeste compañía
hizo
célebre el viaje;
fue
milagroso el pasaje,
y
peregrino el sustento.
Vuestro
peregrino celo
á
favor de nuestras almas
consigue
triunfos y palmas
para
alegría del Cielo;
aquí
logra vuestro anhelo
en
cada pasó un portento.
Sois
Misionera Sagrada,
Misionera
Peregrina
pues
la palabra divina
repartís
en la jornada;
una
cosecha colmada
supo
lograr tu ardimiento.
DIA
SEXTO,
SEXTA
PEREGRINACION
A
JERUSALEN.
(V.
M. Agreda, p. 2. lib. 5. cap. 3.)
RELIGION
En
esta peregrinación se nos ofrece a la consideración nuestra divina Peregrina
caminando a Jerusalén a celebrar la Pascua, siendo la virtud de la Religión la
que movía sus hermosos pasos. Mandaba la ley a los Israelitas que tres veces al
año se presentasen en el templo de Jerusalén a dar culto al Señor; y aunque
esta solo obligaba a los varones, por determinación del divino Maestro Jesús
iba solo San José las dos veces, y la tercera iban juntos Jesús, María, y José a
celebrar la Pascua de los ácimos, y a tributar al Señor este acto de religión:
al salir de casa nuestra Soberana Reina pedía la bendición puesta de rodillas a
su Hijo y a su Esposo San José; y aunque cuando el niño era pequeño le llevaban
sus Padres algunos ratos en brazos; pero después por lo común todos tres hacían
su viaje a pie, que siendo de treinta leguas, fatigaba a nuestro divino
infante, enterneciendo a su Peregrina Madre, que de compasión lloraba, y
limpiaba el sudor del rostro de su dulcísimo Hijo, y le enjugaba las lágrimas
que por nuestro remedio derramaba en el camino. En llegando a Jerusalén, luego
se retiraban al
templo
en que el Verbo humanado se ofrecía al Eterno Padre para remedio del mundo, en
lo que le acompañaba nuestra Peregrina Reina y habiendo celebrado así la
Pascua, se volvían a su patria.
-Aquí
se considera como del primer día,
ORACIÓN
Religiosísima
Peregrina, Madre de Dios y Señora nuestra, que en el culto y veneración de la
suprema Majestad fuiste la única, singular y Peregrina, saliendo todos los años
de Nazareth tu patria para la casa de Dios y templo de Jerusalén, donde en
premio de tu religión heroica mereciste extraordinarios favores del Altísimo
para bien de tus devotos; Suplícote Madre purísima, me alcances con tu
patrocinio que así adore al Altísimo acá en la tierra, que merezca
el
favor de alabarle, y gozarle en la eterna bienaventuranza. Amén.
-Una
salve como el primer día.
GOZOS
Pues
en culto y religión
sois
Peregrina tan bella.
Guiad
con feliz estrella
nuestro
humilde corazón.
Tres
veces con el afecto
á
Jerusalén partiste,
más
una sola saliste
cada
un año en el efecto;
allí
triunfó sin defecto
tu
obediencia y religión.
El
niño Dios se fatiga
suda
y lora en la jornada,
y
vos Peregrina amada
con
él también hacéis liga;
pues
el amor os obliga
á
tenernos compasión.
Treinta
leguas de camino
andáis
á pie, acompañados
de
espíritus, que inflamados
de
ver al Verbo divino
en
traje de peregrino
se
pasman de admiración.
Al
templo llegáis amante
oración
hacéis ferviente,
y
por victima excelente
ofrecéis
al Dios infante;
celestial
milicia cante
vuestra
ferviente oración.
En
el templo y las jornadas
aunque
vas de Peregrina
la
música más divina
os
canta sus alboradas;
todas
van encaminadas
á
tu gran veneración.
Tus
pasos fueron Misiones
que
hicieron fruto copioso
y
lograron su reposo
pecadores
a millares;
todos
te dan bendiciones
por
su feliz conversión.
DÍA
SÉPTIMO
SÉPTIMA
PEREGRINACION
Á
BUSCAR EL NIÑO DIOS
(V.
