ESPIRITUAL NOVENARIO AL
OBISPO SAN EMIGDIO DE ASCOLI
ABOGADO
CONTRA LOS TERREMOTOS
COMPUESTO POR EL M. R. P. F. MANUEL MONZÓN EX-PROVINCIAL DE LA
ORDEN DE LOS MÍNIMOS, 1853
Puesto de rodillas ante el altar ó imagen del Santo, habiéndose signado con la señal de la Cruz, se hará con fervor el acto de contricion diciendo:
¡Señor mío Jesucristo!
¡Verdad eterna! creo en vos.
¡Misericordia infinita! en vos espero.
¡Bondad suma! yo os amo con todo mi
corazón, cuerpo y alma, potencias y sentidos. Por ser vos mi Padre, mi Señor y
mi Dios, infinitamente bueno, y digno de ser amado sobre todas las cosas, me
pesa de haberos ofendido, solo por ser quien sois. Os doy palabra de nunca
más ofenderos, propongo morir antes que pecar: y espero en vuestra suma
bondad y misericordia, me perdonaréis, me daréis gracia para enmendarme, y me
comunicareis vuestro amor y la perseverancia en el bien, hasta la muerte. Amen.
Y después se lee lo siguiente.
DIA PRIMERO
Este día se hace memoria
de como siendo San Emigdio, hijo de padres gentiles, criado y educado
en sus errores, á los veinte y tres años de su edad (cuando
excedía á los mayores filósofos en sabiduría) de una conversación que tuvo con
unos cristianos, gente sencilla, en que trataron de la Religión cristiana, se
movió a dejar la idolatría y abrazar la santa Fe Católica, y luego entró a ser
catecúmeno, posponiendo las razones de su ingenio soberano a la luz é
inspiración del Cielo.
ORACION PARA TODOS LOS DIAS
Dulcísimo Jesús,
clementísimo Redentor de nuestras almas, que muriendo en una cruz tragasteis
todas las cosas á vos, cuando toda la máquina del orbe en
terremotos, y las piedras con sus quebrantos movieron a muchos judíos a que os
confesasen hijo de Dios; concedednos Sí Señor tus auxilios eficaces
que ablanden la doral de nuestros corazones, para que verdaderamente contritos
lloremos nuestros pecados y no volvamos á crucificaros otra
vez con ellos: Y cuando enojado contra nuestras culpas, hagáis temblar la
tierra con solo mirarla, usad de piedad con los que tememos vuestra justa ira
que conmueve los fundamentos de la tierra, y experimentemos vuestra amorosa
clemencia que piadosamente los sana. Como os lo suplicamos, así lo esperamos
conseguir de vuestra piedad infinita, por las entrañas de misericordia con que
descendisteis del cielo a la tierra. Amen.
Ahora se rezará un Credo. Después se dirán ton fervor estos actos de Fe y Caridad.
Creo en Dios Padre, creo
en Dios Hijo, creo en Dios Espíritu Santo', y creo en el misterio de la
Santísima Trinidad y en aquello que cree y confiesa la santa Iglesia Católica
romana, porque es gusto de Dios. Quisiera Señor haberte amado y amarte ahora
por todos los instantes de la eternidad, y que todos los hombres y ángeles te
amaran (si posible fuera) como tú te amas a ti. Échanos, Señor, tu santa
bendición, y sea la del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo. Amen.
Todo lo dicho se dice todos los días.
DEPRECACIÓN
Gloriosísimo Obispo y
mártir San Emigdio, que entre tas espinas crueles de la gentilidad
saliste azucena agradable a los ojos de Dios; alcanzadnos de su Majestad gracia
para que los que nacimos azucenas en el paraíso de la Iglesia, no nos
convirtamos en espinas que ofendan a su Majestad Soberana. Por aquella
docilidad con que os rendisteis a las razones sencillas de los que os
propusieron la santa Fé católica, y dejasteis las sofísticas de la sabiduría
mundana con que resplandecíais entre los idólatras, conseguidnos del Señor un
corazón dócil y obediente a sus santas inspiraciones: un corazón humilde que se
rinda á la verdad y no la impugne, y finalmente perfecto conocimiento de que es
necedad delante de Dios la sabiduría de este mundo; para que imitándoos en
estos vuestros primeros y maravillosos ejemplos, os tengamos propicio para que
nos defendáis en las calamidades de los terremotos, y logremos por vuestra
intercesión lo demás que pedimos en este Novenario , como lo esperamos de
vuestra gran caridad. Amen.
