DEVOCIONARIO CARMELITA
Manual de los devotos de Nuestra Señora del Carmen
SÁBADO
CONSAGRADO A
NUESTRA AMANTÍSIMA MADRE
Y
SEÑORA DEL CARMEN
FELICITACIÓN SABATINA
¡Oh dulcísima y amorosísima Madre mía del Carmen! Ante
vuestra presencia llego en este día que os ha consagrado la Iglesia para felicitaros
muy cordialísimamente por las extraordinarias excelencias y singulares prerrogativas
con que fuisteis enriquecida por la diestra poderosa del Altísimo,
especialmente por vuestra Inmaculada Concepción y por la gran dicha que os cupo
en ser la elegida para Madre de Dios y Emperatriz de todo el Universo. Es
también mi intención ¡oh purísima María! rendiros hoy un tributo de admiración
a la par que de reconocimiento por los especiales favores e innumerables beneficios
que en otro tiempo habéis otorgado a vuestros amados hijos los Carmelitas, así
como por los que sin cesar les seguís dispensando. Vos ¡oh sacratísima Madre! aun
nueve siglos antes de existir, fuisteis profetizada en aquella blanca nubecilla
que vio desde el Carmelo nuestro glorioso Padre San Elías, y venerada ya desde
entonces cual futura Madre del Redentor, así por él y su discípulo Elíseo, como
por sus compañeros y sucesores en aquel mismo sagrado Monte. Vos, durante
vuestra preciosa existencia aquí en la tierra, visitasteis repetidas veces a
los hijos de Elías prodigándoles celestiales consuelos, y al acercarse la hora de
vuestro glorioso tránsito a los cielos, queriendo darles evidentísima prueba de
vuestro maternal amor, los constituisteis en herederos vuestros, legándoles,
con el ejemplo de vuestras inefables virtudes, la posesión de vuestra santa
casa de Nazareth, donde tuvo lugar la Encarnación del divino Verbo. Vos
vigilasteis siempre por el decoro y esplendor de la Orden Carmelitana, favoreciéndola
constantemente, defendiéndola en muchas ocasiones contra poderosos enemigos, apareciéndoos
al Sumo Pontífice Honorio III para ordenarle la protegiese y confirmase, y a
San Pedro Tomás para asegurarle que subsistiría hasta el fin del mundo; y finalmente,
suscitando en ella Santos gloriosísimos como lo fueron los ínclitos fundadores de
la Descalcez, la seráfica Teresa de Jesús y el extático Juan de la Cruz,
confesores tan insignes como Bertoldo, Brocardo, los Albertos de Jerusalén y de
Sicilia, los dos Cirilos, Hilarión, Avertano, Simón Stock, Andrés Corsino,
Franco de Sena, Bautista Mantuano, Juan Soreth y Luis Morbioli; vírgenes tan
preclaras como Eufrasia, Eufrosina, María Magdalena de Pazzis, Angela de
Bohemia, María de los Ángeles, las Juanas de Tolosa y Scopelli y Arcángela
Girlani; matronas tan esclarecidas como Francisca de Amboise y María de la
Encarnación; y mártires tan ilustres como Ángelo, Pedro Tomás, Telesforo,
Gerardo, Anastasio, Dionisio, Redento y las dieciséis vírgenes de Compiegne, y
tantas y tantas más que con sus heroicas virtudes unos, y su generosa sangre otros,
resplandecen como estrellas brillantísimas en el cielo carmelitano. Y, cual sí
tantas y tan singularísimas gracias no fueran todavía fehaciente testimonio de nuestra
amorosa predilección por esta Orden sagrada, Vos, llevada de vuestra inagotable
misericordia, Os dignasteis enriquecerla con dos admirabilísimos privilegios:
primeramente, descendiendo gloriosa de los cielos, acompañada de numeroso coro
de ángeles, para entregar por vuestras purísimas manos a vuestro muy amado hijo
San Simón Stock el don riquísimo de vuestro Santo Escapulario, «señal de
vuestra confraternidad, de salvación en los peligros, de salud eterna, de
alianza, de paz y pacto sempiterno», prometiéndole solemnemente que no
padecerían el fuego eterno los que muriesen revestidos con él; y después,
apareciéndoos a vuestro dilectísimo siervo el Pontífice Juan XXII para
revelarle que, como Madre piadosísima que sois, libertaríais de las penas del Purgatorio en el
sábado siguiente a su muerte, las almas de aquellos de vuestros Cofrades que hubiesen
satisfecho el pacto. Vos, en fin, ¡oh Madre mía amantísima! que de tan diversos
modos nos habéis favorecido siempre, recibid benévola mi pobre corazón lleno de
fervoroso entusiasmo e inmensa gratitud hacia la más pura de las vírgenes y más
amorosa de todas las madres. Pero no he de alejarme, Señora, de vuestra
presencia sin antes rogaros me concedáis una devoción siempre más perfecta y
constante hacia Vos, y una completa confianza de recibir por vuestro poderoso
patrocinio todas aquellas gracias que tan necesarias me son para salvarme.
Conceded también a todos los que adornan su pecho con vuestra sagrada
insignia, que crezcan en el vergel carmelitano como flores las más fragantes
que esparzan por doquier el buen olor de Jesucristo con la suavidad y aroma de
sus cristianas virtudes. Sea vuestro Escapulario para todos nosotros abrigo
celestial contra los ardores de la concupiscencia y los helados fríos de la indiferencia
y el pecado, a la vez que salvaguardia en todos los peligros de alma y cuerpo.
Os ruego también. Madre mía muy querida, por la conversión de los infieles, herejes
y pecadores, por la propagación y exaltación de la Santa Iglesia Católica, por la
conversión y prosperidad del Romano Pontífice, por la paz y concordia entre
todos los pueblos y príncipes cristianos, por la salud y acierto de nuestro
Monarca y felicidad de nuestra patria y por el bien espiritual y temporal de
todos nuestros parientes, amigos y enemigos, por los pobres enfermos,
agonizantes, encarcelados, navegantes y caminantes, por las benditas almas del
Purgatorio, en especial por las de aquellos de vuestros Cofrades que se hallen
actualmente en ese lugar de expiación. No olvidéis. Señora mía y Reina mía, que
en este vuestro día del sábado esperan ansiosas vuestra visita: sacadlas, pues,
hoy, de esas terribles penas en cumplimiento de vuestra promesa, y llevadlas al
cielo, para que allí adoren a vuestro divino Hijo y os alaben a Vos eternamente.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia
L/: Reina y honor del
Carmelo.
R/:
Nos disteis una señal de vuestra protección.