M. Agreda, p. 2. lib. 5. cap. 4 y 5.)
FORTALEZA
En
esta peregrinación hay que considerar a nuestra. divina Peregrina caminando a
Jerusalén en busca del niño Dios, descubriendo en este penoso lance el primor
de su magnanimidad y fortaleza. Siendo ya el niño Dios de edad de doce años,
fue
con sus Padres a Jerusalén a celebrar la Pascua como lo tenían de costumbre; y a
la vuelta, al salir de la Ciudad, se quedó el niño en Jerusalén, sin que lo
conociesen sus Padres, porque pensaba cada uno que iría en compañía del otro:
así
caminaron todo un día, cada uno por distinto camino, como era costumbre: pero
al encontrarse por la noche, y hallarse sin su soberano Hijo, quedaron
traspasados de dolor, pero lo sufrieron con heroica magnanimidad y fortaleza. Buscaron
con toda diligencia al querido de su alma, y no ballándole entre los deudos y
conocidos, se volvieron a Jerusalén: rodearon calles y plazas, preguntando por
su amado; y con la noticia que les dió una mujer de haber dado limosna a un
niño de las señas que ellos daban, respiró algún tanto el corazón de la
afligida Señora; y continuando su pesquisa, la dijeron en un hospital que un
niño de extraordinaria belleza les había visitado, y llevado algunas limosnas,
y dejándoles consolados y aliviados de sus males. Con esto se fue la Señora al
templo, y le hallo sentado entre los doctores, preguntándoles y respondiéndoles
sobre lo que disputaban; aguardó la Señora (dando gracias a Dios) a que acabase
la disputa, reprimiendo con fortaleza su gozo, y echándole como amorosa Madre
los brazos, le dijo: Hijo ¿por qué lo habéis hecho así? Mirad que vuestro Padre
y yo, llenos de dolor. os andábamos buscando. Con esto descansó aquel columbino
corazón, y el niño se volvió con sus Padres a Nazareth, refiriéndoles en el
camino cuanto había ejecutado en los tres días.
-Aquí
se considera como el primer día.
ORACIÓN
Peregrina
Señora, Reina de los Ángeles, Maestra de las virtudes, que en las mayores
tribulaciones de tu alma descubres el oro purísimo de tu magnanimidad y
fortaleza, caminando como sedienta cierva en busca de tu verdadera vida, y
haciendo por encontrar las más vivas diligencias; Suplícote Madre mía, me
asistas con tu protección amorosa para que lleve en paciencia los trabajos de
la vida, y acierte á buscar de todas veras al que tantas veces he perdido por mis
culpas, para que continuando en buscarle con íntimo dolor de todas ellas,
merezca encontrarle sin la contingencia de perderle por toda la eternidad. Amén.
-Una
salve como el primer día.
GOZOS
Pues
en busca de tu amado
caminas
fuerte y constante.
Sed,
Madre norte brillante
para
el puerto deseado.
Al
cumplir los años doce
el
regio encarnado Sol
quiere
que de su arrebol
el
mundo los rayos goce;
ya
es justo se desemboce
el
Verbo Dios humanado.
Esta
gran solemnidad
continuáis
por siete días
y
entre gozos y alegrías
os
miráis con soledad,
pues
del niño la beldad
con
misterio se ha ausentado.,
Con
ansias de amor ferviente
le
buscáis por los caminos,
no
le halláis entre vecinos,
entre
amigos ni parientes;
sentís
las luces ausentes
de
ese Sol que se ha ocultado.
Tres
días de larga ausencia
anduvo
vuestro cuidado;
señas
dais de vuestro amado
mas
no dais con su presencia;
solo
encuentra tu clemencia
indicios
de lo buscado.
A
un hospital te encamina
tu
deseo fervoroso
y
tu corazón ansioso
allí
logra luz divina
con
esto vais, Peregrina
al
templo más afamado.
Ya
en el templo le encontráis
disputando
con los sabios,
y
que la gracia en sus labios
está
derramada halláis;
quejas
amantes le dais
el
dolor que os ha causado.
DÍA
OCTAVO
OCTAVA
PEREGRINACIÓN
A
ZARAGOZA
(V.