Ahora se rezará tres veces el Padre
nuestro, Ave María y Gloria Patri.
ORACIÓN A NUESTRO SEÑOR
Padre soberano de las
divinas luces y Señor de cielos y tierra, os damos rendidas gracias porque
revelaste a vuestro dócil y humilde siervo Emigdio lo que escondiste
a los arrogantes y soberbios, dándole luz para conocer que se deben creer y son
muy creíbles vuestros testimonios y verdades; y para que dejadas las razones
vanas de la sabiduría de los idólatras, se rindiese a las de vuestra
eterna Sabiduría y recibiese la Fe católica, abjurando de la idolatría. Por
esta docilidad y prontitud con que respondió á vuestra divina
inspiración recibiendo vuestra santa Fe, y por los méritos grandes con que
después os sirvió, os suplicamos, Señor, que nos confirméis en vuestra santa
Fe, con una Fe firmísima, una Fe formada y acompañada de buenas obras, y nos
deis luces é inspiraciones soberanas para conocer cuál sea vuestra voluntad
agradable y perfecta, y cumplirla hasta el fin de nuestra vida: y juntamente
(para mayor gloria vuestra) dadnos, Señor, lo que os pedimos en
esta Novena, si conviene para la salvación de nuestras almas. Amen.
DIA
SEGUNDO
En este día se hace
memoria de como San Emigdio recibió el santo Bautismo, y dejando del
todo la vana sabiduría que había aprendido de los idólatras, se dio todo al
estudio de las divinas escrituras y tuvo tal gracia en enseñar la doctrina
cristiana que a una voz le llamaban los cristianos: Vaso de elección y habitación
del Espíritu Santo.
DEPRECACIÓN
Generoso
soldado de Cristo, que despreciando el cíngulo militar a' que te tenía
destinado tu padre gentil, elegiste mas ser militar bajo las banderas de Cristo
que bajo los estandartes del emperador terreno, elegiste mas ser abatido en la
casa de Dios que ensalzado en los palacios del rey gentil; digno por esto,
Santo mío, de que te llamasen los cristianos : Vaso de elección y habitación del Espíritu Santo: alcanzad
nos de su Divina Majestad que los que fuimos, como vos, del número de los
llamados, seamos, cerno vos, del número de los escogidos. Y por aquel santo
celo con que, arrimados los libros profanos, os aplicasteis a aprender y
enseñar las verdades católicas; conseguidnos de Dios que pongamos nuestro
consuelo en leer santos libros, libros devotos y vidas de Santos, que nos
inflamen la voluntad en amor divino con sus ejemplos, y en lugar de leer libros
de caballerías u otras profanas historias, que empleemos el tiempo en enseñar
la doctrina cristiana a los de nuestra familia, para que cumpliendo con esta obligación
, nos hagamos dignos de conseguir por vuestra intercesión lo que pedimos en
esta Novena, como lo esperamos de vuestra piedad amorosa. Amen.
Ahora se rezará tres veces el Padre
nuestro, Ave María y Gloria
Patri.
ORACIÓN A NUESTRO SEÑOR
Señor Dios nuestro,
misericordioso y justo, que con inescrutable providencia á nos llamáis a las
luces de la Fe por gracia, y a otros dejáis en las tinieblas de la infidelidad
por justicia: a unos destináis para vasos de honra, y otros para
vasos de contumelia; humildemente os suplicamos, Señor, por los méritos de
vuestro amigo y fiel siervo S. Emigdio, á quien vuestra
divina gracia hizo vaso de elección, que nos miréis con ojos de misericordia; y
pues fuimos del número de los llamados por vuestra gracia, nos deis auxilios
eficaces, para que con buenas obras hagamos cierta nuestra elección para la
gloria: y asimismo el favor que pedimos en esta Novena, si
conviene á gloria vuestra y salvación de nuestras almas. Amen.
