miércoles, 14 de marzo de 2018

NOVENA AL CORAZÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED




NOVENA AL PURÍSIMO CORAZÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED
Compuesta por el Rev. P. Fray Andrés Ibáñez, religioso de la Orden de la Merced.
Murcia, 1751

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios Trino, en quien creo, a quien amo, y por quien espero la salvación de mi alma; me pesa una, y mil veces de haberos ofendido, y propongo con vuestra divina gracia la enmienda. Amen.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Purísima Virgen María, Madre de Misericordia, y dispensadora de todo consuelo: presentad ante el Divino Trono de la Beatísima Trinidad este Corazón compasivo, como Memorial de nuestras necesidades para que ayudados de especialísimos auxilios de la Divina Gracia., alentando la confianza, logremos en esta Novena el alivio de todas ellas: especialmente, Señora a la que como penetrante espada traspaso vuestro amante Corazón si ha de ser para mayor gloria de la Trinidad Beatísima, honra vuestra, y provecho de mi alma. Amen.

PRIMER DIA
Altísima e incomprensible providencia del Padre Eterno; infinita sabiduría del Hijo, que con encendidos afectos de vuestro Santo Espíritu, previnisteis antes de todas las edades el Purísimo Corazón de María, para Erario de vuestros divinos dones cuyo superabundante Valor, ingrata nuestra voluntad, tantas veces resistió, abrigando la miserable desdicha del pecado: haced ¡oh Trinidad Suprema! que favorecidos de especialísima gracia, apartemos tanta ingratitud de nuestros corazones, y que naciendo en ellos un imponderable agradecimiento, sea esta espada, que atraviesa el Corazón purísimo de nuestra Madre María, dulcísima llave, que nos franquee el inmenso tesoro de gracias, que en el fe encierra, para que por medio tan eficaz logremos ser de los elegidos al Reino Celestial, y juntamente la particular gracia que pedimos en esta Novena, a mayor honra, y gloria vuestra. Amen.
Aqui se rezarán tres Padres Nuestros, y tres Ave Marías y Glorias.

ORACION PARA TODOS LOS DIAS
¡Hermosísima María, á tí, delicia de la Trinidad Suprema! elegida entre millares de hermosas criaturas en la eternidad, para Hija del Padre Eterno, Esposa del Espíritu Santo, y Madre del mejor Hijo Jesús: á ti, oh Gloria de Israel, y honor de nuestro Pueblo: a ti, oh Tesorera de la Divina Providencial humildes te pedimos, alcancéis, que cuando llegare la hora de nuestra muerte, sea esta penetrante espada, que traspasa vuestro Corazón amante, la que rompa las cadenas de nuestros desordenados afectos, para que correspondiendo a los suaves impulsos de sus inspiraciones, logremos el fruto de vuestros deseos, en una muerte reposada. Pero mientras la Divina Providencia nos convocare la vida, os suplicamos, Madre amantísima, que enfervoricéis nuestra devoción, para que, imitando vuestras virtudes, atesoremos en nuestros corazones un ardentísimo amor, que sea causa de la vida eterna; y también que nos alcancéis la gracia, que pedimos en esta Novena, a mayor honra y gloria de Dios Trino. Amen.

GOZOS AL CORAZÓN DE NUESTRA MADRE DE LA MERCED
De vuestro buen Corazón
María, es Merced cumplida:
Dad a las almas Señora
Mercedes de vuestra mano.