ORACIÓN: ¡Oh
Dios, que condecorasteis la Orden del Monte Carmelo con el título especial de
vuestra Santísima Madre la Bienaventurada siempre Virgen María! Concedednos
benignamente que amparados con la protección de Aquel la
cuya memoria celebramos, merezcamos llegar a los gozos eternos de la gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
DEVOCIÓN PARA EL 16 DE CADA MES
CONSAGRADO
A NUESTRA SANTÍSIMA MADRE DEL CARMEN
OFRECIMIENTO
Omnipotente
y misericordioso Dios, que siempre os habéis complacido extraordinariamente en
derramar el fecundo rocío de vuestras gracias sobre el perfumado jardín del
Carmelo, comunicad hoy más que nunca ese rocío vivificador a todas las plantas,
en ese místico jardín de María sembradas; haced que
imitemos los ejemplos de los héroes insignes que nos han precedido, viviendo
sólo para Vos en la continua meditación de vuestra santa ley y la perfecta
sujeción de todos nuestros apetitos. Y Vos ¡oh bondadosísima Virgen del Carmen!
que con tantos títulos y favores habéis honrado a los carmelitas, dirigid desde
vuestro trono una piadosa mirada sobre todos los que formamos parte de vuestra
privilegiada familia; bendecidnos, y dignaos aceptar benigna esta Corona de vuestros
principales gozos, con que me propongo obsequiaros en este día a Vos dedicado; y
concededme, por último, que después de vivir cristianamente en este destierro,
logre arribar al puerto de la gloria, como lo habéis alcanzado de vuestro
divino Hijo Jesús para todos los que invocándoos con fe he imitando vuestras
virtudes, murieren piadosamente con vuestro Santo Escapulario. Amén.
CORONA
DE LOS
SIETE GOZOS DE NUESTRA SEÑORA
PRIMER GOZO
En
este primer gozo os contemplo ¡oh gloriosísima Virgen del Carmen! toda llena de
júbilo y alegría por haber sido elegida en la tierra verdadera Madre de nuestro
Redentor, y porque al presente os gozáis infinito en Dios a causa de vuestra más
que angelical pureza, por la cual sois exaltada sobre todos los coros de los
ángeles.
Tres
Avemarías y Gloría.
SEGUNDO GOZO
En
este segundo gozo os contemplo, poderosísima Reina del Empíreo, María del
Carmen, gozosa y alegre por haber, sin dolor alguno ni detrimento de vuestra
inmaculada pureza, dado a luz la verdadera Luz del mundo, y porque al presente
os gozáis de que, con el resplandor de vuestra gloria y hermosura, sois la
gloria, hermosura y alegría de la Jerusalén celestial.
Tres
Avemarías y Gloria.
TERCER GOZO
En
este tercer gozo os contemplo, Madre Virgen purísima del Carmen, María
Santísima, llena de júbilo y alegría por haber visto aquí en la tierra a los
Reyes de Oriente adorando a vuestro divino Hijo Jesús, y obsequiándoos a Vos
como a su dignísima Madre, y porque todos los espíritus de la jerarquía celestial
os reconocen y honran como verdadera Madre de su Criador, obedeciéndoos y
sujetándose en todo a vuestra soberana voluntad.
Tres
Avemarías y Gloria.
CUARTO GOZO
En
este cuarto gozo os contemplo, hermosa Flor del Carmelo, Soberana Virgen María,
llena de júbilo y extraordinaria alegría por haber merecido ver sobre la tierra
a vuestro queridísimo Hijo resucitado a una vida gloriosa el inmortal, y porque
al presente os veis en el cielo dispensadora de todas las gracias a favor de
los infelices mortales.
Tres
Avemarías y Gloria.
QUINTO GOZO
En
este quinto gozo os contemplo, purísima Madre de Dios, Virgen Santísima del Carmen,
llena de júbilo y alegría por haber merecido ver a vuestro Benditísimo Hijo
subir glorioso a los cielos para sentarse a la diestra de su Eterno Padre, y
porque, al presente, en lo más alto del Empíreo os veis Reina de aquella
mansión celestial, sentada majestuosamente a la diestra de vuestro
preciosísimo
Hijo.
Tres
Avemarías y Gloria.
SEXTO GOZO
En
este sexto gozo os contemplo, amorosísima Virgen del Carmen, María Santísima, llena
de júbilo y alegría porque os visteis sobre la tierra llena del Espíritu Santo,
y porque al presente sois el amparo y refugio de los pecadores arrepentidos,
especialmente de los que devotamente visten vuestro Sagrado
Escapulario.
Tres
Avemarías y Gloria.
SÉPTIMO GOZO
En
este séptimo gozo os contemplo, graciosísima Soberana del Universo, María
Santísima del Carmen, llena de inefable júbilo he indecible alegría al veros
colocada en cuerpo y alma en el Empíreo y coronada por las Tres Divinas
Personas como Reina y Emperatriz de cielos y tierra; Alegróme también contemplándoos
llena de incomparable dicha al ver que los dones, gracias y prerrogativas que
como a Hija, Esposa y Madre de Dios se os concedieron, no disminuirán jamás, sino
que durarán por toda la eternidad, para beneficio de todos vuestros hijos, y especialmente
de los carmelitas, a quienes prodigáis una singularísima protección en cumplimiento
de vuestra promesa.
Tres
Avemarías y Glorias
NOVENA A LA BEATÍSIMA MADRE DEL MONTE CARMELO
ACTO DE CONTRICCIÓN
Jesús
amabilísimo, a quien ofendí. Mi dulce Salvador, contra quien peque, yo soy
aquel ciego que horrorizado de mis gravísimas culpas, temiendo caer en manos de
vuestra justicia, apelo con tiempo al tribunal de vuestra misericordia: y viendo
que en figura de tierno y delicado niño, habéis colocado en María Santísima del
Carmen este solio, confiada recurre mi alma, por el perdón y el remedio,
acierta que nada me negara mediando tan eficaz y poderoso patrocinio, Vos Señor,
la constituisteis vida, dulzura y esperanza nuestra, Vos la destinasteis con el
singular título del Carmen para Madre y Abogada especial de vuestro pueblo, con
tan excelente prerrogativa que aún no había venido al mundo en realidad y ya la
favorecías en figura, pues el Santo Profeta Elías diviso su sombra en aquella pequeña
nube, como la huella de un hombre que subía del mar trayendo consigo la deseada
fertilidad para la tierra. Jesús piadosísimo, mi corazón perverso es la tierra
reseca, infructífera y pésima que hay en todo el mundo. Dadle mi Dios, un riego
de vuestra misericordia. Descienda hasta mi la piadosa nube de María Santísima
del Carmen, vuestra querida Madre, y se verificara lo que dijo por boca de Salomón:
Penetre lo profundo del abismo. Desde aquí clamo a vos, mi dulce Jesús, oíd las
voces de mi dolor, angustia y arrepentimiento. Atiendan a mis ruegos vuestros
piadosos oídos. Tened misericordia de nosotros, y perdónanos, único bien
nuestro, que os damos la palabra de enmendarnos y serviros fielmente toda la
vida. Amen.