DIA TERCERO
En este día se hace
memoria de como habiendo sabido los padres del Santo que había recibido el
sagrado Bautismo, procuraron que dejase la Fe católica con amenazas y promesas,
nacidas de dolor y rabia, porque había dejado la idolatría. Mas el Santo, por
el contrario, con razones tantísima procuró convertir i sus
padres a la Fe católica. Colérico su padre le interrumpió las razones y con
violencia le llevó al templo de Júpiter, acompañado de innumerables gentiles,
donde le amenazaron con tormentos y muerte si no volvía a la adoración de sus falsos
dioses. Ea tan apretado lance levantó los ojos al cielo el valeroso joven, y
pidió a Dios que clarificase su santo nombre; y al punto se
movió un terrible terremoto, que arruiné al templo y al ídolo; y de los
idólatras (los que quedaron vivos) quedaron atónitos y espantados; y
pasando Emigdio por medio de ellos sin hacerle sus enemigos daño
alguno, se fue en paz á su albergue con muchos cristianos.
DEPRECACIÓN
¡Fidelísimo discípulo del
mas Divino Maestro! (Bien mereces este glorioso nombre, pues tan generosamente
aborreciste a tus padres.) ¡Esforzado guerrero de la milicia cristiana! (No hay
voces para celebrar tu invicta constancia y fortaleza.) ¡Oh
que bien fundada estaba vuestra Fe sobre la más firme piedra; ¡pues ni la
vida, ni la muerte, ni criatura alguna os pudo apartar del amor á Cristo ni
volver a las pompas del demonio, que renunciaste en el Bautismo! Todos, Santo mío,
os damos el parabién de vuestro triunfo; y nos alegramos de que á los
primeros pasos de vuestra conversión pudieseis tanto para con el Padre
celestial, que en fuerza de vuestra humilde oración clarificase su nombre
santo, arruinando el templo de los ídolos y atemorizando a los idólatras con
aquel terrible temblor de la tierra. Y pues desde esta acción tan gloriosa os
señaló el Señor como por arbitro para conmover la tierra y como
plenipotenciario para aquietarla, pues se movió esta vez i los
ecos de vuestra voz, y en otras muchas después se quietó al imperio de vuestra
voluntad; alcanzadnos de su Majestad Santísima que se aquiete la tierra cuando
la conmueva el furor de su ira divina; y para hacernos dignos de esta
misericordia que nos dé auxilios para aborrecer con santo odio a padres,
hermanos, amigos y malas compañías, que nos quisieren apartar de su divina
amistad y gracia. Así lo esperamos conseguir por vuestra poderosa intercesión.
Amen.
Ahora se rezará tres veces el Padre
nuestro, Ave María y Gloria
Patri.
ORACIÓN Á NUESTRO SEÑOR
Omnipotente Señor de
cielos y tierra, que la fundaste sobre su estabilidad y firmeza, y para clarificar
vuestro nombre santo, á ruegos de vuestro
siervo Emigdio armaste á esta criatura para venganza
de sus enemigos y para que pelease en defensa de vuestro honor contra los
gentiles insensatos: Suplicamoste, Señor, por los méritos de este poderoso Abogado
nuestro, que conviertas benigno los terrores de tu ira divina cuando tiembla la
tierra en remedios de la salud humana, para que los que somos de tierra y nos
hemos de volver en tierra, tengamos el gozo de tener nuestra conversación en
los cielos, apartándonos de las pompas del inundo y demonio, como prometimos en
el santo Bautismo. Amen.