M. Agreda, p. 3. lib, 7. cap. 17.)
CELO
SANTO
En
esta peregrinación se ofrece a la consideración la divina Peregrina caminando
desde Jerusalén a Zaragoza en manos de Serafines a visitar al Apóstol Santiago,
y entre otras virtudes practicó como celestial Misionera el celo santo a favor
de nuestras almas. Después de la Ascensión de Cristo a los Cielos, estaba su Purísima
Madre en Jerusalén haciendo oración por el feliz logro de la predicación de los
Apóstoles; en particular pedía por el Apóstol Santiago, Patrono de España.
Apareciósela su Santísimo Hijo, y le dijo: Madre mía amantísima, es mi voluntad
que visitéis en España a mi fiel siervo Jacobo, que se halla predicando en
Zaragoza, y le diréis que vuelva a Jerusalén, en donde
padecerá
martirio; pero que primero edifique en aquella ciudad un templo, en donde Vos,
Madre mía, seáis venerada, como Madre y Protectora de aquel Reino; y para que podáis
enriquecerle, deposito en vuestras manos todos mis tesoros. Mandó luego el
Señor a los Ángeles que formasen un trono real, y colocando en él a su Reina la
trajeron a Zaragoza en alma y cuerpo mortal, llegó nuestra Soberana Peregrina a
Zaragoza a media noche, estando nuestro Patrón Santiago en oración con sus
discípulos a las márgenes del Ebro; vieron y oyeron lodos los resplandores y
música con que traían los Serafines a su Reina: nuestro Apóstol puesto de
rodillas la adoró con profunda reverencia: y vio juntamente sobre una columna
de mármol una imagen de la misma Señora hecha por mano de Ángeles. Dióle su
maternal bendición la piadosa Emperatriz y le dijo: Jacobo, hijo mío, mira que este
lugar le ha destinado Dios para Templo dedicado a mi nombre, y quiere que en él
se franqueen sus divinas misericordias con todos los fieles que por medio de mi
intercesión las pidieren; yo en nombre del Todopoderoso les prometo mi protección
y amparo, y en testimonio de esta mi promesa quedará aquí esta columna y
colocada en ella mi propia Imagen, y dando nuestro Apóstol humildes gracias a
la Soberana Reina, la pidió su especial protección para este reino de España, y
habiéndoselo concedido con maternal benignidad, la volvieron los Ángeles a
Jerusalén.
-Aquí
se considera como el primer da.
ORACION
Purísima
Madre de Dios, amparo y refugio nuestro, Peregrina Protectora de todo el reino
de España, a quien visitó tu clemencia, haciendo especial jornada a Zaragoza,
aun viviendo en esta mortal vida, para asegurarnos a todos de tus amorosas piedades;
Suplícote, Peregrina Madre, que pues tan de antemano me buscó tu piedad para
hacerme feliz, logre ahora por tu intercesión el que no desmerezca tu protección
amorosa, antes con ella consiga en mi última jornada tu asistencia, para subir
con felicidad a la gloria. Amen.
-Una
salve como el primer día.
GOZOS
Pues
lo ardiente de tu celo
te
acredita Misionera.
La
conversión verdadera
pedimos
con todo anhelo.
Para
España de misión
que
vengáis ordena el Cielo,
y
la jornada de un vuelo
disponéis
sin detención;
y
pues que tu dignación
se
vino así a nuestro suelo.
Por
el aire conducida
y
en trono de nube clara
venís
Peregrina rara
á
darnos la mejor vida;
sí
así tu amor nos convida
para
el camino del cielo.
Vuestra
piedad generosa
Templo
en España ha escogido,
porque
nunca tenga olvido
de
Madre tan cariñosa:
arte
fue maravillosa
para
darnos el consuelo.
Tesoro
de tu piedad
es
aquel Templo dichoso,
en
él ofreces reposo
y
toda felicidad;
á
tan gran benignidad
humilde
y constante apelo.
Por
Misionera queréis
que
todo el reino os conozca
y
que en esto reconozca
la
piedad que le tenéis:
Peregrina
vos sabéis
cómo
nos mira tú celo.
Para
hacer vuestra misión
queréis
estar muy de asiento,
y
por eso con contento
en
España hacéis mansión;
vuestra
insigne protección
se
mira aquí sin recelo.
DÍA
NOVENO
NOVENA
PEREGRINACION
A
ÉFESO
(V.