Padre
nuestro y Gloria.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh
María, dulcísima Virgen y Madre de Dios! Carmen suavísimo, que, entre
lamentaciones de mis culpas y severas amenazas de la Divina Justicia, mediases
como Iris de clemencia, mejor que al profeta Ezequiel en un libro se le mostro
escrito. Gloria especial del Líbano, y graciosa hermosura del Carmelo, que solo
con vuestra vista consoláis, con vuestra presencia alumbráis, con nombraros encendéis
las almas, y con solo vuestra memoria endulzáis todas las tribulaciones de los
fieles, Reina y Señora universal de todas las criaturas, cuyo poderoso cetro, ejercitáis
en el cielo, tierra e infierno, y como lo tenéis probado con la célebre Bula Sabatina
y comprobado con admirables portentos. Abogada especial de las almas que tratan
de la oración, cuyo ejercicio celeste, es el carácter de vuestra profética
Orden Carmelita. Postrado humildemente ante el sublime Trono de vuestra
grandeza, os venero, como verdadera Madre de Dios, os amo y estimo como Madre,
amparo y refugio de los pecadores, y con todas las veras de mi corazón os
suplico, me admitáis en el número dichoso de vuestros amantes hijos, fervorosos
devotos, para que amparado de tu protección amorosa merezca yo los especiales
favores de vuestra misericordia, para salir de mí y vivir en Dios, para agradar
con todas mis acciones , palabras y pensamientos a Jesús, mi Padre y único dueño
de mi amor, y finalmente para perseverar en su santa gracia, hasta la última
hora de mi vida. Amen.
Ahora se rezarán cinco aves marías en reverencia a las
cinco excelencias de la Virgen del Carmen.
1ra.
Es tener el alma más santa, después de la de Jesús su Hijo, llena de Gracia y
del Espíritu Santo. Ave María.
2da.
Es ser la verdadera Madre de Dios, que es una dignidad infinita. Ave María.
3ra.
Es ser corredentora de los hombres. Ave María.
4ta.
Su Asunción al cielo en los brazos de Jesús. Ave María.
5ta.
Fue su coronación por Reina soberana de todas las criaturas.
Ave María.
Ave María.
DIA PRIMERO
Cedro eres de santidad
Que en pureza a nadie cede
Y en la dignidad excede
A toda otra dignidad.
ORACIÓN
Misericordiosísima
Virgen María, consuelo de los afligidos, Madre compasiva de los atribulados y
milagroso amparo de tus devotos. Mar inagotable. De piedades que a fuerza de
prodigios sabéis conducir a la gloria a vuestros devotos, no desdeñándoos de
ocurrir propicia a sus ruegos, aun cuando positivamente desmerecen vuestros
favores. ¡Oh Madre Amabilísima! Ya sé, que es temeridad confiar en vuestra protección
y vivir en pecado. Se que vos nos hicisteis este y otros prodigios, no para
asegurar a vuestros devotos en el cautiverio del demonio, sino para alentaros
con vuestro dulce patrocinio a sacudir el infame yugo de este cautiverio. Esto
es lo que principalmente te pido muy rendido, ayúdame dulcísima Madre a
confesarme bien hoy, por ser el primero de tu novena. Logre yo confesarme para
vivir cumpliendo con las obligaciones de mi estado y para agradar solamente a
Dios. Así lo espero de vuestra piedad, con lo que particularmente os suplico.
Amen.
(Ahora pida la gracia que solicita, luego se recitaran
las letanías y las siguientes oraciones)
ANTÍFONA
Santa María, socorred a los necesitados, ayudad a los de
tibio y pequeño corazón, consolad a los dignos de lágrimas, rogad por todo el
pueblo, interponeos a favor del estado eclesiástico, interceded por el devoto género
femenino, y experimenten vuestro socorro todos los que celebran vuestra solemne
conmemoración.
L/: Rogad por nosotros
Santa Madre de Dios.
R/:
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN: Oh
Dios que honrasteis la Orden de la dichosísima Siempre Virgen María, nuestra
Madre, con el Titulo del Carmen, conceded benigno que fortalecidos con las
defensas de la que hoy celebramos, merezcamos últimamente llegar a los gozos de
la gloria. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
GOZOS
Pues
eres lluvia del cielo
Que copiosa se derrama
Que copiosa se derrama
R/:
Aplaca la ardiente llama
Bella nube del Carmelo.
Bella nube del Carmelo.
En
aquel monte tu amor
Al santo profeta Elías
En sombra le prevenías
Bellas glorias del Tabor
Y pues de tanto esplendor
Noticia le diste al suelo.
Al santo profeta Elías
En sombra le prevenías
Bellas glorias del Tabor
Y pues de tanto esplendor
Noticia le diste al suelo.
Quien
con devoción rendida
Solicita complacerte
Halla después de la muerte
En tu patrocinio vida
Y pues tienes prometida
Esta dicha desde el cielo.
Solicita complacerte
Halla después de la muerte
En tu patrocinio vida
Y pues tienes prometida
Esta dicha desde el cielo.
Campo
de fertilidad
Propicio el cielo te hizo
Porque fuese paraíso
Donde vivió la deidad
Y pues de la Trinidad
Fuisteis el cuidado y desvelo.
Propicio el cielo te hizo
Porque fuese paraíso
Donde vivió la deidad
Y pues de la Trinidad
Fuisteis el cuidado y desvelo.
En
este Monte o Pensil
Donde lucio tu esplendor
Fuiste del Carmelo flor
Mas bella que Abigail
Y así pues tu redil
Vamos todos con anhelo.
Donde lucio tu esplendor
Fuiste del Carmelo flor
Mas bella que Abigail
Y así pues tu redil
Vamos todos con anhelo.
Del
bello Carmelo has sido
Árbol de gracia mayor
Puesto que fruto mejor
Por ti el mundo ha conseguido
Y pues de Dios has tenido
Un riesgo sin paralelo.
Árbol de gracia mayor
Puesto que fruto mejor
Por ti el mundo ha conseguido
Y pues de Dios has tenido
Un riesgo sin paralelo.