DIA CUARTO
En este día se hace
memoria de como un ángel del cielo avisó al Santo que era voluntad divina que
dejase su tierra y partiese á Italia á predicar la palabra divina, levantando
la voz como trompeta, asegurándole que en Italia se le preparaba el premio y
eterna corona. Obedeció puntual S. Emigdio á la voz del Cielo. Llegó
á Milán, donde estuvo tres años y donde le ordenó de sacerdote S. Materno
obispo de aquella ciudad; y empezó con tanto fervor y fruto el oficio
evangélico de la predicación que convirtió á muchos infieles á la Santa Fe.
DEPRECACIÓN AL SANTO
¡O
obedientísimo Emigdio, que como fiel hijo de Abrahán dejasteis
vuestra tierra, parientes y la rasa de vuestro padre,
obedeciendo á la voz del ángel tan puntual, como Abrahán á la de
Dios! Justamente os premia su Majestad Soberana tan pronta obediencia, eligiéndoos
por trompeta evangélica que anuncie á los idólatras los misterios de su santa
Fe Católica. Dignamente os prepara la corona de vuestras fatigas en Italia,
elevándoos a la alta dignidad del sacerdocio, y haciéndoos
instrumento divino de la conversión de innumerables paganos. Por estas
bendiciones, Santo mío, con que os premió el Cielo, engrandeciéndoos más que a Abrahán
en los innumerables hijos que por la predicación del Evangelio engendrasteis en
Cristo , alabamos al Señor; y á vos os damos el parabién, suplicándoos que nos consigáis
de su Majestad un corazón aparejado para lo próspero y para lo adverso,
tomándolo todo como venido de su divina mano con total conformidad en su
voluntad santísima: Una ciega y pronta obediencia á sus divinos mandatos, a los
de nuestros superiores y á los que honró con hacerlos del linaje escogido del
Real sacerdocio, para anunciar las grandezas de aquel que de las tinieblas
llama á su admirable luz. Alcanzadles auxilios para celebrar
dignamente tan altos misterios, y celo de la conversión de las almas; ayudando
á que reciban las divinas luces los que están en tinieblas sombra de muerte.
Así lo confiamos de vuestra gran caridad, como lo demás que en
esta Novena pedimos. Amen.
Ahora se rezará tres veces el Padre
nuestro, Ave María y Gloria
Patri.
ORACIÓN Á NUESTRO SEÑOR
Soberano Señor, justo
remunerador de nuestras obras, que a vuestro
siervo Emigdio premiasteis su pronta obediencia a vuestros mandatos
con soberanas honras en esta vida, guardándole para la eterna la corona de
Justicia; concedednos, Señor, por sus ruegos y méritos, que imitándole en esta
vida en el celo de la conversión de las almas y en hacer en todo vuestra
voluntad santísima, seamos con él coronados en la Gloria , para cantar en su
compañía eternamente vuestras misericordias divinas, y el favor especial que
pedimos en esta Novena, si conviene para la salvación de nuestras almas.
Amen.
DIA QUINTO
En este día se hace
memoria, de como llegó a Roma San Emigdio y obró en
ella muchos y estupendos milagros, sanando enfermos desahuciados, y dando vista
á ciegos, de lo que se movieron muchos infieles a' recibir la Fe de
Cristo. A la fama de tantos milagros dijeron los gentiles
que Emigdio era el Dios de la medicina, llamado Esculapio, cuyo ídolo
adoraban ellos en un templo; y como a' tal, le quisieron tributar
inciensos á Emigdio. Mas el Santo los desengañó, diciéndoles, que en
virtud de Jesucristo sanaba los enfermos; é hizo que le trajesen los muchos que
no había podido curar el ídolo; y el Santo con una breve oración los curó é todos:
y a vista de este portento, recibieron el santo Bautismo mil y
treinta hombres, con otros muchos niños y mujeres; y el Santo por su propia
mano echo al ídolo en el rio Tíber.
DEPRECACION AL, SANTO.