Que la espada le divida
Sin partir a compasión
Abriendo el camino llano
A las gracias, que atesora:

En hierro, que cruel, y activo
Paso vuestro corazón,
Por daros la redención
Quedo vuestro amor cautivo
Oh consejo soberano,
Que así nuestro yerro dora:

El filo que a nuestras vidas
Amenaza justiciero,
Para sanarnos, primero
Se endulza en vuestras heridas
Efectos de amor tan sano
Que aun las desgracias mejoras:

En esta patente herida
En que amor lleva la palma
Nos manifestáis el alma
Porque encontremos la vida
Pues que la mejor, es llano,
Que en vuestras almas mora:

Como nuestra sinrazón
Nos ha llegado a perder
Por darnos otra vez ser
Abrís nuestro corazón
Sin huir, ni al que villano
Vuestra dignación desdora:

Como en tanta perdición
Sois virgen nuestra esperanza
Por darnos más confianza
Os abrís el corazón
Que a nadie dejara en vano,
Cuando a vuestro auxilio imploramos.

ORACION FINAL
Dios te salve, Corazón purisimo de nuestra Madre María, centro de misericordia, seguro descanso a donde nuestra esperanza, traída del cordial materno afecto vuestro, esforzando nuestros débiles pasos, nos lleva en alas de tan saludable devoción. Dios te salve, amantísima Madre; y pues que tan liberal os mostráis, haced, que ardiendo ese Corazón purísimo en él fuego inextinguible de la caridad mas ardiente, lleguemos confiados al Trono de la Gracia , como dignos ya , por vuestro medio, de los méritos de Cristo. Amen.

DIA SEGUNDO
Altísima, è incomprensible Providencia del Padre Eterno, infinita Sabiduría del Hijo, que con encendidos afectos de vuestro Santo Espíritu elegisteis como Celestial Paraíso, el purísimo Corazón de María, para que habitase en él, el mejor Adán, Cristo, cuyo conveniente remedio era para los hombres de tanta utilidad: os ofrecemos los merecimientos de esta Soberana Reyna, y el dolor, que como penetrante espada toca lo íntimo de su Corazón , cuando con el terreno Adán, nos apartamos por nuestras concupiscencias del estado de la inocencia, al miserable de la culpa, para que ayudados de tan superiores méritos, perseverando hasta el fin en la gracia de nuestro Redentor Jesús, logremos la vida eterna; y ahora la particular gracia, que os pedimos, si ha de ser a mayor honra, gloria vuestra y provecho de mi alma. Amen.

TERCER DIA
Altísima e incomprensible Providencia del Padre Eterno, infinita Sabiduría del Hijo que con encendidos afectos de Vuestro Santo Espíritu preparasteis el Corazón de María, para que mejor que en el arca de Noé se libertase tanta alma del diluvio de la culpa: os ofrecemos los merecimientos de esta Soberana Reyna, y el dolor, que como penetrante espada traspasa su Corazón compasivo, viendo, que las lisonjas de estas caducas delicias, tanto nos arrastran, que quedamos inmergidos en las aguas de la indignación divina, para que ayudadas de tan seguro asilo, logremos por su medio la salvación de nuestras almas, y ahora la gracia, que pedimos en esta Novena, si ah de ser a mayor honra, gloría vuestra y provecho de mi alma. Amen.

DIA CUARTO
Altísima eh incompresible Providencia del Padre Eterno; Sabiduría infinita del Hijo, que con encendidos afectos de vuestro Santo Espíritu, encendisteis el Corazón de María, para que, cual resplandeciente columna, nos guiaría á la tierra de Promisión, la Celestial Jerusalén, después del cautiverio de la culpa: os ofrecemos los merecimientos de esta Soberana Reyna; y también el dolor, que como aguda espada traspasa su corazón, al  ver que los fétidos vapores de nuestra ingratitud, oscurecen la claridad de su hermoso lucimiento, para que ayudados de tan segura luz, caminando por el confuso caos de este mundo, logremos la claridad hermosa de la Visión Beatifica y ahora la particular gracia, que pedimos en esta Novena si ha de ser a mayor gloria, honra vuestra, y provecho de nuestra alma. Amen.