Aquel
que vive ceñido
Con tu escapulario santo
Deja al reino del espanto
En nuevo error confundido
Y pues para el hombre ha sido
Firme escudo en este suelo.
Con tu escapulario santo
Deja al reino del espanto
En nuevo error confundido
Y pues para el hombre ha sido
Firme escudo en este suelo.
Entre
todas las mujeres
Eres tú bendita y santa
Y siendo tu gracia tanta
Solo menos que Dios eres
Y pues en tus hijos quieres
Amor, devoción y celo.
Eres tú bendita y santa
Y siendo tu gracia tanta
Solo menos que Dios eres
Y pues en tus hijos quieres
Amor, devoción y celo.
L/: Ruega por nosotros,
Madre de Dios y Reina del Carmelo.
R/:
Para que todos logremos la felicidad del cielo.
ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA DEL CARMEN POR LA
ALMAS DEL PURGATORIO
¡Oh
Santísima Virgen María del Carmen! Dulcísima medianera entre Dios y los
hombres, cuya protección, abogacía y maternidad, os confirió en el árbol de la
Cruz, antes de expirar entre angustias mi amabilísimo Salvador, postrado
humildemente a vuestros pies, os pido, con todo el afecto de mi corazón, interpongáis
vuestro poderoso valimiento ante el trono de la Santísima Trinidad a favor de
las almas de los justos, que padecen las terribles penas del purgatorio. Logren
Señora, por vuestro omnipotente ruego, conseguir en breve su último fin,
aplicadles piadosa Madre, los infinitos méritos de la Sangre de Cristo, que es
tan vuestra, juntad también para mayor abundancia vuestros excelentísimos
merecimientos. Pedid a Jesús vuestro Hijo, que aplaque ya su justicia, para que
se apiade su corazón tiernísimo de aquellas pobres almas, hijas y esposas
amantes, que en esta vida fueron vuestras devotas y que vistieron muchas de
ellas vuestro sagrado escapulario, para que libres de las cárceles del
purgatorio, donde padecen más que los mártires, vuelen dichosas a la gloria, y
gocen de la dulcísima vista de Dios eternamente. Amen
DIA SEGUNDO
En gracia eres
decoro
Amenísimo ciprés
De la cabeza a los pies
Bellísimo pino de oro.
ORACIÓN
Purísima
azucena de la gloria, cándido jazmín del Carmelo, cuya suave fragancia y
hermosura, del seno del Eterno Padre atrajo al Verbo Eterno, de vuestras
perfecciones enamorado que nos sufrís manchas en vuestros siervos y devotos, y
si estos obstinadamente no las dejan, permitís que se desnuden antes de la
preciosa gala de vuestro Santo Escapulario, en pena de sus culpas y principio
de su infinita desgracia. No me quitéis, Señora, esta prenda de mi filiación, señal
de paz y alianza sempiterna. ¡Oh María Santísima del Carmen! Mi madre y todo mi
amor, de las guerras del demonio y de su sangrienta boca libradme, que para
esto yo os prometo no dejar jamás vuestro Santo Escapulario, y enmendarme del
sucio y feísimo pecado de la lascivia. Sed pues Vos Señora, mi defensa, mi
abogada y mi fuerte escudo: así lo espero de vuestra piedad con lo que
particularmente os suplico. Amen.
DIA TERCERO
En ti, perfecta victoria
No puede alcanzar el alma
A todas lleva la palma
Y en todas lleva la gloria.
No puede alcanzar el alma
A todas lleva la palma
Y en todas lleva la gloria.
ORACIÓN
Poderosísima Emperatriz del Cielo y Tierra, Madre
Santísima del Carmen: Señora absoluta de todas las creaturas, cuyos
rendimientos humildes a vuestra obediencia, son irrefragables testimonios de
vuestra soberanía para quien pierde sus fueros la naturaleza toda, dispensando
en sus leyes, cuando ocurren estas con la necesidad de favorecer a vuestros
devotos. Madre amantísima, que sabéis conservar la vida de vuestros hijos entre
las jurisdicciones de la muerte. Concédeme benigna María, que yo también logre
vuestras piedades en vida y en muerte. Haced que descienda un rayo de amor
Divino a mi corazón, que penetre mis huesos, como el Profeta Jeremías y me
ensene y alumbre el modo de obedeceros, amaros y serviros, no me neguéis lo que
en particular os suplico en esta rogativa, si fuere para Gloria de Dios y bien
de mi alma. Amen.
DIA CUARTO
Oliva tan generosa
Eres, que en un solo ungido
Todo el óleo das vertido
Madre misericordiosa.
Eres, que en un solo ungido
Todo el óleo das vertido
Madre misericordiosa.
ORACIÓN
Piadosísima
Madre de Dios y de los hombres, Reina del Carmelo, Divina tesorera de las
riquezas de Dios, y limosnera mayor de sus erarios infinitos. Vos sois dulce y
regalada Madre mía, la mujer fuerte que Salomón pintaba, abriendo la mano para
el necesitado, y extendiendo las palmas al pobre desvalido. El Escapulario
precioso que en vuestra mano liberal venero, es el vestido doble que a vuestros
domésticos abriga figurado en la capa de Elías, en que participo Eliseo su espíritu
doblado, y es también bendita limosna con que su grandeza remedia mi miseria.
Bien se confirmó esta verdad en Sevilla con una pobre mujer que se mantenía con
criar gusanos de seda, un ano que solo tenía poca semilla, porque os ofreció
vestir vuestro Escapulario, si echabais vuestra bendición a la cosecha, logro abundantísimo.
Hacedme, pues Madre amantísima, como un pobre gusanillo por humildad. Sea yo
como un gusano de la seda que nazca y viva al calor de vuestro amoroso pecho
que ni oír pueda los ruidos y estrépitos del siglo. Que en la clausura de mi corazón
de mi corazón os labre un precioso escapulario donde grabe la cruz de mi
estado, y las estrellas de las virtudes con el estandarte ajustado de la vida mística,
y concédeme piadosa lo que os pide hoy mi rendimiento. Amen.
DIA QUINTO
Cual plátano tu clemencia
En frescura, agua y verdor
Sombra hace al pecador
Que busca la penitencia.
En frescura, agua y verdor
Sombra hace al pecador
Que busca la penitencia.