¡O
piadosísimo Emigdio, médico soberano de almas y cuerpos, más poderoso y
experto que la mentida deidad de Esculapio! En buena hora seáis venerado como
instrumento del poder divino; pues sabéis dar vista a ciegos en el
cuerpo, para alumbrar las ceguedades del espíritu: sabéis curar enfermedades
corporales, para sanar las espirituales. Todos nos alegramos de que por estos
medios sea Dios ensalzado y su santo nombre conocido, vos venerado, y los
ídolos destruidos; y os suplicamos, que pues por el ardiente celo que tuvisteis
de la gloria de Dios y de la salud de las almas, os concedió su Majestad el
obrar tantas maravillas para alumbrar á los infieles con ellas, y traerlos á la
santa Fe Católica; a' los que ya somos fieles, nos libréis de la
ceguedad de nuestras pasiones y de todas las enfermedades
espirituales. Por aquella humildad con que rehusaste los inciensos, con que os querían
adorar como divino a vista de vuestros portentos, curad nuestra
hinchada soberbia, y haced que huyamos las lisonjas y honras vanas del mundo, y
solo busquemos la honra y gloria de Dios en lo bueno que hiciéremos: y
finalmente, alcanzadnos auxilios para desarraigar de nuestros corazones, los
demás vicios capitales que son las enfermedades más peligrosas, y lo demás que
deseamos conseguir por medio de esta Novena. Amen.
Ahora se rezará tres veces el Padre
nuestro, Ave María y Gloria
Patri.
ORACIÓN Á NUESTRO
SEÑOR.
Altísimo Señor y Dios
eterno, que resistís á los soberbios, y dais vuestra gracia a
los humildes, infinitas gracias os damos por la singular gracia de curar
enfermos con que premiasteis la heroica humildad de vuestro siervo Emigdio, que
solo buscaba la gloria de vuestro santo nombre, convirtiendo con sus milagros a
los infieles. Suplicamoste, Señor, que por sus ruegos y méritos nos concedáis
un celo ardiente de vuestra honra y gloria; y una humildad profunda, para no
buscar los aplausos y honras vanas del mundo en las buenas obras que
hiciéremos, y lo demás que os pedimos en esta Novena por su medio,
para gloria vuestra y bien do nuestras almas. Amen.
DIA SEXTO
En este día se hace
memoria de como san Marcelo papa, movido de las virtudes y milagros
de San Emigdio, lo consagró Obispo de Ascoli. Partiendo á su
residencia pasó por la Marca de Ancona, y al llegar á la ciudad de Pittino, que
era idólatra, y también á la de Ferino, se movió un terrible terremoto, de que
se valió el Santo para convertir aquellas ciudades á la Fe de Cristo, como lo
consiguió, obrando muchos milagros en bien de almas y cuerpos, con tanto fervor
de los convertidos que ellos por sí mismos destruyeron los templos de los
ídolos; y el Santo en su lugar edificó otros, donde el verdadero Dios fuese
adorado.
DEPRECACIÓN AL SANTO
O vigilantísimo pastor
del rebaño de Cristo, que por la humildad profunda con que rehusabas las honras
te juzgo S. Marcelo digno de ser exaltado á la dignidad de
Obispo. ¡O que bien cumpliste con este ministerio apostólico, aunque por tus
pocos avíos te parecía que no sabías hablar! Bendito sea el Señor, que con la
potestad espiritual te dio valor para arrancar y destruir, para edificar y
plantar; pues los terremotos con que prevenías tu predicación apostólica, si
destruían templos a la idolatría, plantaban y edificaban templos a la
Fe católica. Por este santo celo que teníais de la conversión de las almas y
dilatación de la Fe católica, os suplicamos que los amagos de la ira divina
cuando tiembla la tierra nos sirvan para nuestra edificación y no para nuestra
destrucción, moviéndonos a arrojar de los templos vivos de nuestras
almas los ídolos de nuestras aficiones perversas, y a plantar en ellas las
virtudes: y logrado este fruto en los temblores de tierra, quede luego por
vuestra intercesión quieta y pacífica. Así lo espetamos de vuestra gran
caridad. Amen.
