DIA DIEZ Y SIETE AL PATRIARCA SAN FRANCISCO DE ASIS
ACTO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD
Creo
firmemente en el Misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, tres personas y un solo Dios. Creo en el Misterio de la Encarnación, y
en el de la Sagrada Eucaristía; y que Dios os Remunerador. Y finalmente, creo todo
lo que cree y confiesa la Santa Iglesia Católica, Apostólica Romana; y en ésta
Fé quiero vivir y morir.
Dios
mío, Esperanza mía, refugio mío, desconfiando de mi miseria, en Vos pongo todas
mis confianzas; esperando en vuestra infinita bondad, y misericordia, me
perdonareis todos mis pecados; pues me pasa en el alma haberlos cometido. Haced,
Señor, que yo persevere en vuestra gracia.
¡Oh
mi Dios!... Yo os amo, Señor, con lodo mi Corazón, y sobre todas las cosas.
Quisiera amaros como os aman los Ángeles, la purísima Virgen María vuestra
Madre y mi Señora, y si posible fuera os amaría, Señor, con aquel amor infinito
conque os amáis Vos mismo, y continuar amándoos por toda la eternidad. Amen.
DEPRECACIÓN
Oh
Seráfico Padre mío, prodigio de Santidad, Portento de la Gracia, Atlante del
Cielo, Asombro del mundo, Imagen viva de Jesucristo, Varón Apostólico, Juez de
los entendimientos, Mártir de deseo, Sustentáculo do la Fé, Espada contra los herejes,
crédito de las maravillas de Dios a quien los brutos obedecen, los peces escuchan,
las aves alegres a cuya voz los mares y elementos se rinden, y la naturaleza desconoce
sus leyes viéndose contra sus fueros sujeta, los sepulcros os tiemblan, con tantas
maravillas, que arrojan vivos a los que escondían muertos. Reparador del mundo
que como clarín sonoro del Evangelio con las luces de vuestra enseñanza exhortase
y convertiste príncipes y Magistrados, pueblos y ciudades. Vaso de elección,
Consuelo de afligidos, Patriarca de pobres, báculo de ancianos. Patrón do
viudas, defensa de huérfanos, Medicina de enfermos. Ministro de la Santísima
Trinidad; Ángel, Serafín, Patriarca, Profeta Confesor, Virgen. Alférez de
Jesucristo, Columna de la Iglesia, en quien estando en pie deposito nuestro Redentor
los triunfos y señales de nuestra Redención: Os suplicamos, glorioso Patriarca que,
por los méritos de nuestro Señor Jesucristo, por vuestra intercesión, nos
alcancéis los favores que os pedimos en este ejercicio, si ha de ser para
gloria de Dios, y bien de nuestras almas.
Amen.
GOZOS
Oh
Serafín abrasado
imagen
del redentor;
Transformadnos
por amor
en
Cristo crucificado.
En
un pesebre nacisteis»
con
que, de alta santidad,
en
m uy profunda humildad,
los
fundamentos pusisteis,
sobre
quienes constituisteis
vuestro
edificio elevado.
Francisco
al mundo con vos,
a
vos con él juntan ente
crucificáis
penitente;
deseando
andar en pos
del
maestro Cristo Dios,
por
amor en cruz clavado.
R
aro ejemplo de pobreza
dais
al mundo hambriento de oro,
y
mostrando ser tesoro
lo
que él tiene por vileza;
bienes,
vestido y riqueza,
por
ser rico habéis dejado.
Vuestra
pobreza en herencia
dejáis
vuestros Menores,
con
la cual siendo mayores
à
la más rica opulencia;
en
riquezas de otra esencia
ciento
por uno han ganado.
Ni
la seductora belleza,
ni
apetito corrompido
jamás
vencer han podido
vuestra
angelical pureza;
pues
defendéis su encresta,
sobre
las ascuas echado.
La
carne y su rebelión
sujetáis
Francisco en tanto,
que
del Espíritu Santo
tálamo
sois y mansión;
y
en eterna posesión
quedáis
con él desposado.
Hecho
volcán encendido
en
llamas de caridad,
socorréis
con piedad
al
leproso y al tullido
al
enfermo y desvalido
à
todos todo entregado.
Vos
predicando ablandáis
diamantinos
corazones;
y
à los más fieros leones
en
corderos transformáis;
rayos
Francisco vibráis
en
santo celo inflamado.
Con
saeta de amor herido
bebéis
divino licor,
para
apagar vuestro ardor,
y
exclamáis más encendido
Vos
para mí, mi querido
y
yo para Vos, mi amado.
Con
ternuras deliciosas
os
alaga vuestro Esposo,
y
vos Francisco gozoso
con
palabras amorosas:
Dios
mío, y todas mis cosas,
le
decís enamorado.
Cual
tortolilla llorando
con
doloroso suspiro
del
Alvernia en el retiro
viene
un serafín volando;
y
su efigie en Vos gravando
quedáis
en el transformado.
Quien
la imagen retrató
fue
Cristo, Apolo divino,
cuyo
cincel peregrino
el
original copió:
así
que el cuadro salió
á
lo vivo retratado.
Desnudo
en el duro suelo
queréis
Francisco morir,
para
con Cristo vivir,
y
con más ligero vuelo
dejar
el mundo, ir al Cielo,
para
ser galardonado.