ORACIÓN
¡Oh
María del Carmen! Bendita y agraciada: Judit valiente que contra el infernal
Holofernes, esgrimís vuestra espada vencedora para defender a los dichosos que
en vuestra maternal sombra buscan el amparo. Bajo esta celeste sombra, sea
tomar asiento mi alma para tener verdadera quietud y gozar de mi dulce Jesús,
fruto bendito de tu vientre. Ya veo divina Madre, que no se logra esta paz y
esta serenidad interior, sin pasar antes muchos conflictos de guerra
espiritual, más para estos lances fuertes y peligrosos debates, os convida e
invoca a mi débil corazón. Ea pues, valerosa María, venced a mis enemigos
invisibles. A ellos señora sepan todos sois mi Madre, mi tutela y amparo, y que
no sin misterio una mano empuñando una espada, es parte de vuestro carmelitano
escudo. Ponedme pues, junto a vos, y aunque todo el infierno pelee contra mí,
nada temo si vos me patrocináis, con lo que especialmente os pido si me
conviene. Amen.
DIA SEXTO
Eres árbol que del suelo
Por su humildad no se empina
Y de fragante resina
Llena la tierra y el cielo.
Por su humildad no se empina
Y de fragante resina
Llena la tierra y el cielo.
ORACIÓN
Sacratísima
Madre nuestra del Carmen, Ciudad de Refugio para todos los fieles y muro
inexpugnable de vuestros devotos. Abogada de los pecadores en las causas más
desesperadas, si estos ocurren con verdad a vuestras misericordiosas puertas. ¡Los
triunfos de vuestra maternal misericordia, cuantas veces los habéis repetido
con mi pobre alma! ¿Qué fuera de mí, Santísima María, sino fuera de vos? ¡Cuántas
veces sacasteis mi alma del infierno inferior, y me defendisteis del enemigo
que me iba a llevar! Ea señora, abra los ojos algún día, y sea hoy antes que mañana,
alumbradme si voy en el error, para salir de mi yerro y confesarme bien, concédeme
lo que os pido si fuere para mayor honra y gloria de Dios. Amen
DIA SÉPTIMO
Sacro incienso destilaste
Cual Líbano de incisión
Él se abrazó en la pasión
Y tú la herida llevaste.
Cual Líbano de incisión
Él se abrazó en la pasión
Y tú la herida llevaste.
ORACIÓN
Serenísima
Aurora de la Gracia, Virgen y Madre de Dios, Tesoro de la Jerusalén celestial,
donde se reciben no solo las cuantiosas ofrendas de heroicas virtudes que os
ofrecen los santos, sino también las monedillas cortas que os dedican los
pobres pecadores. Llenos están los libros de vuestros portentos: unos con que
premiasteis los méritos de que os sirvieron, y otros con que ensenasteis a
conseguir los méritos de vuestros servicios. Yo deseo tener lugar entre los
segundos, ya que no puedo seguramente contarme entre los primeros. Quisiera ser
vuestro verdadero devoto para tener de mi salvación este dichoso signo, y entre
los riesgos de mi perdición tener seguro asilo. El corazón se enternece cuando
os considero eficaz auxilio de los cristianos. ¡Oh María, toda misericordia,
toda caridad, que, sin aceptación de personas, derramáis para todos, vuestro
dulce amor! A vos pues recurro, yo por mi remedio. ¡Al cielo, al cielo! Tiradme
de vuestro Escapulario mi querida Madre, y especialmente cuando la tiranía
cruel de mis pasiones me quiera precipitar a los abismos. Así lo espero, con lo
particular que os suplico. Amen.
DIA OCTAVO
Terebinto, eres María
A cuya planta fiel
La más hermosa Raquel
Sujeta la idolatría.
A cuya planta fiel
La más hermosa Raquel
Sujeta la idolatría.
ORACIÓN
¡Oh
Ciudad mística de Dios, de la que se han dicho tan gloriosas maravillas! A
quien la Trinidad Santísima honro con privilegios nunca vistos, y de quien
comienzan y no acaban, encomios todos los santos. Prodiga de peregrinos favores
que a dos manos derramáis vuestras mercedes, y cual impetuoso desatado rio, alegráis
la Iglesia Toda, con infinitos prodigios. Gritan el vivía de vuestros loores no
solo una Marcela de la Turba, sino la Iglesia, toda en ella significada. Vivid
pues, enhorabuena, dulcísima María, y entre tantas maravillas, cuéntese otra.
Dadme vuestro amor, dadme vuestra devoción, dadme vuestra gracia para celebrar mañana
el día de mi mayor gusto, y conseguir un jubileo plenísimo de todos mis
delitos, y lo particular que en esta rogativa solicito. Amen.
DIA NOVENO
Quede yo Virgen en Ti
Como en su vid el sarmiento
No salga de ti un momento
Y aunque este fuera de mí.
Como en su vid el sarmiento
No salga de ti un momento
Y aunque este fuera de mí.
ORACIÓN
Santísima
Virgen María del Carmen, Triclinio sagrado de la Trinidad Beatísima: bendita
sois entre todas las mujeres con todas las bendiciones que se dieron en el
mundo por todos los Santos Patriarcas y Profetas. Santa sois con santidad
incomparable. Paloma de Dios, su hermosa, su Inmaculada y entre millares
elegida honra y gloria de la humana naturaleza y muy particular de vuestra
amada Orden Carmelita, cuyos felices religiosos sucesores de los Santos
Patriarcas Elías y Eliseo, merecieron la fortuna de los que hubierais visitado
en carne mortal antes de vuestra gloriosa Asunción al cielo, quienes entonces y
varias veces después honrasteis con el título de hermanos vuestros. Madre sois,
divina señora, y hermana también nuestra, pues los favores. Con que nos regaláis,
son dulce ejecutorio de estas prendas. Como Madre os portasteis cuando os
aparecisteis al Sumo Pontífice Honorio III, y le mandasteis que confirmase
vuestra religión que entonces estaba perseguida. Como Madre hicisteis que el
Papa Juan XXII concediese la plausible Bula Sabatina, que la confirmaron después
Siete Sumos Pontífices. Como Madre, en fin, os aparecisteis a San Simón Stock y
vistiendo en persona a todos los carmelitas el Escapulario, le dijisteis:
"Recibe muy amado hijo, el Escapulario de tu Orden, que para ti y todos
los carmelitas, será de singular privilegio, el que muriere con el no padecerá
el fuego eterno" Dad amorosa María, a nuestras almas la fortuna de ser
vuestros verdaderos hijos. Alimentadnos con el dulce néctar de la gracia.
Participadnos de la celestial fragancia de vuestro amor, para que a Vos
corramos atraídos de las unciones de vuestro espíritu y volemos fervorosos
hasta la cumbre de la Unión con el Divino Esposo, para lograr vivir solo en el
creador que es la verdadera vida, y en fin, llegar a veros al cielo y besar
vuestros pies, que será la mayor felicidad de nuestra gloria. Amen.