Ahora se
rezará tres veces el Padre nuestro, Ave
María y Gloria Patri.
ORACIÓN Á NUESTRO SEÑOR
Omnipotente y
misericordioso Dios nuestro, que iluminas á todo hombre que viene á este mundo,
y que por medio de vuestro fiel ministro Emigdio, moviendo
terremotos, recibieron la luz del Evangelio innumerables paganos; mirad, Señor,
con ojos de piedad á los que ya gozamos de la luz de la Fe, y cuando la tierra
con temblores amenazare castigar nuestras maldades; vos, Señor, que castigando
sanais y perdonando conservais, haced que quede firme, para que conozcan todos
los corazones mortales que de vuestra justa ira les viene este azote, y de
vuestra clemencia viene el que cese. Favor, que esperamos de vuestra infinita
piedad por los méritos y ruegos de vuestro siervo Emigdio, que tanto
trabajó por la gloria de vuestro santísimo nombre, que sea alabado eternamente.
Amen.
DIA SÉPTIMO
En este día se hace memoria
de como el Santo llegó á Ascoli, la principal ciudad del Piceno, donde eran
adorados los ídolos, y de donde le creó obispo S Marcelo, para que con su
predicación apostólica dejase la idolatría. Para alcanzar esta victoria hizo
temblar la tierra, de modo que se arruinaron veinte y dos templos de gentiles,
y los demonios que hablaban en los ídolos, dieron grandes aullidos, porque les
quitaba Emigdio su reinado. Así sucedió, porque aterrados con el
terremoto los paganos, y admirados de sus milagros en curar paralíticos y otros
enfermos con sola la señal de la Cruz, se convirtieron muchos á la Fe, que
invocando al dulcísimo nombre de Jesús, maldecían á los ídolos. Y porque cada día
se aumentaba el número de los convertidos hizo fuera de la ciudad un secreto
oratorio en una cueva, donde se pudieran refugiar los cristianos de la
persecución, que ya les amenazaba.
DEPRECACION
AL SANTO
¡O fortísimo guerrero de
Cristo y milagroso ingeniero para derribar los muros del gentilismo, que
supiste desarmar á aquel fuerte armado y quitarle sus despojos para
consagrarlos al cielo! Todos, Santo mío, nos alegramos de vuestros trofeos y
alabamos vuestra ingeniosa traza, traza verdaderamente amorosa, con que
minabais la tierra, para que bambaneando su pesada máquina por el temor y
temblor, entrase la luz de la Fe á la gentilidad, fuese adorada la santa Cruz,
santificado el santo nombre de Dios é invocado el dulcísimo de
Jesús. Y pues con estas armas triunfaste del infierno y ahuyentaste loa
demonios, haced que nosotros con las mismas nos libremos de sus tentaciones y
asechanzas, y no reine ya jamás en nuestras almas por la culpa, para que cuando
los temblores de tierra nos avisen de la indignación divina, estemos seguros en
vuestra protección, que la sabréis aquietar con el mismo ingenio amoroso que
la sabéis conmover. Así lo esperamos de vuestra gran caridad. Amen.
Ahora se rezará tres veces el Padre
nuestro, Ave María y Gloria
Patri.
ORACIÓN Á NUESTRO SEÑOR
Fortísimo y suavísimo
Señor Dios nuestro, que con providencia admirable mortificáis y vivificáis a los
que queréis traer á vos; gracias os damos por el poder soberano é ingenioso que
diste á vuestro siervo Emigdio, para destruir las tuerzas del
infierno y arruinar los templos de los ídolos, moviendo temblores de tierra,
que dispusieran á los idólatras á recibir vuestra santa Fe. Por esta ingeniosa
caridad con que suavemente traía a los gentiles á vuestro
conocimiento, os suplicamos, Señor, que nos llenéis del espíritu de vuestro
santo temor, para no provocar á vuestra divina justicia con nuestras culpas,
sino que perseverando siempre en vuestra gracia, nos hagamos dignos de experimentar
siempre las dulzuras de vuestra misericordia. Amen.