M. Agreda, p. 3. 1b. 8. Cap. 1, hasta el 5.)
AMOR
DE DIOS PURO Y CASTO
En
esta peregrinación hay que considerar a nuestra divina Peregrina caminando en
compañía de San Juan Evangelista desde Jerusalén á Éfeso en la Asia; y entre
otras virtudes que practicó en este viaje y estancia sobresalió con primor el
celo de la honra de Dios, y amor de la pureza y castidad. Al cuarto día de
vuelta de nuestra Peregrina Reina de Zaragoza a Jerusalén, se puso en camino
para Éfeso en compañía de San Juan Evangelista, y habiendo llegado al puerto en
un humilde jumentillo, tomaron embarcación nuestros Santos Peregrinos; y
previniendo nuestra gran Reina los peligros del mar, hizo oración por todos los
navegantes, y el Señor la concedió que favorecería a cuantos la invocasen con Piadosa
devoción. Los peces reconociendo a su reina, rodearon la nave, y asomando las
cabezas hacían meneos agradables; y dándoles la piadosa Madre la bendición, se
volvieron a su centro. En pocos días desembarcaron en Éfeso, y fueron
innumerables las maravillas que nuestra Peregrina Señora hizo; convirtió muchas
almas, sanó enfermos, y libertó a muchos de la tirana posesión de los demonios
con solo llegar a su presencia. Había en aquella ciudad una congregación de mujeres
que cometían feos y torpes pecados con los demonios inventores de esta falsa
secta, cuya capitana fue una llamada Diana, a quien habían dedicado un famoso
templo en que vivían aquellas diabólicas mujeres con el pretexto de vírgenes.
Quedó traspasado de dolor el corazón purísimo de María Santísima, y celosa de
la honra de Dios, y de la virtud Santa de la castidad, mandó a los demonios que
saliesen del templo, y al punto cayeron como rayos al infierno; y a un Ángel
que arruinase aquel sacrílego templo, lo que hizo en un momento, quedando espantados
los de Éfeso, y sepultadas en las ruinas aquellas torpes mujeres, menos nueve,
con las cuales, y otras que convirtió nuestra Reina, hizo una congregación que
recompensó los agravios que habían hecho las primeras a Dios y a la castidad.
-Aquí
se considera como el primer día.
ORACIÓN
Eminentísima
Señora, Peregrina Misionera, fecunda nube de gracias y maravillas, que en
beneficio de las almas extiendes el rocío de tu celestial doctrina por el mar, por
la tierra, sin que nadie se pueda esconder del manantial de tu piedad amorosa; Suplícote
Reina mía, me admitas debajo de tu protección
y
refugio, visitando mi alma como divina Misionera, y lanzando de ella los
demonios de las culpas, porque puesta en la libertad de la gracia, acierte a
disponer la jornada para la eternidad de la gloria. Amen.
-Una
salve como el primer día.
GOZOS
Pues
en la tierra y el mar
te
admiramos Misionera.
Guiadnos
en la carrera
hasta
llegarte a gozar.
Hoy
la nube más divina
la
Peregrina del Cielo,
vestida
de ardiente celo,
por
mar y tierra camina;
sois
divina Peregrina
que
buscáis a quien salvar.
Ya
las aguas no se atreven
con
los que son tus devotos,
pues
al mar pusiste cotos,
M
sus olas te obedecen;
las
tempestades no empiecen
á
quien te llega á invocar.
Al
puerto sin detención
llegáis,
Peregrina bella,
y
cual Misionera estrella
en
Éfeso hacéis mansión,
los
frutos de esta misión
¿quién
los podrá numerar?
Maestra
de Misioneros
te
acreditan tus acciones,
pues
quitas las ocasiones,
arruinando
pecaderos
y
pues se ven los esmeros
de
tu celo singular.
Toda
la furia infernal
á
tu voz quedó rendida,
y
Diana fementida
recibió
golpe fatal;
aqueste
triunfo cabal
consigues
con solo hablar.
Los
demonios envidiosos
de
fruto tan abundante
se
confiesan sin aguanto
á
tantos triunfos gloriosos;
y
pues a tantos colosos
derribas
con tu mirar.