TRIDUO EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh
Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora
de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te
engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de
tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación
de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la
gracia especial que pido en este triduo, si conviene para su mayor honra y
gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra
intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos
y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus
afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)
DIA PRIMERO
ORACIÓN
¡Oh!
Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla
que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia
fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste
al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego,
Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma
lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole
con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo
suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de
misericordia, etc.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen
santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra
protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por
los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo!
Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu
amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre,
el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación
y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira
con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como
ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del
paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte
ahora y por toda la eternidad. Amén.
DIA SEGUNDO
ORACIÓN
¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que, para señalar
a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular
prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para
con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran
vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te
ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano
y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos
de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios
te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
DIA TERCERO
ORACIÓN
¡Oh!
Virgen del Carmen, María Santísima, que, extendiendo tu amor hacia los
Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten
tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con
tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios,
nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina
Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo
escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo
suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de
misericordia, etc.
SEMANA DEVOTA
ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS
LOS DÍAS
Oh Divina Fénix María, que en
la Arabia más feliz de vuestra purísima Alma formaste la Pira más preciosa de
las más fragantes aromas de vuestras perfecciones, y batiendo las alas de
vuestra ardiente caridad por Dios y el prójimo, á impulso del sapientísimo Fiat
de vuestros dulcísimos labios, os abrasasteis en los rayos del Sol increado,
renaciendo más dichosa en la bellísima humanada Divinidad: enviad, Señora, un
Serafín de los que gozosos besan vuestras virginales plantas, que con la
redundancia de su fino amor, acrisole mis labios y purifique mi corazón,
ilustrando mi entendimiento, é inflamando mi voluntad, para que dignamente os
pueda alabar. Amen.
LUNES
ORACION
Oh Virgen Santísima, Madre de Dios, Reyna de los Ángeles,
y Señora nuestra, Carroza purpurea de encendida Caridad y Reclinatorio dorado
del Verbo encarnado, Salomón sapientísimo de la gracia, por el elevado
Entendimiento, con que el Divino Espíritu dotó liberal sobre todos los
Querubines vuestra Santísima Alma: humildemente os ruego, Madre, y Protectora
de los que vestimos vuestra Celestial Divisa, él Santo escapulario del Carmen,
os dignéis ilustrar mi rudo entendimiento, y esforzar mi voluntad, paraqué
acertando a merecer este día con vuestra gracia las Indulgencias de vuestra
hermandad, haciéndome digno de sus grandes privilegios, viva siempre empleado,
en cuánto sea del Divino agrado. Amen.
GOZOS
Prodigioso
y admirable
Imán
de nuestro desvelo;
Nubecilla
del Carmelo,
Sednos
protectora y Madre.
Salve,
Reina de los, cielos,
De
misericordia Madre,
Vida
y dulzura divina;
Esperanza
nuestra, Salve;
Dios
te Salve, Templo hermoso
Del
divino Verbo en carne,
Sálvete
Dios, Madre Virgen,
Pues
eres Virgen y Madre;
Volvednos,
Madre piadosa,
Vuestros
ojos admirables,
Y
mirad por vuestros hijos,
Pues
que sois piadosa Madre;
Socorrednos,
pues escucha
Que
en las penas y combates
A
ti suspiramos todos
En
este lloroso valle;
Mostradnos
a vuestro Hijo
De
Josafat en el Valle,
Piadoso,
pues que nació
De
ese cristal admirable;
Rogad
por vuestros devotos
A
la bondad inefable;
Pues
murió para salvarnos,
Por
su clemencia nos salve;
L/: Ruega por nos, santa
Madre de Dios
SALUTACIONES
1ª. Madre
mía del Carmen, bendita seáis; los serafines, los santos y los justos os llenen
de alabanzas, porque me habéis dado vuestro Escapulario. Dios te salve, María, etc.
2ª. Madre
mía del Carmen, bendita seáis; los serafines, los santos y los justos os llenen
de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois salud de mi alma. Dios
te salve, María, etc.
3ª. Madre
mía del Carmen, bendita seáis; los tronos, los santos y los justos os llenen de
alabanzas, porque con vuestro Escapulario me protegéis contra todos los
peligros. Dios te salve, María, etc.
4ª. Madre
mía del Carmen, bendita seáis una y mil veces; las dominaciones, los santos y
los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me defendéis
de las tentaciones del enemigo. Dios te salve, María, etc.
5ª. Madre
mía del Carmen y Reina de mi corazón, bendita seáis; los querubines, los santos
y los justos os llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario sois la paz
y la alegría de mi alma. Dios te
salve, María, etc.
6ª. Madre
mía del Carmen, bendita seáis; los arcángeles, los justos y los santos os
llenen de alabanzas, porque con vuestro Escapulario me habéis hecho
especialísimo hijo vuestro. Dios
te salve, María, etc.
7ª. Madre
mía, madre de mi corazón y Reina de mi amor, os doy mi alma, mi vida, mi
corazón, y quiero que os alaben las Virtudes y todas las criaturas, porque con
vuestro Escapulario me habéis infundido la esperanza de que os veré en el
cielo... No me dejéis, Madre mía. Dios
te salve, María, etc.
MARTES
ORACION
Oh Sagrada Virgen María, Madre de Dios, Reina de los
Ángeles y Señora de los hombres, que ejercitada prudentísima Abigail de la
gracia en la Vida más excelente, me revisteis del Altísimo el sumo agrado: a
vuestras virginales plantas mi corazón postrado, con la más profunda veneración
os ruego, .por el esclarecido Don de Consejo, con que el Divino Espíritu adornó
vuestra preciosísima Alma, diciendo su Sabiduría, que a vuestra Prudencia deben
su Corona los Príncipes, y el acierto los Legisladores, os dignéis dirigir mis
potencias y sentidos, para que acierta a merecer este día las Indulgencias de
vuestro Santo Escapulario, y que con su protección me ejercite en bien del
Prójimo y agrado de Dios. Amen.
MIÉRCOLES
ORACION
Oh Virgen Soberana, Madre de Dios, Reina de los Ángeles y
Señora nuestra, Ciudad de refugio, y Torre hermosa de David, que adorna da de
los Escudos del Carme lo, y vestida de su celestial Hábito, habéis mostrado que
sois Protectora especial de sus hijos; por el Don de Prodigiosisima Fortaleza ,
con que el Divino Espíritu engrandeció vuestra Santísima Alma, para elevaros a
la Dignidad más alta que pudo caber en pura criatura, que es el ser Madre de
Dios, os ruego humildemente en vuestra presencia, defendáis mi pobre alma de
los lazos del común enemigo, para que auxiliada de vuestra poderosa gracia,
merezca este día las piedades divinas, logrando las Indulgencias del Santo
Escapulario, y que roborada con tan
singular favor, resista los insultos de la culpa, y cumpla fiel mente los
preceptos de Dios. Amen.