QUINTO DIA
Altísima e incomprensible Providencia del Padre Eterno; infinita Sabiduría del Hijo, que con encendidos afectos de vuestro Santo Espíritu fabricasteis el Corazón de María, para lacrado Templo; donde, mejor que en el de Salomón, depositasteis vuestra gloria: os ofrecemos los merecimientos de esta Soberana Reyna, y también el dolor, que como penetrante espada, traspasa su Corazón Santísimo, viendo, que acariciados de los halagos del Demonio nos hacemos por la culpa, casa y morada de su infernal soberbia, para que, ayudados de tan particular gracia, nos hagamos templos vivos del Espíritu Santo y ahora nos alcancéis la gracia que pedimos en esta Novena, si a mayor gloria, honra vuestra y provecho de mi alma. Amen.

SEXTO DIA
Altísima e incomprensible Providencia del Padre Eterno; infinita Sabiduría del Hijo, que con encendidos afectos de vuestro Santo Espíritu enardecisteis el purísimo Corazón de María, para que correspondiendo a la salutación del Ángel, concibiese al deseado de las gentes: os ofrecemos los merecimientos de esta Soberana Reyna y también el dolor, que como aguda espada, traspasa su Corazón amoroso al ver, que nuestros fríos y tibios deseos son impedimento, de que espiritualmente se conciba Jesús en nuestros corazones, para que ayudados de especialísimos auxilios de vuestra gracia, aborrezcamos la culpa, que tanto bien nos impide; y ahora, el favor que pedimos en esta Novena, si ha de ser a mayor gloria, honra vuestra, y provecho de mi alma. Amen.

DIA SEPTIMO
Altísima e incomprensible Providencia del Padre Eterno; infinita Sabiduría del Hijo, que, con encendidos afectos de vuestro Santo Espíritu, ciasteis el Corazón de María, no solo para que contemplase en el seno del Padre Eterno a esta infinita Sabiduría, sino como nacido, venido de nuestra humana naturaleza, para Redentor del mundo: os ofrecemos los merecimientos de esta Soberana Reina, y el dolor que, como penetrante espada, traspasa su Corazón amante, cuando por nuestras frecuentes y repetidas culpas, se aparta Jesús de nuestras almas, para que ayudados de tan singular gracia, renazca en nosotros este tierno infante, y ahora, la particular gracia que pedimos en esta novena, a mayor honra, y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amen.

OCTAVO DIA
Altísima e incomprensible Providencia del Padre Eterno; infinita Sabiduría del Hijo, que con encendidos afectos de vuestro Santo Espíritu fortalecisteis el Corazón de María, para que asistiendo al funesto espectáculo de la muerte de su Hijo Jesús, fuese Corredentora del hombre esclavo por la culpa: os ofrecemos los merecimientos de esta Soberana Reyna, y el excesivo dolor, que como penetrante espada traspasa su corazón compasivo, al ver, que en tantos se malogre el infinito valor de la muerte de nuestro Redentor Jesús, para que ayudados de tan infinito beneficio, sea nuestra vida Cristo crucificado; y ahora nos concedáis la particular gracia que pedimos en esta Novena, si ha de ser a mayor gloria, honra vuestra, y provecho de nuestra alma. Amen.

NOVENO DIA
Altísima e incomprensible Providencia del Padre Eterno; infinita Sabiduría del Hijo, que con encendidos afectos de vuestro Santo Espíritu, para delicia de vuestra infinita complacencia trasladasteis con el cuerpo, y alma el Corazón purísimo de María a la Celestial Patria de vuestros escogidos, los Santos, desde donde adornado de tantos privilegios se manifestase gloriosamente triunfante, para consuelo y esfuerzo de nuestros débiles corazones: haced, pues, que revelación tan gloriosa fue motivo de principiar nuestra devoción: sea la especial gracia con que nos ayudéis un fervoroso anhelo a su mayor aumento y también el favor particular, que pedimos en esta Novena, si ha de ser a mayor gloria, honra vuestra, y provecho de nuestras almas. Amen.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

ANOTACIONES

Al hablar sobre la piedad popular, es referirnos a aquellas devociones que antaño se hacían en nuestros pueblos y nuestras casas, cuando se...