Rocío
de bendiciones
desde
el Cielo derramad
con
santo fuego inflamad
nuestros
fríos corazones;
y
alcanzadnos ricos dones
del
sumo Bien increado.
RESPONSORIO
El
mundo, Francisco admira,
Tus portento y milagros,
Los elementos rendidos,
Los muertos resucitados.
Tus portento y milagros,
Los elementos rendidos,
Los muertos resucitados.
La
naturaleza guía
Tras el poder de tus manos,
Aves festejan tus oídos,
Peces te oyen admirados
Tras el poder de tus manos,
Aves festejan tus oídos,
Peces te oyen admirados
El
demonio se retira,
Los enfermos vuelven sanos,
Y los tristes y afligidos,
Se ven por ti remediados.
Y los tristes y afligidos,
Se ven por ti remediados.
Gloria al Padre, Gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu Santo.
Gloria al Espíritu Santo.
La
naturaleza guía
Tras el poder de tus manos,
Aves festejan tus oídos,
Peces te oyen admirados.
Tras el poder de tus manos,
Aves festejan tus oídos,
Peces te oyen admirados.
R/: Para que seamos dignos de las
promesas de Jesucristo. Amen.
OREMOS: Dios Nuestro, que otorgaste a San
Francisco de Asís la gracia de seguir gozosamente a Cristo, en una vida de
humildad y pobreza, haz que, a ejemplo suyo, nuestra preocupación esencial sea,
la de amar y seguir a tu Hijo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
SALUTACIÓN A LAS LLAGAS
¡Oh seráfico Padre San Francisco! Yo venero la
llaga santa de vuestra mano derecha y os suplico humildemente, por el dolor que
os causo y por el mérito que os hizo adquirir, que me alcancéis la gracia de
trabajar siempre a la mayor gloria de Dios, al provecho de mi alma y a la
salvación del prójimo. Padre....
Ave.... Gloria.
¡Oh seráfico Padre San Francisco! Yo venero la
llaga santa de vuestra mano izquierda, y os suplico humildemente, por el dolor
que os causo y por el mérito que os procuró, me alcancéis que meditando con
frecuencia la pasión dolorosa de Jesús, encuentre agradable las amarguras, los
disgustos y angustias de la vida presente. Padre.... Ave.... Gloria.
¡Oh seráfico Padre San Francisco! Yo venero la
llaga santa de vuestro pie derecho y os pido humildemente, por el dolor que os
causó y por el mérito que os procuró, que me alcancéis el socorro, fortaleza y
constancia para caminar siempre en el recto sendero de la ley divida y de la
virtud, y para llegar felizmente a la salvación eterna. Padre.... Ave.... Gloria.
¡Oh seráfico Padre San Francisco! Yo venero la
llaga santa de vuestro pie izquierdo y os suplico humildemente, por el dolor
que os causó y por el mérito que os procuró, me alcancéis la gracia de llorar y
de detestar mis pecados a los pies de mi Salvador crucificado, de recibir el
perdón completo de ellos, y de no ofenderle jamás con el pecado. Padre.... Ave.... Gloria.
¡Oh seráfico Padre San Francisco! Yo venero la
llaga admirable de vuestro costado abierto, y os suplico humildemente, por el
dolor que os causó y el mérito que os procuró, me alcancéis una ardiente
caridad, para que ame sobre todas las cosas al Sumo Bien, y al prójimo como a
mí mismo, y que mereciendo exhalar mi último suspiro sobre el Corazón
traspasado de mi amado Salvador, pueda amarle y poseerle con Vos para siempre
en el cielo. Padre.... Ave.... Gloria.
ORACIÓN EN HONOR A LAS LLAGAS
Gloriosísimo Protector y
Padre mío, San Francisco, a vos acudo, implorando vuestra poderosa intercesión,
para entender el amor que Dios Nuestro Señor os manifestó al martirizar vuestra
carne y vuestro espíritu. Vuestras llagas son cinco focos de caridad divina;
cinco lenguas que me recuerdan las misericordias de Jesucristo; cinco fuentes
de gracia celestiales que el Creador os confió para que las distribuyeseis
entre vuestros devotos. ¡Oh Santo amabilísimo!, pedid por mí a Jesús
crucificado una chispa del fuego que ardía en vuestra alma aquel día dichoso en
que recibisteis la seráfica crucifixión, a fin de que, recordando vuestros privilegios
sobrenaturales, imite vuestros ejemplos y siga vuestras enseñanzas, viviendo y
muriendo amando a Dios sobre todas las cosas.
Rezar
5 padrenuestros, avemarías y glorias en honor de las cinco llagas de San
Francisco. Concluir con la oración final:
Seráfico Padre mío San Francisco, pobre y desconocido de
todos, y, por esto, engrandecido y favorecido de Dios. Porque os veo tan rico
en tesoros divinos, vengo a pediros limosna. Dádmela generoso, por amor al buen
Jesús y a nuestra Madre, la Inmaculada Virgen María, y por el voto que
hicisteis de dar por su amor todo lo que se os pidiese. Por amor de Dios os
ruego que me obtengáis dolor de mis pecados, la humildad y el amor a vuestra
pasión; conformidad con la voluntad de Dios, prosperidad para la Iglesia y para
el Papa, exaltación de la fe, confusión de la herejía y de los infieles,
conversión de los pecadores, perseverancia de los justos y eterno descanso de
las almas del Purgatorio. Os lo pido por amor de Dios. Así sea.
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