JUEVES
ORACION
Oh
Sacratísima Virgen María, Madre de. Dios, Reina de los Ángeles, Doctora de los Apóstoles,
Maestra de los Evangelistas, y especial Abogada de los Carmelitas, que
dichosamente instruidos de vuestro dulcísimo trato y amabilísima conversación,
asistiendo a vuestra más dichosa muerte, merecieron para su Religión la continuación
perpetua de vuestra singular protección: postrada mi alma a vuestros virginales
pies, humildemente os ruego por el admirable Don de Ciencia, que con tanta
amplitud os concedió el Divino Espíritu, os dignéis instruirme en la
observancia de las cristianas máximas, para que preservado del contagio de la
culpable ignorancia, logran do por vuestro poderoso auxilio este día las
Indulgencias del Santo Escapulario, merezca para su soberano favor, vivir y
morir en gracia de Dios. Amen.
VIERNES
ORACION
Oh
Virgen Sacratísima, Madre del amor hermoso, consuelo de afligidos, refugio de
desamparados, y amparo seguro de los hombres, refugia da mi alma a vuestra
soberana protección, mediante el Escudo del Carmelo, y postrado humildemente a
vuestras bellísimas plantas, implorando vuestro favor, os ruego con el más
intenso afecto por el Don de excesiva Piedad, con que os distinguió entre todas
las criaturas el Divino Espíritu, desde el primer instante de vuestro purísimo
ser hasta el de vuestra más gloriosa Asunción , para constituiros trono
permanente de sus misericordias, que volváis a nosotros vuestros benignos
virginales ojos, ahuyentando de nuestros corazones las tinieblas de la culpa, para que mereciendo este día vuestro agrado;
las Indulgencias de vuestro Santo Escapulario, logremos: después de este
destierro ver a Jesús fruto de vuestras purísimas entrañas en gozo eterno.
Amen.
SABADO
ORACION
Oh Virgen Sacratísima, Madre de Dios y Protectora especial
de los Carmelitas, que por haberse hospedado en vuestro virginal tálamo el
Verbo encarnado, engrandeció vuestra Sacratísima Persona con la más majestuosa
Coronación, y siendo reconocida en los Cielos y tierra, Madre del Criador,
todas las generaciones os aclaman Bienaventurada, porque en Vos obró cosas
grandes el Señor , que resiste a los soberbios y exalta á los humildes de corazón:
os ruego, Emperatriz Soberana, por el Santo Temor en que el Divino Espíritu os
crió, que crucifiquéis mi alma con este precioso Don, para que humillada en su
servicio, mereciendo este día las Indulgencias del Santo Escapulario, por su
medio logre para siempre la gracia de Dios. Amen.
CORONA
DE
LAS EXCELENCIAS DE LA SANTÍSIMA
VÍRGEN MARÍA
1. Dios te salve, María, llena de gracia, Madre
del verdadero Mesías, que fuiste el principio de la salud, el complemento de
todas las virtudes, y el fin y término del castigo y de los vicios: Dios te
salve, Astro refulgente, que des pues de Cristo, Sol de justicia en la Iglesia
militante y triunfante, resplandeces más, y excedes en perfección, sabiduría y
hermosura a todos los Santos. Ave
María...
2.
Dios te salve, purísima y santísima Virgen, ternísimo Espejo de humildad, que
por tus divinas y consumadas virtudes cautivaste los ojos del Hijo de Dios, y
lo trajiste en tus entrañas. Tú, Señora, eres aquella castísima Tortolilla cuya
voz resonó dulcísimamente en los oídos del Todopoderoso. Tú eres aquella
honestísima Paloma cuyo gemido agradó sumamente al Espíritu Santo. Ave
María...
3.
Dios te salve, Virgen gloriosísima. Tú eres la más esclarecida y dichosa entre
todas las mujeres, que concebiste al Hijo de Dios, por obra del Espíritu Santo,
quedando siempre Virgen. Tú, Señora, eres aquella Puerta del Oriente, que vio
Ezequiel, siempre cerrada, siempre ajena de toda corrupción, por la cual salió
al mundo el Hijo de Dios hecho hombre para nuestra redención. Ave María...
4.
Dios te salve, Virgen excelentísima, Tesoro de la vida inmortal, Cielo abreviado,
en el cual resplandeció el Sol de gloria. Dios te salve, Templo bendito,
adornado de la divina gracia, habitación amplísima de Aquel que no cabe en los
cielos. Dios te salve, Tabernáculo de la Divinidad, y Paraíso delicioso de los
Ángeles. Ave María...
5.
Dios te salve, Virgen preciosa, Beldad del cielo, Estrella que nació de Jacob,
cuyo resplandor embelesa al universo. Dios te salve, Luz agradable de los
Santos, Luz clarísima que alumbra a toda la Iglesia, Luz divina de la cual
nació
el Sol de justicia Jesucristo, Salvador del mundo. Ave María...
6.
Dios te salve, Virgen soberana: tú, Señora, eres una Fuente celestial, de la
cual mafia un rio caudaloso de infinitas gracias y virtudes. Tú eres un Rocío divino
que apagas el fuego del infierno y recreas las almas de tus siervos. Tú eres un
Pozo de aguas vivas, un Vaso purísimo, vacío de toda amargura, y lleno de toda
dulzura y consolación. Ave María...
7.
Dios te salve, Virgen santísima, dignísima Reina del cielo: tú, Señora, eres
Norte del estrellado firmamento, Vergel de virtudes naturales y divinas, y una
como restauración de la nobleza del celestial paraíso, pues nació de tí el resplandor
de sus sillas. Ave María. . .
8.
Dios te salve, Virgen sacrosanta: tú, Señora, eres la Vara milagrosa de Aaron,
que floreció y dio Fruto estando seca, porque de tí nació, por milagro del
cielo, el Hijo de Dios, Fruto de vida. Tú eres Cuello del cuerpo místico de la
Iglesia, por donde nos viene el bien de su Cabeza, que es Cristo Jesús. Ave
María...
9.