DIA
OCTAVO.
En este día se hace
memoria de como llevado el Santo á la presencia del tirano Polimio (que como
presidente en Ascoli por los emperadores Diocleciano y Maximiano, perseguia á
los cristianos), fué reprehendido por los muchos idólatras que habia convertido
á la Fe de Cristo, y procuró el tirano que el Santo adorase á los ídolos,
prometiéndole, si lo hacía, grandes premios; y entre otros, que le daría por
esposa á su hija llamada Polisia, noble, rica, discreta y muy perita en las
lenguas griega y latina; y que si no hacia esto, había de padecer gravísimos
tormentos. Más el Santo no hizo caso de sus amenazas ni promesas, y
constantemente confesó la Fe Católica. No obstante, esta constancia, con
astucia diabólica hizo el tirano introducir á San Emigdio al retrete
de su hija, para que al ver su hermosura y gentileza se prendase de sus gracias
y renunciase de la Fe Católica. Pero sucedió, al contrario; porque á breves razones
que propuso Emigdio á Polisia para hacerle creíbles los
testimonios de nuestra Religión cristiana, se dio por vencida la sabiduría de
Polisia y abrazó nuestra santa Fe Católica, y al fin murió santa.
DEPRECACIÓN AL SANTO.
¡O invicto confesor de la
Fe y ángel en carne mortal! Toda alabanza es corta para celebrar tu angelical
pureza; pues no solo no te rendiste á las persuasivas amorosas de aquella
hermosura, que con caricias y lisonjas te halagaba á que (dejada la Fe de
Cristo) gozases las delicias de su tálamo, sino que, con raro ejemplo ,
vencidas las razones de su sabiduría y despreciados los afectos de su voluntad
enamorada, la sacaste de las tinieblas de la idolatría y la trajiste á las
luces de la Fe católica. Bendito sea eternamente el Señor, que por tu medio de
las tinieblas saca la luz, y te dio tanta constancia para confesar la Fe, y
tanta gracia para convertir la gentilidad. Y pues tanto agradaste al Señor en
estas acciones tan heroicas, alcanzadnos de su Majestad santísima, gran
fortaleza para mantenernos firmes en la Fe y para ser fuertes en la
castidad, convirtiendo al amor de Dios á los que nos la quisieren violar. Así
lo confiamos de vuestra intercesión. Amen.
Ahora se rezará tres veces el Padre
nuestro, Ave María y Gloria
Patri.
ORACIÓN Á NUESTRO SEÑOR
Dios y Señor, amador de
la pureza y castidad, ayudadnos con especial gracia para conseguir este
soberano don, que nadie lo tiene si vos no lo dais; y para esto dadnos tal
aborrecimiento á la torpeza, cuya fealdad obscurece la razón, que antes
padezcamos la muerte que quebrantemos vuestra santa ley en pensamientos,
palabras ú obras contra la virtud de la castidad. Mirad, Señor, los méritos de
vuestro fiel siervo Emigdio en esta virtud; y por su intercesión
dadnos auxilios para apartamos de todas las ocasiones de torpeza, y que cada
uno conserve la virtud de la castidad segun su estado. Asi lo esperamos de
vuestra clemencia infinita, que sea eternamente alabada. Amen.
DIA NOVENO
Este día se corona el
Novenario con la memoria del glorioso martirio de San
Emigdio. Rabioso el presidente Polimio de que el Santo hubiese convertido
á su hija Polisia á la Fe Católica, en vez de haber reducido su hija al Santo a
la idolatría, le mandó cortar la cabeza, la que tomando en sus manos el Santo
(como el Areopagita y san Lamberto), la llevó un tercio de legua,
hasta llegando al oratorio que había edificado en la cueva fuera de la ciudad
de Ascoli, dio su espíritu al Señor a los 30 años de su edad y 7 de su
admirable conversión , á 5 de agosto del año 309 del nacimiento de Cristo.
DEPRECACIÓN AL SANTO
a, invicto Marte de
la constancia, gozáis el premio de vuestras peleas. Ya, insigne propagador
de la Fe Católica, descansáis de vuestras fatigas. Ya, taumaturgo de prodigios,
triunfáis ufano en los cielos, y ya, infatigable trompeta evangélica, cantáis
con los ángeles la victoria, entonando eternamente las misericordias divinas.
Sea enhorabuena, Santo mío, que gocéis para siempre esa felicidad eterna. ¡Oh!
que momentáneo os parecerá y que leve el peso de las tribulaciones que
padecisteis en este mundo, comparado con las eternas dichas que gozáis en el
cielo! ¡Dichosos trabajos, que tal premio os han merecido! ¡Dichosos desvelos
en vuestro pastoral oficio! ¡Dichoso celo de la salud de las almas! ¡Y dichosas
fatigas en la predicación evangélica tan felizmente coronadas! Y pues que por
hallaros en tan alta esfera no habéis olvidado á los miserables que gemimos en
este valle de lágrimas; antes bien, aquella grande é ingeniosa caridad que
tuvisteis en esta vida, la tenéis mucho más perfecta en esa visión beatífica;
conseguidnos del Señor con vuestra intercesión poderosa (por los méritos de
vuestro ardiente celo y generoso martirio; en que tomando la cabeza en las
manos, disteis a entender que estabais aparejado á dar más veces la vida por
Cristo), alcanzadnos, pues, auxilios para arrancar de nuestras ánimas los malos
hábitos, y librarnos dé la esclavitud de los vicios, y en la hora de nuestra
muerte ser fortalecidos con la gracia delos santos Sacramentos, con los cuales
ayudados en trance tan peligroso, logremos la dicha de pasar a ver
claramente la divina cara, y en vuestra compañía amarla, bendecirla y alabarla
eternamente en la gloria. Amen.
Ahora se rezará tres veces el Padre
nuestro, Ave María y Gloria Patri.
ORACIÓN Á NUESTRO SEÑOR
Soberano Rey de la gloria
y Señor de las virtudes, Rey de los Reyes y Señor de los Señores, Corona de los
justos y Gloria de los ángeles y bienaventurados, con humilde rendimiento os
damos gracias por todos los dones naturales y sobrenaturales, conque adornaste a
vuestro fiel siervo y valeroso soldado Emigdio en esta vida. Bendita
sea eternamente vuestra magnificencia soberana; pues, vos Señor, dais la gracia
y la gloria. Vos por breves y momentáneos servicios, que en solos siete años
que vivió en vuestra santa Fe os hizo San Emigdio, ayudado de vuestra
gracia, le coronasteis con eterno peso de gloria. Vos en breve le hicisteis varón
consumado, llenando en pocos años lo que otros en muy largo tiempo: y
esmaltasteis los heroicos méritos de sus pocos años con la aureola
gloriosa del martirio. Suplicamos, pues, Señor, por tus gloriosos méritos y por
la singular demostración que hizo de tomar su cabeza en sus manos, después que
la cortó de su cuello el verdugo, como significando que estaba pronto á morir
muchas veces más en defensa de vuestra santa Fe, que nos asistáis con vuestra
divina gracia para perder mil veces la vida, antes que ofenderos con culpa
mortal: y que vivamos tan atentos á agradaros, como San
Emigdio vivid; pues en solos treinta años de edad, condenó la larga vida
del pecador, para que viviendo así, nos hagamos dignos de su protección en
todos nuestros conflictos , especialmente en los más terribles, que son los de
los terremotos, en que (cogiendo de improviso) peligran almas y cuerpos. Y
finalmente os pedimos que cuando llegue la hora de nuestra muerte nos halle en
nuestro sano juicio y advertencia, para salir de esta vida armados de los
santos Sacramentos de la iglesia; y así logremos la perseverancia final en
vuestra divina gracia, para cantar en su compañía vuestras divinas
misericordias eternamente en la gloria. Amen.
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