Dios te salve, Virgen dulcísima, dotada
de mil bellezas y coronada de todas ellas. Tú eres entre y sobre todas las mujeres
bendita; tú eres aquella Reina del empíreo que resplandece como el lucero de la
mañana, que se levanta hermosa como la luna, escogida como el sol, y terrible
para el infierno como un ejército bien ordenado. Ave María...
10.
Dios te salve, Virgen amabilísima: tú, Señora, eres Palma hermosísima de
justicia, Lirio purísimo de castidad, Rosa bellísima de suavidad divina. Tú
eres fresco Jardín de celestiales deleites, Tierra pura y bendita que pro duces
el Árbol de vida para comunicar nos la vida. Ave María...
11.
Dios te salve, Virgen consagrada: tú eres la más santa, la única digna de traer
al Hijo de Dios humanado en tus entrañas, que pasa a las nuestras en el
Sacramento de su amor para alimento de nuestras almas. Tú, Señora, después de
tu unigénito Hijo, tienes el imperio de todas las cosas: á tí y ante tí todas las
edades y generaciones inclinan reverentes su cabeza; porque, después de la
inefable y santísima Trinidad, no tienen los cielos cosa ni persona más
preciosa que tú, para nuestro consuelo. Ave María...
12.
Dios te salve, Virgen Carmelitana: tú eres la gloria de Jerusalén, la alegría
de Israel, el honor de la humanidad entera. Tú eres la Primogénita entre las
criaturas del Altísimo, Princesa, Reina, Emperatriz de cielos y tierra. Tú eres
la más embelesadora entre las hijas de Sion: tu cuello es hermoso cual torre de
marfil; tu cabeza como el Carmelo; tus cabellos como púrpura de rey acanalada;
tus ojos como ojos de paloma tripolina; tus mejillas como cacho de granada; tus
dientes como hato de ovejas lavadas con leche, y la fragancia de tus vestidos
como el olor del incienso... Tuya es la gloria del Líbano, y tuya la hermosura
del Carmelo y de Saron. Ave María... Gloria Patri...
SIETE PADRE NUESTROS DEL ESCAPULARIO DEL CARMEN
ORACIÓN PREPARATORIA
Soberana
Señora y Madre cariñosa del Carmelo, aquí me tenéis postrado ante vuestras
divinas plantas con ánimo de alabaros, honraros y bendeciros por el insigne
favor que generosa me habéis dispensado cubriéndome con la especial vestidura
de vuestros hijos más amados. ¡Ah! quisiera yo ser puro como un Ángel, o
purísima Reina de todos ellos, para bendeciros y alabaros dignamente.
Purificad,
pues, Vos misma mi corazón y mis labios, avivad mi fe, fortaleced mi esperanza,
y abrasad mi voluntad en el divino amor para que, unido a Dios
por
medio de estas sublimes virtudes, sea aceptable a vuestros ojos la devoción
con
que vengo a veneraros. Hacedme también, Señora, por este medio, participante de
los bienes celestiales con que tan generosamente han favorecido los Sumos
Pontífices a los que visten devotamente vuestra sagrada divisa, y de las peculiares
indulgencias concedidas por los mismos a los que, vistiéndola, os
rezan
siete Padre nuestros, siete Ave Marías con siete Gloria Patri felicitándoos por
las siete principales Alegrías de las cuales tan digna os hicisteis en la tierra
y que tan gloriosa os hacen en el cielo.
1.
Alegraos, o sagrada Esposa del Espíritu Santo, y yo me alegro igualmente con
Vos por aquel contento que gozáis ahora en lo más alto de los cielos, porque
por vuestra pureza y virginidad sois exaltada sobre todos los coros de los
Ángeles. Padre nuestro...
2.
Alegraos, o verdadera Madre de Dios, y yo también me alegro con Vos, porque Vos
sola merecisteis sentaros a la diestra de vuestro santísimo Hijo, muy próxima
al trono de la santísima Trinidad. Padre nuestro...
3.
Alegraos, o querida Hija de Dios, y yo también me alegro con Vos, porque todos
los espíritus bienaventurados de las angelicales jerarquías os re conocen y
honran como á Madre de su Criador, y obedecen con prontitud vuestras órdenes e
insinuaciones. Padre nuestro...
4.
Alegraos, o gloriosa Sierva y Esclava de la santísima Trinidad, y yo también me
alegro con Vos, porque, así como el sol ilumina a todo el mundo, así Vos con
vuestro divinal resplandor ilumináis a todo el paraíso celestial, y sois causa
de mayor contento entre sus bienaventurados moradores. Padre nuestro....
5.
Alegraos, o serenísima Princesa, y yo también me alegro con Vos, porque gozáis
del contento y satisfacción de estar siempre unida vuestra voluntad con la
voluntad de la Majestad divina. Padre nuestro...
6.
Alegraos, o Esperanza de atribulados y Refugio de pecadores, y yo también me
alegro con Vos, porque todas las gracias que pedís a vuestro divino Hijo os son
concedidas, y ninguna llega a nosotros sino por vuestro medio y conducto. Padre
nuestro....
7.
Alegraos, o Madre, Hija y Esposa de Dios, y yo también me alegro con Vos,
porque todos vuestros gozos y satisfacciones en el cielo jamás se disminuirán,
antes bien irán en aumento y durarán por los siglos de los siglos. Padre
nuestro...
OFRECIMIENTO
Oh
Inmaculada Madre de Dios, dignísima Reina de los Ángeles y de los hombres,
dulcísima Señora del monte Carmelo, dignaos aceptar los siete Padre nuestros,
siete Ave Marías y siete Gloria Patri que acabo de rezaros en memoria de
vuestras siete principales alegrías y en agradecimiento al singular y maternal
favor que nos dispensasteis en la inestimable prenda de vuestro amor, el santo
Escapulario. Dignaos también, Señora, reconocer a este vuestro indigno y
miserable siervo por uno de aquellos hijos vuestros que más amáis y bondadosa
favorecéis. Purificad más y más, oh castísima Virgen, mi alma, mi corazón y mi
cuerpo para que nada haya en todo mi ser que ofenda a vuestros purísimos ojos.
Libradme, oh buena Madre, de todo afecto terreno, é inspirándome el amor de los
bienes celestiales y eternos, haced que este amor sea mi único afán, el único
móvil de todos mis pensamientos y deseos. Preservadme de todos los males y
peligros de este mundo, y defendedme ahora y en la tremenda hora de la muerte
de todos mis enemigos. Cubridme, Señora, con vuestro sagrado manto, y sea
vuestro santo Escapulario mi mural y antemural contra las seducciones y asaltos
del infierno, un salvoconducto con el cual pueda llegar incólume a la patria de
los escogidos. Amen.
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